El Mercurio
Un ministro, dos diputados y un alcalde comparten una pasión por la interpretación, la que balancean con las obligaciones de sus respectivos cargos.
Por Bárbara Castro
Con diversos colores políticos, a los cuatro los une un presente marcado por la música. Una afición artística nacida en la juventud, que con el tiempo se transformó en un pasatiempo que estos personeros se permiten en paralelo a sus agitadas agendas.
Un taller de música latinoamericana dictado por el histórico de Inti Illimani José Seves junto a Elizabeth Morris despertó en el actual ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gonzalo Blumel, la aspiración de formar un conjunto que le hiciera justicia al género.
Hoy, como miembro de Huellatú, el simpatizante de Evópoli le da vida a ese anhelo tocando en ocasiones especiales y ensayando a altas horas de la noche, una vez que la actividad ministerial entra en receso. De momento, la autoridad descarta algún proyecto de corte más profesional.
"En esto uno nunca se pone muchos límites. Ya con el hecho de juntarnos, cantar y hacer uno que otro concierto, se satisfacen las aspiraciones musicales", asegura Blumel, quien agrega que la música, más que una distracción, se ha convertido en un motor de su quehacer diario. "Estoy 100% dedicado a la política, pero estas actividades sirven para hacer mejor el trabajo de cada día, porque entusiasman y animan".
Su inclinación artística no se agota en los sonidos latinoamericanos. En paralelo, Blumel formó Giving Juice ("Dando jugo" en inglés) junto a apoderados del colegio de su hijo, con quienes versiona éxitos de Los Tres, Luis Alberto Spinetta e incluso temas anglo de Red Hot Chili Peppers.
Prefiere no llamarlo carrera, sino que pasatiempo. Pero en el caso del diputado Gonzalo Fuenzalida (RN), su hobby traspasó la esfera privada luego de publicar su primera canción en Spotify. "Me atreví a componer, grabar y subir mi música a internet. Y pretendo seguir haciéndolo, porque es importante dejar registro de lo que uno crea", señala. No hay planes para un posible trabajo discográfico, no por falta de ideas sino de tiempo. "Ay amor", el tema disponible en la plataforma de streaming , se grabó recién en 2017 al término de la campaña presidencial.
Incluso, con su grupo Los Incumbentes, en el que también está su colega diputado, el actor Luciano Cruz-Coke, tocaron recientemente en los matrimonios de la parlamentaria Marcela Sabat y del ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg.
Desde pequeña ligada a las expresiones artísticas, en sus propias palabras, la diputada por Recoleta, Karol Cariola (PC), dedica sus escasos ratos libres de su rutina en el Congreso a la música. "Es uno de mis mecanismos para liberar estrés y salirme un poco de la dinámica que conlleva ser parlamentario, que es muy desgastante", dice la ex dirigenta estudiantil, quien se permitió estudios autodidactas de guitarra y presentaciones de folclor en una época escolar marcada por la participación política. "Me gustaría poder dedicarle más tiempo", señala, a propósito de una ocasión especial el año pasado en que se subió al escenario junto a la banda de su pololo, el periodista Freddy Stock.
Su vocación por la música llegaría antes que la del servicio público. Hace 10 años, luego de ser descubierto por Buddy Richard, el ahora alcalde de Villarrica, Pablo Astete (RN), tuvo la oportunidad de grabar su primer trabajo musical. Hoy ya suma varios discos, sube sus canciones a YouTube y no duda en regalar sus producciones a autoridades y vecinos, para promocionar un estilo que define como "pop en todas sus expresiones".
El edil no duda en sumarse a actividades de la comuna como actos escolares y celebraciones como el aniversario de la ciudad y el Día de la Madre. "Ser cantautor me ha dado mucha felicidad, porque aparte de la expresión de emociones a través de la composición e interpretación, ha significado un puente maravilloso de contacto con las personas", asegura.
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