lunes, enero 23, 2017

La trilogía electroacústica de Alejandro Albornoz

El Mercurio

"Fluctuaciones" se titula la serie de discos publicados por el sello Pueblo Nuevo de este compositor e investigador.  

IÑIGO DÍAZ 

Ha sido un nombre en la revitalización de la música electroacústica desde 2004, con la puesta en marcha del festival Ai-Maako. Ha sido jurado del Concurso Latinoamericano de Composición Electroacústica y Electrónica Gustavo Becerra-Schmidt. Ha participado en encuentros como "Cruces sonoros" y en el concierto "Noche blanca", que dura diez horas y termina a las 9:00 de la mañana.

Pero hasta aquí el compositor, artista sonoro y visual e investigador Alejandro Albornoz (1971) no había terminado de estampar su nombre en una obra editorial. "Fluctuaciones" se titula una reciente serie de obras suyas de carácter acusmático (música compuesta por medios electroacústicos).

Son tres discos publicados en simultáneo por el netlabel Pueblo Nuevo y con libre descarga en su plataforma de internet, que Albornoz reunió de distintas épocas, y que terminó de procesar en Inglaterra. Allí se encuentra desde 2015, realizando un doctorado en la Universidad de Sheffield, donde estudia la voz humana, el lenguaje y la poesía en función de la música electroacústica.

"Mi trabajo tiene que ver con el tránsito que tiene la voz desde que es solo sonido hasta cuando se convierte en el soporte de un mensaje. La poesía, el texto recitado, siempre ha estado presente en la eletroacústica", señala Albornoz.

Los dos primeros volúmenes de "Fluctuaciones" consideran obras acusmáticas creadas en laboratorio durante el período 2004-15. Incluye piezas que Albornoz produjo en Sheffield, como "La lumière" y "Un regalito misterioso", dedicada a la fallecida artista cinética Matilde Pérez. "Lo veo como un recorrido autobiográfico. Estos discos son el cierre de un ciclo de creación que fue muy fluctuante, con cosas muy diversas a través del tiempo", dice el músico.

El tercer volumen, en tanto, lleva el subtítulo de "Live electronics". Incluye solo improvisaciones suyas con laptops, osciladores analógicos y circuitos reproductores de ruido, capturadas en directo en lugares como el Centro Cultural de España o Piso Tres. Una experiencia que vuelve a conectar a Albornoz con sus inicios en la música. "Comencé en la electrónica no académica. De adolescente, en los 80, con el grupo Arteknnia, editando casetes. Luego usé el alias de Mankacen y así hice dos discos con el sello Crisis Records. El desarrollo de las tecnologías y el lenguaje ha ido avanzando, hasta entrar ahora en una etapa nueva", completa.

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