domingo, agosto 18, 2019

Gastón Soublette: los caminos de un sabio a la pantalla

La Tercera

Ferviente convencido del poder de las rogativas, académico de la UC y estudioso de la sabiduría popular con varias publicaciones, Gastón Soublette será protagonista de un documental, aún en producción, que resume las aristas de su trabajo. Sus directores, Patricio González y Felipe Ossandón comentan a Culto las historias tras la realización y las dificultades para llevar adelante el proyecto.

Por Felipe Retamal

arada en el marco de una puerta, la prostituta lo miró y le advirtió que no se le ocurriera subir. Que nada bueno le esperaba en las alturas del cerro Toro, considerado entonces uno de los más peligrosos de Valparaíso. Pero esa tarde, Gastón Soublette estaba decidido y paso a paso comenzó a subir los escalones. A lo lejos, un hombre sentado en una esquina lo divisó. Era el Richard, un sujeto conocido en el hampa local, quien al ver al sabio caminar solo, decidió asaltarlo. Lo llamó. Como un ritual en que la bestia engatusa a su presa, el maleante conversó un poco con el intelectual. De pronto, se dio cuenta que había pasado un rato y no le había robado. Fue en ese momento, en que para ponerlo a prueba, le hizo una pregunta de cuya respuesta dependía su suerte: ”¿Qué tenemos en común tú y yo?”.

Esta y varias historias similares fueron recogidas por Felipe Ossandón -escritor y periodista- y Patricio González -editor y corrector de estilo-, quienes en los últimos cinco años acompañan a Soublette en sus andanzas, cámara en mano, con la idea de rodar un documental sobre su figura llamado El lugar al que llego, el que hoy se encuentra en fase de producción y búsqueda de financiamiento con una campaña en Ideame.

Filósofo, musicólogo, exdirector deI Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica, Gastón Soublette ha publicado obras en que reflexiona sobre temas tan diversos como el cine, la música de Mahler, el folklore, la poesía de Neruda y la cultura popular. Es conocido su vínculo con artistas de la talla de Margot Loyola, Héctor Pavez, Gabriela Pizarro, además de transcribir a partitura la obra de Violeta Parra la que ha llevado al disco en elepés como Chile en cuatro cuerdas.

Este trabajo audiovisual es el primero firmado en conjunto por sus creadores, quienes residen en Limache, al igual que su protagonista. “Nos pareció que era un personaje muy interesante, muy singular, muy querido en la ciudad y ambos teníamos cierto acercamiento con él por historias paralelas. Además nos dimos cuenta de que no había un documental sobre él”, detalla Ossandón al teléfono con Culto.

Decididos, ambos autores fueron a visitar al intelectual a su residencia para contarle la idea. Le encantó. Asimismo, les comentó que en pocos días volvería a impartir clases en la Universidad Católica, las que se había visto forzado a dejar por complicaciones de salud que después logró superar. Nada de simple con noventa años en el cuerpo. “Era obvio para nosotros que por ahí teníamos que partir el documental. ‘Ya, démosle’, nos dijo”, detalla Ossandón. Ese regreso a las aulas fue filmado y parte de ese registro se puede ver en el teaser disponible.

Pero con el paso de los días, al acompañar al perfilado en sus caminatas por cerros, senderos y otras actividades, quedó claro que era necesario considerar otros aspectos de su obra. De allí se definieron cuatro ejes que articulan la narración, las que abarcan sus paseos por Valparaíso, su vínculo con la cultura mapuche (de hecho, él fue nombrado lonko por una comunidad), la relación con la sabiduría popular, y su mencionada actividad docente. “Estas historias desembocan en una idea de que a los noventa años la muerte es una compañera cotidiana, está rondando. De hecho, él nos contaba que imagina el paso al más allá” agrega González.

-¿Por qué Valparaíso? ¿qué tiene esa ciudad de especial para él?

