martes, octubre 24, 2023

“Es como llegar a la primavera nuevamente”: Hermanos Ilabaca adelantan su nuevo álbum con “Alma Mía”

 



La Cuarta


Felipe y Pablo no componían juntos desde el último trabajo de estudio de Chancho en Piedra, ahora los hermanos han regresado a sus raíces musicales para ofrecer un “disco terrible vacilón”, que según comentaron a La Cuarta, viene cargado de su característico sonido con melodías funkys como solo ellos saben.

Bastián Escalona Ampuero


Pocos hermanos han logrado influir tanto en la música nacional como Felipe y Pablo Ilabaca, ya que los artistas llevan casi 30 años dejando su huella con cada uno de sus proyectos, ya sea con Chancho en Piedra, 31 Minutos o Pillanes. Ahora este dúo está explorando en sus inicios artísticos para entregar un disco cargado de melodías alegres y pegajosas bajo el nombre Hermanos Ilabaca (HI).

A pesar de que los músicos llevaban un tiempo alejados de crear en conjunto, el trabajar en este próximo álbum los ha llevado a reconectarse con su infancia y componer en equipo al igual que lo hacían cuando niños. Hace un mes HI mostró al mundo su primer single, titulado “Sólo de ti”, y esta semana lanzaron “Alma Mía”, una canción con el sello característico de este parcito.

En conversación con La Cuarta, los artistas adelantaron parte de lo que se viene en este próximo álbum de 11 canciones que preparan los hermanos y cómo han sentido la recepción del público en esta primera aventura que emprenden en “solitario”.

“Estamos súper contentos. Ha sido un trabajo que lo estamos haciendo muy profesionalmente, con la conciencia, el alma y el corazón metido entero en el proyecto Hermanos Ilabaca. Para mí, que no tocaba con Felipe ni grababa con él hace unos cinco años más o menos, ha sido como llegar a la primavera nuevamente. Salir a tocar en distintos escenarios, la recepción de la gente en los conciertos que hemos hecho ha sido espectacular, entonces no te puedo decir otra cosa, solo que me siento muy bien”, partió señalando Pablo.

Según comentó Felipe, le ha sorprendido gratamente que en cada una de sus presentaciones, haya gente que ya se sabe las letras de algunas canciones que ni siquiera han sido estrenadas, por lo que se nota el compromiso de sus fans con la música que crean.

“La recepción ha sido súper sorpresiva para nosotros, el alcance y la buena acogida que ha tenido, y siendo consciente de la carrera larga que tenemos y el reconocimiento que hemos tenido en nuestra carrera, uno nunca da por hecho que tu música tiene que gustar, por eso Pablo y yo estábamos bien expectantes de saber si les iba a gustar a la gente nuestra música. Cada vez que hemos tocado, que ya van dos o tres presentaciones, ha sido espectacular, hay gente que se sabía “Alma Mía”, cuando ni siquiera había salido y eso habla de que le han prestado mucha atención a la letra en vivo. Esos son los más fanáticos y fanáticas de nuestra carrera, pero también está aquella gente que está recién descubriendo esta música como si nosotros fuéramos un dúo emergente y ha sido súper bien recibida, así que estamos muy contentos”, agregó el cantante.

Si bien Felipe y Pablo son los principales creadores e intérpretes de este disco, ya que estuvieron a cargo de las guitarras, bajos y voces, en el proceso de grabación pudieron compartir con grandes artistas nacionales que colaboraron en el estudio. Danilo Donoso estuvo a cargo de las baterías, los teclados y pianos recayeron en Valentín Trujillo Godoy, nieto del “Maestro” Valentín, además participó el cuarteto de cuerdas Las 4 Estaciones.

A la fecha solo han visto la luz dos temas de este disco, siendo la más reciente “Alma Mía”, la que fue estrenada junto a un videoclip que se grabó en un hotel capitalino. “Quisimos hacer todo una intervención del hotel, desde el acceso hasta la azotea, nos tomamos los pisos, los ascensores, algunas habitaciones y estuvimos ahí prácticamente todo el día grabando muchas tomas para registrar el espíritu de lo que somos nosotros, yo creo que eso es lo más entretenido que tiene el videoclip. Tiene un aire muy primaveral por así decirlo y desde el acceso y dentro del hotel se pueden apreciar los colores de estos cielos que ya se asoman en la ciudad y que reflejan el espíritu de la canción, así que está hecho con mucho cariño y con mucha onda”, comenta Felipe.

PROCESO DE CREACIÓN

Ustedes además de tener una gran conexión por ser hermanos, llevan muchos años trabajando juntos, ¿cómo fluyó la creación de este álbum?

—Pablo: Muy fluido, súper entretenido y natural. Con Felipe hacemos música desde que tenemos como cinco años, pero siempre sigue siendo algo nuevo. Siempre seguimos aprendiendo cosas nuevas, en el disco hay temas que son instrumentales, hay uno que se llama “Que no pare el webeo” que salió como tres cucharadas, la papa. Hay otro tema que hizo Feli que se llama “Escorpión”, que es super difícil de tocar, es bien complejo, tienes que tener una destreza importante para poder realizarlo, entonces van pasando esas cositas nuevas en el camino, uno sigue aprendiendo a tocar. En mi caso, me está gustando demasiado tocar la guitarra ahora, porque me volví a encontrar con la guitarra nuevamente y eso me inspira y me motiva para tocar cada vez mejor. En el último tiempo me he dedicado más a cantar que a tocar guitarra y esa energía se siente heavy y la van a sentir cuando escuchan el disco.

