lunes, octubre 29, 2007

La obra visual de Violeta Parra canta en La Moneda

ÓLEOS, ARPILLERAS Y SOBRERRELIEVES.Bordan el alma nacional:



Maite Armendáriz Azcárate
Todo le sirvió a Violeta para hacer las escenografías con que dejó estampada el alma de su patria.

De ese Chile con que ella soñaba, de esa tierra que ella hacía cantar y bailar con sones verdaderos, versos autóctonos y valientes.

De eso hablan las obras plásticas que se comienzan a exponer a partir del 9 de noviembre en el Centro Cultural Palacio La Moneda.



MAITE ARMENDÁRIZ AZCÁRATE

Una hepatitis fue la causante. La dejó en cama por meses. Violeta creyó volverse loca. Cómo soportar el reposo pasados los 40 años, si desde que nació un 5 de octubre de 1917 no había parado de cantar, recolectar canciones y amigos por los caminos del mundo. Ni el cuidado de sus hijos la había paralizado para cruzar fronteras ni todas las vallas inimaginables de pobreza e incomprensión le impidieron cultivar lo que le gritaba adentro... y ahora la hepatitis... Violeta volvió a ver la luz después de días de inamovilidad, cuando quitó la cortina de arpillera que cubría esa ventanita de su cuarto angosto de madera y, poco a poco, casi sin saber, la comenzó a bordar.

Su vida fue un gran bordado a pulso; cabizbaja, con las manos aferradas a las cuerdas de la guitarra, entonaba su particular voz; tomaba pinceles, barro, papel mojado, agujas y lanas, con la misma habilidad que preparaba una comida de la nada.

Por fin en casa

Parte de su genial creación plástica hoy por fin los chilenos podrán conocerla en vivo y en directo. Se trata de 47 piezas que se expondrán repartidas a través de tres muestras que se presentarán consecutivamente en un espacio especialmente implementado en el primer nivel subterráneo del centro cultural ubicado en plena plaza de la casa de gobierno.

La Fundación Violeta Parra, creada en 1992 por los hijos de Violeta, Isabel, Ángel, y Carmen Luisa, cedió las obras al Centro Cultural Palacio La Moneda en 2006, en comodato por 8 años para su restauración, conservación y exhibición. El proyecto se realiza con el apoyo de Minera Escondida y la Ley de Donaciones Culturales.

Una vez más, cuando cumpliría 90 años, esta mujer logra, a pesar de reconocerse fea, desplegar belleza y así como ayer marcó presencia en los más importantes círculos culturales del mundo hoy en su patria sus creaciones plásticas y sonoras logran traspasar épocas y fronteras para seguir vigentes y animar a las nuevas generaciones.

Una veintena de sus óleos, 13 arpilleras y 9 obras en papel maché se comienzan a lucir temáticamente en las dos salas preparadas, donde la luz existe únicamente para las obras, según lo dispone el proyecto museográfico, desarrollado por la oficina de diseño Amarcanda. El público podrá asimismo oír su música y conversaciones a través de pantallas de video y gigantografías que actúan como contexto e introducción en esta desconocida faceta plástica de la famosa folclorista chilena.

Autodidacta de tomo y lomo

"Un día vi frente a mí un trozo de tela y empecé a hacer cualquier cosa, aunque no pude producir nada esa primera vez, la segunda vez quise copiar una flor, salió como una botella, después quise poner un tapón a la botella y el tapón me salió como cabeza, entonces dije, esto es una cabeza. Le puse nariz, ojos, boca. La flor no era una botella, después la botella no era botella, era una señora y esa señora mira... El problema es lo más simple del mundo, no sé dibujar", respondió la cantautora en una entrevista cuando sus arpilleras ya eran parte de ella misma, asegura Fernando Sáez en la biografía que realiza de la artista, "La vida intranquila. Violeta Parra". Gracias a su generosa riqueza de datos y frescura de estilo, esta biografía "esencial", como la llama su autor, se lee de un tirón y ya alcanza la tercera edición.

