martes, octubre 29, 2024

Mon Laferte: “Intento tener mi propia voz en las artes visuales”

Mon Laferte: “Escribir un poema o tomar el pincel es una necesidad desde siempre”. Mayra Ortiz


 El Mercurio

Mañana, en Matucana 100, la artista abre a público una monumental muestra con instalaciones, video, pinturas, sonidos y performance —“centrada en temas de la mujer”—, con curaduría de Beatriz Bustos. Mon Laferte habló con “El Mercurio”.

POR CECILIA VALDÉS URRUTIA


“Soy una artista muy autobiográfica. Gran parte de lo que pinto tiene que ver con lo que siento, con mi interior y con las temáticas que me importan como las que atraviesan a todas las mujeres, algo esencial en esta exposición”, cuenta Mon Laferte (1983) a “El Mercurio”, durante esta entrevista sin tiempo ni premuras, durante un paso por Chile en medio de giras, días antes de la inauguración. Alegre, de cara lavada, con el pelo tomado, viste una polera negra y unos pantalones anchos del mismo color.


Ha dedicado más de dos años a preparar esta exposición de carácter colaborativo —ubicada en las tendencias expositivas actuales— en la que participan más de 80 personas, con una museografía a cargo del arquitecto Cristián Valdés Ruiz y la curaduría de Beatriz Bustos, exdirectora del Centro Cultural La Moneda


“En esta exposición invito a ser uno mismo, a reflexionar sobre el ser, lo que tiene mucho que ver con el amor. Me baso en lo que dice Humberto Maturana, quien señalaba que el amar es dejar ser, dejar aparecer”. De ahí el título de la muestra, “Autopoiesis”, inspirada en ese concepto del científico y abierta hasta el 19 de enero de 2025.


La cantautora chilena y artista visual partió en dibujo y pintura desde muy niña. Ha expuesto su obra pictórica en el Museo Nacional de la Ciudad en México; protagonizó la colectiva “Art in mind”, en The Brick Lane Gallery, en Londres; exhibió en el GAM y en la galería Bahía Utópica de Valparaíso, entre otras.


Vive hace 14 años en el pueblo de Teplostán, en México, junto a su marido y su hijo, Joel, de dos años, de quien no se despega. “Junto a la casa está el estudio de música y mi taller de artes visuales con un gran ventanal por donde veo pasar ardillas, mariposas y tlacuaches mientras pinto”, cuenta.


“No he querido violentar”


“No hago una diferencia entre las materialidades en que me expreso: sea escribir un poema o agarrar la aguja o el pincel. Es una necesidad de expresión desde que tengo conciencia, y se relaciona con mi ansiedad. Siento que aquí lo curo con algo más positivo”, confiesa.


Mon Laferte reconoce su interés por el Bosco, Gauguin, Van Gogh, Violeta Parra, entre otros. “Pero siempre busco alejarme para no ser una copia de alguien. Intento tener mi propia voz en las artes visuales”.


—¿Su exposición invita a reflexionar sobre la libertad creativa de la mujer?

“Así es. Me ha costado muchísimo sentirme libre para expresar mi arte, mis ideas, siendo mujer. Y al hablar con otras mujeres de distintas edades percibo que no cambia mucho ese sentimiento. Subsiste de alguna manera una censura hacia la mujer de poder expresarse. Y tengo obras que para mí son más poemas que pinturas. Por ejemplo, en una de ellas aparecen unas niñitas muy inocentes con el estereotipo del vestidito y con sus chapecitos, pero se acompañan de garabatos y mensajes con la culpa de ser ‘puta'. Me marcó cuando niña al verme diciéndole así a una compañera de la escuela… Me interesa, desde mi visión, todo lo que nos atraviesa siendo mujeres y que tiene que ver con la precariedad, los abusos y también con la poesía, con lo romántico del barro que está en mis pinturas”.


—Pero también ha herido creencias, sensibilidades, ha violentado a varios.

“He intentado romper límites, y entiendo que a algunos les incomode, que se sientan heridos. Pero no he querido violentar. Siento que hay una idea errónea de mí. Hay personas que me ven incendiaria, pero no es lo que busco: lo que quiero cuando he llegado a expresarme de manera abrupta tiene que ver con mi necesidad intensa de expresión”.


—¿El nacimiento de su hijo ha transformado tal vez su vida y su arte?

