viernes, abril 29, 2011

Las Primas: Entre el campo y el salón

Entre el campo y el salón

Emol
Pero siempre en parentela. Ésa es la actitud en este nuevo grupo chileno, que se remonta en familia al canto tradicional femenino chileno. Y no van al rescate de nada, avisan Las Primas: "Esta música se rescata solita. Ella te rescata a ti".

Una descubrió la música tradicional desde su oficio de profesora de historia. Otra proviene de un conjunto de proyección folclórica a la antigua usanza. Una tercera combina las escuelas del teatro y del rock, y la más joven se inició en el ambiente de los nuevos grupos de cueca. Pero si cada una de estas mujeres tiene su especialidad, las cuatro están emparentadas: no por nada se llaman Las Primas, uno de los recientes grupos aparecidos en este mismo circuito cuequero chileno que ellas ya han empezado a mover hacia otras direcciones.

En un año y dos meses que llevan de trabajo han actuado desde en vendimias y trillas campesinas hasta en el citadino bar Ópera Catedral en Santiago. Y han pasado por fiestas pueblerinas en ciudades como Salamanca e Illapel y también por la televisión, donde Las Primas debutaron este verano recién pasado como invitadas del actor y cantor Daniel Muñoz en el Festival de Olmué. Su próximo compromiso viene a sumar otra coordenada distinta: el grupo va a actuar este sábado 30 de abril (ver recuadro) en un gran almuerzo a la chilena compartido con el conjunto de cuecas Los Trukeros.

Son Leslie Becerra (voz y tañador), Tania Gómez (voz y pandero), Patricia Araya (voz y guitarra) y Cecilia Canto (voz, piano y acordeón). Leslie y Cecilia ya habían tocado juntas en el grupo de cuequeras Las Peñascazo, hoy disuelto; Tania fue hasta el año pasado parte de La Niñas, también cuequeras, y con esa formación de trío Las Primas debutaron en febrero de 2010 en el citado bar Catedral. A mediados de año llegó Patricia, desde el conjunto folclórico Coyahue, para transformar al grupo en su actual formación de cuarteto.

-Estábamos buscando ir más allá de tener un grupo de cuecas por tenerlo. Aprender de la tradición, de otras mujeres antiguas, de las mujeres de hoy -parte proponiendo Leslie Becerra-. Es bien difícil definir el proyecto de Las Primas, decir si cantamos cueca tradicional o si lo que hacemos está arraigado en lo de salón, si es más moderno, más bravo o más campesino. Porque es una síntesis de todo. Hay temas muy relacionados con el campo, lo tradicional, y otras cosas muy urbanas. Las Primas tienen de todo.

Fina pero pícara: el repertorio

Hay una expresión lo bastante amplia que este grupo ya acuñó para todo eso: Las Primas son canto tradicional femenino.

-Eso da una libertad enorme. Porque puedes necesitar el ritmo chilote del chocolate para decir algo, y los puedes usar -dice Leslie Becerra, y termina de quedar claro al conocer el repertorio del cuarteto, que en su mayoría es de tradición.

Desde su inicios Las Primas tocan canciones como la tonada "La flor del monte", sobre décimas encontradas en un cancionero rioplatense; la polka "Yo también quiero casarme", grabada por Violeta Parra; una ranchera escuchada en el disco del libro "Historia social de la música popular en Chile", de Juan Pablo González y otros autores, o un "Vals del arbolito", aprendido de una cantora campesina en un disco de recopilación del músico sureño René Inostroza.

-Es entre humorístico y poético. Tiene una poesía bien fina pero es muy pícaro -describe Leslie, que también recalca el carácter de las rancheras del repertorio-. Son rancheras chilenas, nos gusta decirlo: son rancheras, pero no mexicanas, porque al llegar a Chile y al ser adoptadas e interpretadas ya son distintas. En lo cotidiano se cultivan harto, en el sur, pero hay todo un género en las rancheras inexplorado por las agrupaciones artísticas.

Invitadas por el mencionado Daniel Muñoz a participar en la inauguración de la jornada final del Festival de Olmué recién pasado, Las Primas dieron otra muestra de las raíces a las que se remontan. Ahí cantaron la cueca "La yerba mota", a partir de unos versos de la tradición medieval española y con una melodía nueva compuesta por una de las cuatro integrantes, Cecilia Canto. "Fue la oportunidad de realizar un trabajo con él (Muñoz) y proponerle ideas", explica Leslie. "Esos versos tienen toda la sabiduría ancestral sobre el amor que se relaciona con esta metáfora sobre las flores y las hierbas".

