jueves, marzo 23, 2017

Little Richards y Jerry Lee Lewis: ¿ En qué están los sobrevivientes que destaparon el rock and roll?


El sábado, los cimientos del rock comenzaron a quedar bajo tierra con la muerte de Chuck Berry. Aunque fueron otros los que se transformaron en los preferidos de las masas -Elvis Presley, por ejemplo, se fue a la tumba como el "rey del rock and roll"-, los arquitectos del incendiario ritmo es un título que pertenece a tipos como Berry, dueño del revolucionario riff de guitarra que sentó las bases del movimiento con "Johnny B. Goode" y secuaces que en un momento prácticamente paralelo de la historia arremetieron desde el piano con composiciones bastante lujuriosas para la época: Little Richard (84) y Jerry Lee Lewis (81).

Estos últimos, sobrevivientes de un espiral de escándalos sexuales, drogas y líos con la ley, hoy son los tesoros vivos del rock and roll y atraviesan un presente donde uno aparece coqueteando desde hace algunos años con el retiro, mientras que el otro todavía da señales de querer seguir en actividad.
El pecador religioso

Little Richard siempre rompió esquemas. Hijo de un diácono que vendía alcohol de contrabando, desde temprano tuvo un comportamiento sexual abierto, declarando tener relaciones tanto con hombres como con mujeres, un discurso demasiado rupturista a comienzos de los 50 que le valió un conflicto constante con su padre.

Su propuesta afeminada y libidinosa se abrió paso rápidamente con letras homosexuales como las alusiones de "Tutti frutti", con las que se convirtió en un referente del rock and roll. Los vicios en los setenta lo llevaron a perderse en el consumo de la cocaína; eso, hasta reencontrarse con la religión.

En los ochenta, un accidente automovilístico comenzó a cambiar su vida, dejándole consecuencias que un par de décadas más tarde, tras varios problemas en las piernas y en las caderas, terminaron con él en silla de ruedas. Su salud ha empeorado en los últimos años y un infarto en 2013 ha despertado rumores sobre su delicado estado que lo mantiene alejado de los escenarios.

Piano de fuego

De los gestores del rock and roll, Jerry Lee Lewis es quien, pese a una espiral de vicios y una operación al estómago donde caminó en la cuerda floja entre la vida y la muerte, sigue más firme en la música. De hecho, en su agenda aparece en abril una presentación en Indio, California -el mismo recinto donde se realiza Coachella-, en el Stagecoach, un festival dedicado al country, donde también estarán Willie Nelson, Shania Twain y Cyndi Lauper.

El músico es un sobreviviente dueño de letras pecaminosas en éxitos como "Great balls of fire" con las que incluso pensaba que se iría al infierno. Con un largo historial de matrimonios (7), uno de ellos escandaloso al emparejarse con una prima menor de edad e insólitas anécdotas para coleccionar, como cuando ebrio fue detenido por disparar en la puerta de Graceland, la casa de Elvis Presley en Memphis, para muchos es un milagro que Jerry Lee Lewis siga vivo. Un espectáculo todavía imperdible, aunque ya no le prenda literalmente fuego a su piano. Otra anécdota de la que Chuck Berry fue testigo inesperado.

Chuck Berry esencial
 
"Maybellene": La grabó en 1955 y se transformó en su primer sencillo para Chess. De alguna forma con esta historia de carreras en cadillacs y mujeres, Chuck Berry firmaría el pacto entre la juventud y el rock and roll.
"Roll over Beethoven": Una composición que tomaron prestada en sus inicios tanto los Rolling Stones como los Beatles en 1963, siete años después de su publicación. Jagger y compañía, devotos del blues, tomaron rápidamente este nuevo ritmo acelerado que replicaron en una carrera que siempre tuvo al frente a la música norteamericana como luminaria.
"Johnny B. Goode": Fue la canción que sentó las bases del rock and roll en 1958. La introducción del tema funcionó como una directriz que siguieron al pie de la letra, como un contrato, todas las generaciones de músicos posteriores que tuvieron a las guitarras eléctricas como guías.

Nuevo libro del poeta Eustaquio Pérez: Los cuentos tradicionales ahora se narran en décima

El Mercurio

Diez clásicos, desde "La caperucita roja" hasta "El flautista de Hamelin", se reobservan y recontextualizan a través de una poética chilena.  

IÑIGO DÍAZ 

Se llama "El patito feo", pero en este cuento no aparece ningún ave migradora. Solo un niño llamado Patricio, que llegó desde Perú con su abuela, como inmigrante, lo que lo lleva a vivir distintas discriminaciones. "Ocurre tal como en el cuento original (1843, Hans Christian Andersen), en que un 'pato' es separado de su grupo por ser distinto. Aquí también hay un final que da una lección", señala el poeta Eustaquio Pérez, pseudónimo del periodista Lautaro Muñoz.

No es la única relectura de un clásico, porque en su libro Pérez observa diez de estas historia. "Cuentos del mundo en décimas chilenas" (Lom, $12.000), con ilustraciones de Marcelo Escobar, viene a narrar otra vez las historias de "La caperucita roja", "La cenicienta", El gato con botas", La bella durmiente" o "Los tres chanchitos".

La décima espinela es la herramienta del relato, con sus cualidades métricas que incluyen una glosa (estrofa de presentación en cuatro versos), cuatro estrofas de diez versos a ritmo octosílabo, y una décima libre de despedida. "Es interesante ver cómo van rimando los versos: el primero con el cuarto y el quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el séptimo y el décimo, y el octavo con el noveno", explica Eustaquio Pérez a los niños lectores.

Esa es la forma. El fondo recurre a otros aspectos, puesto que resitúa también las historias originales en contextos chilenos. Si "El patito feo" transcurre en un colegio de Santiago, entonces "La cenicienta" tiene lugar en La Araucanía, a los pies de un volcán en erupción cuyas cenizas le dieron a una niña su sabiduría.

También "Rapunzel" , retitulada aquí como "La rapera Rap-unsel", la historia de una niña cultora y defensora del ritmo y la poesía urbana, o "El traje nuevo del alcalde", una variación de "El traje nuevo del emperador", donde se ve el contraste entre el político ambicioso de nuestros tiempos y el valor de la democracia.

"La enseñanza a los niños es: tenemos voz y voto. No podemos quedarnos solo en un reclamo válido, sino practicar la participación ciudadana", dice el autor en referencia a las historias colectivas, sin olvidar aspectos de una vida a menor escala, como en "La bella durmiente": no existe ninguna princesa de cristal ni príncipe, sino una mujer que cae en coma después de un golpe en la cabeza producto de un ataque en Corral. "Aquí exponemos el valor del cariño, el amor, la preocupación y el cuidado entre las personas", cierra.


Radiografía a la consolidación de la Orquesta Usach

El Mercurio

Con un público mayoritariamente universitario , la agrupación ha generado nuevas audiencias en Santiago Poniente, rol que intensificará este año con un ambicioso programa de extensión y con una atrevida y atractiva programación.  

Romina de la Sotta Donoso 

"La orquesta evidenció una vez más sus virtudes: afinación, disciplina, sedoso sonido de las cuerdas, limpio ensamble de las maderas, bronces y timbal precisos y discretos (...). Junto a los méritos individuales de los músicos, sin dudas, la sabia mano de Rauss es la responsable de esta calidad", opinó Jaime Donoso en su crítica para "El Mercurio" del concierto que ofrecieron la Orquesta Usach y Nicolas Rauss en el barrio Yungay.

Virtudes que el público premia con 485 asistentes promedio por concierto en el Aula Magna Usach. El perfil de su audiencia lo tienen claro, gracias a un sistema de encuestas. "El 30% son estudiantes de la Usach y el 15%, de otras universidades, y el 42% es público general. Respecto de la procedencia, el 40% es de Estación Central, Quinta Normal, Maipú y Pudahuel, es decir, de nuestro entorno inmediato. El resto es de Providencia, Santiago, Puente Alto, Ñuñoa, La Florida y San Miguel", detalla Rodrigo Díaz, coordinador de elencos artísticos de la Usach.

"Ofrecemos la única temporada estable de música clásica desde Los Héroes hacia el occidente. Nuestro desafío es convocar a todos los interesados que no saben que estamos así de cerca", apunta Nicolas Rauss, director artístico de la Orquesta Usach.

Por eso estrenarán un ambicioso programa de extensión, con 12 conciertos en comunas como Cerro Navia, Pedro Aguirre Cerda, Melipilla, Independencia y Lo Prado. Además, invitarán a las orquestas juveniles locales a sumárseles en cada presentación, según revela Rauss.

Este ciclo será implementado gracias a los $145 millones que se adjudicaron del Programa de Apoyo a Orquestas Profesionales del Consejo de la Cultura. Recursos que también les permitirán encargar obras, comprar un juego de timbales e invitar a solistas y directores, como Tobías Volkmann (Brasil), titular en el Teatro Municipal de Río de Janeiro.

Los otros dos tercios de su presupuesto 2017 son una inversión directa de la Usach. "Nunca se ha bajado el nivel artístico de nuestras propuestas por temas financieros", apunta Díaz.

Además de la orquesta, la universidad financia a otros tres conjuntos, y todos participarán en la temporada. El Coro Usach ofrecerá cuatro conciertos, entre ellos el de Semana Santa (13 de abril), Syntagma Musicum dará ocho y uno el Coro Madrigalista Usach. Ambos ofrecerán homenajes a Monteverdi, por los 450 años de su nacimiento. Y lo mismo sucederá en el XIII Festival de Música Antigua Usach (octubre), que podría superar los 4.500 asistentes de 2016.

La temporada partió este miércoles, con un monográfico de Beethoven. Edith Fischer será solista en el Concierto para piano N° 1, y luego la Orquesta Usach tocará la música para el ballet "Las criaturas de Prometeo", completa. "Sentimos una enorme alegría de dar a conocer una creación olvidada de este genio. Es como si hoy nos enteráramos de que hay un sexto continente", dice Rauss. Y revela los ejes de la temporada. Primero, profundizarán el estilo clasicista que ha consolidado la orquesta con "tres obras del primer Beethoven, una del primer Schubert y la fabulosa Sinfonía N° 60, "Il Distratto", de Haydn, que no se toca nunca". Este año habrá más música chilena: "Haremos un homenaje a Violeta Parra, con Magdalena Matthey y Pamela Flores, y orquestaciones de Guillermo Rifo", completa.

