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lunes, noviembre 19, 2018

Sonya Yoncheva: simplemente magnífica

El Mercurio

Recital / VIII Aniversario del Teatro del Lago

Por Juan Antonio Muñoz H.

Primero, la voz: un mar que pasa por todos los estados, desde la placidez a la turbulencia, con un volumen sorprendente y una facilidad pasmosa en todo el registro; se agregan la riqueza y variedad del color, los graves timbrados como si fueran los de una mezzosoprano y pianísimos entrañables. Y luego la entrega: sin artificios, joven; una expresividad cálida, que surge del corazón, ajena del todo a la pose de "la diva", nutrida en las sutilezas y la interioridad del primer Barroco.

La soprano búlgara Sonya Yoncheva (1981) es una artista que deslumbra por su forma de cantar, pero también por la naturalidad de su gesto escénico.

En su debut en Chile, para el octavo aniversario del Teatro del Lago (Frutillar), ofreció un programa consagrado a Jules Massenet y Giacomo Puccini. Partió con la escena y aria de Salomé de la ópera "Hérodiade", donde la dulzura de su voz se convierte en sensualidad y en imperativo amoroso.

La artista ha dicho que de Monteverdi aprendió que debe sumergirse en el texto, en las palabras, antes de siquiera imaginar la música, y eso quedó absolutamente plasmado en "De cet affreux combat... Pleurez mes yeux", de "Le Cid", desgarradora aria que solo las grandes se atreven a interpretar debido a su estructura, a sus muchas transiciones y a los saltos por el pentagrama a que la voz está sometida.

Fue translúcida la despedida de "Manon", "Adieu, notre petite table", otra vez con las palabras guiando la melodía mientras la línea de canto emanaba como sostenida por algo inmaterial. La primera parte culminó con una alucinante versión de "Dis moi que je suis belle", de "Thaïs", en un inusual enfoque dramático, al límite de la ferocidad.

Tras la pausa vino Puccini. Hubo algunos cambios respecto del programa anunciado. Inició con una ensoñada interpretación de "Se come voi piccina io fossi", de "Le Villi", que se escucha pocas veces en concierto, y se eliminó "In quelle trine morbide", de "Manon Lescaut", que fue sustituido por el más popular "O mio babbino caro", de "Gianni Schicchi". Luego de su conmovedora "Donde lieta usci" ("La Bohème"), finalizó el programa con un estremecedor "Un bel dì vedremo" de "Madama Butterfly", donde lució fraseo pucciniano, a la par de control absoluto de los reguladores y del tempo dramático.

Nadie quería abandonar la sala, de modo que vinieron los encores : el vals "Paris, mon amour", que da título a su disco de arias francesas; la "Habanera" de "Carmen" (Bizet), de exquisito frescor juvenil y a la vez de poderosa intensidad (el ramo de flores recibido le permitió hacer una gran escena y jugar con el pianista, convertido de una vez en Don José), y finalmente una repetición de "Adieu, notre petite table".

La artista tuvo un extraordinario colaborador en el pianista Antoine Palloc, quien ofreció piezas pianísticas de extrema delicadeza, como la transposición del interludio del acto V de la ópera "Don Quijote"; la "Méditation" de "Thaïs" y el bellísimo "In sogno", de Alfredo Catalani.

El recital fue la culminación de este octavo aniversario, que contempló también un concierto del virtuoso arpista Emmanuel Ceysson, arpa solista de la Orquesta del Metropolitan de Nueva York; un encuentro con el ballet "Coppelia", que demostró los avances de la Escuela de Ballet del Teatro del Lago, y el espectáculo "El carnaval de los animales", donde confluyeron los logros de las escuelas coral, de artes e instrumental.

sábado, noviembre 10, 2018

Sonya Yoncheva, el queso feta y el repertorio de Frutillar

El Mercurio

Nacida en la música del Barroco, esta artista búlgara hoy navega por aguas muy diversas convertida en estrella de la ópera. 

Juan Antonio Muñoz H.
El sábado 17 de noviembre, el Teatro del Lago tendrá su gran fiesta anual con el recital de la soprano búlgara Sonya Yoncheva, estrella de la ópera que comenzó su carrera en el ámbito de la llamada Música Antigua y que hoy es disputada por los más grandes escenarios del mundo. Una carrera que fue una visión de su madre, quien vio en ella y en su hermano Marin el potencial para ser alguien en el difícil mundo de la música.