—Felipe: Ha sido súper natural y bonito, hace siete años que no componíamos juntos, lo último que hicimos fue el último disco de los Chancho en Piedra Funkybarítico, hedónico, fantástico, después tuvimos alguna aventura en el estudio, pero era música de Pablo.


Al haber compartido en tantos proyectos musicales distintos, ¿cuál creen que es la fórmula para que cada uno de estos grupos tenga una identidad propia?

—Pablo: Yo creo que puede ser el respeto que hay que tenerle a la música, como entidad, como algo de la naturaleza, algo que hay que respetar y eso significa conectarse con ella, grabarla de la mejor forma. Pero sin duda es porque somos hermanos y tenemos una interactividad musical férrea con Felipe, lo otro que me gusta mucho es como suenan nuestras dos voces y se produce un chorus Ilabaca que queda en los corazones de las personas.


La infancia

¿Siempre fueron unidos? ¿o cuando más chicos tenían la típica rivalidad de hermanos?

—Felipe: Siempre fuimos yuntas, pero naturalmente cuando éramos más chicos pasó lo típico, que primero son los dos de la primera infancia, pero después uno se queda en la primera infancia y el otro (yo, que soy el mayor) crecía un poco más y jugaba la pelota con los más grandes, naturalmente eso se va acortando con los años, pero siempre jugamos juntos, muy hermanables. La diferencia se puede haber producido en la adolescencia, porque yo tenía amigos más grandes que mi hermano, pero se hizo nada después cuando los dos nos hicimos jóvenes y sobre todo cuando me metí a los Chancho en Piedra, porque yo fui el último en entrar a la formación original, el grupo originalmente lo habían armado Pablo y Lalo, siendo ellos compañero de curso, después entró Toño (Leonardo Corvalán) que es contemporáneo a mí, íbamos cuatro o cinco cursos más arriba que los chiquillos, imagínate toda la diferencia que puede haber en eso, o sea, cuando yo estaba en cuarto medio, Pablo estaba en octavo. Pero cuando formamos la banda volvimos a jugar a la música como niños, y ese fue el momento en que empezamos a hacernos profesionales en esto y confirmamos esa hermandad y esa fraternidad que teníamos desde muy chiquititos.


¿Nunca pasaron por un momento como el de los hermanos Gallagher, de no querer verse ni en pintura?

—Pablo: ¡No!, nos agarramos harto de las mechas por situaciones musicales, como: ‘oye toca este acorde, o toca esto’, cosas así, pero para nada, somos súper hermanables, nos queremos harto. Y esta etapa está increíble, volver a tocar y ver la respuesta de la gente nos tiene súper contentos y muy motivados.


Según comentaron los Hermanos Ilabaca, una característica de este álbum es la mezcla de sonidos retro que incorporaron, lo que se traduce como un verdadero viaje al pasado que hicieron los artistas en el proceso de creación. Recordaron la música que se escuchaba en su casa durante su niñez, y las melodías que los motivaron a convertirse en lo que son actualmente, recogiendo matices de varios géneros para entregar un resultado fresco y disfrutable.


En su familia ¿quién fue la persona que los introdujo en la música?

—Felipe: Principalmente nuestro padre, primero que todo. Yo creo que él hubiese querido ser músico, en la casa había una guitarra y había mucha música envasada. Él tiene una buena colección de vinilos, de cassette y discos de 45, un variopinto catálogo de música, desde la música clásica, hasta música popular, folklore latinoamericano y chileno, la Nueva Canción Chilena: Quilapayún, Inti-Illimani, Violeta Parra, Los Jaivas y por otro lado, música orquestada de Fausto Papetti, Los Indios Tabajaras, rock británico de Pink Floyd, The Who y The Beatles sobre todo, era un beatlemaníaco que nos influyó mucho. Y la otra gran influencia en nosotros fueron nuestros tíos, cuando había reuniones en su casa siempre se cantaba, sobre todo samba Argentina, era muy popular la canción española también, Joan Manuel Serrat.

“Después vinieron nuestros hermanos mayores, que ellos siendo adolescentes cuando nosotros éramos niños, todas sus influencias llegaron a nosotros, desde la Nueva Trova Cubana de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, hasta la música pop, new wave, incluso heavy metal que nuestra hermana escuchaba, por ejemplo Iron Maiden, Ozzy Osbourne, todo lo que estaba muy de moda en los 80s, que era una mezcla entre eso y al otro lado tenías a Donna Summer o música disco. Entonces había mucha influencia en nosotros desde chico y yo creo que ahí nació el bichito de hacer nuestra propia música, era tanto lo que escuchamos, que se nos ocurrían melodías todo el día”.

—Pablo: Hay una fauna super variada de la música que nosotros escuchamos de niños, había de todo como decía Felipe, pero lo principal eran los Beatles. Los dos discos que escuchamos harto fueron: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (The Beatles) y La Cantata de Santa María de Iquique de Luis Advis, los escuchábamos caleta, y el Jesucristo Superstar de Camilos Sesto.


