jueves, agosto 25, 2022

La perfecta sincronía de la poética de Mistral y el fado portugués

 “Saudades de Gabriela” reúne 13 poemas, la mayoría recogidos de su vida en Portugal en los años 30. El repertorio fue compuesto por Jorge Prado, único cultor chileno de la guitarra portuguesa, quien grabó en Lisboa con importantes fadistas.

IÑIGO DÍAZ

“En ocho meses de Portugal me he salvado la salud y me he ganado un ánimo alegre y ligero, medio infantil, que es el mío de los buenos tiempos”, escribió Gabriela Mistral durante su primera época de vida en ese país, al que llegó en 1935 en su calidad de cónsul, después de un paso, a lo menos turbulento, por Madrid.


En el período de cuatro años en que vivió en Lisboa —dice el mistraliano Pedro Pablo Zegers— no solo retomó la escritura que había dejado en silencio en España, sino que además “comienza a perfilarse una obra maciza y contundente, que va dejando atrás a la poeta de los versos infantiles”. En Portugal, entonces, atravesará el abismo que existe entre dos libros: “Ternura” y “Tala”.


“Muchos de sus poemas más fuertes, nostálgicos y también trágicos fueron escritos en Portugal. Y varios de ellos, pertenecientes a ‘Tala', son ahora nuevas composiciones en el lenguaje del fado portugués”, introduce el músico Jorge Prado, el único cultor de la guitarra portuguesa en Chile, acerca de la gestación de un disco que se presenta hoy con un conversatorio en la Biblioteca Nacional.


Idiomas conectados


“Saudades de Gabriela”, vale decir “Nostalgias de Gabriela”, es una investigación que toma esa obra poética y la transforma en un repertorio único. Compuestos por Prado, los fados fueron grabados en Lisboa con grandes cantoras de la generación actual como Joana Amendoeira, Ana Laíns y Mafalda Arnauth, además del célebre trío formado por José Manuel Neto (guitarra portuguesa), Carlos Manuel Proenca (viola de fado, es decir, guitarra española) y Daniel Pinto (guitarra baixo).


Son 13 poemas de Mistral curatoriados por el chileno, arreglados por los músicos para el ensamble tradicional y ajustados en el lenguaje interpretativo por las propias cantoras. Algunos están en portugués, a partir de las traducciones de Fernando Pinto do Amaral, traductor de Mistral y Borges. Otros se cantaron en español y otros comparten idiomas en sus estrofas: “Riqueza”, “Ausencia”, “País de la ausencia” o “Todas íbamos a ser reinas”, que adquiere la forma de una alegre marcha lisboeta.


“Incluimos los tres ‘Sonetos de la muerte'. Ella podría ser una poeta de fado. Los músicos portugueses con los que trabajé quedaron impresionados con esa sincronía entre su escritura y la esencia del fado. Creo que Mistral podría ser homologable a Fernando Pessoa o a la poeta Florbela Espanca”, dice Prado.


Dos uñas postizas


En un viaje suyo a Lisboa en 2009 como bandoneonista de tango, el chileno conoció el fado y la guitarra portuguesa, cordófono medular en esta música, que se toca con uñas postizas en el índice y el pulgar, realiza melódicos punteos en las introducciones e intermedios, además de marcar los contracantos con la voz de la cantora.


Fue entonces que se convirtió a esa música y desde 2014 encabeza el ensamble Fado al Sur del Mundo, donde participa Jorge Coulon, de Inti-Illimani, además de la cantante Paulina Muñoz y el violista de fado Eugenio González. Se han presentado en el Teatro del Lago, el Teatro Municipal de Valparaíso y el GAM. Habitualmente se les puede escuchar en el subterráneo del Mesón Nerudiano, uno de los espacios que mejor se asemeja al ambiente de penumbra y silencio de las casas de fado lisboetas.


