La UC invitó a Federico Agostini a enseñar por diez días. Además, el jueves dará un concierto.
Por Romina de la Sotta Donoso
Entre 1986 y 1992, Federico Agostini (1959) fue concertino de I Musici, el conjunto que vendió 25 millones de copias de sus ocho versiones de "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi.
"Fue una experiencia formativa extraordinaria, porque este ensamble trabaja igual que un cuarteto de cuerdas; siempre con una intención musical y un sentido del sonido. No se trataba de tocar toda la vida 'Las Cuatro Estaciones', buscando el solo éxito comercial. Gracias al cielo, fuimos también capaces de sacar adelante obras de Bartók, Martin, Mozart... Tantas cosas", explica. De hecho, en sus cien CD y LP, I Musici recorre desde el siglo XVIII al XX.
También Agostini es versátil y ha trabajado en los más variados repertorios. "Pero no podría imaginarme siendo solo un intérprete, sin traspasar toda mi experiencia. Enseñar es bellísimo, porque das y recibes; tu técnica evoluciona y tu sonido madura. Sin estos 37 años que llevo enseñando por el mundo, no hubiera conseguido hacer lo que he logrado como concertista".
Experiencias que desde el lunes está compartiendo en las clases magistrales de violín y música de cámara que está dando en el Instituto de Música UC, curso que rematará el jueves 24 con el concierto que dará con colegas en la Casa Central UC (19:30 horas, gratis), y con obras de cámara de Shostakovich, Brahms y Dvorák.
"Vine porque me invitó mi queridísimo ex alumno Rodolfo Mellado (profesor de violín en la UC) y es mi primera vez en Chile, pero dudo que sea la última", ríe Agostini. "Uno de mis ídolos es Sergio Larraín, soy un apasionado por la fotografía".
También destaca que "el nivel de los alumnos es muy bueno, y es evidente que los profesores también lo son", y revela que han trabajado en la idea de que la técnica no debe estar adelante de la música, sino al servicio de ella. También les ha transmitido el rol clave que tiene la expresividad en la interpretación musical.
-¿Hay algo que suele olvidarse en la música de cámara?
"¡Sí! Frecuentemente se olvida el sentido de ser parte de un grupo. Si un violinista, por ejemplo, se comporta como una prima donna , tratando de llamar la atención, las cosas no pueden salir bien. Mi mentor, Joseph Silverstein, decía que a la música de cámara hay que llevar las orejas y dejar el ego en la casa. Hay que ser flexible y saber sacrificar tus propias ideas, por más que creas en ellas, por las ideas de otra persona".
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