El proyecto, por $270 millones, se inició esta semana.
El reemplazo de 590 butacas en la platea baja, la restauración de otras 400 en la platea alta, la recuperación del piso y la pintura de los muros, además de una modernización de su escenario, están en el plan que impulsa la Fundación Cultural de Providencia.
IÑIGO DÍAZ
María Fernanda García, directora de la Fundación Cultural de Providencia, se encuentra en Madrid, donde está observando espectáculos, elencos y propuestas culturales que están en la mira de una programación especial para 2016. En Providencia ya preparan lo que será el mes de reinauguración del Teatro Oriente, proyectado para marzo próximo.
El edificio, un ícono de la comuna de estilo neoclásico, construido en 1935 por los arquitectos Escipión Munizaga y Carlos Cruz, ha sufrido en el último lustro un verdadero apagón.
"Tras un estudio del estado del teatro y proyecto de arquitectura, hoy estamos iniciando la etapa de obras que llamamos 'de cara al público'. Esto nos permitirá reabrir el teatro cuanto antes para programar actividades y, en paralelo, continuar con su recuperación", señala García. Las obras tienen un financiamiento de $270 millones, que provienen de fondos municipales.
La cirugía en el teatro es mayor. Esta semana se retiraron las 590 butacas de la platea baja, que serán reemplazadas por piezas nuevas. "No son butacas comunes, sino de un diseño y tecnología especiales. Dado que la sala tiene un declive, cada butaca es de distinta dimensión, lo que posibilita un correcto ángulo de observación del escenario desde cualquier punto", señala Teresa Huneeus, de la fundación.
Serán butacas de 41 pulgadas de ancho -más amplias que las actuales- y el espacio entre filas se duplicará a 105 cm. "Esto permitirá que la gente no tenga que pararse cada vez que alguien necesita pasar por la fila", agrega Huneeus. Cada una tiene un costo de $190 mil.
El sembrado de butacas, además, modificará la actual disposición. Se reducirá la capacidad en 30 piezas "para mejorar la experiencia", dicen en Providencia. Los corredores de acceso se desplegarán bordeando los muros. Así se eliminarán las butacas que no contaban con buena visión del escenario.
En la platea alta, en cambio, las 400 butacas, que son originales y están consideradas patrimoniales, serán restauradas por artesanos especialistas.
El piso de roble, que es original de los años 30, será tratado con productos especiales de conservación. "Recuperará el tono y lucirá mucho más. Al igual que los muros, que tendrán su color original, un blanco barquillo, y no el azul petróleo que tiene hoy", adelanta Huneeus.
Tal vez el plan más ambicioso es el de modernización del escenario, proyecto que está llevando a cabo el arquitecto especialista en este campo Ramón López. "Su reconfiguración incluirá la superficie, embocadura, equipamiento técnico y cortinas de terciopelo, que serán reemplazadas por otras fabricadas en Europa. También se está revisando la situación acústica", señala López, quien además detecta una situación más que quedará pendiente: parte de la superficie del escenario del teatro está utilizada por el Café Villarreal. "Eso no tiene ninguna lógica y creo que es un asunto que debería verse en el mediano plazo", concluye.
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