¿Cuáles son los planes en el corto plazo de los Hermanos Ilabaca?

—Pablo: El disco va a salir el primero de diciembre, estamos súper contentos porque ya viene, se pasó rápido el tiempo y tocar, tocar y tocar, en todos lados. Queremos que el grupo Hermanos Ilabaca te llegue a tu oído por comentarios, por el boca a boca, y para eso tienes que tocar en todos lados, a corto plazo esos son nuestros planes, lanzar nuestra música, tocarla, promocionarla y el próximo año, en marzo o abril meterse al grabar otro al toque. Como que fuera una inyección intravenosa pero rítmica.


A pesar de que en los últimos años la escena musical rockera ha ido perdiendo terreno, mientras que otros movimientos ganan cada vez más espacios de representatividad, Felipe y Pablo Ilabaca miran con optimismo el futuro de la música “orgánica” chilena. El regreso de Los Tres con su formación original y el rotundo éxito que han conseguido Los Bunkers en la venta de tickets marcan un precedente alentador para los amantes del género, quienes ven en estos acontecimientos un último grito de guerra de un estilo que no quiere morir en silencio.


—Felipe: Nosotros que somos bien longevos en esto y que llevamos 30 años de carrera profesional hemos visto como esto siempre sube y baja, cada cierto tiempo aparece una tendencia que desplaza al rock, y ya partamos de la base de que el rock haya sido popular en alguna oportunidad, ya fue un gran logro. Porque en teoría debiese ser algo subversivo y más alternativo dentro del panorama musical, quizás nos mal acostumbramos a que en los 90′ se transformó en el mainstream. Pero lo más natural es que otras corrientes más comerciales y populares sean la música principal.

“Hace unos cinco años se veía bastante oscuro el panorama, estadísticas mundiales decían que el rock iba en retroceso. Ahora quizás viene una nueva ola, un nuevo un nuevo resurgir de la mano del retorno de Los Tres,y por supuesto el éxito de Los Búnkers, que marcan un hito y llenan de optimismo a todos los que trabajamos de la misma forma, con amplificadores, baterías, guitarras, teclado, música que se cocina en vivo. Es algo que nos motiva, creemos que nosotros al no haber bajado los brazos nunca en cualquiera de nuestros proyectos, hemos contribuido a eso”.

“Es muy inspirador para la nueva generación, supongo que a todos los colegas les deben decir lo mismo, pero a nosotros constantemente nos llegan videos de chicos muy jóvenes que sacan nuestra música, que están tocando guitarra y bajo. Tan inspirador como ver a Congreso, que saca y saca discos siendo casi una leyenda viva y creemos, estamos seguros que nuestro disco es un aporte a eso también”.

—Pablo: Absolutamente, lo de Congreso es heavy el ejemplo que nos dan, como podemos llegar a los 70-80 años tocando, y ni hablar de Los Jaivas. Creo que nuestro disco está fresquito, está nutrido por toda esa inspiración, aunque no es un disco de rock, es un disco de funk-soul, tiene bien poco rock, nuestra actitud es la rockera, nuestras letras, pero es un disco terrible vacilón.



Beatriz Bustos: “El nuevo espacio de Chile en Venecia es muy secundario”

 El Mercurio


La exdirectora del Centro Cultural La Moneda cree que la controversia que ha rodeado al envío chileno a la Bienal de Arte de Venecia inhibirá a “artistas profesionales” a postular al evento.

Roberto Careaga C.

Cuando en 2013 Alfredo Jaar representó a Chile en la Bienal de Arte de Venecia, Beatriz Bustos estuvo en un papel clave de las bambalinas: fue la gestora del pabellón local, coordinando el diálogo entre el artista, instituciones culturales locales y la misma bienal. La exdirectora del Centro Cultural La Moneda trabajó por más de un año en la gestión. Por entonces, Jaar fue escogido por el Ministerio de las Culturas para representar a nuestro país en Italia, sin la necesidad de entrar a un concurso, como hoy se elige a un proyecto para ir al evento. Para Bustos, el proceso en torno al certamen debería ser revisado, especialmente a la luz de la controversia que se ha generado este año.


Las alertas sobre la participación en Venecia venían de antes, pero estallaron el 10 de octubre pasado, cuando el artista Patrick Hamilton y su equipo desistieron de seguir adelante en el concurso para representar a Chile en la bienal acusando una “serie de escollos” en el proceso. Según plantearon, fue decisiva la demora en informar que el espacio de exposición no estaría dentro del Artiglieri dell'Arsenale, como ya era tradicional, sino en otro más grande y lejano del centro del evento ubicado en el edificio de la Marina Militar. Luego, la dupla integrada por Joaquín Cociña y Cristóbal León también se bajó del certamen del ministerio, del que era finalista junto a otros seis proyectos.


Una semana después renunció a su cargo la secretaria de las Artes de la Visualidad del ministerio, Alessandra Burotto, mientras la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, instruía una investigación para “clarificar las eventualidades irregularidades y las consecuentes responsabilidades” en el proceso. Beatriz Bustos ha estado atenta a todos los pasos de la controversia.