Siete años menor que Sonya, Marin partió como cantante pop, pero hoy acompaña, como tenor, a su hermana en sus conciertos: "Hicimos juntos un tour de mi último álbum dedicado a Verdi", cuenta a "El Mercurio" desde Berlín. "El 23 de octubre dimos el último concierto. Marin cantaba un duetto conmigo y también un aria. Él era una estrella increíble en Bulgaria, pero el negocio de la música popular fue mucho para él, así que se decidió por la ópera, y como yo soy su hermana grande, lo estoy provocando y ayudando un poquito. Yo no quiero imponerlo a la industria, no lo haría jamás. Sé que él puede hacer su camino solo. Es un tenor lírico, con una voz muy bonita y es aún muy joven. También tiene una gran personalidad, pero le tiene mucho miedo al escenario. Es curioso, pero cuando yo era más joven era más tímida que él, quien era una estrellita todo el día, cantaba por todas partes y hacía publicidad en la TV. Yo, en cambio, muy reservada. Ahora es exactamente lo contrario".

-¿Por qué cree que hay tantos cantantes búlgaros? ¿Qué comen ustedes?

"(Ríe). Una buena pregunta. ¡Comemos mucho queso feta! Es simplemente que tenemos una tradición y una buena escuela. También creo que tiene relación con el idioma que hablamos, porque el búlgaro es un idioma especial; es eslavo, pero también oriental, tiene muchas palabras turcas y también algo de griego, y estamos mezclados con los romanos. Este lugar de Europa tiene una muy fuerte concentración de colores y olores, y de todo lo que se quiera... Pienso que esas mezclas son muy interesantes. Lo veo con mis hijos, que tienen mis genes y los de su papá, que es venezolano, pero con gotas de italiano y armenio. Esas mezclas producen personas sumamente interesantes. En América Latina también ocurre".

-¿Conoce Venezuela, la tierra de su marido (el director de orquesta Domingo García Hindoyán)?

"No, lamentablemente. Ese viaje será mi debut en América Latina. Donde primero cantaré será en Chile, en Frutillar, que me han dicho que es precioso".

-Así es. Con un teatro estupendo junto al lago Llanquihue y frente al volcán Osorno.

"¡Qué maravilla! Y qué pena que solo voy a estar un día. Creo incluso que menos de un día".

La primera parte del programa que Sonya Yoncheva cantará en Chile estará dedicada a Jules Massenet: "Il est doux, il est bon", de "Hérodiade"; "Pleurez mes jeux", de "Le Cid"; "Adieu, notre petite table", de "Manon", y "Dis moi que je suis belle", de "Thais". La segunda parte será para Puccini: "Donde lieta uscì", de "La Bohème"; "In quelle trine morbide", de "Manon Lescaut"; "Se come voi piccina", de "Le Villi", y "Un bel dì vedremo", de "Madama Butterfly". El pianista Antoine Palloc interpretará "Méditation", de "Thais" (Massenet), e "In sogno", de Catalani.

La soprano búlgara debutará en Chile y en América Latina en el Teatro del Lago de Frutillar, con un programa de obras de Massenet y Puccini.

domingo, noviembre 04, 2018

Sonya Yoncheva: "De Monteverdi aprendí a servir el texto antes que imaginar la música

El Mercurio

Estrella de la ópera de nuestros días, debutará en Chile el sábado 17 de noviembre, en el Teatro del Lago (Frutillar). En entrevista con "El Mercurio", comenta cómo fue su viaje desde la Música Antigua a Verdi y Puccini, y cómo su madre, cuando ella solo tenía 4 años, adivinó que su futuro estaba en el canto. 

Por Juan Antonio Muñoz H.

Nada ha sido habitual ni convencional respecto de Sonya Yoncheva (Plovdiv, Bulgaria, 1981), estrella del mundo actual de la ópera, que ya en su adolescencia fue anfitriona de un programa de televisión búlgaro sobre música y que poco después, junto a su hermano menor, Marin, ganó el concurso "Hit-1" para cantantes pop. Su maestría en canto lírico la obtuvo en 2009, en el Conservatoire de Musique de Genève, aunque ya en 2007 era parte de la academia "Jardin des Voix" de William Christie. Su vida musical profesional se inició junto a Les Arts Florissants y también con Le Concert d'Astrée y Emmanuelle Haïm. Comenzó por Händel, Rameau y Monteverdi, y hoy vive inmersa en aguas muy distintas: las de Bellini, Verdi y Puccini, como gran figura de la Scala de Milán, la Ópera de París, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York.

