El Mercurio
El hijo de la artista prepara un especial homenaje en ese recinto para el 8 de diciembre. Además, este mes lanza en vivo su último álbum de tangos, en el Teatro Nescafé de las Artes.
José Vásquez
"Vuelvo a tener planes a futuro", dice Ángel Parra al teléfono desde París. La frase renueva optimismo en el artista que acaba de salir airoso de una operación de cáncer al pulmón. "Afortunadamente fue detectado de forma muy precoz y atacado en el momento oportuno; por algo puedo estar hablando de esto con mucha propiedad ahora. Después de una experiencia así, todo cobra mucho más sentido", dice el artista, que prepara maletas para volar a Santiago el 10 de octubre.
Su plan más inmediato es el lanzamiento en vivo de su más reciente álbum, "Mi primer tango en París", el próximo 30 de octubre, en el Teatro Nescafé de las Artes. Y luego, el 8 de diciembre, un evento mayor en el Teatro Municipal para un homenaje a Violeta Parra titulado "Violeta Parra letra y música", acompañado del coro del recinto y de sus hijos Javiera y Ángel. "Será algo muy especial, porque además con mi hermana Isabel esperamos cerrar el año con el Museo de Violeta Parra -que se levanta en los alrededores de la plaza Italia-, que está prácticamente terminado; entonces sería una bonita coincidencia".
-Un cierre de año soñado...
"Claro. Nosotros queremos que las puertas del museo se abran de una vez por todas para que el pueblo, como mi madre quería, conozca su obra y la estudie. Que haya una presencia permanente de estudiantes. Es una forma también de ir cerrando las tareas que nos dejó encargadas la Violeta".
-En ese sentido, el espectáculo de homenaje en el Municipal, ¿qué representa para la familia Parra?
"Es un escenario muy simbólico, porque nosotros durante muchos años no tuvimos acceso a ese lugar. Cantamos en todos los sitios posibles, pero nunca ahí. Me parece justo que Violeta se escuche en el Teatro Municipal, que sus textos y melodías que se cantan en el mundo entero suenen ahora ahí. La gente necesita, además, escuchar estas nuevas versiones con el maravilloso coro del Municipal, que tendrá los arreglos de Matías Pizarro. Y qué alegría más grande de poder hacerlo con mis dos hijos, que dejan un rato sus propias actividades para acordarse de su abuela".
-Ahora usted regresa a Santiago para presentar "Mi primer tango en París", un homenaje a Gardel. ¿Cuál es su lectura de él?
"Sus canciones están tan metidas en mí como las de mi madre. De niño escuché a mi tío Roberto y a mi tío Lalo cantar esos tangos que se escuchaban mucho en la radio. El tango es algo que está tan metido en el disco duro de mi generación como los valses peruanos. Creo que los tangos son como esas aventuras del pasado que hay que mantener como la literatura".
-¿No tuvo ninguna complicación de hacer algo que es más propio de los argentinos?
"Hay gente que piensa eso, pero yo digo que es una burrada, porque alguien podría haber dicho lo mismo de un argentino cantando las canciones de mi madre y hay gente como Mercedes Sosa que lo hicieron de manera maravillosa. No hay que ponerse límites. Si uno lo siente, hay que echarle para adelante. ¿Cantar salsa? Eso sí que tengo clarísimo no lo podría hacer".
-¿Su idea es presentar de forma íntegra este disco?
"Sí, por supuesto, más otros temas instrumentales, aprovechando la maravilla que es tener a Diapasón Porteño, esos cuatro guitarristas con los que grabé el disco".
-Ahora que vuelve a pensar en el futuro, ¿cuáles son sus planes a largo plazo?
"Creo que el futuro vendrá con mucho trabajo, porque el próximo año me gustaría dedicarlo a los tangos, pero también tocar en solitario con mi guitarra y recorrer Chile, que tanta falta me hace. Tuve 18 años de exilio en los que no pude poner un pie en el país. Siento esa deuda con la memoria de la gente".
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