-¿Están concentradas sólo en recopilar, o también en componer?
-Lo que estamos haciendo en esta primera etapa del grupo, que es bonita, es primero conocer la tradición, para después saber qué cosas podemos decir respecto de eso. Por ejemplo de amor es lo más difícil de escribir, porque hay tanto verso de amor y tan bien escrito. ¿Qué puedes escribir tú después de "El capullo de una rosa", del (cantor y autor de cuecas chileno) Nano Núñez? Es dificilísimo. Primero tienes que conocer el universo del repertorio amoroso, el océano del repertorio picaresco...

-¿Pero tampoco es como tomarse una foto en sepia, no se trata de recrear la tradición al pie de la letra?
-La idea es perpetuar ese oficio de las cantoras y acomodarlo a los tiempos nuestros -dice Tania Gómez.
-Se habla del rescate -agrega Rodrigo Miranda, músico de Los Trukeros que además fue el primer guitarrista de Las Primas- y en realidad no se rescata nada: lo que se hace es revitalizar, reanudar.
-Esta música se rescata solita -coincide Leslie-. Ella te rescata a ti. Uno no rescata nada.

De la cueca a la polka, un ejemplo

Por esa vía Las Primas mencionan tradiciones como la de los cantos del amor fino como parte de sus exploraciones.

-Es un género que surgió en el sur de Francia, en el Medioevo, hacia el siglo XII, en una tradición muy conectada con el sur de España -dice la profesora de historia-. Y esa lírica determinó el lenguaje amoroso que hoy se escucha en las tonadas, en los romances, en muchas cuecas.

-¿Cómo se hace ese acomodo del repertorio a la actualidad?
-No sólamente es el repertorio, sino el desenvolvimiento de la cantora frente al público -explica Tania-. Lo que hacemos Las Primas es generar un diálogo directo con el público, hacerlos partícipes en todo momento de lo que está resultando en la presentación.

-Ahí es donde tratamos de poner el sello nuestro -agrega Leslie-: tomar temas que han sido grabados o están en la tradición y a lo mejor no interpretarlos como lo hizo la Margot (Loyola), con tales instrumentos, porque nos identifica mostrarlos de otro modo, o recitar un verso en vez de cantarlo para que la gente lo escuche. Hay una reinterpretación de acuerdo con nuestro criterios y nuestra realidad.

Con tales postulados Las Primas se distancian de los grupos de cueca de sus inicios, pero tampoco se acercan a los conjuntos de proyección folclórica germinados al alero de la escuela de maestras como la propia Margot Loyola, explican. "En ese sentido se diferencia bastante de las agrupaciones de proyección folclórica, que se dedican por ejemplo a hacer una muestra de los bailes del 1900", compara Leslie. "Lo nuestro es hacer que la gente baile".

-Eso es lo moderno -enfatiza Rodrigo Miranda-. Hoy el que se atreve a bailar una polka, por ejemplo, es el que más o menos tiene noción de cómo es una polka, que es un, dos, tres, punta y taco, y hay gente que sabe los pasos y la coreografía y que no están vestidos con traje de época pero que la van a bailar. Yo considero que eso es lo más vanguardista que hay, porque es llevarlo por completo al presente.

-¿No hay problema con que no sea purista?
-Yo creo que no, si conserva esa esencia -dice Leslie-. No creo que la gente del 1800 se haya preguntado si lo que hacían estaba rompiendo con la tradición del 1500.

-Por ahora lo nuevo es que la gente salga a bailar polka. Al revés de la cueca, que ya está masificada.
-Totalmente.
-Claro -coincide Miranda-. Hoy día en la cueca estaríamos en la etapa de empezar a exigir calidad a los bailarines. Ya se amplió, ya se masificó: ahora bailen bien. En la polka hay que dar ese primer paso.

Por eso nos llamamos Las Primas: en familia

La diferencia con la proyección folclórica se acentúa con la presencia en Las Primas de Patricia Araya, que precisamente proviene de uno de esos conjuntos, Coyahue.

-Es bien heterogéneo, porque la Patty aportó con una disciplina que comúnmente uno no tiene en las agrupaciones de cueca -reconoce Leslie-: esta disicplina de dedicar tantas horas a la semana a ensayar. Aparte de la variedad de repertorio que ella maneja y que nosotros necesitábamos; que fuera capaz de tocar una polka, una refalosa. Y nosotras le aportamos la espontaneidad.

-Es un desafío para todas -agrega Tania-. A mi parecer con las cuatro integrantes de Las Primas se ha logrado una fórmula bien especial, porque cada una viene de experiencias anteriores distintas. Ha sido bien dinámico el trabajo en el sentido en que nos llevamos de apuro con las compañeras.