Queda claro que, salvo la persistente motivación de su hermano Nicanor, nadie le enseñó a Violeta esta faceta de artesana y artista visual que desarrolla desde los primeros años de la década del 50. Primero abordó la pintura a destajo, utilizó preferentemente el óleo sobre tela o madera prensada, le gustaba asimismo moldear la tierra, técnica que descubrió en el taller de su amiga la escultora Teresa Vicuña, mientras compone, revisa y corrige las décimas que lee en voz alta, no sin intentar también corregir a la misma Teresa, tanto así que la escultora le anima a probar lo que ella misma le sugiere. El resultado es sorprendente asegura Fernando Sáez: "Son figuras de hombres, mujeres moldeadas en forma primitiva, simple, pero con la misma fuerza que Violeta le daba a lo que pasara por sus manos". Agrega que por esa porfía que la caracterizaba, de esas obras no quedaron rastros porque se negó a llevarlas al horno. Otras tantas de sus cerámicas se disolvieron tras una lluvia inesperada cuando eran expuestas en la primera Feria Chilena de Artes Plásticas en el Parque Forestal. Como era su costumbre frente al público, Violeta borda, pinta, hace figuras en greda, canta y toca la guitarra.

De sus manos también nacieron esculturas en alambre, máscaras hechas de mosaicos de granos y grandes arpilleras bordadas con acontecimientos familiares, costumbres y creencias populares, una boda, una mañana de aseo, el velorio de un angelito, y hasta sus canciones tomaron nueva forma enredadas en la lana.

El color y la textura son sus herramientas para comunicar como cronista su entorno, la historia de su patria, y su propia vida sentimental, bastante variada por lo demás. Ocupaba el verde cuando sentía esperanza, el rojo para envolver su enojo y evidenciar su denuncias, y siempre, aseguraba "uso como base los colores araucanos: amarillo, negro, violeta, rojo y rosado de la flor del copihue".

Antes que en su patria, entendieron su mensaje las autoridades del Museo de Artes Decorativas del Palacio de Louvre, a quienes logró conquistar para montar allí en 1964 parte de su obra plástica y convertirse así en la primera artista latinoamericana que lo consigue. Sólo en el 92 es reconocida de ese modo en Chile cuando se exhiben 33 de sus cuadros y tejidos en el Centro Cultural Estación Mapocho. Y por distintas razones de ubicación de las obras plásticas recién en el 2000 el Museo de Bellas Artes le abre sus puertas.

Y eso que a la muestra de París le siguen exposiciones en Suiza, en Cuba y, más tarde, nuevamente en el Louvre. Luego vendrían Madrid, Nápoles, Estocolmo, La Haya, Buenos Aires, Washington, además de pequeñas exhibiciones en Santiago y otros lugares de Chile en distintos períodos.

Lo último en realizar fueron sus trabajos en papel maché, abordó aquellos cuadros sobre madera prensada, mezclando engrudo y diarios. Con esta especie de pintura y escultura en relieve a veces fabricaba máscaras, a las que incorporaba porotos, lentejas, garbanzos. La mayoría de estas obras las hizo Violeta en su casa taller en la Rue Voltaire de Ginebra, donde residió por temporadas. En tanto sus primeras arpilleras y pinturas nacen en su casa de La Reina en Santiago, calle Segovia 7366.

Pero su obra quedó repartida por el mundo, nunca firmó un cuadro y de continuo los regalaba a sus amigos. Por ello, para sus descendientes, que hoy encabezan la fundación que lleva su nombre, no ha sido facil reunir su legado.

"Voy llenando espacios en mis tapices... Y con mis pinturas: ellas están todas en mi cabeza, como mis canciones. Cuando siento que hay una persona sensible o que le nace un sentimiento al ver lo que hago, me quedo tranquila. Sólo hago algo en lo que pueda poner la emoción".

Exposición: Obras plástica de Violeta Parra

A partir del 9 de noviembre

Horario: Martes a Domingo 10 a 19:30 horas

Entrada liberada: De 10 a 13:30 horas:

Entrada general (ticket valido para todas las salas de exposición) $600 Estudiantes, convenios, tercera edad $300

Niños menor de 5 años Entrada liberada

Una década demoraron sus hijos y los más cercanos en encontrar un adecuado lugar que les diera a estas obras suficientes garantías para conservarlas y asegurara un nexo adecuado hacia el público.