Desde Berlín, anticipando su debut en Chile y América Latina, previsto para el sábado 17 de noviembre en el Teatro del Lago (Frutillar), comenta su reciente debut como "Medea" (Cherubini):

"Estuvo muy bien. Medea es un animal absolutamente increíble. Una mujer pasional, muy fuerte, muy sexy e impredecible. Es de esas mujeres que provocan fanatismo".

-Usted se ha especializado en este tipo de mujeres. Porque Norma (Bellini) y Poppea (Monteverdi) tienen rasgos comunes con Medea.

"Sí, es verdad. Y esos son los animales que a mí me gustan. Los que me mueven a estar en el escenario para hacerlos vivir. A mí, aparte de cantar, me gusta mucho actuar, y estos personajes hay que actuarlos".

-Hay que tener cuidado para no convertirse en una especie de Medea o de Norma...

"(Ríe) ¡No, no, no! ¡Ninguna posibilidad...! Además, son personajes de otro tiempo, ficticios, casi de las películas. No puedo imaginarme en absoluto tomando las decisiones que ellas toman".

-Aunque en este mundo hay algunas Medeas, Normas y para qué decir Poppeas...

"Es cierto. Hace como un mes, exactamente cuando estaba trabajando en Medea, escuché en la radio que una mujer en Estados Unidos mató a tres de sus hijos. Eso me golpeó de una manera muy fuerte, porque no puedo imaginar siquiera que exista tal sentimiento. Es la brutalidad, la barbaridad de nuestra especie, que a veces se manifiesta".

"Para mí, William Christie es un dios"

-En su viaje como cantante usted ha hecho un recorrido muy especial: desde Monteverdi y Händel, pasando por el barroco francés hasta Bellini, Verdi y Puccini. ¿Pudo alguna vez imaginar ese camino?

"Para nada. Nunca he sido tan ambiciosa como para imaginar algo así. Este viaje siempre ha estado conectado en mí con una sensación de pura inspiración. Nunca calculé nada. Jamás me dije voy a hacer Tosca dentro de 5 años y luego Manon Lescaut... Nada de eso. No soy ese tipo de mujer ni de artista".

-Usted partió en la llamada Música Antigua. ¿Cómo siente en su alma este repertorio?

"Me encanta; para mí es la música que contiene las armonías más ricas y también las más actuales. Tanto por sonido como por colores se hace muy cercana al jazz e incluso a la música popular".

-Ese vínculo con el jazz puede deberse a que hay una mayor libertad a la hora de la ejecución...

"Absolutamente. Sobre todo la música de Monteverdi, que es una suerte de gran teatro dramático. No sirve tanto cantar cuanto trabajar muchísimo sobre la palabra, sobre el texto. Esto es algo que aprendí de Monteverdi y que he llevado a todo mi repertorio: servir el texto antes de imaginar la música".

-¿Cómo ha sido para usted trabajar con William Christie (el director del conjunto Les Arts Florissants)?

"Yo lo adoro, para mí es un dios. Tiene una personalidad deliciosa; es un genio y es muy humilde. Es uno de los pocos directores con los que siempre me emociono al momento de hacer música".

-Cuando la escuché en vivo por primera vez, en "Don Carlos" (Verdi), en París, me impresionó no solo la belleza sino el tamaño de su voz, que es como un mar. Esas voces tan grandes no son habituales en la Música Antigua. ¿Qué hacía Christie con eso? ¿La hacía callar?

"(Ríe) ¡Nooooo! En realidad este punto también fue una sorpresa para mí, porque todos mis colegas me decían lo mismo que tú me dices ahora. Al contrario, él me instó a ser siempre yo misma, con mi naturaleza de cantante y actriz; eso sí, haciendo bien las cosas, con los ornamentos como corresponde y todo lo demás. Nunca me frenó por el volumen de mi voz. Un día me dijo 'por favor, Sonya, ponte ahí y canta sin mirar a la orquesta'. Y luego le dijo a la orquesta que todos debían seguir mi cuerpo. Ellos solo escuchaban lo que yo hacía y miraban mi cuerpo. ¡Fue así como dirigí a todo Les Arts Florissants!".

