martes, julio 17, 2007

Los dos Inti Illimani por el mundo

De entre las facciones separadas y partidas, lo que pasa con el Inti es notable, ambas facciones se mantienen igual de activas, y a continuacuón una muestra: Critica a conciertos en distintas partes del mundo para la misma agrupación madre:

Con el sello Inti Illimani intacto
Actuación del conjunto chileno Inti Illimani Histórico, integrado por Horacio Salinas (composición, guitarra, canto y dirección musical), Horacio Durán (charango y canto), José Seves (guitarra, quena, cajón, canto), Jorge Ball (quena, cuatro, percusión, canto), Fernando Julio (contrabajo y canto), Danilo Donoso (batería, percusión y canto), y Camilo Salinas (piano, acordeón y canto). Presentación de temas de su último disco Esencial . Nueva Presentación: miércoles 18 de julio.
Nuestra opinión: excelente
Regresa con gloria Inti Illimani.
De la mano de su líder musical, Horacio Salinas, vuelven también tres de sus más conspicuos compañeros: Horacio Durán y su charango; José Seves, en su guitarra, quena y cajón, y Jorge Ball, con quena, cuatro, y más percusión, a los que se le unen esta vez, Fernando Julio, en contrabajo eléctrico; Danilo Donoso, en batería y percusión, y Camilo Salinas, en piano. Todos ellos dispuestos a compartir el canto, solos o en ensambles de dos, tres y cuatro voces. El sello Inti Illimani, intacto. El mismo que vislumbró, esbozó, entretejió y plasmó Horacio Salinas, el auriga que, desde su guitarra, su inventiva de compositor y arreglador, se convirtió en su segura guía hace unos treinta y cinco largos años. "El estilo es el hombre", había definido en el siglo XVIII el académico francés Bufon. Y quiso decir que en el estilo se descubren la formación y las aptitudes de los creadores. De allí que podamos ratificar hoy aquellas impresiones que nos dejaron los Inti Illimani cuando nos visitaron por primera vez, en marzo de 1985, y aquellas valoraciones que desgranábamos al año siguiente en cuanto a las cumbres musicales por ellos alcanzadas. Las mismas que han podido constatar muchos de los fervorosos seguidores que formaron parte de la generación de los exilios. Si bien aquel conjetural nimbo que circundaba los destierros se haya -un tanto- desdibujado por el paso del tiempo. Este "Inti Illimani histórico" nos visita esta vez, a tres años de un esporádico encuentro, como parte de su gira por nuestro país, para entregarnos las nuevas canciones que integran su última grabación Esencial junto a sus tres nuevos integrantes. Y será casi de rigor aclarar que lo de "histórico" alude al reciente cisma que dividió en dos al emblemático grupo chileno, en el que no sólo está en juego la paternidad y el uso del nombre, sino -sobre todo- los contenidos estéticos que lo alientan y singularizan. De todos modos Inti Illimani, fundado en 1967 en Santiago de Chile, no sólo se encuentra celebrando sus cuarenta años de trayectoria, sino que este grupo histórico llega con la intención de ofrecer su homenaje a Violeta Parra, a cuyo impulso (como bien aclara Salinas durante esta enfervorizada reunión), nacieron y crecieron ellos y varias otras formaciones en su país. El simple detalle de un ingreso