Aprovechando la orgánica de esta orquesta clásica, que tiene 39 músicos de planta, abordarán el Impresionismo francés. David del Pino dirigirá obras de Debussy, Ravel y Fauré, mientras que Rauss, piezas de Roussel. También explorarán el Romanticismo alemán, con joyas como "Obertura, Scherzo y Final", de Schumann. Igualmente incursionarán en el siglo XX, con "Ramifications", de Ligeti, que dirigirá Rodolfo Fischer, el Concierto para chelo N° 1, de Shostakovich; "Temucana", de Gustavo Becerra, y "Kammermusik", de Hindemith. Además, actuarán junto con la Sinfónica Nacional Juvenil.

Los dúos: Una vieja fórmula musical que sigue vigente

El Mercurio

Aunque las colaboraciones artísticas hoy se sobreexplotan, las carreras en pareja a largo plazo mantienen un lugar destacado en la industria. El último Festival de Viña tuvo a tres exponentes y Lollapalooza, en abril, contará con seis.  

JOSÉ VÁSQUEZ y MARIO VALLE 

La convivencia cotidiana desencadenó una historia que irremediablemente iba a terminar en la música. Los hermanos Zabaleta, Antonio y Miguel, estaban destinados a compartir escenarios. "Desde muy niños cantábamos juntos, teníamos un fiato increíble", cuenta este último, recordando sus inicios artísticos que algunos años más tarde, en la juventud, los llevaría a romper corazones a principios de los sesenta como Los Red Juniors.

Hermanos, amigos, compañeros de escuela, o parejas, el nacimiento de un dúo musical puede llegar por diversos caminos, pero la base está en congeniar hasta lograr acuerdos satisfactorios para ambos. "Dos cabezas siempre piensan más que una, lo que es positivo porque se pueden sumar influencias y al trabajar en una producción es mejor entrar con una amplitud de gustos", dice Pablo Castro, la mitad de La Sociedad, el popular conjunto romántico que lo reunió con Daniel Guerrero, su inseparable colega de estudios en la infancia.

Pimpinela en la balada latina, las españolas de Azúcar Moreno con su flamenco pop, Sui Generis en el rock argentino, los románticos Al Bano y Romina Power o el Dúo Dinámico de España; Tegan and Sara, las gemelas canadienses que se presentarán en el próximo Lollapalooza con su pop alternativo, los recordados Simon & Garfunkel, los electrónicos Pet Shop Boys o The White Stripes, el disuelto combo rock de Jack y Meg White, hablan de un gran abanico de posibilidades musicales.

Hoy con una industria discográfica que piensa en sencillos más que en álbumes, se fomenta la unión entre artistas, los llamados duetos, pero que son reuniones puntuales y no una carrera en el tiempo como los dúos.

En el último Festival de Viña del Mar, tres de sus artistas fueron dúos: Camila, Sin Bandera y Río Roma.

Sobre la doctrina dominante de las duplas que se arman entre dos artistas conocidos para lograr un gran hit radial, Castro los analiza con precaución: "Estamos frente a una moda de sumar artistas y públicos en una canción, donde la ganancia es mayor para todos al llegar a diferentes audiencias, pero creo que en algún momento el mercado se saturará, porque se están sobreexplotando las colaboraciones", dice el músico hoy dedicado a su labor de compositor para Los Tigres del Norte, además de su trabajo como creador para Warner Chappell.

Trabajo en equipo

Los Red Juniors tuvieron una vida corta. Antonio se fue a Europa en 1964, lo que terminó firmando el fin del dúo. Los Zabaleta siguieron sus historias por separado, Miguel en el jazz y Antonio al volver a Chile con baladas de su autoría. En 1987 se volvieron a juntar para un programa de TV y siguieron como Los Hermanos Zabaleta. "Nos juntamos en esa etapa de nuestras vidas otra vez para reivindicar lo que habíamos hecho años atrás", dice Miguel, quien añade: "Nuestro padre siempre nos preguntaba cuándo nos íbamos a juntar otra vez; así que ahora que estamos juntos, es un trabajo que nos da mucha satisfacción a los dos, porque la gente disfruta nuestras canciones. Aunque somos muy diferentes en cuanto a gustos musicales -a mí por ejemplo me gusta más el jazz-, no hemos tenido grandes conflictos y cuando los tenemos los zanjamos, cediendo en beneficio del conjunto, yo en la parte orquestal y él en cuanto a ritmos y acordes".

La Sociedad hoy no está activa. Tras un breve regreso en 2013, después de 12 años que incluyó una gira y un álbum, hoy sus integrantes retornaron a sus carreras individuales,. "Uno no le cierra la puerta a nada; con Daniel tenemos muy buena onda, somos como hermanos, por lo que siempre estará la posibilidad de volver a tocar", dice Castro. "Trabajar en dúos implica que siempre hay dos posturas a la hora de decidir, dos gustos, dos vidas, lo que es muy enriquecedor y, a pesar de que en algún momento podría ser tedioso, para nosotros, que nos conocíamos tanto, se hacía fácil, ya que nos respetábamos mucho, nos mirábamos y sabíamos el estado de ánimo del otro".

En los últimos años en Chile han surgido dúos como el de Alex & Daniel, conformado por Alex Anwandter y Gepe que derivó en algunas presentaciones, además de un disco. Y otras duplas como Dënver, compuesto por Milton Mahan y Mariana Montenegro, pareja en un comienzo y compañeros de banda luego. Sorpresivamente, en 2013, anunciaron su fin cuando recién lanzaban su tercer disco. Pronto recapacitaron y continuaron con su carrera.

Alfredo Perl se reencuentra con las Sonatas de Beethoven

El Mercurio

El virtuoso pianista chileno habla de las cinco obras que interpretará mañana en el Municipal de Santiago. También, de su nuevo disco.  

Romina de la Sotta Donoso 

No solo tiempo ha pasado desde que grabó las 32 Sonatas para piano de Beethoven. En estos 25 años, Alfredo Perl (1965) ha madurado doblemente como músico. Su crecimiento natural como pianista se ha potenciado con su ejercicio como director, especialmente desde que asumió, hace ocho años, la titularidad de la Orquesta de Cámara de Detmold.

"Todo ha cambiado, es cierto, pero uno sigue siendo el mismo. Sí hay aspectos que se van sumando y que tienen que ver con que voy teniendo una mayor claridad en las ideas musicales. El trabajar con orquesta me obliga a tener muy claro qué es lo que quiero, y esa disciplina la adquirí sin querer queriendo", ríe el pianista. "Hoy tengo una mayor claridad frente a la interpretación, y esto se da en forma automática, incluso cuando toco obras nuevas, no solo con el repertorio que conozco mucho, como las Sonatas de Beethoven, por ejemplo".

Mañana, en el recital que marca su retorno al Municipal de Santiago tras cinco años, retomará justamente las Sonatas de Beethoven. Eligió cinco piezas que no ha tocado en los muchos conciertos que ha dado en Chile en los últimos años.

En la primera parte, interpretará las Sonatas N°10, 27 y 31. "Entre ellas hay una relación de tonalidad, se produce una progresión armónica que es muy interesante y también lógica. Esa parte del programa es íntima y extrovertida. En cambio, en la segunda parte tenemos al Beethoven de buen humor y casi heroico", explica.

Se refiere a las Sonatas N° 16 y 26. "La última que tocaré, 'Los Adioses', es explosiva, casi extrovertida", dice. Además, esas dos Sonatas, revela, se han convertido en una "pareja" para él. "Son parejas que se me han armado a lo largo de muchos programas que he hecho con Sonatas de Beethoven. Ni siquiera podría explicar exactamente por qué", apunta.

La próxima semana, Perl vuelve a Alemania, donde vive, para retomar sus actividades como director y profesor en Detmold, y dar recitales, partiendo por Leipzig.

El músico chileno también sigue ampliando su repertorio, como todo intérprete de su nivel: "Estoy preparando la Octava Sonata de Prokofiev, que es nueva para mí, para poder tocarla el segundo semestre".

En el ámbito discográfico, también tiene novedades. Tras haber ganado en 2015 el premio ECHO Klassik por su grabación para MDG de "La Canción de la Tierra" de Mahler, hace unos meses salió al mercado un nuevo CD en el cual Perl volvió a grabar al piano. Lo más interesante es que hace un repertorio que nunca ha hecho: lieder de Mahler.

Junto a la mezzosoprano Gerhild Romberger, grabó las "Canciones de Rückert", las "Canciones de un caminante" y las "Canciones a la muerte de unos niños". Y no solo eso: "Me tomé la libertad de orquestar un poquito; en la última de las Kindertotenlieder incluí elementos de la versión orquestal. Creo que Mahler no se enojaría", ríe.

Respecto de volver a grabar obras para piano solo, lo ve poco probable, por la crisis de las discográficas. "Pero si se presenta la oportunidad, lo haría encantado", cierra.

domingo, marzo 19, 2017

Chuck Berry, padre del rock and roll, muere a los 90 años

El Mercurio

El músico, que planeaba lanzar un disco este año, falleció ayer, por causas todavía desconocidas, en Misuri. Su guitarra fue una influencia capital en el desarrollo de la música popular.  

En los cincuenta su guitarra quemaba. Chuck Berry, un afroamericano que rozaba el metro noventa, y que por su imponente presencia ya inspiraba el respeto, comenzaba a generar genuina admiración en un Estados Unidos fracturado por la segregación racial. Su viaje del campo a la ciudad aceleró las cuerdas de su instrumento hasta sacudir el rythm & blues con electricidad y transformarlo en rock and roll. Su "Maybellene", "Roll over Beethoven" y, sobre todo, "Johnny B. Goode", fueron la biblia para unos jóvenes Beatles y Rolling Stones y, desde ahí, para todo el wurlitzer que se gestó después. No por nada John Lennon dijo que si se le diera otro nombre al rock and roll, este no podía ser otro que "Chuck Berry".

En los últimos años su salud había estado demasiado deteriorada, pero siguió presentándose en vivo, naufragando de forma lamentable en el escenario, como se pudo ver en Santiago en un olvidable concierto en abril de 2013.

El respeto estaba increíblemente bajo en una figura demasiado icónica de la música popular, algo que estaba en plan de revertir con el aviso de un último disco que lanzaría en 2017. En octubre del año pasado, para su cumpleaños número 90 sorprendió con el anuncio de un nuevo álbum, escrito y producido por él mismo, una tarea que había dejado atrás en 1979. Un trabajo dedicado a su esposa Toddy, pero que no entregó nuevos detalles de su finalización. "Querida mía, ya estoy viejo. He trabajado en este disco mucho tiempo. Ahora sí puedo colgar mis zapatos", fueron unas de sus últimas declaraciones entonces.