“Patrick Hamilton y su equipo, y la dupla de León y Cociña, son artistas que han estado en Venecia, conocen bien las dinámicas de la bienal, y por eso saben perfectamente en qué lugar se instalaba el pabellón (y eventualmente su obra) y la carga simbólica de la trayectoria del pabellón nacional. La decisión que tomaron me parece tremendamente seria. Difícil, pero refleja su profesionalismo. Para mí, la credibilidad del concurso está en las personas que se retiraron”, dice Bustos.


La participación de nuestro país en Venecia tuvo un punto de inflexión el año 2009, cuando se empezó a arrendar un espacio para su pabellón en la zona de Artiglieri dell'Arsenale. “Conseguir estar de manera permanente ahí fue un logro para las artes visuales de Chile”, dice Bustos, que no está del todo conforme con la explicación del Ministerio de las Culturas sobre el cambio de lugar: que el espacio del Arsenale será sometido en 2024 a trabajos de restauración.


—¿Para usted esa no es una explicación suficiente?


“Desconozco la verdadera razón que llevó a que el ministerio cambiara la sede, pero no me convence el argumento dado. No operan así las cosas en Venecia. No me parece suficiente, porque una institución como la bienal avisa con mucha antelación el espacio de sus pabellones. Venecia arrienda sus espacios con mucha antelación y se podrían haber hecho gestiones mucho antes”.


—¿Qué tan importante es estar en el Arsenalle?


“El Arsenalle es un espacio importantísimo. Hay otros espacios que son secundarios y otros que son invisibles. El lugar que en que se ha informado que finalmente estará Chile es simbólicamente muy secundario. Puede circular menos gente, pero sobre todo levanta una pregunta: ¿por qué Chile no está en Arsenalle? Después de haber estado tantos años en ese espacio, dejarlo significa que nuestro país baja de lugar”.


—¿Cuánto daño puede hacerle esta controversia a la estructura que se había desarrollado para la participación de los artistas chilenos en Venencia?


“Impacta mucho al sector. Había cierto prestigio y validación en el medio de los procesos para la convocatoria a Venecia y toda esa figura hoy queda muy débil. Es muy difícil que artistas profesionales quieran dedicarle tiempo y energía a postular a un pabellón nacional si es que ha habido todos estos problemas. No tienen la certeza de cuál es el espacio, o si la gestión del ministerio y todas las otras instituciones va a ser fiable. Ahora que estamos en una crisis quizás hay que revisar si realmente es buena política hacer un concurso para elegir un representante; revisar también el presupuesto y los tiempos que se manejan. Pero no es el momento. Hoy me pregunto si se han hecho todas las gestiones necesarias que ya deberían haberse hecho, desde el arriendo de hoteles, contratación de imprentas para catálogos, personal para construir el pabellón. Si no se ha hecho ya, el gasto va a subir mucho.


—¿Le parece que los problemas que se han visto en el envío chileno a Venecia es un efecto de un problema mayor en el Ministerio de las Culturas?


“Para realmente ponerle proa en eventos internacionales hay que creer en Venecia, hay que creer en (la Feria Internacional del Libro) Frankfurt; hay que creer en el rol de la presencia de Chile en estos espacios. Hay que creer que es importante para la cultura chilena estar en espacios de validación internacional. Me pregunto si existió la voluntad, si se puso como un objetivo prioritario, como ha sido desde 2009.


Trabajadores del ministerio llaman a paro indefinido


Las Asociaciones Nacionales de Trabajadores y Trabajadoras del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural hizo ayer un llamado a sus asociados a una “paralización indefinida” a partir del jueves 26 de octubre. La movilización surge después de varias reuniones con autoridades del Ministerio de las Culturas en que se les habría negado la posibilidad de reasignar y aumentar el presupuesto destinado a sus condiciones laborales, hoy determinado en el proyecto de ley del Presupuesto 2024. La convocatoria se enmarca en la ocupación de la oficina de la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, que mantiene desde el jueves pasado la asociación.


David Greilsammer cerrará hoy con un recital gratuito el ciclo “Pianistas, la nueva generación”.

 El Mercurio


Con una nutrida discografía bajo sellos de primera línea como Sony Classical y Naïve, por estos días el músico radicado en Suiza David Greilsammer está desplegando en nuestro país una intensa agenda como director de orquesta y pianista.


Como intérprete se presentó el domingo en la Universidad Técnica Santa María de Valparaíso y hoy, a las 19:00 horas y en el Teatro Oriente, cerrará el ciclo “Pianistas, la nueva generación”, que organiza la Fundación Cultural de Providencia.


El músico llega a Santiago gracias a la Embajada de Suiza en Chile y la Universidad Andrés Bello. En la presentación de hoy abordará piezas de su última grabación, “Labyrinth”, entre otras, las “Bagatelas”, Op. 126, de Beethoven.


“Este disco es la historia de un sueño que tuve a los 15 años, un sueño muy extraño donde caminé por un laberinto. Este álbum, con muchos compositores, estilos y épocas, da cuenta de este sueño muy misterioso”, comenta a través de un contacto telefónico David Greilsammer. Agrega que el concierto de hoy contempla las mismas composiciones que incluyó en su último disco. “Partimos con el Barroco, el siglo XVII, hasta llegar a la música contemporánea. Son casi 400 años de música. Será un viaje sin pausa”.