"Nadie me tiró ni un tomate ni un huevo"

-Usted ha hecho bastante música francesa. Su "Medea" de Berlín fue la versión original en francés, y también el "Don Carlos" de París. ¿Le gusta en especial cantar en ese idioma?

"Es una lengua que hablo muy bien; es casi mi primera lengua. Respecto de esas obras, pienso que deben ser cantadas en sus idiomas originales porque tanto Cherubini como Verdi compusieron pensando en ese texto. No me suena bien una Medea en italiano, me parece artificial. Y sí, es verdad, me encanta cantar en francés".

-Otro de sus proyectos fue rescatar canciones compuestas por Clara Schumann y Pauline Viardot.

"Sí, y fue muy interesante para mí. Fue en 2014. Me pareció importante que la gente pudiera escuchar música compuesta por mujeres. Me gustó descubrir la relación de amistad que había entre Clara y Pauline, que se escribían casi todas las semanas para hablar de música, su pasión en común. Siempre hablamos de Robert Schumann y casi nunca de Clara, aunque ahora ella ya es más conocida, y para qué decir de Pauline Viardot, a quien aún muy pocos conocen. Ella era una pianista excelente, alabada por Liszt, quien además fue su maestro. Pero Pauline era muy discreta. Se conoce más a su hermana, la cantante María Malibrán, que cuando murió siendo tan joven se convirtió en una leyenda. Viardot, en cambio, vivía un poquito escondida del mundo social".

-Usted cantó recientemente Imógene de "Il Pirata" (Bellini), otro rol que, como Medea y Norma, se asocia con Maria Callas. Y lo hizo nada menos que en la Scala de Milán, donde ella reinaba. ¿Cómo se atrevió a hacer eso?

"¡Uffff! Realmente no lo sé. Estaba convencida de que era adecuada para mi voz. Además, la ópera me gusta tanto; es una lástima absoluta que poca gente la conozca porque es una obra maestra. Así que no tuve miedo para nada. Un crítico de Berlín escribió que él estaba sorprendido de que nadie en la Scala me hubiera pifiado porque se conoce cómo son los loggionistas (aficionados de Milán, famosos por ser despiadados con quien no les parece a la altura). Por suerte fue un éxito y nadie me tiró ni un tomate ni un huevo ni nada".

-Su hermano Marin es cantante pop y usted cantante lírica. ¿Cómo se dio eso?

"Mi mamá siempre quiso ser actriz y cantaba canciones de pop y rock. Mi papá cantaba también, y tenía una voz muy cálida y rica. Cuando yo tenía 4 años, mi mamá me dijo 'tienes que dedicarte a la música porque es perfecta para ti'. Yo no tenía ni una idea de lo que ella estaba hablando... Y lo mismo pasó con mi hermano. Ella estaba convencida por completo de que ese era para nosotros el camino. Y creo que tenía razón".

"Él era una estrella increíble en Bulgaria, pero el negocio de la música popular fue mucho para él, así que se decidió por la ópera, y como yo soy su hermana grande -soy siete años mayor-, lo estoy provocando y ayudando un poquito. Es un tenor lírico, con una voz muy bonita y es aún muy joven".

viernes, enero 26, 2018

Sonya Yoncheva: "Sigo mis instintos"

El Mercurio

La cantante búlgara habla de sus presentaciones en el Met de Nueva York. Mañana, el Teatro Nescafé de las Artes transmitirá en directo una función de "Tosca", de Puccini. La artista debutará en noviembre en el Teatro del Lago. 

Por Maureen Lennon Zaninovic

Desde 2010, tras su triunfo en el concurso de talentos Operalia, organizado por Plácido Domingo, Sonya Yoncheva (1981) se ha convertido en una de las más grandes estrellas de la lírica mundial.

La agenda de la cantante nacida en Bulgaria impacta: está llena de compromisos en los coliseos más relevantes; entre otros, el Metropolitan Opera House de Nueva York, el Covent Garden de Londres y la Scala de Milán. Tras ganar numerosos premios nacionales en su país natal y realizar estudios de perfeccionamiento en Suiza, dio sus primeros pasos profesionales en el mundo de la música barroca, contando con el apoyo incondicional del célebre director William Christie. Hoy, a Yoncheva se la compara con las más grandes voces femeninas de la ópera del siglo XX, como Mirella Freni.

