jueves, junio 30, 2016

La guerra declarada entre YouTube y la industria musical


El Mercurio

Estrellas de la música lideran una ofensiva para que la plataforma compense mejor a los artistas. Pero el gigante digital se defiende.  

Javier Contreras 

En 1998, cuando ya se vislumbraba el efecto que tendría internet en la difusión de contenidos con derechos de autor, el Congreso estadounidense despachó la ley Digital Millennium Copyright Act (DMCA), una regulación del tema a modo de rayado de cancha. En uno de sus puntos, la norma hacía una distinción entre la responsabilidad de los usuarios que subieran material desprotegido a un determinado servicio de la web y la responsabilidad del mismo en el hecho. Esa plataforma se salvaría de una violación a la propiedad intelectual, siempre y cuando borrase el contenido apenas fuese detectado por el dueño de sus derechos.

Por 18 años esa legislación ha regido la manera en que los artistas de la música controlan cómo sus creaciones son consumidas en internet, pero la explosión de los servicios de streaming en los últimos años ha obligado a los músicos a redoblar su vigilancia. Y ya han identificado a su mayor amenaza: los mil millones de usuarios de YouTube que no tienen límites para subir cualquier contenido, con o sin derechos de autor, a la plataforma audiovisual más popular de la red.

Hace diez días, 160 nombres de la industria, que van desde Paul McCartney y U2 a Taylor Swift y Lady Gaga, y también los sellos más grandes (Universal, Sony y Warner), firmaron una solicitud para que el Congreso estadounidense haga una reforma urgente al DMCA, para que se haga cargo del escenario, hoy incontrolable, que genera YouTube. "El DMCA ha permitido que gigantes informáticos obtengan grandes ganancias a través de las facilidades que entregan a sus usuarios para que lleven en su bolsillo casi cada canción grabada en toda la historia, mientras los artistas disminuyen cada vez más sus utilidades", explicaba el petitorio.

Patrick Carney, del grupo The Black Keys y otro de los firmantes, ejemplificó a la revista Vulture la situación: "Denme cinco minutos en YouTube y podré encontrar 250 canciones que están disponibles ahí y por las cuales los artistas no están siendo pagados". Aclaran, eso sí, que no es una cruzada en contra de los usuarios de YouTube sino de la plataforma misma, la que se vería sobrepasada por el inmenso flujo de datos que procesa y que, por la misma razón, ya no tendría filtros de contenido eficaces para detectar material desprotegido. Por lo mismo, exigen una mejora sustantiva en las compensaciones y también mayor control sobre lo que se reproduce en el servicio.

Tras el vendaval de cuestionamientos, recién esta semana YouTube salió a defender sus protocolos. Desde la compañía de Google sostienen que sí cuentan con un sistema, llamado Content ID, que permite detectar con una precisión del 99,7% cualquier contenido musical en su plataforma y que cualquier sello discográfico tiene la opción de acceder a él para bloquear o rentabilizar ese material.
No obstante, analistas de la industria ven en la ofensiva de los músicos una estrategia para acabar con el mayor activo de YouTube, que lo distingue del resto de los servicios de streaming , y la principal razón por la que es el más popular de todos: su carácter gratuito. Mientras el sitio no cobre, ni Spotify ni Apple Music ni cualquier otra plataforma pagada será completamente rentable para la industria musical, ya que una canción siempre podrá ser escuchada gratis en YouTube. La guerra recién comienza.


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