Más información en Teatrooriente.cl.

lunes, octubre 23, 2023

Sello Raíces recobrado: 30 antiguas grabaciones, ahora en línea



 El Mercurio


La disquera en los años 80, que fue un hermano menor del sello Alerce, donó su gran archivo a la Biblioteca Nacional y, en paralelo, digitalizó el catálogo completo de casetes de folclor, canto urbano, canción contingente y poesía.

IÑIGO DÍAZ

El cantor Pedro Yáñez toma la palabra para introducir al público en el Festival Nacional de Folklore en San Bernardo acerca de la denominada “paya a dos razones”, una de las variaciones en el canto a lo poeta.


“A dos razones significa improvisar entre dos poetas. Una décima, que tiene diez líneas, se canta alternadamente entre dos poetas, por lo tanto, el primero canta las dos primeras y las dos últimas y se va alternando con el otro cantor, que a su vez acompaña... Ustedes lo van a ver, es muy sencillo”, dice. Pero su interlocutor, el poeta pircano ciego Santos Rubio, le contesta “ya, no expliquís na' mejor”.


Esa grabación de 1981 es un tesoro nacional de la música chilena. Se le considera la primera vez que cantores y poetas de aquella tricentenaria tradición salían de su hábitat natural, patios, ramadas, cantinas y casas campesinas, para subir a un escenario frente a una audiencia.


“Pedro Yáñez, Santos Rubio, Piojo Salinas y Jorge Yáñez eran los cuatro grandes y ese fue un momento histórico. Grabamos un día, y al otro día ya teníamos el casete fabricado, que vendimos en el festival y también lo llevamos a las disquerías de Santiago”, recuerda Ramón Andreu, creador del sello discográfico Raíces, en 1980.


Folclorista, músico y bailarín iniciado a los 17 años en Rauquén, uno de los tantos conjuntos de proyección folclórica de los años 50 y 60, Ramón Andreu puso en marcha esta editora de música en tiempos complejos. En toda la década de los 80 editó una treintena de trabajos, todos en el formato de casetes, de folclor campesino, canto urbano, canción de protesta y varias grabaciones de poesía.


De hecho, uno de los más sobresalientes del catálogo es “Neruda vive! A diez años de su muerte” (1983), con la grabación de un recital de Neruda en 1955 en el Teatro Municipal de Viña del Mar, donde aparecen Roberto Parada y María Maluenda. “Y de repente, canta Margot Loyola. Es la primera vez que se musicalizaban las ‘Tonadas de Manuel Rodríguez', antes incluso que la famosa orquestación que hizo Vicente Bianchi para estos poemas de Neruda”, dimensiona el folclorista y antropólogo Camilo Leiva.


Él está a cargo de un proceso paralelo que el sello Raíces puso en marcha junto con la donación de su gran archivo a la Biblioteca Nacional. Se trata de la digitalización de todo ese acervo fonográfico para ponerlo a disposición de la escucha en plataformas digitales.


Semana a semana se están publicando los casetes en la cuenta de YouTube Sello Raíces Digital. Ya se encuentran ahí el primero del catálogo histórico, “Encuentro de payadores”, con los cuatro grandes a toda máquina en San Bernardo, además de “Santiago, canto y raíz. Vol. 1” (1981), con intérpretes como el dúo Tierra y Canto, el conjunto Palomar de Margot Loyola, Los Parralitos, Paillal, Calicanto o Los Hermanos Morales de Lolol.


Entre esas grabaciones también está el primero de los tres programas “Chile Ríe y Canta”, que René Largo Farías grabó en casete para Raíces tras su regreso al país en 1985; el concierto de despedida del payaso Tilusa y su casa Kamarundi en su viaje a Europa del año 81, o la grabación clandestina “Vamos Chile”, con Gabriela Pizarro, Osvaldo Jaque y Catalina Rojas. El último casete digitalizado de la serie en incorporarse a la plataforma en línea será “América Latina”, de la cantautora Orietta Alveal, un nombre desconocido para las audiencias actuales.


“En Raíces éramos como el hermano menor del sello Alerce, y, como ellos, hicimos un registro de época que contribuyó a poner en valor a los músicos que en dictadura habían perdido espacios. Hoy esa música tiene un nuevo valor histórico”, cierra Ramón Andreu.


Se Puede acceder al material a través de este link  https://www.youtube.com/@selloraicesdigital/featured






domingo, octubre 15, 2023

“El cuaderno de Oxford”: el diario en que Nicanor Parra ideó los antipoemas

 

Nicanor Parra Por Francisco Javier Olea


El Mercurio


Entre 1949 y 1952, el poeta estudió en Inglaterra un doctorado en Cosmología, pero lo que en realidad hizo fue afinar el tono de la antipoesía. Mantuvo un diario de trabajo que también era una bitácora de vida donde logró cristalizar el método iconoclasta de su obra y, entre otras cosas, ideó el nombre del libro “Poemas y antipoemas”. Desconocido, pero alguna vez mencionado como una leyenda, el cuaderno hoy lo tiene el librero especializado en títulos antiguos y raros Eduardo Morel. Son 150 páginas que conforman un laboratorio de preocupaciones íntimas y literarias de valor decisivo para indagar en su obra. Parra siguió por años dejando notas en el diario hasta que lo cerró en 1986.

