La Tercera
La música en vivo desata toda clase de debates, los que van desde los precios de los tickets hasta el reciente proyecto de ley del telonero. Aquí, el representante de los promotores de shows, Jorge Ramírez, se refiere a tales coyunturas.
Por Claudio Vergara
Al hablar de conciertos en el país, se disparan conceptos múltiples: un hábito cada vez más frecuente, una oferta cada vez más diversa, y una cartelera que va desde los colosos de estadio -Paul McCartney o Roger Waters- hasta los espectáculos de nicho. Por eso, hace nueve años se creó la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (AGEPEC), entidad que agrupa a las compañías más relevantes del rubro y que ha trazado una serie de lineamientos para operar en una industria en cambio constante.
Aquí, su gerente general, Jorge Ramírez, responde a las principales coyunturas, desde el precio de las entradas hasta la ley del telonero que avanza en el Congreso y que podría establecer que todos los recitales internacionales tengan un músico chileno. Y además, entrega cifras: según dice, un promedio de un millón 700 mil chilenos asiste al año a un recital, en un mercado que factura entre ochenta a noventa millones de dólares en igual cantidad de tiempo.
*El rol del estado
“Este es un país que necesita tomarse más en serio la entretención, porque hay un montón de cosas pendientes en el ámbito regulatorio. Las cifras hacen que esta industria merezca atención. Si la música en vivo la ve tanta gente como el fútbol, ¿por qué sigue habiendo tan poca infraestructura? Es un país donde por cuestiones de congestión, viales, de superficie, terrenos y por montos de inversión, no hay oportunidad real de que la empresa privada participe en elegir nuevos lugares intermedios de 3 mil, 4 mil o 5 mil personas. Frente a los Panamericanos de 2023, Chile tiene una oportunidad de que esos recintos multipropósitos en que va a invertir el Estado puedan quedar también para la música”.
Aquí, su gerente general, Jorge Ramírez, responde a las principales coyunturas, desde el precio de las entradas hasta la ley del telonero que avanza en el Congreso y que podría establecer que todos los recitales internacionales tengan un músico chileno. Y además, entrega cifras: según dice, un promedio de un millón 700 mil chilenos asiste al año a un recital, en un mercado que factura entre ochenta a noventa millones de dólares en igual cantidad de tiempo.
“El Estado, y el Ministerio de Cultura, no puede estar sólo preocupado de -y esto lo digo con una mirada propositiva- de archivos, bibliotecas, museos, que son importantes… pero, ¿qué pasa con la música en vivo? Aquí hay un circulo virtuoso, nosotros generamos de 40 mil a 42 mil empleos”.
* El SERNAC frente a los shows
En febrero, la entidad ofició de manera preventiva a los organizadores de los conciertos que Luis Miguel dio en el Movistar Arena y les pidió conocer qué medidas tomarían en caso que el cantante no saliera al escenario, alertados por la actitud errática que había mostrado en su tour. El año pasado, la justicia dictaminó que los responsables de la visita de 2012 de Madonna debían indemnizar a los asistentes, ya que el show fue mucho más breve debido a la lluvia, acción que fue impulsada por el SERNAC.
Ramírez dice: “Todo poder, cuando es excesivo, termina mal. Lo que ha habido en el SERNAC en estos casos es una excesiva intervención, desproporcionada y reprochable. Que cuide los derechos del consumidor es algo en que estamos de acuerdo; lo que reprochamos es cuando ese deber se extralimita y cambia hacia un extremo improcedente, es decir, alertar, condicionar, predisponer en malos términos a un determinado espectáculo”.
* Ley del telonero
“Tenemos una actitud constructiva, estamos trabajando con la SCD y con los artistas en llevarle al legislador un proyecto que concilie todos los intereses. Convengamos que poner a un telonero implica que tenga sus propias condiciones para trabajar, necesita sus instrumentos, sus pantallas, sus camarines, su remuneración, y no parece razonable que todo ello se lo vuelvas a pedir al productor. Tampoco parece razonable que los derechos que ese show va a generar se lo tengamos que explicar al protagonista, o sea, a Mick Jagger por ejemplo. Hoy un 30% y hasta 40% de los conciertos extranjeros en Chile tienen un telonero nacional. No tenemos problema en que esta ley exista en la medida que se ocupe una regulación correcta o que se defina quién se va a hacer cargo del costo de eso. Además, hay artistas internacionales que no aceptan teloneros, hay que ver qué se hace con esos casos”.
*Entradas caras
“Sí, Chile tiene las entradas de primera fila más caras del mundo, pero si vas desde la más barata hasta la más alta y haces un ticket promedio, Chile no es más caro en recaudación ni muy distinto a Brasil o Argentina. Hay una distorsión donde la gente se deja encandilar con números que no corresponden a la verdad”.
“Además, en Chile el artista está sujeto a una visa de contrato muy cara, que en un caso extremo puede costar hasta 1500 dólares para un británico o mil dólares para un americano, lo que debemos costear y hace muy difícil que las localidades cuesten menos”.
*El alto cargo por servicio de los tickets
“Somos productores de espectáculos, no expendemos boletos, pero quien vende un boleto está vendiendo una gran cantidad de cosas, no sólo un papel, sino una plataforma, un servicio, una certificación de la entrada, un delivery, invierte en software y tecnología, y le pone precio a eso. Uno puede discutir si es mucho o poco, pero la ley es clara y también está la oportunidad de comprar el boleto en puntos de venta sin cargos por servicio”.
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