Cuando hace un año Santiago estaba a 5 días de recibir el gran espectáculo musical de Mick Jagger y tenía en carpeta a artistas que llenarían el Estadio Nacional como Coldplay, Black Sabbath y Guns N' Roses, hasta ahora solo se ha anunciado la visita de Justin Bieber al recinto más grande de Chile.
Desde la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (Agepec) explican que desde 2012 las audiencias han caído paulatinamente. Mientras en 2012 la cartelera de espectáculos marcó la cifra récord de 290 conciertos y una facturación de US$ 200 millones, aproximadamente, 2016 contó con 199 recitales y una facturación de US$ 150 millones.
Jorge Ramírez, gerente general de Agepec, reconoce que hay un cúmulo de factores que explican este fenómeno. El clima, en primer lugar, que limita los eventos al aire libre a solo tres meses, una mayor variedad de oferta cultural y un cambio de conducta de parte del público, que es más selectivo, porque no hay dinero para todo. Eso, sumado al aumento del precio del dólar, altos valores de visas de trabajo e incertidumbre tributaria, dan como resultado "una sinfonía de elementos que hacen que la industria del espectáculo esté alerta y afinando su orquesta económica".
Según comenta, los eventos están restringidos a un formato más protegido y menos convocante. Agrega que si bien la programación está atractiva con anuncios de Elton John y James Taylor, Linkin Park, Joaquín Sabina, The 1975, Soy Luna, Caetano Veloso y Carlos Vives, entre otros, se ven artistas que era previsible verlos en otro contexto, en escenarios más grandes. Sumado a esto, comenta que tampoco están anunciadas giras por regiones de los artistas latinoamericanos como el año pasado. "Todo hace pensar que va a ser poco probable que alcancemos una meta como en los años más prósperos y que nos mantendremos a lo menos en un esquema similar o un poco más bajo de lo que fue el año 2016", señala.
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