En las localidades de La Gloria, Peñablanca y Rincón La Mina se concentran las mayores pérdidas por el fuego, que cumplió su sexta jornada. Los afectados reconocen que les costará mucho levantarse.
JULIO JERÉZ Y CORRESPONSALES
"Las parras prendieron como grasa. Había seis compañías de Bomberos y no se pudo apagar... Esto era el trabajo de toda la vida, y ahora quedamos sin nada". Entre sollozos, Olga Reyes recorre las cinco hectáreas de viñedos que tenía en el sector de Peñablanca, Región de O'Higgins, arrasadas por el devastador incendio forestal que ya completó seis jornadas.
Olga es el rostro de los miles de afectados en la comuna de Pumanque, epicentro de la tragedia, que ya suma 44.685 hectáreas quemadas. Con el paso de los días, el incendio se ha convertido en uno de los más destructivos en la historia del país.
En La Gloria, Peñablanca y Rincón La Mina se concentran los vecinos afectados, quienes perdieron casas, animales y trabajos. Ahora solo piensan en recuperarse, pero para ellos es una situación a largo plazo.
Olga tuvo suerte, porque el fuego rodeó su casa y la dejó en pie, pero las llamas se llevaron las plantaciones de uva listas para la cosecha. "Estas viñas las heredamos de nuestros padres, y ellos de sus padres, y ahora no tenemos nada, nada", se lamenta, mientras recoge racimos calcinados. "Es difícil recuperarse cuando está todo quemado".
Saúl Enrique Valenzuela es otro caso que simboliza a quienes el fuego golpeó con rudeza. Perdió su "casucha", como él dice, que le había regalado Rogelio, su hermano, en Rincón La Mina. Perdió además sus herramientas y su parte de la cosecha de avena. Resignado muestra los restos de la casa que lo albergó por cinco años, y como pensando en voz alta dice: "Perdí todo, todo, me quedó el catre y alguna ropa, que alcancé a sacar".
Denota amargura, hace una pausa y comenta: "Cuando llegamos el fuego estaba allí -a metros de su casa- y no había nada que hacer, solo salvar algunos animales". Asegura que el futuro se ve muy incierto. "Está todo quemado, pero en algún momento tenemos que volver a empezar", se lamenta, de brazos cruzados.
Luis Becerra Vásquez es poeta y cantor a lo divino. Vive en La Gloria, en donde hasta la semana pasada tenía un próspero terreno. El fuego destruyó la casa y todo lo que estaba en el predio. "Perdí todo, esta propiedad tiene 20 hectáreas y solo he salvado unas cinco. Los pocos animales que se salvaron andan sueltos. Espero que las autoridades o los carabineros no vayan a sacarme un parte porque se salen a la calle...", comenta, con cierta sorna, la situación que enfrenta.
Como una manera rápida de revertir esta situación, le pide a la "Conaf que nos den permiso para cortar árboles libres y sacar leña, porque si hay que sacar un plan de manejo, es caro y se demora. Que nos den un permiso libre para llegar y cortar, porque aquí ya no va a haber árboles en 10 años más", explicó.
En tanto, la ayuda solidaria comenzó a llegar a la zona. El municipio y la escuela de Pumanque se convirtieron en centros de acopio de alimentos y ropa, la que será entregada directamente a los miles de afectados por personal del Ejército.
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