El montaje de la exposición

El montaje separado en tres etapas ha tomado en cuenta la vida de Violeta, su entorno, su motivación y su naturaleza de mujer.

1.- Comienza con "La celebración, fiesta, vida y música". Donde la tónica son sus obras en papel maché, "Nietos en fiesta", "La cueca", "El niño en el columpio"; los óleos "Regalo en Ginebra", "Fiesta en casa de Violeta" y las arpilleras "La cueca", "El circo donde", y aquel en que recuerda a su gran amigo Thiago De Mello, entre otras de sus creaciones.

2.-. En la segunda etapa la alegría da paso a sus más íntimas inquietudes: "De Chile, historia y entorno", contempla las obras "Genocidio" y "Hombre de negocios", ambas en papel maché. Los óleos "Prisionero inocente", "Mitin del 2 de abril" y "Leyendo El Peneca". En tanto, entre las arpilleras se encuentran "Fresia y Caupolicán", "Los conquistadores" y los dos grandes textiles que evocan el "Combate Naval de Iquique".

3.- Como suele darse en muchas vidas, la tercera etapa se centra en "Lo Espiritual, mística, religión vida y muerte". Tópicos que se reflejan en sus pinturas "La última cena", "Juicio Final", "Esperando el ataúd", "La hija curiosa" y en su particular "Cristo en bikini", bordado en arpillera.

Regalos para Violeta: libro y sitio web

Para celebrar los 90 años del nacimiento de la folclorista, las mismas entidades que hacen posible esta exposición, encabezadas por la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, lanzan el libro "Violeta Parra: Obra visual". Es un completo catálogo que reúne las piezas que hoy se encuentran en manos de la Fundación Violeta Parra, como también aquellas obras pertenecientes a coleccionistas privados.

El libro se presenta con textos escritos por Isabel Parra (hija y compañera de empeños y múltiples andanzas). Contiene el análisis y acabados estudios de la historiadora Isabel Cruz, el filósofo y dramaturgo José Ricardo Morales y Cecilia García-Huidobro. Gráficas resultan sobre todo las imágenes que captaron a Violeta trabajando en su taller. Es diseñado por Carlos Altamirano, de Ocho Libros Editores, con fotografías de Fernando Balmaceda.

Por su parte, el sitio del Patrimonio Cultural Chileno, www.nuestro.cl, puso en línea un número especial sobre la vida y obra de Violeta Parra. A través de notas, entrevistas y reportajes, aborda sus diversas facetas de folclorista, rescatadora de la tradición popular, cantora, compositora y artista visual. En el nuevo sitio que salta a la internet como un nuevo regalo para Violeta se presentan entrevistas a sus hijos Ángel e Isabel; al compositor Miguel Letelier, cuya familia cultivó una estrecha relación con la artista; a su hermano Lalo Parra, además de reportajes sobre el llamado "clan Parra"


http://diario.elmercurio.com/2007/10/28/artes_y_letras/_portada/noticias/6E7A83E2-0AE2-41FB-97D3-FD0789647B77.htm?id={6E7A83E2-0AE2-41FB-97D3-FD0789647B77}

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un fiasco la exhibición. 600 pesos por entrar a una sala de clases, dividida en tres partes. Las tres partes que hablan en la exhibición, son tres etapas distintas de tiempo. Dado que en una sala tan pequeña no cabe toda la colección.

Un fiasco y un robo pues ni siquiera existe catálogo de la obra de Violeta. Ocho Libros aún no trabaja en un edición para público en general. Unos flojos.

Saludos

Germán Mollo Aguila

Anónimo dijo...

Hola les escribo por dos motivos.
lo primero expresar mi rabia con aquellas personas que no se cansan de quejar de que las cosas son todas mala. hay catalogo en la muestra de Violeta en el Centro cultural la moneda, la exposicion esta bellisima, por lo menos valoremos que existe un espacio donde podemos contemplarla.
y lo segundo necesito saber la direccion exacta donde se ubica la Fundacion de Violeta Parra.

de anate manos muchas garcias
Veronica.