El Mercurio
La última modificación que se hizo al plan “Paso a paso” prohíbe la música en los restoranes durante las fases 2 y 3, una medida criticada por el gremio.
José Vásquez
El nuevo instructivo del Ministerio de Salud causó un efecto colateral que llegó directo al gremio artístico, que ayer reaccionó a esta medida con un enérgico rechazo. El lunes último se dieron a conocer las modificaciones que a partir de mañana tendrá el plan “Paso a paso” con una serie de cambios dirigidos, entre otros rubros, al de la gastronomía y que en uno de sus puntos señala que en las fases 2 y 3 los restoranes y cafés no podrán tener música en vivo ni a través de su reproducción envasada.
La medida, explica la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, busca disminuir el alza de contagios en esta pandemia. “El hecho de que se hable más fuerte o se grite hace que se expulsen más gotitas de saliva, lo que puede aumentar la posibilidad de contagio en caso de haber una persona que tiene covid-19. Evitar la música en los restoranes apunta a disminuir este riesgo, porque cuando hay un nivel de volumen muy alto en el ambiente, la gente tiende a elevar la voz, con mayor posibilidad de esparcir su saliva”, plantea Daza.
Ayer hubo reacciones desde Cecilia a Denisse Malebrán. “Mute a la música, mute a la cultura y la alegría… ¿hasta cuándo? ¡Paren la estupidez por favor!”, señaló la Incomparable, mientras que la cantante de Saiko manifestó que “llevamos once meses sin poder trabajar y ahora nos quitan nuestros derechos autorales que era el único ingreso marginal de nuestro oficio”.
Además, la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) emitió una declaración pública rechazando esta medida con el apoyo de diversas organizaciones como la Unión Nacional de Artistas, Mánagers de Músicos en Chile, Industria Musical Electrónica Independiente y el Sindicato de Folcloristas de Chile, entre varias otras.
Horacio Salinas, presidente de la SCD, recibió esta prohibición “como una broma macabra, porque es incomprensible, ojalá transparenten los motivos de esto, porque hemos revisado y no hemos encontrado algo parecido en ningún país”.
Lo recaudado anualmente por la institución bajo el concepto de derechos de autor que pagan los restoranes representa cerca del 5%, pero esa cifra bajó al 1% en 2020 debido a la pandemia. Pese a ello, el emplazamiento de los músicos no es un reclamo económico, precisa Salinas, “es por la poca importancia que nuestras autoridades le dan a la música”.
“El año pasado tuvimos una merma de un 40% en nuestra recaudación debido a que prácticamente no se hicieron eventos y con los restoranes hemos aplicado un criterio racional. Hay muchos locales que han debido cerrar y no les cobramos, con otros llegamos a acuerdos de pago cuando van subiendo de fase”, explica el también director musical de Inti Illimani Histórico, quien añade que “todo esto que pasa es una demostración de la poca empatía del Gobierno con nuestro sector. Los músicos estamos en un desamparo total, nadie nos defiende”.
La ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, se mostró ayer preocupada por esta situación y manifestó estar “en conversaciones con la autoridad sanitaria, porque los músicos necesitan y quieren trabajar”.
“Fueron los primeros en bajar la cortina y de los más afectados por la pandemia”, agregó.
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Opinión
¿Y si solo bajamos el volumen?
Por Myriam Hernández
¡La música estará prohibida! Sí, lo que acaba de leer es cierto, por eso tomo esta medida con asombro, incomprensión y molestia. Entiendo su raciocinio; de acuerdo a lo que señala el informe de la autoridad sanitaria, la música a mayor volumen hace que las personas alcen la voz, lo que aumenta la cantidad de gotas expulsadas al hablar. Podemos estar de acuerdo, pero insisto, ¿no es posible reproducir la música a un volumen prudente?
Durante estos últimos meses, no solo nos hemos transformado en el rubro más olvidado de las políticas públicas, con cientos o miles de personas que viven de la industria del espectáculo sin ingresos, sino que ahora también somos el más segregado y no lo podemos permitir. La música genera emociones, evoca recuerdos y ha sido una compañía indispensable en este inédito y trágico momento que estamos viviendo. No solo es una expresión artística de quien la compone o interpreta, ya que también provoca innumerables sentimientos en quienes la escuchan y disfrutan. Cada persona tiene su propia relación con ella, y eso tiene una importancia y un valor, porque la música sana.
Rechazo esta medida y hago un llamado a la autoridad a revocarla. Debemos lograr ser una voz escuchada. No se debe minimizar el rol de la cultura en la vida de las personas. Nuestro oficio es arte, pero también es vida, salud y bienestar. Es de vital importancia sentarse con la autoridad y buscar acuerdos para que se puedan abrir espacios de diálogo y así avanzar y poder trabajar.
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