Roberto Careaga C.

Llevaba ocho meses viviendo en un departamento ubicado el 31 de Norham Road, en la ciudad de Oxford, cuando decidió dibujar posibles portadas para un conjunto de poemas que estaba trabajando hacía años. El sábado 19 de mayo de 1951 Nicanor Parra tomó el cuaderno que usaba como diario de trabajo o bitácora diaria, y en una página hizo cinco bocetos sencillos con lápiz pasta azul en los que básicamente aparecían títulos. Nombres tentativos: “Notas al borde de un abismo”, “Memorias de un ataúd y otras historias”, “El joven experto”, “Versos a lo humano y lo divino” y, finalmente, “Poemas y antipoemas”. Ese último sería el título que Parra escogió para un libro que haría temblar los cimientos de la poesía en español.


Pero aún faltaban al menos tres años para que Parra publicara “Poemas y antipoemas”. Después de su primer libro, “Cancionero sin nombre” (1937), avanzó a tiras y aflojas en el tono iconoclasta de la antipoesía y, según él mismo contaría, fue en Inglaterra donde la idea terminó por cuajar. La historia es clásica: un día en Londres ve en la vitrina de una librería un libro del francés Henri Michaux llamado “Apoems” y se activa su inspiración. “Me llamó mucho la atención esta palabra ‘apoems'”. Pero, simultáneamente, me pareció una palabra que estaba a medio camino. ¿Por qué no le pondría directamente ‘antipoemas'?”, contó el escritor en una charla en el Liceo de Temuco en 1982.


En esa misma charla, justo antes de hablar del libro de Michaux, Parra mencionó que estaba puliendo varios textos: un “mamotreto”, fue la palabra que ocupó. Lo que no dijo es que, paralelamente, llevaba un diario personal en que anotaba las bambalinas de esos trabajos y que lo acompañó durante toda su estadía en Inglaterra, entre 1949 y 1952. Entre sus 30 y 33 años. Es un cuaderno de tapas duras negras, de alrededor de 30 centímetros de alto y de 200 páginas, de las cuales el poeta llenó 150 con innumerables apuntes, poemas, anotaciones diarias, citas, dibujos y fórmulas matemáticas. Es un laboratorio de preocupaciones íntimas y literarias que en su primera página anuncia el tono general en un par de frases: “Commonplace, book of a day to day (lugares comunes, libro de un día a día). Notas, apuntes. Work book (libro de trabajo)”.


Fallecido el 23 de enero de 2018 con 103 años, Parra dejó un legado cultural incalculable que no solo puso en cuestión las formas clásicas de la poesía contemporánea, sino que también retrató el desasosiego del sujeto de fines del siglo XX desde un sospecha radical. “Durante medio siglo / La poesía fue / El paraíso del tonto solemne. / Hasta que vine yo / Y me instalé con mi montaña rusa”, escribió Parra en 1962, luego de haber entrenado su mordacidad por años. Precisar el inicio de esa rebelión es imposible, pero durante sus años en Inglaterra, estudiando un doctorado en Cosmología en la Universidad de Oxford, llegó a cristalizar el método de la antipoesía.


La ruta de los diarios


Es probable que el cuaderno de Oxford sea la pieza faltante para armar el rompecabezas de la creación de Parra. El poeta cuidó del objeto por años: no solo lo trajo desde Inglaterra a Chile, sino que lo visitó de cuando en cuando y fue dejando notas esporádicas ahí hasta 1986, cuando lo cerró para siempre con un par de líneas a dos días del atentado a Augusto Pinochet, el 7 de septiembre de ese año. Fue un secreto al que pocos tuvieron acceso y, sin embargo, existe. Antes de que falleciera, el cuaderno salió de su casa en La Reina, pasó por manos de algunos coleccionistas y hoy está en poder del librero especializado en libros antiguos y primeras ediciones Eduardo Morel. Y está en perfectas condiciones.


“Lo tengo desde hace ocho años. Originalmente fue vendido hace como 15, en 2008, por uno de los hijos de Nicanor Parra, el Barraco (Juan de Dios). Lo tenía un coleccionista, Javier Echeverría Prieto, y él me lo vendió a mí”, cuenta Morel en su librería, un local ubicado en la Galería La Merced que siempre está cerrado. En la puerta tiene un letrero que pide a los interesados ubicar al dueño a través de un celular. Adentro está lleno de primeras ediciones y libros raros, entre los que ciertamente no está el cuaderno de Oxford. Ese está en la bóveda de un banco. “Cuando lo vi supe que debía ser para el Estado de Chile. Esto es un patrimonio, esto no puede irse fuera de Chile. Es de una importancia fundamental. Registra todo el proceso mental de cómo Parra concibe la poesía y llega a la antipoesía”, añade.


