El Mercurio
La exdirectora del Centro Cultural La Moneda cree que la controversia que ha rodeado al envío chileno a la Bienal de Arte de Venecia inhibirá a “artistas profesionales” a postular al evento.
Roberto Careaga C.
Cuando en 2013 Alfredo Jaar representó a Chile en la Bienal de Arte de Venecia, Beatriz Bustos estuvo en un papel clave de las bambalinas: fue la gestora del pabellón local, coordinando el diálogo entre el artista, instituciones culturales locales y la misma bienal. La exdirectora del Centro Cultural La Moneda trabajó por más de un año en la gestión. Por entonces, Jaar fue escogido por el Ministerio de las Culturas para representar a nuestro país en Italia, sin la necesidad de entrar a un concurso, como hoy se elige a un proyecto para ir al evento. Para Bustos, el proceso en torno al certamen debería ser revisado, especialmente a la luz de la controversia que se ha generado este año.
Las alertas sobre la participación en Venecia venían de antes, pero estallaron el 10 de octubre pasado, cuando el artista Patrick Hamilton y su equipo desistieron de seguir adelante en el concurso para representar a Chile en la bienal acusando una “serie de escollos” en el proceso. Según plantearon, fue decisiva la demora en informar que el espacio de exposición no estaría dentro del Artiglieri dell'Arsenale, como ya era tradicional, sino en otro más grande y lejano del centro del evento ubicado en el edificio de la Marina Militar. Luego, la dupla integrada por Joaquín Cociña y Cristóbal León también se bajó del certamen del ministerio, del que era finalista junto a otros seis proyectos.
Una semana después renunció a su cargo la secretaria de las Artes de la Visualidad del ministerio, Alessandra Burotto, mientras la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, instruía una investigación para “clarificar las eventualidades irregularidades y las consecuentes responsabilidades” en el proceso. Beatriz Bustos ha estado atenta a todos los pasos de la controversia.
“Patrick Hamilton y su equipo, y la dupla de León y Cociña, son artistas que han estado en Venecia, conocen bien las dinámicas de la bienal, y por eso saben perfectamente en qué lugar se instalaba el pabellón (y eventualmente su obra) y la carga simbólica de la trayectoria del pabellón nacional. La decisión que tomaron me parece tremendamente seria. Difícil, pero refleja su profesionalismo. Para mí, la credibilidad del concurso está en las personas que se retiraron”, dice Bustos.
La participación de nuestro país en Venecia tuvo un punto de inflexión el año 2009, cuando se empezó a arrendar un espacio para su pabellón en la zona de Artiglieri dell'Arsenale. “Conseguir estar de manera permanente ahí fue un logro para las artes visuales de Chile”, dice Bustos, que no está del todo conforme con la explicación del Ministerio de las Culturas sobre el cambio de lugar: que el espacio del Arsenale será sometido en 2024 a trabajos de restauración.
—¿Para usted esa no es una explicación suficiente?
“Desconozco la verdadera razón que llevó a que el ministerio cambiara la sede, pero no me convence el argumento dado. No operan así las cosas en Venecia. No me parece suficiente, porque una institución como la bienal avisa con mucha antelación el espacio de sus pabellones. Venecia arrienda sus espacios con mucha antelación y se podrían haber hecho gestiones mucho antes”.
—¿Qué tan importante es estar en el Arsenalle?
“El Arsenalle es un espacio importantísimo. Hay otros espacios que son secundarios y otros que son invisibles. El lugar que en que se ha informado que finalmente estará Chile es simbólicamente muy secundario. Puede circular menos gente, pero sobre todo levanta una pregunta: ¿por qué Chile no está en Arsenalle? Después de haber estado tantos años en ese espacio, dejarlo significa que nuestro país baja de lugar”.
—¿Cuánto daño puede hacerle esta controversia a la estructura que se había desarrollado para la participación de los artistas chilenos en Venencia?
“Impacta mucho al sector. Había cierto prestigio y validación en el medio de los procesos para la convocatoria a Venecia y toda esa figura hoy queda muy débil. Es muy difícil que artistas profesionales quieran dedicarle tiempo y energía a postular a un pabellón nacional si es que ha habido todos estos problemas. No tienen la certeza de cuál es el espacio, o si la gestión del ministerio y todas las otras instituciones va a ser fiable. Ahora que estamos en una crisis quizás hay que revisar si realmente es buena política hacer un concurso para elegir un representante; revisar también el presupuesto y los tiempos que se manejan. Pero no es el momento. Hoy me pregunto si se han hecho todas las gestiones necesarias que ya deberían haberse hecho, desde el arriendo de hoteles, contratación de imprentas para catálogos, personal para construir el pabellón. Si no se ha hecho ya, el gasto va a subir mucho.
—¿Le parece que los problemas que se han visto en el envío chileno a Venecia es un efecto de un problema mayor en el Ministerio de las Culturas?
“Para realmente ponerle proa en eventos internacionales hay que creer en Venecia, hay que creer en (la Feria Internacional del Libro) Frankfurt; hay que creer en el rol de la presencia de Chile en estos espacios. Hay que creer que es importante para la cultura chilena estar en espacios de validación internacional. Me pregunto si existió la voluntad, si se puso como un objetivo prioritario, como ha sido desde 2009.
Trabajadores del ministerio llaman a paro indefinido
Las Asociaciones Nacionales de Trabajadores y Trabajadoras del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural hizo ayer un llamado a sus asociados a una “paralización indefinida” a partir del jueves 26 de octubre. La movilización surge después de varias reuniones con autoridades del Ministerio de las Culturas en que se les habría negado la posibilidad de reasignar y aumentar el presupuesto destinado a sus condiciones laborales, hoy determinado en el proyecto de ley del Presupuesto 2024. La convocatoria se enmarca en la ocupación de la oficina de la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, que mantiene desde el jueves pasado la asociación.
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