Mientras el grupo se rearma en México con ex integrantes y músicos del circuito callejero de Santiago, voces cercanas describen la conflictiva personalidad del vocalista a quien, sin embargo, se le reconoce su profesionalismo.
ROBERTO MARQUEZ maneja con mano férrea y sin contrapeso los destinos del conjunto folclórico fundado en 1971 y hoy radicado en México.
Fue una completa sorpresa para todos cuando, a comienzos de este año, Roberto Márquez apareció con la audaz propuesta de radicar a Illapu en México. Como siempre, el melenudo vocalista no recibió reclamos, salvo del que hasta ese entonces era la segunda figura más reconocible del conjunto.
Eric Maluenda, por casi 20 años percusionista y característica segunda voz, selló su suerte al interior del grupo después de manifestar sus dudas sobre una aventura que hoy pasa por una crisis. La discusión se zanjó rápido: Maluenda fue despedido por oponerse a un proyecto que, por lo demás, ya estaba decidido por quien es el director musical y, según cercanos, "Única voz opinante" dentro del grupo: Roberto Márquez.
Descrito como un hombre impulsivo, dominante y de carácter fuerte, a Márquez no le tembló la mano para enfrentar a Maluenda así como tampoco flaqueó cuando dos de los seis integrantes que lo siguieron a México en mayo pasado decidieron dar un paso al costado. Al contrario, el más duro de los Márquez sacó la voz para refrendar la decisión de mantener al grupo en tierras aztecas (reclutando al ex miembro Raúl Acevedo y contactando en Chile a Juan Carlos Cancino) y elaboró las más rebuscadas teorías para justificar el desmantelamiento ("Illapu necesitaba nuevos aires" o "no hay ninguna crisis, porque la partida de ellos estaba definida").
Para los que lo conocen, esa fue otra de las típicas estrategias de Roberto Márquez cuando los problemas arrecian. "Todos los Márquez -11 hermanos, nueve hombres- son impulsivos, pero Roberto tiene un carácter especialmente fuerte", comenta un antiguo integrante de Illapu. "Por eso su entorno inmediato, que es Carlos Elgueta y la mujer de Roberto, Juana Palma, se encargan de aconsejarle y pedirle que modere los Ánimos". En rigor, no sólo se preocupan de frenar los arrebatos de Márquez: también son los que junto al vocalista forman parte de Márquez Limitada, sociedad que canaliza todo lo que tiene que ver con Illapu. Eso, además de que el cantante inscribió a su nombre la marca "Illapu", tal como consta en el Registro de Propiedad Intelectual del Ministerio de Economía.
No hay dos opiniones al respecto: Roberto Márquez -de 52 años y padre de dos hijos (Pablo y Paloma)- es el que maneja con mano férrea y sin contrapeso los destinos de Illapu. Quiere ser "el" protagonista de la banda y hasta se molesta cuando la atención de los medios o de fanáticos se centra en otras personas como Vladimir Silva (a quien prohibió dar entrevistas a nombre del grupo) y Gabriel Navia, por un tiempo reemplazante de Maluenda, a quien no dejaba firmar autógrafos.
Un hecho ejemplificador en ese sentido tiene que ver con la partida a mediados de 1997 de Andrés Márquez, integrante clave, compositor e ideólogo del grupo, y quien compartía el protagonismo dentro y fuera del escenario junto al actual líder. Nunca hubo un concierto de despedida para el músico saliente y, en privado, las recriminaciones de inconsciencia iban de un lado a otro.
"En ese momento cambió el Roberto -cuenta un Íntimo conocedor de la historia de Illapu-. Con Andrés eran el complemento perfecto. Pero Andrés se empezó a distanciar de Roberto por una cosa artística y también por incidentes personales". Como el de 1993, cuando Roberto declaró en el Cuarto Juzgado de Menores de Santiago en contra de su hermano Andrés, quien disputaba con su primera mujer -una actriz francesa- la tuición del hijo de ambos. Trámite que finalmente ganó el músico. Hoy, la relación entre ellos "está rota para siempre", según describe un cercano.
Sin embargo, los mismos que critican los manejos de Roberto, le reconocen el mérito de mantener vivo a Illapu. "Su tozudez y personalidad le han permitido sobreponerse a todo". En eso coinciden otros cercanos al grupo:
"Es fregado el Roberto. Lamentablemente, muy pocos músicos y productores han terminado sus relaciones con él de manera amistosa. Pero si Illapu sigue vivo, es gracias a él. No sólo porque es el líder, sino también porque es el encargado de los arreglos de la mayoría de las canciones y de coordinar todas las actividades del conjunto. En ese sentido, es muy profesional".
Fuente: La Tercera, 17-10-2003
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