La ruta que ha seguido el cuaderno de Oxford es parte de un camino complicado que siguieron otros cuadernos de Parra y que incluso llegó a la justicia. A fines de 2017, la hija del antipoeta, Colombina Parra, y su hijo, Cristóbal Ugarte, denunciaron la pérdida de aquellos papeles e hicieron un llamado público para que quienes los tuvieran los devolvieran a la familia. “La cagué vendiendo algunos cuadernos y papeles de mi padre, pero no me robé el Louvre. Sus cosas eran también mis cosas, y siempre lo tomé como un empeño”, reconoció Barraco en el diario La Tercera en 2018. Paralelamente, el reconocido bibliófilo César Soto fue acusado del delito de receptación por tener “escrituras, pensamientos escritos, papeles íntimos o inéditos” de Parra, pero en octubre de 2019 el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago declaró inadmisible la querella contra Soto.


“Yo tenía este cuaderno en barbecho, pero me asusté un poco cuando la familia de Parra hizo denuncias a la justicia por la procedencia de estos papeles. Pero fue el hijo de Parra quien los vendió. ¿Cómo iba a ser que uno los devolviera de forma gratuita? Por eso es que la justicia ya dictaminó que eso no ha lugar”, cuenta Eduardo Morel con confianza en su pertenencia. Y relata que ya han existido interesados en comprarle el cuaderno de Oxford. Entre ellos, uno de importancia: el Presidente Gabriel Boric. El primer mandatario, según dice Morel, revisó el documento en la misma librería a inicios de este año, le sacó fotos y evaluó la posibilidad de adquirirlo para que lo preservara el Estado. Desde La Moneda, sin embargo, declinaron comentar el asunto.


Un despistado en Oxford


“Lo ‘vi' alguna vez en la casa de La Reina de Nicanor, creo que fue en el año 1992, pero fue una noche con amigos y mucho vino, y no llegué a leer nada”, recuerda Niall Binns sobre el cuaderno de Oxford, en un e-mail desde España. Académico británico especialista en la antipoesía y parte del equipo que editó las Obras completas de Parra para Galaxia Gutenberg, en 2011 Binns publicó un ensayo llamado “¿Qué hay en un nombre? ‘Poemas y antipoemas'. Oxford 1950”, donde menciona la noche en que vio el cuaderno. “Poder revisar ese cuaderno de su época ayudaría a aclarar el impacto que tuvo en el poeta su estancia en la ciudad universitaria por antonomasia de Inglaterra”, escribió.


Según cuenta Binns, en 1951 Enrique Lihn anunció la futura publicación de dos libros de Parra: “Oxford 1950” —quizás los futuros “Poemas y antipoemas”— y otro de apuntes titulado “Notas al borde del abismo”. “Supongo que el cuaderno de Oxford sería la base de ese libro”, dice Binns. “¡Cuánto me gustaría verlo y cuánto lamento, en esa noche de risas y vino, haber postergado mi curiosidad! Años después, en Las Cruces, me puse con Nicanor a buscarlo, pero no estaba entre los cuadernos que tenía allí”, añade.


Lo más probable es que aún estuviera en la casa de La Reina, donde, luego de dejar Santiago, Parra mantuvo una biblioteca entre la que se incluían decenas de cuadernos de diferentes épocas. Combinando lápiz pasta y grafito, Parra escribió el diario alternando entre el inglés y el español. “Para mí un individuo se encuentra al borde del precipicio. Meditaciones abordo: para mí no existe otro más que el que llevamos en la cabeza”, anota al iniciar la bitácora, a la que va sumando notas domésticas, apuntes de sus estudios y citas del físico Niels Bohr, Goethe, Da Vinci o Platón. Pronto llega hasta las páginas la sueca Inga Palmen, con quien se casó en Inglaterra terminando el matrimonio con Ana Troncoso, quien se había quedado en Chile.


Becado por el British Council, Parra se matriculó en el Saint Catherine's College, perteneciente a Oxford, el 19 de octubre de 1949 para estudiar mecánica moderna y vivió el primer año en Pembroke Street, donde escribió poemas como “El soliloquio del individuo”. El cuaderno de Oxford lo empieza a llevar cuando se cambia al departamento de Norham Road, en agosto de 1950. En una de las primeras anotaciones en el diario cuenta esa mudanza, un trámite tan sencillo que hacia la dos de la tarde ya estaba listo para su cuarta clase de manejo: “Partí a la perfección y solo una vez cometí el error de no soltar el acelerador. Aprendí sin dificultad dar una vuelta en la esquina, ya sea a la derecha o a la izquierda. Me divertí como un chino”, escribió.


Ese mismo día, Parra anduvo en bicicleta y se juntó con amigos. “A las 16:30 terminé de desempaquetar y me miré al espejo. Tengo una expresión de agotamiento, la camisola verde me da un aspecto de ridículo, el pelo me está escaseando de forma dramática en el centro del cráneo. Y hacia los lados se ven algunas canas. Además estoy chupado como una manzana. Debí haberme echado a dormir, pero a las 17:15 tenía que jugar tenis con Guillermo y unas jóvenes españolas”, cuenta el escritor que ya tenía 31 años.