“Gabriela Mistral está muy presente en Lisboa. Existe una placa en el edificio del Bairro Azul, al norte de la ciudad, que da cuenta de donde ella vivió. Y en 2009, Michelle Bachelet inauguró un monumento a Mistral cerca del lugar, donde también se encuentra la Embajada de Chile”, cierra Prado.

viernes, agosto 12, 2022

Exposición ahonda en los viajes de Violeta Parra

Violeta Parra en Génova en 1955. Fundación Violeta Parra


 El Mercurio

Visita Europa en dos oportunidades, con largas estadías, además de Argentina y de recorrer Chile. Todo este movimiento influye en la obra de la artista.

María Soledad Ramírez R.


El montaje de “Las travesías de Violeta Parra: los contornos del mundo” es simple, pero va dando cuenta del recorrido seguido por la artista chilena en sus dos viajes a Europa. A través de sucesivos paneles, y siguiendo las indicaciones del suelo que apuntan país y año, uno va acompañando a Violeta en su descubrimiento del mundo.


Abierta hasta fines de agosto en el Centro de Extensión Oriente UC, de lunes a viernes de 10:00 a 19:00 horas y sábado hasta las 14:00 horas, con entrada gratuita, la muestra es el resultado de la investigación de Milena Rojas, nieta de la artista y curadora de la Colección Violeta Parra en la UC, y Manuel Gárate, académico de Historia UC. “La idea fue construir una línea de tiempo y una muestra en tres niveles. Lo principal son los viajes de Violeta, su experiencia y transformación de su obra, viajando en plena época de Guerra Fría. Pero también las personas pueden recorrer estos viajes viendo qué pasaba en Chile o en el mundo en esos años”, señala Manuel Gárate. Junto a las fotografías y documentación, la muestra incluye material audiovisual y códigos QR en los que se pueden escuchar grabaciones de Violeta Parra.


El primer viaje fue en agosto de 1955, invitada por el Partido Comunista al Festival de la Juventud y los Estudiantes en Varsovia. Se la ve, por ejemplo, a su llegada a Génova, después de tres semanas en barco desde Buenos Aires y, luego, visitando un hospital de niños en la capital polaca, entre las actividades programadas como parte del esfuerzo propagandístico de la órbita soviética. También viaja a la antigua Leningrado, hoy San Petersburgo, donde graba un disco y cuya carátula, en cirílico, está como imagen en la muestra, prestada por un coleccionista inglés que se contactó para esta exposición. “En Rusia compra, a muy bajo precio, una grabadora, que es la que va a usar en Chile cuando viaja grabando a los autores chilenos”, señala Gárate.


Como no tenía pasaje de vuelta, Violeta decide quedarse en el Viejo Continente, pero se traslada a París en 1956, donde trabaja para mantenerse y graba dos discos. La invitan, también, a Londres a grabar para la BBC. En la exposición se puede ver el contrato de esta presentación con la cadena británica. “Existían datos de que se había presentado, pero no había documentos y los encontramos con una investigadora inglesa”, señala Gárate como uno de los hallazgos de la muestra. A fines de 1956, la artista regresa a Chile.


Su segundo viaje, en 1962, parte inicialmente en Argentina, pero es nuevamente invitada al Festival de la Juventud, ahora en Helsinski, Finlandia. Su regreso a Europa la lleva también a Berlín, Moscú y a Bakú, capital de Azerbaiyán, en donde le da apendicitis. Pero cuando puede, viaja a Suiza, donde vive con su amor, Gilbert Favre, y se mueve entre Ginebra y París. Es acá cuando expone en el Louvre y se presenta en diferentes escenarios como una artista de prestigio. Regresa a Chile en 1964, pero eso ya es historia más conocida.