Ayer, una llamada de emergencia a la policía de Saint Charles, en Misuri, por una "alerta sanitaria", culminó entregando la fatal noticia. Fue la misma institución la que se encargó de confirmar, a través de un comunicado, que la persona a la que acudieron a socorrer era Charles Edward Anderson Berry, "más conocido como el legendario músico Chuck Berry", señalaba el informe.

Los facultativos encontraron a un hombre inconsciente al que no pudieron reanimar y que a las 13:26 (hora de Misuri) certificaron su deceso, sin especificar su causa de muerte. Recientemente, su hijo Charles Jr. le había contado a la revista Rolling Stone que su padre había sufrido un ataque de neumonía, del que se estaba recuperando, pero que tratándose de un hombre de su edad, era un proceso que tardaría más.

Ayer, Mick Jagger recordó a uno de sus faros musicales a través de las redes sociales: "Iluminó nuestra adolescencia y fue un soplo de vida en nuestros sueños de ser músicos. Sus letras brillaron por encima de otras, a través de una extraña luz sobre el sueño americano. Chuck, fuiste increíble y tu música está grabada dentro de nosotros para siempre".

Camila Meza: Una jazzista atípica en Nueva York


El Mercurio

Con su último disco "Traces", esta chilena ha conquistado a la escena del jazz neoyorquino, recibiendo buenas críticas del The New York Times y decenas de invitaciones a festivales en Estados Unidos, Europa y Japón. Gracias a su inusual perfil -compositora, guitarrista y cantante- ha logrado abrirse camino en un mundo históricamente liderado por hombres.


Camila Meza, cantante y guitarrista de 30 años, camina con su guitarra al hombro esta mañana de lunes por una calle en Providencia. Con una polera sin mangas y su pelo negro recogido en un moño, quiere aprovechar de la intensidad del sol de verano en Santiago, algo de lo que no podrá disfrutar en unas cuantas horas cuando regrese al invierno en Nueva York, la ciudad en la que vive hace más de siete años.

Vino a Chile para tocar en el Festival de Jazz de Lebu y en el club de Jazz Thelonious, en Bellavista. Pero, a pesar de que su talento es reconocido en el circuito, quienes la ven pasar esta mañana por la calle -con su chasquilla corta y perfil rapado, con su piel blanca y pecosa, con su ropa colorida y grandes aros- no saben quién es. Tampoco saben que a más de 8 mil 200 kilómetros de Chile, en la escena del jazz neoyorquino, ha ganado prestigio como cantante y guitarrista, gracias a su "talento multidimensional", tal como reseñó el año pasado The New York Times. Aún más, hace solo unas semanas fue mencionada por el mismo medio entre los seis mejores jazzistas para ver en vivo en Nueva York.

-Me siento más consolidada, siento que la gente allá en Nueva York ya me reconoce y me recomiendan. Ya soy parte de una comunidad -dice Camila sentada en un restaurante de Providencia.

Tras haber lanzando a principios de 2016 su álbum llamado "Traces", con el prestigioso sello Sunnyside Records, el éxito se disparó. Es su cuarto disco, pero el primero en el que no solo cantó y tocó su guitarra -una combinación muy inusual en el jazz-, sino que también compuso las canciones. Junto a las elogiosas reseñas de The New York Times, otros medios especializados como Billboard y Down Beat destacaron su trabajo, y también lo hicieron los festivales: el año pasado hizo un tour por la Costa Oeste de Estados Unidos, también tocó en Atlanta, en Holanda y en Japón. Y este año tiene programado conciertos en Inglaterra, Irlanda, Alemania, Italia y en el Festival Jazzahead, en Bremen, uno de los más importantes del mundo.

Pero la carrera de Camila no siempre fue así. A diferencia de muchos de los músicos con los que se codea, ella no viene de una familia de jazzistas y tuvo que demostrar que era su pasión. Partió sola a hacerse un camino en Nueva York y pasó meses golpeando puertas en bares y restoranes para presentar su música. Tuvo que demostrar también que ser latina no era necesariamente tocar salsa o mambo, y sobre todo tuvo que hacerse un espacio y nombre como mujer en el mundo del jazz, que históricamente ha sido dominado por los hombres. Improvisar

Las tocatas y conciertos que Camila ha dado en los diferentes clubes de jazz de Nueva York son muchísimos. Varios de ellos están grabados y publicados en Youtube. El más reciente se ve así: Camila de pie en medio del escenario, el micrófono al frente, la guitarra en los brazos, el baterista comienza un ritmo con sus baquetas y ella rasguea las cuerdas. Está tocando junto a su banda un tema de su último disco "Traces" en el Jazz Standard, uno de los clubes de jazz más prestigiosos e importantes de Nueva York, en pleno Manhattan. Mientras interpreta, Camila aprieta los labios, y mira concentrada sus dedos que se mueven rápido entre las cuerdas de su guitarra. Se acerca al micrófono y con una voz suave y profunda comienza a cantar.

Camila no sabe el momento preciso en que le empezó a gustar la música o en el que comenzó a cantar. Sí recuerda que cuando tenía cerca de siete años, sus padres le regalaron una guitarra. Su madre, Pilar Bernstein, periodista que llegó a ser directora de prensa de Canal 13, y su padre Roberto Meza, periodista también, uno de los fundadores del Diario Financiero, siempre le incentivaron el interés por la música a ella y a sus tres hermanos.

Los cuatro niños tocaban instrumentos. Los cuatro cantaban. Una herencia -dice Camila hoy- que viene de su padre, quien antes de entrar al periodismo, estudió música, composición y piano en la Escuela Moderna, y que intentó hacer una carrera, que después desechó.

-Yo creo que mi papá sentía que si no iba a hacer algo grande, mejor no se dedicaba. Pero tiene la música igual dentro de él, por eso siempre cuando estamos comiendo o terminando de comer mi papá empieza a cantar, a inventar canciones y hacemos armonías entre todos.

A los nueve años Camila ya había armado su primera banda, compuesta por ella y una amiga del colegio bilingüe al que asistía. Componían canciones en inglés y en español, y ensayaban en sus habitaciones. A los 15 decidió, junto a otra amiga, armar nuevamente una banda. Buscaron a un baterista y un bajista en internet, la llamaron Contrabanda, y tocaban de todo: rock, jazz, funk, bossa nova. Camila componía las canciones y tocaba la guitarra, mientras que su amiga era la vocalista.
-No me creía el cuento de la cantante para nada, yo era guitarrista. Cantar era algo tan instintivo y natural, que nunca me lo tomé en serio.En paralelo a sus clases de guitarra, empezó a conocer nuevos músicos, y su profesor le empezó a enseñar la teoría y armonía del jazz.

-Mientras ensayábamos con la banda, buscaba la manera de improvisar, que la música no fuera siempre igual. No quería tocar todo el rato las mismas canciones. Hasta que me enseñaron que en el jazz se podía improvisar. Ahí dije 'esto es lo que quiero'.

En primero medio Camila ya tenía claro que quería dedicarse a la música, que no iba a dar la PSU y que quería entrar a estudiar en la escuela Pro Jazz.-Al principio, mi papá estaba súper preocupado de que me dedicara a la música, no creía que alguien pudiera vivir de eso. Era un tema personal, quizás, de que yo estaba repitiendo su historia. Por eso durante los primeros años en el Pro Jazz fue tratar de demostrarles que podía vivir de la música.

En la escuela conoció a su primer mentor: el pianista Moncho Romero, exponente del jazz en Chile en los años 70 y 80. Él, cuenta Camila, la impulsó a probar también con su voz y luego a combinarla con la guitarra, una mezcla muy poco usual en el jazz, pero que con Camila funcionaba, y que terminaría siendo su sello.

Después de dos años, dejó los estudios en la escuela de música para dedicarse exclusivamente al jazz. Volvió a tomar clases particulares y armó una banda nueva. Esta vez el bajista era su novio, el músico Pablo Menares. Juntos tocaron varias veces en el Club de Jazz de Santiago y en el Thelonius, y se fueron también cinco meses a un crucero por el caribe interpretando covers al estilo del jazz, un repertorio con el que después grabaron su primer disco llamado "Skylark". Camila tenía solo 21 años.

-Fue como todo muy fulminante, me la creí y se me empezaron a abrir muchas puertas, pero también sentía que había un tope, que después de ciertos años iba a querer tocar en otros escenarios.Entonces, con la plata que juntó en el crucero decidió partir por un mes a Nueva York, a ver en vivo a los músicos que escuchaba siempre en los discos. Demostrar

La decisión la tomó sentada en una banca del Central Park. Camila sentía que la ciudad de Nueva York vibraba. Venía saliendo del MoMA, hacía tres semanas que había llegado a la ciudad y no había parado: además de recorrer las calles, museos y centros culturales, se había preocupado de ir a todos los conciertos posibles, incluso tres al día.

-Me acuerdo perfecto de estar sentada en la banca, había mucha gente en el parque haciendo actividades, absorbiendo cultura, escuchando música al aire libre y pensé: 'tengo que hacer algo para venirme para acá'.

Una semana después Camila volvió decidida a Santiago y postuló a The New School of Jazz en Nueva York. Grabó un EP, pasó la prueba de inglés TOEFL y cumplió con todos los requisitos para la postulación. Tres meses después recibió la carta diciendo que estaba aceptaba y además becada.

A los tres meses, partió a Nueva York, le arrendó una pieza a un conocido en el barrio de East Villlage, que quedaba a pocas cuadras de su escuela.

-Fue un período de seis meses en que mi vida cambio rotundamente -dice.

Era enero de 2009 y en Nueva York estaba todo nevado con menos seis grados Celsius. Se levantaba temprano y caminaba a las ocho de la mañana por las calles congeladas para llegar a su escuela, y estudiaba ahí hasta las cuatro o seis de la tarde.

-La escuela estaba entretenida, pero súper exigente. Yo tenía 23 años y entré con un nivel, pero había personas de 18 años que estaban en un nivel mucho más alto. Esos primeros años fueron ensayar todo el día, que era un poco lo que estaba buscando.

Pero Camila hace varios años que ya estaba tocando en vivo y no quería transformarse solo en una estudiante. Decidió, entonces, buscar trabajo. Apenas salía de la escuela, caminaba horas entrando a todos los restaurantes que podía para ofrecer tocar en vivo.