"Es un honor que me comparen con Mirella Freni, una de mis cantantes favoritas y que aún está viva. A los operáticos les encanta comparar, porque les gusta contar con referentes del pasado. Pero también yo he insistido en destacar que los cantantes jóvenes tenemos mucho qué decir. Somos el futuro de la ópera", señala en un contacto telefónico desde Nueva York. Agrega que "el reinado de los directores de escena va a acabar pronto. El público sabe que sin la voz, sin los cantantes, no puede existir la ópera".

La cantante está por estos días en el Metropolitan Opera House con varios compromisos muy significativos para su carrera. Mañana, a las 15:00 horas, el Teatro Nescafé de las Artes transmitirá en directo desde el coliseo neoyorquino su participación protagónica en "Tosca", de Puccini (entradas desde $17.500). El 10 de febrero será el turno de "Elixir de amor", de Donizetti, y el sábado 24 de febrero protagonizará "La Bohème", de Puccini.

Los próximos meses son de gran intensidad para esta soprano búlgara, porque para febrero también se anuncia la salida de su próximo disco dedicado íntegramente a Verdi -bajo el sello Sony Classics- y a fines de año, el 17 de noviembre, debutará en el Teatro del Lago en Frutillar (ver recuadro).

Un momento de quiebre

Sobre su debut como Floria Tosca, el The New York Times escribió elogiosamente: "Yoncheva es jugada, apasionada y frágil. Los aires de prima donna, propios de este papel, desaparecen gracias al refinamiento de la cantante. Es fascinante escucharla en el aria del 'Vissi d'arte'".

Por su parte, la artista señala: "Conozco muy bien este personaje, porque mi marido es director de orquesta, y me tocó acompañarlo en varias producciones de este título. Hace un tiempo que tenía la ilusión de abordar a Tosca, así que cuando el MET me lo propuso, no lo pensé demasiado. Estaba preparada. Era solo una cuestión de tiempo visualizarla. Su profunda obsesión por los celos, la profunda pasión que siente por Mario Cavaradossi, no es porque sea una mujer narcisista o diva. Cuando uno lee la partitura y el libreto, Puccini nunca habla de su aspecto de diva. Sí nos habla de su humanidad, de su grandeza, de su amor y su pasión".

Sonya Yoncheva también se refiere al "Vissi d'arte", y añade: "Es muy desafiante mantener al público cautivo durante la interpretación de esta aria. De alguna manera es un momento de quiebre. En la escena previa uno ve a Scarpia muy agresivo y el 'Vissi...' es como un oasis en el desierto: todo se detiene, y uno realmente entra en el corazón de Tosca y ve lo que ella siente".

Sobre el desarrollo de su voz, la soprano búlgara advierte que no se considera "una artista que piensa en un solo repertorio. Mi vida siempre me la he imaginado en colores diferentes. En mi próximo disco incluí las arias de las óperas que estoy acostumbrada a cantar: 'Don Carlos', 'Luisa Miller' y 'La Traviata', pero también hay otras que tienen que ver con el futuro, con lo que sueño poder interpretar: 'Attila' y 'Nabucco'. Quise con este álbum dejar la imagen de algo más actual".

Yoncheva remata que le encantaría abordar, a largo plazo, "La forza del destino", de Verdi, y "Manon Lescaut", de Puccini. "También he pensado seguir en el bel cant o , con títulos como el 'Elixir de amor'. ¿Por qué no? Sigo mis instintos. No me gustan las pautas en mi vida. No me gusta seguir tal camino porque alguien lo dijo. Lo que me mueve es seguir mi voz y lo que ella necesita".

 Primera visita a Chile

El 17 de noviembre, a las 19:00 horas, en el marco del Festival Aniversario del Teatro del Lago, la soprano búlgara tendrá su debut en Frutillar, junto al pianista Antoine Palloc.

"Estoy muy feliz de ir a Chile, porque además será mi estreno en Latinoamérica. Me han contado que el Teatro del Lago tiene una acústica espectacular", señala al teléfono, y añade que el programa del concierto fue articulado en torno a dos brazos musicales: Massenet y Puccini. "Interpretaré arias de 'Thais', de 'Le Villi', 'La Rondine' y 'La Bohème', entre otras óperas", dice.