En la mitad de la muestra está el guitarrón original de Violeta Parra. También el disco grabado en Rusia, que tiene un coleccionista inglés. Soledad Ramírez

Disco publicado en Rusia


La muestra también incluye los viajes de Violeta Parra en Chile, cómo su experiencia en Puerto Montt para el terremoto de 1960. Comunicaciones UC


jueves, agosto 04, 2022

Los Huasos Quincheros se reactivan con tres discos y una nueva formación

Rodrigo Zegers, José Vicente León, Antonio Antoncich y Rafael Prieto integran la nueva formación del tradicional conjunto folclórico. HÉCTOR ARAVENA



El Mercurio

Luego de una pausa obligada por la pandemia y la llegada de dos nuevos integrantes, el tradicional conjunto alista su regreso a los escenarios y al estudio de grabación.

RAIMUNDO FLORES S.
Bastante agua bajo el puente ha pasado para Los Huasos Quincheros desde el comienzo de la pandemia. A la ausencia de los escenarios más larga en sus 85 años de historia, se sumó la salida de dos de sus integrantes, luego del retiro de Cristián O'Ryan el año pasado y el fallecimiento de Enrique Barros en enero último.

Más allá de estos sucesivos golpes al funcionamiento del conjunto, Los Quincheros han sabido rearticularse. La salida de O'Ryan fue cubierta por Rafael Prieto y la muerte de Barros trajo de vuelta a Rodrigo Zegers, quien ya fue parte del grupo entre 2010 y 2012.

“Estas ganas de seguir nacen de lo que nosotros siempre hemos llamado el ‘espíritu quinchero', porque los 23 integrantes que hemos pasado por estos 85 años de historia siempre nos hemos ido traspasando esta posta, con un tremendo bagaje detrás, que es justamente el amor por nuestra música tradicional”, señala Antonio Antoncich, actual líder del grupo, quien junto a José Vicente León completa la formación que tiene hoy el conjunto.

En el contexto de su reactivación, Antoncich anuncia que dentro del mediano plazo esperan publicar tres nuevos discos. El primero será con canciones infantiles tradicionales como “Caballito blanco” o “Mambrú se fue a la guerra”. “Los niños aprenden lo que ven en televisión, la Peppa no sé cuánto, y ese tipo de canciones que indudablemente tienen un valor increíble, pero creo que son más valiosas esas canciones nuestras, antiguas. Hay tantas preciosas que han quedado en el olvido y las queremos rescatar”, plantea.

La segunda producción se relaciona con otra pérdida reciente que sufrió el conjunto, la muerte de Sergio Sauvalle, autor de “El corralero” y miembro del grupo en los años 60. Como un homenaje, Los Quincheros grabarán un álbum con boleros inéditos que Sauvalle escribió en los 70 y que Antoncich encontró hace poco. El disco incluirá, además, otros boleros cubanos popularizados por Buena Vista Social Club.

“Fuimos muy amigos con Sergio. Siempre lo consideré como un hermano mayor. Todo lo que sé de Quincheros se lo debo a él y a su hermano Alfredo, que también estuvo años, y a Benjamín Mackenna”, dice Antoncich.

Otro álbum en el horizonte es el segundo volumen de “Cantos del patrimonio religioso nacional”, un disco publicado en 2015, en el que se quedaron con las ganas de grabar varias canciones que no cupieron en ese trabajo. Esta secuela incluirá títulos como “Pescador de hombres”, “El alfarero” y “Ave María”.

Junto a los proyectos discográficos, el grupo se alista para volver a los escenarios para Fiestas Patrias. “Hicimos cosas vía streaming, que no es lo mismo porque la interacción con el público es fundamental. Fue una buena solución para el momento, pero no es lo ideal”, dice Antoncich y agrega: “Lo comparo con un deportista que no hace deporte. Durante la pandemia ensayábamos por videoconferencias, porque era tanta la necesidad de vernos, cantar y seguir avanzando en los proyectos. Pero hay que estar mirándose las caras y respirando uno al lado del otro para que haya una comunicación, sobre todo si estamos haciendo música”.