-Lo hice todos los días hasta que conseguí tocar en un restorán italiano por todo un año.

Un par de meses después llegó su novio Pablo Menares. Rearmaron su banda y empezaron a tomar todas las oportunidades de trabajo que aparecieron: desde tocar en una extraña comida en la que todos los comensales estaban con los ojos vendados, hasta las fiestas más exclusivas y lujosas en departamentos enormes en pleno Manhattan. Y, paralelamente, entraron al mundo de los clubes de jazz. Pero no fue un camino fácil, dice Camila.

-No se conoce mucho de lo que somos los sudamericanos. Y ellos ponen a todos los latinos en un mismo saco. Cuando llegué era muy común la idea de que lo latino es simplemente lo cubano. Los gringos solo conocían la salsa y el mambo. Era un clásico que tu decías que eras chilena y pensaban que solo sabías tocar esa música muy bien.

De hecho, una vez en una jam session la invitaron a subir al escenario a cantar Guantanamera.

-No me la sabía, solo la podía tararear, y cuando les dije, me dijeron 'pero cómo ¿acaso no eres latina?'.

Pero también ha tenido que enfrentar estereotipos y prejuicios por ser mujer. De hecho en otra jam session a la que asistió le tocó vivir una situación incómoda cuando pidió subirse a tocar al escenario.

-Era un señor más viejo, que nunca en su vida había visto a una mujer cantante guitarrista tocando jazz, soleando e improvisando, que no es nada de común. Él me miró de arriba a abajo como 'esta niñita cantautora qué se cree de venir a meterse a una jam de jazz', y me dijo: 'No acá'. Las mujeres allá tienen que demostrar mucho, porque se asume que, quizás, no van a ser tan buenas. (...) El mundo del jazz ha sido lo más machista que existe. Hay harto ego y está la idea de que 'no venga una mina a tocar mejor que yo'. Ha sido un proceso para las mujeres encontrar su lugar en el jazz. Yo he tenido que armarme de triple valor para liderar, para que los músicos confíen en mí. Al principio sobre todo, cuando no era tan reconocida, lidié con egos de hombres que obviamente se sentían pasados a llevar porque una mujer les decía lo que tenían que hacer.

Esos primeros cuatro años fueron intensos.

-No paraba, era estudiar y después ir a tocar, tocar, tocar. Y de a poco me fui dando cuenta de que me estaba haciendo un nombre, porque llegaba a un lugar y la gente sabía quién era, o si conocía a alguien por primera vez, me decía que había escuchado de mí.
Componer

Camila Meza hoy vive en un departamento en Brooklyn, hace yoga todos los días y no come carne. Vive a dos cuadras del Prospect Park, donde va a despejarse y componer. Empezó a escribir canciones en 2013 cuando ya se había graduado de la escuela de jazz, algo que no hacía desde que tenía 15 años. El resultado fue su álbum "Traces".

-Estoy siempre pendiente de poder registrar la idea inicial, porque esas pueden venir de la nada. Puedo estar caminando al Metro y me viene una melodía, entonces ahí la grabo en el teléfono en las notas de voz, y después empiezo a trabajar sobre eso.De hecho, ya tiene listo un repertorio de temas para su próximo disco que grabará en mayo, y que se llamará Camila Meza and The Nectar Orquestra.

Patrimonio De los cantores anónimos al mundo: La revolución musical de Violeta y Ángel

El Mercurio:

Muerto hace una semana, Ángel Parra no sólo fue parte de la Nueva Canción Chilena como cantautor, sino que también como activista central del movimiento. Y antes, su madre redefinió el folclor local y guió el camino de las nuevas generaciones.

Roberto Careaga C. 

Dicen que llegó con pantalones de cuero. Después de tres años en París, Ángel Parra regresó a Santiago renovado en 1964. Tenía 21 años. En Francia, donde se había reunido con su madre, se había convertido definitivamente en un cantautor y no sólo traía una guitarra bajo el brazo, sino que había incorporado a sus actuaciones dos instrumentos andinos inesperados para al folclor chileno: la quena y el charango. En Chile las cosas también cambiaban: la agitación de la década de los 60 se extendía incluso a la canción popular, las cuecas de siempre empezaban a ser otras y en la huella de Violeta Parra un grupo de músicos incluía en sus canciones la denuncia social. Era el germen de lo que se llamaría la Nueva Canción Chilena. Y Ángel decidió sumarse.

"Su apreciación del fenómeno es muy simple: si faltaba la personalidad aglutinante puede, quizás, ser sustituida por un factor aglutinante. Así nace la Peña", escribió en 1976 Patricio Manns, recordando la visión que tuvo Ángel. En la casa del pintor Juan Capra, en la calle Carmen 340, dio vida a la ya legendaria Peña de los Parra. Pronto se sumó su hermana Isabel y juntos harían historia. "Era un lugar insólito", recuerda Horacio Salinas, de Inti Illimani. "Era un espacio donde entraban 100 personas apelotonadas, todo el mundo fumaba, tomaba vino navegado, salía una que otra empanadita y en una penumbra aparecían estos artistas únicos: Rolando Alarcón, Manns, Víctor Jara, los hermanos Parra. Era todo un acontecimiento. Se iba cociendo una artesanía muy particular", agrega.

Era la artesanía de la Nueva Canción. Inaugurada a mediados de 1964, la Peña abría tres noches a la semana, la gente hacía colas para entrar y no era raro que los cantantes salieran hasta cuatro veces a escena. Inicialmente los números estables fueron Manns, los hermanos Ángel e Isabel Parra y Rolando Alarcón. "A los pocos meses, se convirtió en un hervidero", recordaba Manns en el libro "Violeta Parra, la guitarra indócil" (1976), ahora reeditado.

A los seis meses de abierta la Peña, Ángel, que operaba como su administrador, convenció a los estables de traer un nuevo cantante: Víctor Jara. Luego traería a otros, como el Gitano Rodríguez, Payo Grondona, Los Curacas y tantos más. Ángel, que no solo componía su música, era también un promotor en la nueva escena que nacía. Así lo plantea la periodista Marisol García, autora de un libro central sobre la canción de protesta en Chile, "Canción Valiente". "El legado de Ángel Parra es el de un cantor, escritor y gestor. Su rol en la Peña es fundamental: ahí permite mostrar a un gran público un sonido que estaba apareciendo. Su relevancia no solo pasa por su cancionero, sino que también está dada por su presencia", sostiene García.

La periodista recuerda a Ángel Parra a días de su muerte, el 11 de marzo pasado. Tenía 73 años y su partida ocurrió a 50 años del suicidio de su madre, Violeta. Además del obvio lazo que los unía, ambos fueron decisivos en la transformación que vivió el folclor y la canción popular en Chile en los 60. Si Ángel se movió como un activista en el despliegue de la Nueva Canción, fue Violeta quien abrió la ruta por la que avanzó toda esa generación de músicos. "Violeta introducía el verdadero Chile en las canciones. Entonces, las cosas había que hacerlas al estilo de ella o por lo menos tratar de acercarse a la grandeza y originalidad de la Violeta. Esa siempre fue la expectativa de la Nueva Canción: honrar esa pulcritud de la creación sin otro parámetro que lo artístico", dice Salinas.

El genio de Violeta

"¡Cuándo iba a imaginar yo que al salir a recoger mi primera canción, un día del año 53, en la comuna de Barrancas (Santiago), iba a aprender que Chile es el mejor libro de folclor que se haya escrito!", contó Violeta Parra a inicios de los 60, cuando ya había hecho un largo recorrido por el país recopilando canciones que vivían solo en la tradición oral. Tenía 36 años al iniciar la ruta que revolucionó la música del país.

Como cuenta el director del Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Pablo González, su despunte se produjo en "una década muy generosa en propuestas musicales basadas en el folclor". Y añade: "Violeta tuvo la genialidad de lograr una propuesta basada en el rescate de la tradición, pero también en transgredir esa tradición. En meterse en tradiciones que eran masculinas, como el canto a lo poeta, en utilizar la imaginería de la décima en sus canciones populares, en utilizar instrumentos latinoamericanos para tocar música chilena. Y si se convierte en la madre de la Nueva Canción es porque el gesto de la mezcla es muy potente".

Según Marisol García el el disco "Toda Violeta Parra" (1961) fue clave en el impacto que tuvo la cantante. Ahí aparecen tonadas y cuecas recopiladas, junto con sus composiciones. Y algo más: la cuestión social. "Canción política en Chile ha habido desde la Colonia, pero aparentemente este es el primer disco que grabó este tipo de canciones. Lo otro era tradición oral", sostiene García. "Al grabar estas canciones quedan como influencia. Este disco se vuelve muy importante para la Nueva Canción porque por primera vez está el registro de que se podían hacer canciones chilenas o latinoamericanas con contenido político. Dejó ese legado y empieza a circular", añade.

Horacio Salinas confirma la teoría de García: a los 12 años llegó "Toda Violeta Parra" a su casa y él quedo maravillado. Aunque en ese momento aún no por el contenido político. "Lo que yo admiraba eran estas canciones tan extrañas, como 'Puerto Montt está temblando'. Ella usa una cantidad de mecanismos musicales ligados al folclor en el mundo que son estos tratamientos modales de las escalas, que la liga con el surgimiento de la canción medieval. Sus creaciones eran muy atípicas. Luego veíamos que incorporaba a la canción típica chilena", dice.

El cantautor profesional

Aunque Manns dice en "Violeta Parra, la guitarra indócil" que la fama de la cantante llegó tras de su muerte, en vida Violeta fue reconocida. Sus hijos crecieron tocando con ella y aprendieron también a salir de su manto. Para Juan Pablo González, Ángel hizo más que eso: "Ángel Parra es la figura del cantautor por excelencia. Me atrevería a decir que con él nace el cantautor en Chile. A nivel latino el único antecedente es el uruguayo Daniel Viglietti. Después vienen Silvio Rodríguez y Víctor Jara. Patricio Manns está desde antes, pero también era periodista, escribía, hacía canciones, cantaba, viajaba. Ángel lo que hace es ser cantautor. Es un modelo de la escena", dice.

