El italiano Emmanuele Baldini acaba de asumir como director musical del conjunto austral.
Romina de la Sotta Donoso
La Orquesta de Cámara de Valdivia está llamando la atención por el nivel de solistas invitados que logra atraer. Por ejemplo, el violinista François Fernández -quien posee más de cien grabaciones y es artista de Naxos-, el violonchelista Alban Gerhardt -ganador de tres ECHO Klassik Awards- o el contratenor Carlos Mena -ganador de un Diapason d'Or-.
Lo cierto es que en siete años esta orquesta logró posicionar una propuesta musical sólida que el público está premiando: sus conciertos suelen ser a sala completa. Éxito que también es resultado de una política de precios integradora: abonándose por ocho conciertos, cada uno cuesta $3 mil para el público general y $750 para estudiantes.
El conjunto tiene una planta estable de 14 instrumentistas y depende de la Universidad Austral, que aporta el 15% de su financiamiento. El 70% proviene del Programa de Apoyo a Orquestas Profesionales, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y el resto se completa con auspicios, taquilla y apoyo del Gobierno Regional.
Este año, la Orquesta de Cámara de Valdivia inicia una nueva etapa, como revela Cristóbal Urrutia, su fundador y actual director ejecutivo. Porque el italiano Emmanuele Baldini (1971) acaba de asumir como el nuevo director musical del conjunto.
"Lo teníamos en la mira hace tiempo. Vino en 2015 como director invitado y fue tan bueno el resultado que lo volvimos a invitar. Elegirlo como director musical fue una decisión unánime", cuenta Urrutia.
El músico italiano es concertino de la Orquesta Sinfónica del Estado de São Paulo, y antes lo fue de la Orquesta de La Scala de Milán. "Casi sin darme cuenta fui aceptando invitaciones a dirigir y esto se convirtió en una carrera paralela y en una manera de ampliar los horizontes de mi personalidad musical. Las figuras de concertino y de director son cercanas en cuanto al liderazgo, el carisma y la personalidad", dice Baldini.
Balance programático
Lo primero que hizo Baldini al asumir, en diciembre, fue trabajar en el diseño de la temporada 2017, que por primera vez incluirá un ciclo de cámara gratuito y diez conciertos orquestales. Abordarán desde el Barroco hasta el siglo XXI.
"El hilo conductor será la figura de la mujer en la música, haciendo justicia frente a su postergación histórica. Tenemos directoras invitadas, obras escritas por compositoras chilenas y solistas mujeres", anuncia. De hecho, estrenarán las obras que les encargaron a las cuatro integrantes del Colectivo Resonancia, inspiradas en Violeta Parra, por su centenario.
Otro eje de la programación es un cuidado equilibrio entre grandes y famosas creaciones y el rescate de piezas olvidadas. Así será en su primer concierto orquestal, mañana y el sábado, en el Aula Magna de la U. Austral y el centro de eventos Dreams, respectivamente. Además de estrenar "Brote insurgente" de Valeria Valle, interpretarán las famosas "Arias y Danzas Antiguas" de Respighi y la Sinfonía de Cámara de Ermanno Wolf-Ferrari. "No se toca mucho pues tiene una planta poco común, con cuerdas, vientos y piano, pero será una grandísima sorpresa para el público", apunta.
Otra sorpresa la darán en septiembre, cuando la prometedora batuta italiana Valentina Peleggi contraste a Verdi y Puccini con un Concerto Grosso del inclasificable Giorgio Federico Ghedini.
En junio, en tanto, Baldini será solista en el Concierto para violín de Schumann y presentarán una transcripción para la orquesta de los conmovedores poemas sinfónicos "Mi patria" de Smetana. En julio, revisarán el paso del Barroco al Clásico -con Corelli, Leclair, Haendel y Haydn-, y el cierre, en noviembre, será latinoamericano, con las "Cuatro Estaciones Porteñas" de Piazzolla. "Estoy seguro de que le encantará al público", confía Baldini.