en ropa de calle, con la cansina naturalidad de quien llega a su casa, ya está indicando que lo que más importa no son ni la indumentaria ni el gesto triunfal, sino el ir en busca de la autenticidad y la excelencia musical. Todo el misterio y el jolgorio del altiplano habrán de ocupar la noche, ya desde ese pórtico que es "Tatati", resonando en dos guitarras, charango, flauta, teclado, contrabajo eléctrico y batería. Por cierto que enseguida se abrirá el espacio para el sortilegio, como un signo inequívoco del Inti Illimani de Salinas. "Palimpsesto" habrá de refulgir como en los mejores tiempos, al enhebrar notas de aliento hímnico, hechas poesía y testimonio. Ahí mismo ya están instalados los exquisitos ensambles instrumentales que empiezan por definir, desde la eufonía tímbrica y los hallazgos sonoros pergeñados por Salinas, hasta la calidez de las voces en dúos, tríos o cuartetos, para crecer en emoción, como en ese otro sello, al que puso rúbrica la voz de Mercedes Sosa: "Un son para Portinari". Un furtivo tramo dedicado a tres canciones de Violeta Parra dará paso a nuevos aciertos en la combinación instrumental y vocal. Es el momento en que irrumpen el gozo del ritmo, el énfasis en sus acentos, la policromía casi visible de los timbres junto con las introspecciones de los silencios ancestrales y siderales, y los júbilos crepitantes de las fiestas telúricas "Arroz con cocolón", en ritmo de festejo, y las "Danza verde" y "Danza mediterránea", a las que se suma el acordeón. Siempre la inasible conjunción, el secreto pacto en los intersticios de los tiempos del 3 x 4 entrelazados con los del 6 x 8. Hay canciones sencillas, como "El lazo", de Víctor Jara, pero con tantas emotivas honduras como el "Canto de las estrellas" (que encierra idénticas cadencias que el clásico "Volver a los 17", de Violeta). Serán el oportuno paréntesis para la incursión por el endiablado ritmo venezolano de "Montilla", que sobreviene como un estallido del alborozo. Y en seguida "Cándidos", con sus tiempos entrecortados y sus poderosas esdrújulas, apoyados por flauta traversa, acordeón y cajón peruano; otra marca chilenísima de Inti Illimani en el orillo. Por supuesto que no podía ausentarse sin aviso el celebérrimo y atrapante "Mercado de Testaccio", que marcó toda una época, con sus resonancias y sus perfumes a mares Tirreno y Adriático, juntos en la fulgurante percepción rítmica del Salinas exiliado. Hasta curiosas sorpresas se permiten estos viejos y nuevos Inti Illimani, luego de compartir, hacia el final, el huayno "Tacacoma": un bolero ("Llanto de luna") y un vallenato que suena a explosiva, pero auténtica, cumbia ("La fiesta eres tú").
Una vez más Horacio Salinas, pese a presidir este encuentro colocado en el centro de la escena, se entrega y goza como uno más del grupo, sin ostentar el mínimo liderazgo. Las más ricas combinaciones instrumentales, la sabia alternancia de solos instrumentales y vocales, la riqueza de matices (no obstante la preponderancia de temas de pujante sonoridad, sostenidos por versos hoy más llanos), ratifican una prolífica inventiva y una esencial actitud ético-estética irrefutable e inconmovible.
René Vargas Vera