En la memoria de Salinas resuena la voz de Ángel: "La vehemencia de su canto, el enfado y gravedad de su tono eran muy típicos de esa época.", cuenta el músico. Y agrega: "Dentro de la Nueva Canción, Ángel era una de las voces preclaras. Ahora, no existía una sede de la Nueva Canción ni nada que se le parezca, pero sí éramos un conjunto de artistas numerosos: Quilapayún, Los Curaca, Inti Illimani, Aparcoa, luego Illapu, Alarcón, Manns, Payo Grondona, Víctor Jara, el Gitano Rodríguez. Un rasgo para ser parte de esta pandilla era incorporar los problemas del ser humano y la protesta. Era lo que había hecho la Violeta y nosotros también lo hacíamos. Era insoslayable eso en una década que a nivel mundial es revolucionaria".

"Es cierto que la política fue una parte importante de la Nueva Canción, pero sin duda que no habría tenido la trascendencia y el impacto internacional si se hubiera quedado en eso. Logra a nivel internacional la síntesis de la música latinoamericana", dice González. "Ellos integran una variedad de elementos de latinoamericanos en una época en la que es muy fuerte el discurso americanista. Eso va a funcionar muy bien en el mundo. Para el público europeo le ofrecen a América Latina completa en una canción", explica .

Y aunque la dimensión internacional fue muy relevante, y logró que muchos de esos grupos tuvieran una larga vida en el exilio, para Patricio Manns había una fortaleza local que provenía del genio de Violeta Parra. "Ella es el puente", escribió en 1976. Superando a los cantores anónimos esparcidos por Chile, ella se convirtió en un faro: "Violeta Parra ha logrado saltar las barreras del anonimato y esgrimiendo una poética que se genera a sí misma como una síntesis de lo religioso-ingenuo y lo político-social, perfila su prestancia a la cabeza de la Nueva Canción, incorpora a este movimiento toda la pléyade legendaria de sus anónimos maestros, dona sus raíces a nuestro canto actual, ata con un cordón de acero nuestros pasados y nuestros presentes y garantiza nuestra continuidad futura", dijo Manns.

Alberto Plaza: "Mi intención en ningún caso es otra que abrir un debate"

El Mercurio

El cantautor ha generado controversias por sus opiniones sobre el humor en el Festival de Viña y el feminismo, pero dice que no descarta seguir alzando la voz. "Uno no puede pretender que si va a decir algo fuerte no vayan a contradecirte, pero no por eso se va a quedar callado".  

Romina Raglianti 

Alberto Plaza ha tenido una presencia fuerte en los medios y redes sociales en lo que va de 2017, pero poco ha tenido que ver con su larga carrera como cantautor. Sus opiniones sobre el humor en el Festival de Viña y el feminismo -expresadas a través de cartas a "El Mercurio" y posteriores intervenciones en televisión y redes sociales- han generado respuestas intensas, a favor y en contra.

No es primera vez que el artista saca la voz, de hecho en los últimos siete años "El Mercurio" ha publicado siete de sus cartas. "Lo que pasa es que el tema explotó más porque cuando hablé del Festival fui un poquito más fuerte, más directo en el lenguaje", dice Plaza. En esa misiva, publicada el 23 de febrero, criticaba con dureza la vulgaridad de los humoristas en la Quinta. "Los flaites se han apoderado de ese espacio", escribió.

"Hace años veía cómo el Festival iba deteriorándose en el lenguaje y que se le estaba arrebatando un lugar a la familia. Cuando vi a los humoristas, dije 'creo que llegó el momento de poner un poco de cordura'. Uno no puede pretender que si va a decir algo así de claro y fuerte no vayan a contradecirte, pero no por eso uno se va a quedar callado. No sería correcto", explica.

Luego, el 10 de marzo, se publicó otra carta suya a propósito del Día Internacional de la Mujer en la que criticaba que un "pequeño porcentaje" esté logrando instalar el tema de la igualdad de género como una guerra de sexos, la que también abrió un intenso debate.

-¿Qué motivó su carta sobre el feminismo?
"Una cosa lleva a la otra. El tema del Festival se intentó presentar como que yo estaba siendo misógino y hablando contra la mujer por hablar de Chiqui Aguayo. Y no tiene nada que ver con eso. Las que más vociferan ahí son una parte de las mujeres que han intentado plantear el tema del feminismo desde una lógica de lucha de género. Y yo, estando de acuerdo con la reivindicación de los derechos de la mujer en la sociedad, veo que la mayoría no se sienten identificadas con esa parte. Entonces, saqué la voz para decir que hay un sector pequeño que está arrastrando a todo un mundo de mujeres hacia una postura que no es la que yo considero adecuada para debatir el tema de la igualdad de oportunidades, con la que estamos todos de acuerdo".

-¿Esperaba la repuesta que recibió?
"Obtuve un inmenso apoyo en las plataformas donde se razona más, donde se permite más debate. Obviamente, cuando se trata de un tema importante, que crea divisiones, va a salir gente a pelear desde la lógica de la descalificación y de intentar desaparecer al que está opinando. Esa es una de las cosas que nuestro país ya debería haber aprendido hace rato. Tuvimos una dictadura donde se calló violentamente a todo el que pensara distinto, y resulta que hoy ese lado que sufrió tanto está utilizando la misma estrategia".

-¿Le interesa seguir opinando de forma tan pública?
"Pienso que todos tenemos una participación en los temas de la sociedad. Todos tenemos una voz que sacar. Y en un momento determinado, si es necesario, hay que hacerlo. Y si uno tiene que pagar un precio por decir lo que piensa de forma honesta y directa, entonces se paga y el beneficio es la tranquilidad de ser fiel a los principios. Así que no descarto seguir opinando. Mi intención en ningún caso es otra que abrir un debate y poner un tema sobre la mesa. Pienso que es urgente abrir la asignatura de debate y de educación cívica en los colegios, porque eso sí hace mucha falta".

Plaza es cienciólogo desde 2009, y aunque esa religión alienta a sus miembros a "crear un mundo mejor", el cantante dice que eso no influyó en que alzara la voz. "Lo he hecho desde mi concepción del mundo, que, claro, tiene una mirada de cienciólogo, pero si yo no lo fuera tendría la misma decencia para decirlo". Agrega que los que critican la cienciología "no la conocen y se dejan guiar por lo que otros dicen en vez de ir a la fuente", y "a mí me ha hecho un inmenso bien y mejorar todas mis áreas en la vida".

La semana pasada se vio envuelto en otra controversia con la actriz Carolina Paulsen, quien dijo en "El interruptor", de Vía X, que Plaza no les había pagado a los trabajadores del musical "Que cante la vida" (2012) y que se escudaba en los productores. En respuesta, el músico puso en Twitter una conversación vía mensaje de texto de hace cinco años donde Paulsen le dice "yo sé que tú no tienes responsabilidad", y otra más reciente donde explica que en el espacio tergiversaron sus dichos, a lo que Plaza responde que el tema ya está en manos de su abogado. Ahora, comenta: "No sé qué puede haber pasado ahí. Siempre tuve una muy buena relación con ella y de repente salió con esto. Todavía estoy extrañado. En las conversaciones que exhibí queda clarísimo que ella no piensa lo que dijo. Sabe que yo no era responsable y que siempre fui muy correcto con ella. No hemos hablado, pero estoy esperando poder hacerlo y que ella recapacite y aclare todo, porque no tiene sentido lo que hizo".

Sigue en la música

Mientras en Chile el nombre de Alberto Plaza ha resonado en el último mes por todos estos debates y controversias, en otras partes de Latinoamérica su rol sigue siendo principalmente el de un cantautor que superó las tres décadas de trayectoria. Acaba de dar dos conciertos en Costa Rica y seguirá en Colombia y Bolivia. Anuncia que también visitará Chile en mayo. "Dejé pendientes varios conciertos en el verano, porque tenía una gira de 11 fechas y 6 se suspendieron por los incendios", cuenta.

Además de llevar un tiempo trabajando en el guion para una película, asegura que sigue haciendo música y que está en "plena actividad". A principios de febrero dio que hablar por una entrevista donde decía que no haría más discos, pero ante la percepción de que esto marcaba un retiro de la música, aclara que se refería al formato físico. "Lo que dije es que está cambiando el formato y la música se está distribuyendo ahora de otra forma, en las plataformas digitales. El disco es un objeto que está desapareciendo, la gente ahora saca canciones y las pone en esas plataformas. Es muy difícil que yo vuelva a sacar un disco en físico, y si lo hago, va a ser uno de concepto. Voy a seguir haciendo mi música. He vivido 32 años cantando y he visto todas las transformaciones en el camino, entonces uno tiene que estar al ritmo de los tiempos y entender su lenguaje".


Derechos de autor abren pugna entre industria hotelera y productores audiovisuales

El Mercurio

Una entidad gestora de derechos de autor ha entablado demandas en contra de diversos hoteles, buscando cobrar por la difusión que hace cada aparato de televisión que esté disponible en habitaciones y espacios comunes de dichos establecimientos. Pero el gremio hotelero rechaza esta pretensión. 


Diversos informes en derecho y varias acciones judiciales en tribunales son solo parte de una disputa que tiene enfrentados a parte de la industria hotelera con productores audiovisuales.

La razón de este impasse son los derechos que buscan cobrar estos productores por sus contenidos que se emiten en establecimientos hoteleros a través de los televisores, ya sea que estén en habitaciones o en espacios comunes de un hotel. A ojos de los reclamantes, esta difusión de contenidos tiene un carácter público y no es asimilable al consumo que se realiza en un hogar, de forma privada, por lo que deben pagar derechos. Visión que por cierto es totalmente rechazada por cadenas hoteleras que han sido demandadas.

Los derechos esgrimidos abarcan las producciones de cortometrajes, largometrajes, documentales, series, teleseries y dibujos animados, que asegura representar Egeda, Entidad de Gestión Colectiva de Derechos de Productores Audiovisuales .

Amparándose en la ley de Propiedad Intelectual, lo que busca Egeda es un pago por la difusión pública de un repertorio de obras audiovisuales nacionales e internacionales, y que se transmiten por televisión, independientemente de que el hotel haya contratado televisión de pago para recibir la señal.
Esto, porque en la visión de Egeda los hoteles son establecimientos abiertos al público -hay huéspedes que rotan- y realizan una actividad comercial pagada, con lucro, y no doméstica o de consumo privado. Dado lo anterior, la entidad asume que los establecimientos hoteleros deben pagarles a los productores creadores de estas obras audiovisuales emitidas, por concepto de licencia o autorización, explica el director gerente de la entidad en Chile, Alberto Muñiz.