“¡Por supuesto! Tiene que ver con el instinto de supervivencia. Me hace ser ahora más precavida, observar y escuchar más. Fui, además, mamá grande, a los 38-39 años, y estaba en un camino hacia la adultez, de mayor calma. Lo primero hoy es cuidar, y se refleja en el arte. El tema de la maternidad en las artes visuales apareció antes del nacimiento de Joel, lo deseaba mucho y tengo numerosas pinturas sobre ello. En la exposición está muy presente el tema de la maternidad, de la familia, de la mujer madre”.


La carga que atraviesan todas las mujeres


Uno de los muchos pasajes fuertes que estarán en la exposición “son las duras confesiones, incluso de violaciones, que decidieron hacerlas públicas algunas mujeres. Se exhibirán a modo de ex voto contemporáneo. Siento que es la primera vez en una muestra en que participó tanta gente. La convocatoria para este proyecto, a través de mis redes, fue impactante”.


—Habrá también una instalación compleja y que podría resultar polémica sobre un vía crucis.

“Es un vía crucis de mi vida, pero de la vida de todos. El protagonista es un personaje femenino que toma como referente estético el tema y lo que significa la carga del vía crucis. Metafóricamente, se relaciona con la carga que atraviesan todas las mujeres. Está el tema del cuerpo, cómo se nos ve, la maternidad, las presiones sociales para las mujeres. Pero finaliza con la esperanza: con una escena muy contemporánea de una mujer que resucita metafóricamente”.


—¿Cómo desarrolló su proyecto con las bordadoras?

“Me junté con las bordadoras de Artesanías Chile. La mayoría de ellas eran mayores y les propuse a cada una que me contara lo que quisiera de su vida, sin censura y con tiempo. Fue durísimo, porque hay historias extremas. Se entregaron, porque yo les era familiar a través de la música. También les conté de mi vida y después hice un dibujo de cada una de esas historias que ellas mismas tuvieron que bordar. Es un dejar ser sin importar el origen, las clases sociales, las edades”.


—¿Y de qué manera surgen sus dibujos y pinturas?

“Hay una mezcla de espontaneidad y de pensamiento. Me interesa la forma y lo que voy a decir en mi pintura. Durante el camino suceden accidentes preciosos y me dejo llevar por el color, que es muy importante, por la materialidad”.


“Soy poeta a través de otros medios”


Beatriz Bustos subraya que “Mon Laferte demuestra en sus pinturas un claro manejo técnico de aguadas, veladuras empastadas que utiliza para crear un lenguaje genuino donde lo pop, lo expresivo, el art brut e incluso el cómic se cruzan para estar al servicio de su poética”.


—En el documental de Netflix, “Mon te amo”, se la ve a usted pintando en el suelo antes de entrar al escenario...

“Hubo una época en que no quería dar conciertos, estaba cansada de esa rutina. Y encontré el goce en la pintura, y como soy intensa (se ríe), estaba todo el día pintando. Fui a una gira, viajé con una maleta gigante solo para pintar. ¡Pinté una obra en siete países!”.


—¿Le interesan grandes artistas de México o relacionadas con ese país, como Leonora Carrington (que protagonizó una Bienal de Venecia), Remedios Varo o Frida Kahlo?

“Todas ellas. Me fascinan los seres mágicos de Remedios Varo. Pero me interesa en especial el arte de Leonora Carrington. Ella también escribía. Y era juguetona. Veo historias en su gran pintura. Me gusta también Nahui Olin, quien vivió en México; fue pintora y poeta. Se dice que es naif, pero es muy aguda y con una obra citadina y poética. Me interesa demasiado la poesía en la pintura. Creo que soy poeta ante cualquier cosa. Lo primero para mí hoy es la poesía, la belleza. Tomo como excusa la música y el arte para crear una poesía. Soy poeta a través de otros medios”.


—¿Qué poeta la marca?

“La polaca Wislawa Szymborska, Premio Nobel de Literatura 1996. Su poesía es sobresaliente. Escribió un poema que habla de las nubes con una cosa tan infantil que la hace aún más grande. Dice que no puedes confiar en las nubes, porque se mueven; en una milésima de segundo dejan de ser ellas y pasan a ser otras. Otra de mis favoritas es Susana Tenon, es más oscura, terrenal, más densa, hay mucho de ello en mi obra visual”.


El montaje invita a vivir una experiencia distinta en cada sala. Ximena Villaseca


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