http://www.lanacion.com.ar/entretenimientos/nota.asp?nota_id=925459


Inti Illimani: adiós a la rebeldíaLa banda chilena dejó de lado sus temas políticos y reforzó su aspecto vanguardistaSergio BursteinEspecial para Espectáculos16 de julio de 2007En el imaginario de muchos latinoamericanos, el grupo chileno Inti Illimani se encuentra tan relacionado con el folklore andino como con las proclamas políticas de la izquierda revolucionaria.
Pero lo cierto es que han pasado ya 40 años desde la formación del conjunto, y varias cosas parecen haberse quedado en el camino.
Esa fue al menos la impresión que dejó la presentación realizada el viernes pasado en el Anfiteatro Ford por uno de los dos grupos chilenos que actualmente llevan el nombre de la célebre institución musical, dividida desde 2004 y comandada en sus respectivas partes por algunos de sus fundadores.
El Inti Ilimani que actuó durante la noche del viernes —y que sus seguidores reconocen como el único y el auténtico— se encuentra liderado por el multiinstrumentista Jorge Coulon, que a sus 60 años de edad, sigue siendo uno de los rostros más reconocibles de la agrupación original. Entre sus filas está también su hermano Marcelo, quien se integrara oficialmente al conjunto en 1978.
Varios de los integrantes actuales —como Manuel Meriño y Daniel Cantillana— son realmente jóvenes, y ésta puede ser una de las razones por las que Inti Illimani (lo llamaremos así desde ahora para evitar enredos) exhibe ahora una postura musical más ecléctica que en el pasado, aunque el grupo haya tenido siempre una declarada vocación por la mezcla de géneros musicales.
Hace mucho que Inti Illimani dejó de ser una agrupación que se pueda identificar únicamente con el folklore andino —si es que alguna vez lo fue—; en el Ford, hasta los temas de dicha tendencia se inclinaron hacia una fusión de estilos e instrumentos de distintas regiones que hacían pensar en determinado momento que una canción era de cierto país, para adoptar de pronto una vertiente geográfica inesperada.
En varios momentos del show, el grupo se vio acompañado por un quinteto local de cuerdas, denotando con ello un interés por la música clásica que se remonta a la década de los 90 en términos discográficos.
La influencia de la música peruana —no sólo andina, sino también negra, como se notó claramente durante la interpretación de Samba Landó— es particularmente fuerte en un grupo cuyos integrantes son casi todos chilenos, y se nota abiertamente en el empleo frecuente que se hace del cajón tradicional (que fue tocado de manera particularmente acertada por el cubano Efrén Viera durante los mejores momentos percusivos del concierto).
Pero los "Intis" también tienen elementos de música chilena, boliviana, brasilera, argentina y hasta italiana, ya que vivieron exiliados en Europa durante 15 años, luego del golpe de estado que puso en el poder al dictador Augusto Pinochet.
Todas estas facetas fueron ampliamente desplegadas durante el show, demostrando no sólo que el grupo posee una gran versatilidad, sino que sus integrantes son unos excelentes instrumentistas, capaces de brindarle complicados y a la vez discretos arreglos jazzeros a varias de sus piezas.
Aunque las entonaciones vocales de Inti Illimani sigue siendo muy emotivas, ninguno de los encargados del micrófono en el grupo es un gran cantante, por lo que los mejores pasajes le corresponden a los momentos en los que varios de ellos unen sus voces para elaborar interesantes armonías.
En desmedro de la fusión a la que apelan con frecuencia, estos artistas conocen realmente los géneros que emplean, lo que los faculta también a mantenerse completamente fieles al espíritu tradicional de algunos de los temas que interpretan, como fue el caso de La tarde se ha puesto triste, un encantador son montuno que se mantuvo dentro del cauce de los sonidos acústicos de antaño.
Al igual que varias de las composiciones que se escucharon durante la velada, La tarde se ha puesto triste es un tema que viene incluido en el más reciente álbum de Inti Illimani, Pequeño mundo (2006); y lo cierto es que el show estuvo ampliamente dedicado a la interpretación de canciones recientes, haciendo que el repertorio se viera desprovisto de algunos temas que la audiencia reclamaba con entusiasmo.
La omisión más clamorosa fue El pueblo unido jamás será vencido, una pieza que, además de haber sido relacionada de manera permanente con este grupo (es algo semejante a lo que representa Satisfaction para los Rolling Stones), posee un mensaje revolucionario.
Para Coulon, dejar de lado una composición tan célebre pudo deberse a su aparente falta de pertinencia dentro de un repertorio que, en la actualidad, resulta mucho más personal en sus letras y bastante menos combativo que el del pasado; para muchos de los asistentes, sin embargo, la ausencia fue vista como un acto de desapego por los ideales en los que el músico asegura todavía creer.
Lo cierto es que los temas políticos que el grupo presentó en sus discos a mediados de los 70 —ya que después empezó a orientar sus letras hacia otros asuntos— brillaron por su ausencia en el Ford, por lo que no se escucharon tampoco El aparecido (dedicada al Che Guevara) ni La exiliada del sur.
La única pieza con alguna intención política fue Vino del mar, un tema nuevo que, según el mismo Coulon, habla de Marta Ugarte, una maestra chilena que fuera asesinada por las fuerzas pinochetistas.
Sin embargo, fuera de la dedicatoria verbal, la canción —ciertamente hermosa— resultó siendo un poético lamento y no un grito de rebeldía.

http://www.laopinion.com/entretenimiento/musica_popular/?rkey=00000000000001968460

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