El tema prendió las alertas en la Asociación de Empresarios Hoteleros de Chile, que rechaza de plano estas pretensiones, gremio que tomó cartas en el asunto. Encargaron informes en derecho, trabajan con la asesoría del abogado Martín del Río y "monitorea los juicios contra hoteles", reconocen el presidente de la Asociación, Andrés Fuenzalida, y el mencionado abogado. Su juicio al respecto es tajante: "No es procedente el cobro a los hoteles", dicen.

Estiman que los pasajeros que ven televisión en las habitaciones de los hoteles lo hacen como una decisión "intrínsecamente personal, individual y privada". "Nunca el hotel podrá hacer reproducción en las habitaciones, porque éstas en esencia son recintos privados. Tampoco estamos de acuerdo en lo que argumenta Egeda cuando dice que las habitaciones no son un espacio de uso privado. La jurisprudencia ya ha determinado no en una, sino que en varias oportunidades, que las habitaciones son un recinto privado", sentencian.

Al menos 11 juicios se entablaron en 2016

El gremio alude a fallos que resultaron favorables a hoteles como Ibis y Hyatt, "donde los tribunales señalaron expresamente que no hay comunicación pública en los hoteles, y, por lo tanto, no corresponde el pago a Egeda".

Claro que hay resultados dispares. El 9 de febrero, la Corte de Apelaciones de Santiago falló en contra de Egeda una causa de Accor Chile por el hotel Ibis Santiago, de Estación Central, en un fallo que confirmó la sentencia de primera instancia. La sentencia aludió a que "se trata de una comunicación asimilable a la de un núcleo familiar, en razón del ámbito privado o íntimo que reviste la habitación de un hotel (...) En las condiciones antes descritas, no es posible constatar que la demandada realice actos de comunicación pública", señala el escrito, que también dice que si no, el hotel "estaría pagando dos veces"
.
Rodrigo Lavados, abogado representante de Ibis, Radisson y Hyatt, explica que en estos dos últimos juicios, las sentencias están con resolución favorable definitiva. En el caso de Accor (Ibis), detalla que a pesar de que el hotel ganó el proceso en primera y segunda instancia, Egeda presentó un recurso de casación en la Corte Suprema.

Pero en otro caso, el del hotel Diego de Almagro, de Santiago Centro, una sentencia emitida el 22 de noviembre pasado por el 23 Juzgado Civil de Santiago dio la razón a Egeda, y el tribunal ordenó pagar la tarifa propuesta por los demandantes, en un fallo que consideró que, no obstante emitirse las señales en las habitaciones, "no puede considerárseles como un recinto privado", pues dado el giro del establecimiento, accede a él público general y presenta una rotación de pasajeros, "lo que lo transforma en una exhibición pública de material audiovisual que se encuentra protegido", dice parte de la sentencia, que en todo caso está apelada por el hotel.

"Si la Corte falla conforme a derecho, como esperamos, debiese ajustarse a la determinación de que la comunicación no es pública, no es que el hotel gane plata por transmitir estos contenidos. Este fallo genera absurdos jurídicos", señala Julián Dittus, abogado del hotel.

Según Lavados, la disparidad en los fallos no tiene que ver con vacíos legales, sino con una errónea interpretación de lo que se entiende como "comunicación pública".

Alberto Muñiz, de Egeda, anuncia que habrá nuevos juicios. "A mí no me va a detener en mi gestión que obtenga una sentencia mala, negativa. Esto lo han vivido todas las oficinas de Egeda en los otros países", dice Muñiz, quien agrega que en unos dos o tres meses llegarán a 30 a 40 juicios más. "Estamos defendiendo a nuestros productores", agrega. En efecto, solo el año pasado presentaron al menos otros 11 juicios que están en proceso en diversos juzgados, en contra de hoteles, como Rosa Agustina, de Olmué.

En este caso, la defensa del hotel cuestiona que Egeda nunca difundió la lista completa de piezas audiovisuales sobre las que tiene derechos. "Ellos presentaron una serie de artistas que están en su legítimo derecho de asociarse, pero no hay un registro del total; pueden ser tres, 50 o 150.000; eso no lo sabemos y afecta la legitimidad de ellos para poder demandar", dice Pedro Velasco, abogado defensor del hotel. Y añade que si el fallo les resulta negativo, apelarán en todas las instancias judiciales.

¿Hay retransmisión o no?

El ejecutivo de Egeda homologa el trabajo de esta gestora de derechos al que hace la SCD, con la diferencia -reconoce- que a la SCD la conocen, porque partió hace 20 años cobrando sus derechos. Pero recalca que hay otras entidades de gestión colectiva que son menos conocidas y que también tienen sus derechos de autor.

En el gremio hotelero, en cambio, explicitan dudas. "Como Asociación de empresarios hoteleros de Chile no estamos en desacuerdo que quienes tengan reales derechos autorales puedan cobrar por ello. Sí estamos en desacuerdo que producto de una desactualización legislativa y normativa sobre este particular, grupos relacionados con la creación de obras de arte busquen espacios ambiguos para generar pseudoderechos de cobro donde no los hay y que generen toda una argumentación confusa en búsqueda de su propósito", sostienen Fuenzalida y Del Río.

Su posición es que la autorización que tiene Egeda por parte del Ministerio de Educación "es para cobrar el derecho de retransmisión, cosa que no hacen los hoteles en ningún caso. Si hay un televisor en una pieza, decir que eso es retransmitir va contra la definición legal que está en la ley de derecho de autor. La retransmisión de señales la hacen solamente los canales de televisión, nadie más", sostienen.
Pero en Egeda no lo ven así y la demanda en contra del hotel Rosa Agustina aborda este tema. "La pretendida distinción entre retransmisión o redifusión no es más que una controversia semántica", dice un párrafo de dicha acción legal, el que termina señalando que la ley no asigna un nombre en particular, "sino que este acto queda comprendido en el concepto genérico de comunicación pública", dice esta demanda, en cuya carátula aparece como representante el abogado Pedro Aylwin -estudio Aylwin Mendoza Luksic Valencia- y patrocinada por Juan Enrique Puga, del estudio Puga IP.

"En los hoteles no efectuamos retransmisión, porque eso involucra una serie de elementos técnicos que consumidores finales no tenemos ninguna capacidad técnica de realizar. Los paquetes que compramos nosotros (a los operadores de televisión pagada) son cerrados. La gente entra a una habitación, sale de ella y queda en el ámbito privado, no podemos entrar a ver si la persona está viendo televisión", afirma Pedro Velasco.

La defensa del Hotel Diego de Almagro señala que en Chile los derechos de retransmisión no están reconocidos para piezas audiovisuales, sino solo para radiales. "Esta es una creación nueva de ellos, de un derecho que no está reconocido en Chile. Ellos pretenden el derecho de retransmisión, y en este país eso solo existe en materia de radiodifusión", dice Julián Dittus.

Tampoco hay acuerdo sobre si hay beneficio económico

El abogado Juan Enrique Puga, patrocinante de algunas de las demandas de Egeda, agrega otro argumento. Dice que contar con la exhibición de obras audiovisuales "genera al empresario hotelero una oferta de servicios más atractiva y de mayor valor agregado", y que para la obtención del sello de calidad que otorga Sernatur se requiere contar con este servicio de televisión abierta o cerrada, junto con otros servicios básicos. Sostiene que un empresario que tenga en explotación un espacio público no puede "beneficiarse comercialmente, mejorando sus servicios, sin una justa retribución al productor audiovisual".

Pero en el gremio hotelero estiman que no es efectivo que algo tan básico como el acceso a un televisor influya en tarifas o estrellas que los hoteles cobran. "Es como pretender argumentar que tener luz eléctrica en las habitaciones permitirá al hotel tener una categoría de estrellas superior y, por tanto, generar mayores ingresos. Es más, algunos establecimientos en propuestas de valor de alta gama optan por no instalar televisores en las habitaciones, y a pesar de ello cobran tarifas muy superiores al estándar", retrucan.

En Egeda aseguran que hay varios hoteles -en su mayoría, relacionados a cadenas internacionales- que han llegado a acuerdo. En el gremio hotelero dicen que "constituyen una absoluta minoría en relación a la oferta total de la industria". "Pareciera que Egeda pretende intimidar a toda la industria, donde hay hoteles muy pequeños, esgrimiendo que las grandes cadenas pagan, en circunstancias de que para esas grandes cadenas, este puede no ser un ítem de importancia", resaltan.

Para Rodrigo Lavados, los fallos favorables recibidos por los hoteles que representa podrían influir en los procesos futuros de otros hoteles. "Es posible que, a la luz de estos procedimientos, los hoteles que ya tienen acuerdos con Egeda puedan cambiar su conducta y tomar otra distinta. Eso (llegar a un acuerdo) no significa que la entidad tenga razón, los hoteles lo hacen para sacarse un problema de encima", estima.

Karpatt : Sonidos de Europa llegan al Nescafé de las Artes

El Mercurio

Una larga gira del grupo francés de jazz gitano y mestizo comienza este martes en el teatro de Providencia. En tanto, el exponente chileno de música griega presenta su disco "Zeus".  

IÑIGO DÍAZ 

Este es el siglo de los mestizajes, qué duda cabe, pero si hubiera que representarlo en una de las artes, la música se mueve con ventaja. Los franceses Fred Rollat, Gaëtan Herat y Hervé Jégousso conocen ese campo desde hace 23 años.

Es el grupo Karpatt, elenco parisino de cuerdas acústicas (guitarras, banjos, contrabajos) que llega a Chile para una gira que incluso los llevará hasta Rapa Nui. Los conciertos comienzan este martes en el Teatro Nescafé de las Artes (20:00 horas, entradas de $10.000 a $20.000), en el marco de las celebraciones de la Francofonía, ya habituales en ese escenario.

"En Francia tenemos mucha inmigración de África del Norte y parte de Europa del Este, y toda esta mezcla se refleja en la música y el arte. Yo vivo en París, que es una ciudad grande con mucha gente de muchos lugares, sentimos una inspiración diferente", anota Rollat.

En Santiago (21 de marzo), Curicó (22), Concepción (25), Valparaíso (28), Isla de Pascua (31), Osorno (4 de abril) y Valdivia (6), el grupo presentará su álbum "Angora", donde se exponen las mezclas étnicas y geográficas de su música. Si hasta ahí esa propuesta incorporaba jazz gitano, canción francesa, rumba catalana, polca, e incluso rock, hoy Karpatt se lanza a explorar sonidos y ritmos de Sudamérica.