Por entonces, el poeta empezó a trabajar con el astrofísico Edward Arthur Milne en una tesis que tuvo como título “Some unsolved problems on kinetic relativity” (“Algunos problemas no resueltos en la relatividad kinética”). Y aunque en el diario deja una nota sobre el tema que dice “estudiar la teoría del movimiento relativo”, sus apuntes empiezan a ser dominados por citas a filósofos, listas de poemas, ideas literarias. “Fui al siquiatra para que me viera el tarot”, escribe sin contexto. Y luego, otra vez sin explicaciones: “La neurosis no niega la realidad, se limita a no querérselas ver con nada de ello. La sicosis la niega e intenta sustituirla. Octopus, el block maravilloso, la máquina infernal”.


“Él no es un estudiante serio de matemáticas. Sugiero que él haga lo pertinente para aprovechar las oportunidades de Oxford, y que no sea presionado para seguir los cursos”, dice en carta a las autoridades de la universidad el profesor Milne, y al parecer la recomendación funcionó. Entonces llega al 19 de mayo de 1951, día que, entre unos bosquejos de cartas en inglés, cuenta que mantuvo unas partidas de ajedrez que perdió “miserablemente”. “El final de la partida con el hindú sudafricano me derrumbó como una pirámide de letras en conserva. Dolores de cabeza, opacidad, confusión de sentimientos, taquicardia”, anota y luego hace los dibujos de las portadas donde aparecerá “Poemas y antipoemas”. A un lado, deja una palabra: “Despistado”.


El destino del cuaderno


Parra persistió en el diario hasta 1958, aunque cada vez con menos regularidad. De regreso a Chile, junto a Inga Palmen, aborda detalles de la elaboración de “El Quebrantahuesos”, los collages con recortes de prensa que realizó junto a Jodorowsky y Lihn y exhibió en el restaurante El Naturista y frente a los Tribunales de Justicia en 1952. “Ayer colgamos Jodorowsky y el que habla un número del Quebrantahuesos que me tocó hacer a mí solo. La gente sigue riendo a carcajadas, pero me siento exhausto de mi esfuerzo tan sostenido. A ratos no veía más que una mancha negra delante de mí, un juego obligatorio de mis más ingratos trabajos”, anota en mayo de ese año. Luego, deja una frase: “Poesía funambulesca, pintoresca”.


En los años siguientes, los apuntes en el diario son cada vez más espaciados. Habla de Violeta Parra; menciona a Luis Oyarzún, Tomás Lago, Jorge Millas, Gastón Soublette. “Pongo en práctica uno de los consejos de Don Quijote a Sancho: anda despacio”, anota sin contexto. En 1968 cuenta que su hija Catalina se casa con el poeta Ronald Kay y escribe junto a esa información: “Dogmatizar y filosofar. Ojalá que me corten la cabeza”. En los años 70 casi no hay notas y en 1986, la última: “Antenoche fue el atentado contra P. (Pinochet). Hoy al mediodía comienza mi nuevo semestre. ‘El barco que se hunde', Robert Louis Stevenson”.


Enorme, laberíntico, lleno de notas oblicuas, la mayoría personales, el cuaderno de Oxford requeriría a un especialista parriano para ser descifrado. O más de uno. Hace unos años, el coleccionista y editor en el sello Pequeño Dios, Guillermo García, accedió al cuaderno. El librero Eduardo Morel se lo mostró pensando en que García podría completar una colección de primeras ediciones y diversos papeles de Parra que ha reunido. Entre ellos, algunos cuadernos más contemporáneos del poeta, en los que solía trabajar en uno o dos poemas por decenas de páginas. Evaluó comprarlo, pero su colección ya está cerrada.


“El cuaderno de Oxford relata una etapa fundamental en su poesía. Vendría a ser como los manuscritos de ‘El canto general' de Neruda a la obra de Parra. Ese es el valor que tiene. Ahí es cuando surge la antipoesía”, dice García. “Ningún cuaderno marca hallazgo decisivo como para cambiar la historia, pero este es un cuaderno fundamental. Es el más importante de los que se tiene conocimiento. Y proviene de una época donde prácticamente no hay material más que las publicaciones. Hay que recordar que Nicanor también era muy desprendido con sus cosas. Que él lo halla conservado significa que lo consideraba relevante”, agrega.


Es posible que el cuaderno de Oxford tenga que ser leído con al menos otros dos libros que Parra dejó inéditos: el poemario “Simbad el marino”, fechado en 1939, y un cuaderno de mecánica racional no datado, pero de la década de 1940, que tiene decenas de poemas, casi todos inéditos. Ambos son parte de la colección de César Soto y no están a la venta. En cambio, Morel sí tiene a la venta el diario de Inglaterra. En sus planes, espera que sea el Estado de Chile quien pueda acceder a él para que no se pierda el patrimonio del poeta. Si no, cree, es probable que lo adquiera una entidad extrajera. Incluso podría ser la Universidad de Oxford. Quizás hay que seguir al pie de la letra una indicación que dejó Parra junto a otra portada que dibujó y que tituló “Consejos teóricos y prácticos. 1950”. Ahí dice: “Lámpara: frotarla, puede ser la de Aladino”.


Nicanor Parra en Oxford, Inglaterra, donde estudió en 1949 y 1952 y llegó a concebir la idea de la antipoesía. Archivo Nicanor Parra