Felipe: La madre de Gastón lo llevó a los 8 años a ver una película de Chaplin, El Pibe. Quedó muy impresionado, entonces al salir de la función la mamá le dijo que él también había sido un niño abandonado y ella lo recogió y lo adoptó. Eso le produjo un impacto muy grande. La madre estaba bromeando, de una forma bastante rara. Años después va a recorrer los cerros de Valparaíso. En uno de sus tantos viajes conoce una señora que lo ayuda mucho, con la que establece un vínculo muy fuerte. Como Gastón le da símbolos a todas las cosas, él dice que sus viajes a Valparaíso no tenían un afán turístico o artístico, sino que era la búsqueda de su madre. Un poco es lo que generó su madre real con esta broma que hizo”.

Canto para una rogativa

Suena el teléfono. Es Gastón. Dice que se preparen para subir al cerro La Campana para acompañarlo a una rogativa mapuche ¿la razón? la anunciada instalación de una termoeléctrica en el lugar, que luego generó un movimiento ciudadano de protesta en la zona. “Él está muy convencido con estas rogativas”, detalla Ossándón. “Cree que generan una energía tal, que consiguen objetivos muy difíciles”.

De hecho, no era la primera vez que Soublette recurre a este tipo de ceremonias. Ya lo hizo en los serios pasillos del Campus Oriente de la Universidad Católica, cuando se anunció su cierre, años atrás. Pero en rigor, no sigue la manera ortodoxa respecto a cómo llevarla a cabo. “Él es de la idea de mezclar culturas”, explica González. “Entonces se construye una especie de altar, con elementos mapuches, algunos incas. Luego él lee poesía, en este caso el Canto General de Neruda. La gente va detrás suyo, leyendo, como una especie de salmo”, cuenta Ossandón. “Además ofrece una reflexión. En este caso, me acuerdo que habló sobre cómo los mapuches vivían en armonía pese a tener un príncipe incaico en la zona central de Chile. Todo termina con música en vivo, él toca la flauta”.

Ese tipo de experiencias son parte de la relación comunitaria que ha cultivado el sabio a lo largo de los años y que le ha llevado, incluso, a compartir espacios en su propia residencia. “En diciembre él abría su hogar. ‘Casa abierta’ le llamaba, Podía entrar toda la gente, llegaban familias con sus niños, hacían pic nic, y además rogativas. Nosotros tenemos registro de la última jornada que hizo, ya no lo hace más”, agrega Ossandón.

El realizador comenta que en el trabajo también hay espacio para explorar en el mundo de la sabiduría popular. Por ello, junto al equipo de rodaje acompañaron a Soublette en su visita a Don Tito, un sabio de la localidad de Rungue, en una larga y calurosa jornada. “Hicimos tres estaciones. Primero llegamos a una casa de adobe, que tiene 200 años, donde todavía vive la familia de Don Tito. Luego fuimos a un Algarrobo milenario donde hicimos un alto. Allí Gastón nos habló de asentamientos mapuches, preparamos un té y comimos un sándwich. Finalmente arribamos a un bosquecito que a él le gusta mucho para retirarse a meditar. Por eso el documental se llama El lugar al que llego. Nos referíamos un poco a este bosquecito. Hay que agregar que él no paró de caminar en todo el día. Tiene una vitalidad, una energía increíble”.

Un documental “a lo amigo”

Las jornadas de grabación han sido esporádicas. No solo por los tiempos de los involucrados, sino que por algo más mundano que suele ser la principal dificultad al momento de crear material audiovisual en Chile: el financiamiento. “Estamos súper endeudados”, reconoce Ossandón. “Esto lo hemos financiado desde nuestros bolsillos. El material es profesional y todo, pero todo ha sido como bien indie, bien artesanal. Como muy a lo amigo, sacando plata donde no hay”.