Los estudios de abogados detrás de las celebridades en Chile


Paul McCartney, Rihanna y las Kardashian son algunos de los clientes de firmas como Alessandri o Silva.  

Amparo Troncoso R. 

Cuando la aduana chilena incauta un centenar de poleras con la cara de Snoop Dogg que no son merchandising oficial o copias del perfume "Elixir", de la colombiana Shakira, no lo notifica a sus managers , ni tampoco avisa a sus abogados en Estados Unidos: llaman directamente al estudio jurídico local que se encarga de representar su marca en el país. En el caso de ambos, es Alessandri. De hecho, hace un tiempo ganaron un juicio contra un empresario que vendía camisetas con el nombre del rapero estadounidense. La firma tiene un área de derecho de autor, entretenimiento y deportes que trabaja con más de 60 clientes como Bob Marley, Pelé, Lady Gaga, Rihanna, y diseñadores como Carolina Herrera y Michael Kors.

Otro de los actores del rubro es el estudio Silva & Cía, que representa a la tenista Maria Sharapova y al grupo de rock Metallica, entre otros. "Cuando un tercero intenta registrar el nombre de un famoso, no solo se alega mala fe y una acción contraria a las buenas costumbres, sino también se eleva la causal de aprovechamiento de la fama y notoriedad lograda por el protagonista", explica Juan Pablo Silva.

La lista de "los abogados de las celebridades" también incluye a Johansson & Langlois, que trabaja con la marca del cantante Ed Sheeran, las hermanas Kardashian, MPL Communications - holding del ex Beatle Paul McCartney-, la banda The Police y Karl Lagerfeld, entre otros. Cooper & Cía, en tanto, representa a Elvis Presley, mientras que el bufete Claro & Cía. tiene a David Beckham y Prada entre sus representados en Chile.

¿Cómo surge la relación? Generalmente los contactan colegas extranjeros con los que colaboran hace años y que necesitan presencia local para encargarse del merchandising y los derechos de imagen de sus clientes. En otras ocasiones puede pasar que los contrate directamente el artista.

Problemas legales

Según explica Rodrigo Velasco, socio de Alessandri, el representar la marca del artista en Chile no significa necesariamente que el estudio lo represente si es que llegase a tener un problema judicial en el país. "Los artistas poseen su propia agencia de management, y ellas eligen quién los representará, dependiendo del caso. Aunque suelen pedirnos recomendaciones", asegura.

Cristina Gallardo-Domâs renuncia a Semanas Musicales de Frutillar

El Mercurio

La soprano chilena Cristina Gallardo-Domâs anunció el término de su colaboración como asesora de las Semanas Musicales de Frutillar. Gallardo-Domâs estaba trabajando para el aniversario 50 del evento, en 2018, y dijo que quería presentar algo operático en esa instancia. La soprano indicó que la renuncia se debía a diferencias de criterio con la organización y comunicó al directorio su decisión la semana pasada.


La última vez que estuvo sobre un escenario fue en noviembre del año pasado, en Alicante, cuando junto a la prestigiosa Orquesta de Cadaqués presentó un programa enraizado en piezas de compositores españoles. Después de esa noche, vino un último concierto privado en Canarias junto al piano, aunque sin el vértigo que le ha provocado siempre enfrentar a las siluetas del público sobre la tribuna. Desde entonces, la voz de la soprano chilena Cristina Gallardo-Domâs permaneció muda, pero una decisión de último momento -y que además la tiene por Santiago en estos días- acabará prontamente con esta pausa.

En agosto cumplirá 50 años, y aunque sus cercanos le insistían en que volviera a las pistas, la artista optó por tomarse las cosas con calma. “Recién hoy siento que mi voz se ha asentado en un nuevo registro, uno más central y maduro, y que sin duda me ha dado señales de seguridad. Nunca he sentido nervios al cantar, la verdad, prefiero entrenar mucho, ser disciplinada y cuidarme como sé que debo. Por eso, creo que esta nueva vida tendrá otras oportunidades que jamás creí para mí”, afirma.

El martes 21, Gallardo-Domâs retornará a Madrid, España, junto a su familia. Allá reconoce sentirse “como en casa”: su esposo es español y ella tiene doble nacionalidad. También allí, lejos de su tierra, una de las más reconocidas cantantes líricas del país, y cuya voz ha resonado en Nueva York, Berlín, Múnich, Leipzig, Sao Paulo, y otros rincones del planeta, planeó su retorno a los escenarios luego de cinco años sin protagonizar una ópera, y haciendo lo que mejor le sale.

Lo primero ocurrirá en julio próximo, en el Teatro Maggio Fiorentino, en Italia, cuando asista como jurado y artista al Concurso Coral Leonardo Da Vinci. “Allí no solo me tocará presenciar a algunos de los grupos jóvenes más talentosos, sino que además intervendré en el concierto de cierre junto a un coro canadiense que también está invitado”, cuenta. Para la ocasión entonará algunas arias ya conocidas por ella, de Carmen y La Habanera. “Será algo así como mi reencuentro con el escenario y el público. Estoy muy ansiosa de que llegue pronto ese momento”.

Días después volverá a España, esta vez a Sevilla, para encerrarse unas cuantas semanas en el conocido estudio Reserved Sounds, donde grabará dos discos: uno de canto y piano, y otro de canto y guitarra. “El que está más claro, por ahora, es este último. Será una colaboración con el español José María Gallardo del Rey (1961), uno de los guitarristas más talentosos de hoy y quien además compone”, cuenta. “El repertorio será fundamentalmente español y latinoamericano, con obras de García Lorca y otros”, advierte.

Su agenda no se detendrá. A mediados de este año, ofrecerá también un concierto junto al pianista gallego Juan Durán en el Auditorio de Orense, en España, para el que han escogido interpretar un ciclo de canciones inspiradas en poemas de Gabriela Mistral y Federico García Lorca, además de algunas arias de Carmen y Charlotte. Para 2018, en tanto, acaba de ser confirmada para presentarse en el Palau de la Música de Valencia, también junto a Gallardo del Rey. “Me dan ganas de volver a la ópera, pero no quiero tomar decisiones apresuradas. Lo bueno de tener trayectoria, a estas alturas y en este medio, es que la trayectoria se respeta y difícilmente se olvida. La ingratitud y soberbia las mantengo lo más alejadas que puedo”, aclara.

Estrella fugaz en Frutillar

A mediados de enero del año pasado, a pocos días de la muerte de Flora Inostroza, la gestora y ex presidenta de la Corporación Cultural Semanas Musicales de Frutillar, Gallardo-Domâs fue reclutada para hacerse cargo, junto a la misma institución, de contratar cantantes e instrumentistas internacionales para la versión número 50 del certamen, que se celebrará en enero de 2018.

“Como se trataba de un aniversario importante, presenté un proyecto enfocado en el área de extensión: proponía conciertos al aire libre, acciones para estrechar vínculos con sponsors, embajadas y radios extranjeras para hacer transmisiones en vivo. También la conformación de un comité extraordinario, en vista de que las gestiones de la nueva directiva no avanzaban”, cuenta. “Además, me hice cargo de una antigua tarea que era estrenar una ópera propia, y que por poco encargué al Conservatorio de Boston. Menos mal no llegué a hacerlo. Con todo, además de algunos nombres confirmados, las evasivas fueron tantas que me convencí de que no había ningún empeño en dignificar, contra todo lo dicho por ellos mismos, la labor de Flora Inostroza”, agrega.

Gallardo-Domâs responsabiliza a la nueva administración, presidida por la inglesa Harriet Eeles: “El problema, pienso, es que allí hay muchos capitanes y ningún marinero. El desconocimiento de qué hacer y cómo, es total. Cuando Flora estaba viva hacía todo, y el directorio estuvo ahí por años, cruzado de brazos y casi porque era parte del decorado, no por su rol activo”, opina la soprano. “Considerando además que mi cargo era ad honorem, no consideré justo que se me pidiera redactar informes, cartas de compromiso para los artistas ni tampoco hacerme cargo de asuntos de producción que estaban fuera de mi alcance. Eso ocurre porque los viejos estatutos de Semanas Musicales están más que obsoletos, y es una pena, considerando que no solo se trata de uno de los festivales musicales más importantes del país, sino de Latinoamérica”.

Este lunes recién pasado, Gallardo-Domâs difundió un correo electrónico con el que anunció el término de su colaboración, aludiendo a estas diferencias de criterio con la organización: “Comuniqué qué aspectos me parecían positivos y cuáles no, así como mi visión de lo que debería comenzar a efectuarse para el gran aniversario, razonamientos que quedaron plasmados en un extenso informe, así como la urgencia de acciones inmediatas y respuestas a los sponsors, entre otros. Sin embargo, estos no tuvieron acogida (…). Por lo tanto, y sintiendo que no hay cabida para nuevos criterios, decidí poner fin a mis funciones”, se lee en el comunicado.

Su repentina salida reforzó su idea de retornar definitivamente a Madrid, a seguir con sus proyectos. “Me vi envuelta en estos meses en una atmósfera de tanta soberbia, que preferí precipitar lo que ya tenía planeado”, dice. “Allá retomaré mi carrera, me reuniré con mi familia y toda esa escena en la que me quiero desenvolver por ahora. El resto ni siquiera lo he pensado”, agrega.

Los Niños Cantores de Viena saludan los 200 años del Ejército

El Mercurio

La legendaria agrupación coral realizará tres conciertos gratuitos, en Santiago y Viña del Mar. Se esperan 7 mil personas este 25 de marzo en su presentación en la Escuela Militar.

Maureen Lennon Zaninovic

Desde 1936 vienen a nuestro país los Niños Cantores de Viena, y en cada oportunidad se repite más o menos la misma postal: cientos de personas cautivadas por las voces angelicales de esta antiquísima agrupación coral masculina. La última actuación en Chile data de 2013 y la buena noticia para sus seguidores es que darán tres recitales gratuitos, con el apoyo de la Caja de Compensación Los Andes.

Uno de ellos es en la Escuela Militar (Pdte. Riesco 4601, Las Condes), el sábado 25, a las 20:00 horas. La prestigiosa agrupación coral será una de las "estrellas" de la Gala Cultural Musical "200 años, 200 músicos", evento conmemorativo del bicentenario de la Escuela Militar y del Cruce de los Andes de 1817, que culminó con el triunfo patriota en la Batalla de Chacabuco. Además de los Niños Cantores de Viena, esa tarde se sumarán músicos integrantes de las bandas de conciertos del Ejército, Armada, Fuerza Aérea de Chile y el Orfeón Nacional de Carabineros de Chile (invitaciones disponibles desde hoy en la guardia en calle Los Militares 4500).

