Tres músicos chilenos explican las diferentes razones que tienen para ofrecer shows en matrimonios, cumpleaños y hasta en livings de casas.
Magdalena Bordalí
A sus casi 40 años de carrera, Francisco "Pancho" Puelma, el autor de "Esperando nacer", se sube al escenario todos los días en un concierto íntimo donde repasa sus éxitos. Su repertorio, a veces, llega casi a las cinco horas en la presentación que preparó para un hotel en Concón, donde tiene un show estable. El espectáculo, que lo ha mantenido en varios hoteles por casi 20 años, le sirve como vitrina para que los huéspedes lo reconozcan.
"Este show, que es solo mi piano y yo cantando canciones que están en la memoria colectiva, gusta mucho. Me dicen 'oye, tengo mi cumpleaños y voy a encarpar la casa. Me gustaría que fueras tú'. Entonces ahí nace el tema de los eventos y tocatas particulares", explica el cantante viñamarino, quien hace varios años optó por hacer presentaciones privadas en diferentes eventos.
A pesar de su extensa trayectoria, su repertorio se ha acomodado y flexibilizado dependiendo de quien lo contrate. Llega con sus instrumentos y sistemas de sonido a un matrimonio y le piden que se aprenda una canción en particular para los novios, y él lo hace. También cambia su rutina dependiendo del ambiente. "Hay días en que toco mi repertorio y luego me despido. Hay otros en que la gente se anima y al final termino tocando mucho rato. Los invitados se sientan alrededor de mi piano. No lo pueden creer cuando aparezco, porque como no salgo en la tele ni en radios, muchos creen que uno no está tocando", señala.
La idea se fue dando a medida que la industria de la música se hizo compleja. Puelma dice que todos los cantantes buscan sustento en lo que sea. En su caso, la batalla para vivir de la música le fue hostil hasta que apareció esta alternativa. En su opinión, le permite hacer lo que ama de una manera menos glamorosa, pero que le ayuda a pagar las cuentas y la universidad de sus hijas. "Estoy en un momento de mi vida en el que ya hice mi carrera, bien o mal. Tengo 57 años y no me canso, aún compongo, pero el medio está tan difícil que esta modalidad es más segura".
Modalidad que sirve también a artistas que recién empiezan. Daniel Parraguez, participante de "The Voice Chile" 2015 y representante de Chile en la competencia internacional del pasado Festival de Viña, lleva un tiempo trabajando en su primer álbum de estudio. El cantante de 28 años comenzó a reunir fondos para grabar su disco a partir de donaciones del público a cambio de recompensas.
"Una de las recompensas de este proyecto era que por una cierta cantidad de dinero entregado yo iba con un guitarrista y un percusionista a tocar a la casa de la persona que donaba", cuenta. Éste método fue uno de los más exitosos de su campaña. Los conciertos a domicilio, que normalmente eran en juntas de amigos o fiestas, están cerca de agotarse. Y cada uno le entregó $150 mil para concretar su iniciativa.
A pesar de las complicaciones técnicas que conlleva hacer un concierto en una casa, Parraguez hacía al menos una presentación a la semana y se ajustaba al lugar y a las peticiones del público: "No sabes a dónde vas a llegar ni cuál será el espacio, entonces tengo las cosas para armar un show chiquitito, pero que suene lo mejor posible. Arreglamos con congas, cajón peruano, guitarras y ukelele, y tocamos canciones del disco que lanzaré en unos meses, además de las canciones de reggaetón en versión acústica, que es lo que pide la gente porque así me conocieron en 'The Voice'".
Según indica, esto le sirve como método de promoción, siendo esta opción una muy viable dentro de la industria musical nacional. "Hacer un show de media hora en una casa nos acerca mucho a las personas. Es un medio publicitario y una manera de conocer al artista, sin edición ni cortes. Eso genera expectativas", sostiene.
Para Emilio García, músico, compositor y guitarrista, este tipo de tocatas son una nueva manera de interacción entre los artistas y el público. "Una experiencia", la denomina. Hace nueve años, amigos suyos que vivían en Europa le contaron del concepto de "Home Concert", que responde a la idea del concierto a domicilio, pero en un espacio más íntimo. Es lo que hace desde hace cuatro años junto al músico Pedro Rodríguez. Ellos son gestores del evento, y el dueño de casa, generalmente conocido de ellos, convoca a los asistentes. "La idea es compartir un respeto y gusto por la música pagando el valor de una entrada. No hay una conversación ni una fiesta, solo conexión musical", precisa. "Esta interacción, que se da espontáneamente, es tal vez lo que mejor identifica este tipo de actividad. No ocurre en bares, teatros o salas de concierto; es una experiencia directa, que vincula al espectador con el artista en un área común y corriente como es el hogar de unos amigos", explica García.
Si bien el concepto sigue siendo de nicho, coinciden en que es el primer paso a una nueva forma de experimentar la música.
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