Por lo mismo, los directores le explican a Culto que ahora están en la fase de búsqueda de financiamiento para acabar el filme, lo que no ha sido fácil. “Nos hemos topado con algunos inconvenientes técnicos. Postulamos el año pasado al Fondart, pero nos rechazaron por motivos bastante raros. Pato trabaja en el consejo, por lo que no puede postular, tiene un impedimento legal. Ahora volvimos a solicitar dinero al Fondart, en la línea de guión”, cuenta Felipe.

No ha faltado el ingenio. Un día levantaron un stand en la plaza de Limache para dar a conocer el proyecto y obtener fondos. A esa jornada se sumó Soublette, quien, cuentan, recibió el cariño de la gente. “Se dio el tiempo para venir y contar algo acerca de la historia de Limache, como nació, el origen del nombre”, relata González. “A la gente eso la toca. Por eso lo saludaban, le pedían fotos, le decían que le tenían admiración, etc”.

La campaña de recolección también cuenta con una parte digital. En el sitio Ideame es posible hacer donaciones por diferentes cantidades, a las que se asocian recompensas específicas para cada una. El objetivo es reunir diez millones de pesos, para lo que aún queda un poco más de treinta días. “Esto se está transformando casi en un movimiento ciudadano de la ciudad, todos quienes están apoyando son de ahí y la comunidad se ha ido involucrando en el proceso”, explica González. “Nos autoimpusimos fecha de estreno en 2020 y sabemos que lo vamos a lograr”.

El Soublette de la gente

El Richard miró nuevamente a Gastón. Es un hombre muy delgado, alto y de larga barba cana. Aunque pensó que lo pondría nervioso con su interrogante, el sabio mantiene su semblante sereno y eso, debe admitirlo, le perturba. Son los ochenta, y vivir en el cerro Toro no es fácil por las dificultades sociales y económicas. Soublette levantó la mirada. “La protesta”, le dijo con su voz grave. Eso es lo que tenían en común.

La respuesta conmocionó al porteño. Lo abrazó. No solo no concretó el salteo. Desde ese momento ambos se hicieron amigos. “Él lloraba cuando nos contó esa historia”, recuerda Felipe. “Nos dijo que lo había sorprendido con su cariño. En ese tiempo era un drogadicto, había días en que estaba jalado, pegado en el techo, y no entendía qué hacía este señor con su flauta y con sus alumnos”.

“Alguna vez Violeta Parra le dijo que era un pije que no conocía al pueblo, entonces un poco bajo este mandato, Gastón salió a recorrer los cerros”, explica Patricio González. “Por eso terminaron frecuentando la casa del Richard, llegaba con flauta, amigos con guitarras, animaba la fiesta. Reconozco que pensamos que era una historia que había sido un poco exagerada. Pero cuando fuimos al cerro Toro con Gastón y lo conocimos, fue impresionante. Se emocionó mucho. Es más, resulta que no solo son amigos. Gastón es también el padrino de su hija”.

-¿Por qué creen que Soublette genera eso en la gente? ¿qué es lo que le hace tan valioso para ustedes?

Patricio: Yo creo que la gente percibe que su mensaje es coherente y lo vive tal cual, además todos sus estudios sobre sabiduría popular, el Tao, etc. No hay ninguna impostura entre lo que predica y la forma de vida que lleva. Además es una figura longeva, que de alguna manera resume sabiduría.

Felipe: Cuando fuimos a la UC, Cristián Warnken recordaba que en los ochenta, Gastón andaba por el Campus Oriente con el mismo discurso de hoy. Porque tiene un mensaje que es muy necesario y que hace mucho sentido en los tiempos que corren. Alejarse de lo material, acercarse a los afectos, acercarse a la naturaleza, son como llamados que son muy urgentes. La sociedad actual, dice, está más preocupada de la tecnología que del ser humano. Cala hondo porque es muy real. Y la gente necesita escuchar eso, porque por otro lado le llegan mensajes como endéudate, gana plata, emprende, tienes que ser exitoso. Gastón propone otro camino.

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