"También nos va a acompañar el Coro de la Universidad de Chile", adelanta el mayor Sandro Yáñez, director de la Banda de Conciertos del Ejército, conformada por 60 instrumentistas. El repertorio incluirá piezas clásicas y populares. "El concierto contempla tres partes. En la primera, estarán las bandas del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea y Carabineros, y la idea es hacer un recorrido musical histórico, rememorando el período cuando O'Higgins funda la Escuela Militar, pasando por las campañas del norte, las influencias españolas, francesas y alemanas que ha recibido nuestro Ejército; y tragedias importantes como la del Alpatacal, en 1927, en la provincia de Mendoza, donde fallecieron militares chilenos. Preparamos un guion histórico que irá acompañado de obras como 'Caballería ligera', de Franz von Suppé, 'Pinos de Roma', de Ottorino Respighi y la Obertura 1812, de Tchaikovsky, esta última con fusilería de cañones en vivo. Esperamos que sea impactante", agrega el mayor Sandro Yáñez.

En la segunda parte, actuarán los Niños Cantores de Viena con una orquesta propia de músicos, sumando además la participación de las agrupaciones de las Fuerzas Armadas. El cierre será un segmento exclusivo a cargo de esta agrupación coral infantil.

"El concierto se va a realizar en el patio de honor de la Escuela Militar y esperamos que lleguen entre 7 mil y 10 mil personas", puntualiza el mayor.

En la Quinta Vergara

El 29 de marzo, los Niños Cantores de Viena se trasladarán al anfiteatro de la Quinta Vergara, a las 20:00 horas. Se espera que la Municipalidad de Viña del Mar los declare Hijos Ilustres de la ciudad.
El último concierto está programado para el viernes 31 de marzo, en el anfiteatro del Parque Padre Hurtado (ex Intercomunal), a partir de las 19:30 horas.

Este año, el director que acompañará a los niños es el brasileño Luiz de Godoy, quien fue nombrado maestro de esta agrupación en 2016. "Los niños están muy expectantes ante este regreso", comenta el director y añade que en Chile se presentarán 25 coristas. "El programa que ellos ofrecerán en Santiago y Viña del Mar será una mezcla de piezas clásicas, de Mozart y Vivaldi, un motete del músico renacentista Jacobus Gallus, canciones tradicionales austríacas, música popular y, por supuesto, éxitos del repertorio chileno".

Conciertos a domicilio: la otra forma de difundir la música

El Mercurio

Tres músicos chilenos explican las diferentes razones que tienen para ofrecer shows en matrimonios, cumpleaños y hasta en livings de casas.  

Magdalena Bordalí 

A sus casi 40 años de carrera, Francisco "Pancho" Puelma, el autor de "Esperando nacer", se sube al escenario todos los días en un concierto íntimo donde repasa sus éxitos. Su repertorio, a veces, llega casi a las cinco horas en la presentación que preparó para un hotel en Concón, donde tiene un show estable. El espectáculo, que lo ha mantenido en varios hoteles por casi 20 años, le sirve como vitrina para que los huéspedes lo reconozcan.

"Este show, que es solo mi piano y yo cantando canciones que están en la memoria colectiva, gusta mucho. Me dicen 'oye, tengo mi cumpleaños y voy a encarpar la casa. Me gustaría que fueras tú'. Entonces ahí nace el tema de los eventos y tocatas particulares", explica el cantante viñamarino, quien hace varios años optó por hacer presentaciones privadas en diferentes eventos.

A pesar de su extensa trayectoria, su repertorio se ha acomodado y flexibilizado dependiendo de quien lo contrate. Llega con sus instrumentos y sistemas de sonido a un matrimonio y le piden que se aprenda una canción en particular para los novios, y él lo hace. También cambia su rutina dependiendo del ambiente. "Hay días en que toco mi repertorio y luego me despido. Hay otros en que la gente se anima y al final termino tocando mucho rato. Los invitados se sientan alrededor de mi piano. No lo pueden creer cuando aparezco, porque como no salgo en la tele ni en radios, muchos creen que uno no está tocando", señala.

La idea se fue dando a medida que la industria de la música se hizo compleja. Puelma dice que todos los cantantes buscan sustento en lo que sea. En su caso, la batalla para vivir de la música le fue hostil hasta que apareció esta alternativa. En su opinión, le permite hacer lo que ama de una manera menos glamorosa, pero que le ayuda a pagar las cuentas y la universidad de sus hijas. "Estoy en un momento de mi vida en el que ya hice mi carrera, bien o mal. Tengo 57 años y no me canso, aún compongo, pero el medio está tan difícil que esta modalidad es más segura".

Modalidad que sirve también a artistas que recién empiezan. Daniel Parraguez, participante de "The Voice Chile" 2015 y representante de Chile en la competencia internacional del pasado Festival de Viña, lleva un tiempo trabajando en su primer álbum de estudio. El cantante de 28 años comenzó a reunir fondos para grabar su disco a partir de donaciones del público a cambio de recompensas.

"Una de las recompensas de este proyecto era que por una cierta cantidad de dinero entregado yo iba con un guitarrista y un percusionista a tocar a la casa de la persona que donaba", cuenta. Éste método fue uno de los más exitosos de su campaña. Los conciertos a domicilio, que normalmente eran en juntas de amigos o fiestas, están cerca de agotarse. Y cada uno le entregó $150 mil para concretar su iniciativa.

A pesar de las complicaciones técnicas que conlleva hacer un concierto en una casa, Parraguez hacía al menos una presentación a la semana y se ajustaba al lugar y a las peticiones del público: "No sabes a dónde vas a llegar ni cuál será el espacio, entonces tengo las cosas para armar un show chiquitito, pero que suene lo mejor posible. Arreglamos con congas, cajón peruano, guitarras y ukelele, y tocamos canciones del disco que lanzaré en unos meses, además de las canciones de reggaetón en versión acústica, que es lo que pide la gente porque así me conocieron en 'The Voice'".

Según indica, esto le sirve como método de promoción, siendo esta opción una muy viable dentro de la industria musical nacional. "Hacer un show de media hora en una casa nos acerca mucho a las personas. Es un medio publicitario y una manera de conocer al artista, sin edición ni cortes. Eso genera expectativas", sostiene.

Para Emilio García, músico, compositor y guitarrista, este tipo de tocatas son una nueva manera de interacción entre los artistas y el público. "Una experiencia", la denomina. Hace nueve años, amigos suyos que vivían en Europa le contaron del concepto de "Home Concert", que responde a la idea del concierto a domicilio, pero en un espacio más íntimo. Es lo que hace desde hace cuatro años junto al músico Pedro Rodríguez. Ellos son gestores del evento, y el dueño de casa, generalmente conocido de ellos, convoca a los asistentes. "La idea es compartir un respeto y gusto por la música pagando el valor de una entrada. No hay una conversación ni una fiesta, solo conexión musical", precisa. "Esta interacción, que se da espontáneamente, es tal vez lo que mejor identifica este tipo de actividad. No ocurre en bares, teatros o salas de concierto; es una experiencia directa, que vincula al espectador con el artista en un área común y corriente como es el hogar de unos amigos", explica García.

Si bien el concepto sigue siendo de nicho, coinciden en que es el primer paso a una nueva forma de experimentar la música.


jueves, marzo 16, 2017

Silvio Rodríguez recuerda a Ángel Parra



Blog Segunda Cita

ÁNGEL PARRA

Lo había escuchado mencionar, pero efectivamente supe de él cundo vino a Cuba en 1967, al Festival de la Canción Protesta, auspiciado por Casa de las Américas. Hacía apenas un mes que me había desmovilizado y, aunque había escrito un par de canciones de las identificadas como “políticas” o “de conciencia”, mi mundo creador aún iba fundido a la conmoción de la adolescencia. Recuerdo que “Los Parra”, que era como se les decía a su hermana Isabel y a Ángel, fueron de las figuras más visibles de aquel Festival, que reunió a cantores del sur y del norte de América, además de a europeos y asiáticos. Recuerdo haber visto por primera vez los rostros de aquellos hermanos en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, que dirigía Santiago Álvarez.

Años después, cuando estuve con Ángel primero en la peña de Santiago y luego en su cálida casita de Los Leones, me sentí muy bien acogido por su familia, su guitarra y su vino. Tanto, que estando allí se me olvidaban las distancias y disfrutaba a fondo de su master de juglaría americana, matizado a veces por ocurrentes intermedios de Angelito y Javiera, “los cabros chicos”. Tampoco se me va de la memoria la encantada hospitalidad de Marta Orrego y de sus hijas Claudia y Paula, a quienes les dejé mi corazón.

Un año después vino el golpe, asesinaron a Víctor y se plantó la angustia por el Ángel, hasta que supimos que estaba preso en el desierto, en un campo de trabajo que llamaban Pisagua. Así le puso a su primer disco, cuando por fin salió.

Nos volvimos a ver a mediados de los 70s, en México DF, para más señas en una casita de Coyoacán a donde milagrosamente había trasladado algunos espíritus de Las Condes. Desde entonces ir a México y no pasar por Coyoacán era como perder sortilegios de auxilio en una babel que amenazaba con tragárselo todo. Era la guitarra del Ángel la que nombraba el mundo reconocible; el cordel umbilical a tierra firme para que algunos papalotes no se nos fueran a bolina.

Ángel terminó yéndose a París, allá se enamoró y plantó vivienda cerca de unos de sus grandes referentes: Atahualpa Yupanqui. En los últimos años de la vida de Don Ata, cuando la artrosis ya no le permitía tocar la guitarra, Ángel lo hacía por él, y el Maestro declamaba las canciones.

Con Chabela he cantado muchas veces, con Ángel menos, Pero recuerdo que en los últimos años compartimos aquel concierto de conmemoración de las jornadas históricas de 1967, organizado por Casa de las Américas. También en el Estadio Nacional de Chile unimos voces en Hasta Siempre Comandante, hace 20 años, cuando el 30 aniversario de la caída de Che.

No se me ocurre mejor forma de concluir este breve pase de lista, que no es sólo por tristeza sino mucho también por identidad, por admiración a la consecuencia humana y artística de un hombre, con algo que le escribí a Violeta, su mamá:

Beso a Carmen Luisa,
novia de un arcángel.
Quiero a la Chabela
y saludo al Ángel.