Un ejemplo es el de la propia Tania, que llegó a Las Primas después de haber cantado cueca en Las Niñas. "Ahora aprendí la disciplina, la investigación de estudiar el repertorio y trabajar en el escenario y captar al público", dice. Y otro es el de Cecilia Canto, que antes de compartir con Leslie Becerra en Las Peñascazo había sido tecladista de la banda de rock teatral La Patogallina Saunmachín.

-Es bien especial, ella fue convocada a Las Primas porque maneja dos instrumentos bien importantes en el repertorio, el piano y el acordeón -dice Leslie-. Y como tiene toda una escuela teatral y además es rockera porque tocó en la Patogallina Saunmachín, interpreta el folclor pero de una manera totalmente antifolclórica (se ríe). No con patrones ni maquetas. Ella maneja el instrumento, pero no tiene una escuela preconcebida de un conjunto donde le dijeran que la polka se toca así y se ahí no se saliera.

El paso por Las Peñascazo también es un antecedente para la propia Leslie Becerra. "Para mí Las Primas están donde Las Peñascazo debieran haber llegado, pero cada una de ellas tenía intereses relacionados con sus profesiones", dice. "En este caso somos como familiares, y eso ha permitido la confianza para trabajar juntas. Por eso nos llamamos Las Primas: porque este oficio tradicionalmente ha sido familiar. Siempre fueron hermanas: Las Hermanas Parra, Las Hermanas Loyola, Las Hermanas Acuña, Los Hermanos Campos… es un oficio familiar. ¿En quién puedes tú confiar más que en tu hermana, que en tu madre, que en tu prima?"

-La familia te aguanta hasta el final -coincide Tania.

Y el interés por la historia es otro factor involucrado en la familia, a partir del oficio de Leslie Becerra como profesora de esa especialidad y trasladado a la investigación histórica sobre estos repertorios.

-Cuando estudié historia no tenía una cercanía con el ambiente folclórico -recuerda ella-. Lo descubrí y aprendí a bailar cueca de grande. Y para mí fue como cuando un minero descubre la veta que va a seguir. Siempre supe que me gustaba la historia, pero no encontraba la temática que iba a determinar mi trabajo. Me interesaba la sociabilidad popular, pero cuando conocí la cueca, a Hernán Núñez, descubrí un campo enorme por investigar.

No son taitas: son maimas

En ese punto entra en juego la dinastía completa de cantoras y cantantes chilenas que sirven de inspiración para Las Primas. Y el grupo es muy amplio en el reconocimiento de esas influencias: así como en la conversación se asoman las legendarias cantoras decimonónicas Las Petorquinas, también van apareciendo Las Hermanas Parra, Las Hermanas Loyola, Las Hermanas Acuña, también llamadas Las Caracolito, o bien integrantes de Las Cuatro Huasas como Esther Martínez y Sara Parga.

De igual modo reconocen a las maestras Violeta Parra, Margot Loyola y Gabriela Pizarro, a estrellas de la radio y el cine como Ester Soré, Silvia Infantas o Sonia y Myriam y a una diva de leyenda como Rosita Serrano. Pero al mismo tiempo se conectan con con las jóvenes cantoras del Trío Gabriela, con Las Hermanas Castillo, especialistas en la escuela campesina de la cuecas de trilla, o con Las Morenitas, el trío iniciado en 1955 por Isabel Fuentes, Laura Yentzen y la fallecida Petronila Salinas y vigente hasta la fecha.

-Ellas no son nuestras taitas: son nuestras maimas -sintetiza Leslie Becerra-. Todas ellas son las que pusieron el folclor en los salones, en las radios, en los grandes teatros. De Las Petorquinas sólo tenemos referencias, pero de estas mujeres sí tenemos imágenes y grabaciones. Pusieron en escena todos estos repertorios con un sello personal, tomando incluso las modas, adaptando el vestuario de la tradición española o chilena y modernizándolo, como la silvia Infantas, que a veces aparece con un vestido medio de china pero con tirantes, como con solera, adaptado a la moda de su época. Eso es lo que queremos hacer ahora: no copiar exactamente lo que ellas hiceron, sino aplicar lo que hicieron a este tiempo.

A veces el aprendizaje ni siquiera está en un disco o en un libro, sino en la experiencia cotidiana.

-La otra vez fuimos a San Bernardo, a un encuentro de cantoras de rodeo, y nos encontramos a Las Morenitas en vivo y en directo, a la Chabelita Fuentes... -recuerda Leslie-. Ellas no tocan comúnmente porque están separadas, una vive en San Vivente de Tagua Tagua, otra en el puerto, otra en San Felipe. Fue fuerte el encuentro, porque son verdaderos referentes. Ese disco de Las Morenitas de Las cuecas pa'l rodeo (1972, un LP grabado con la actriz Alicia López y con cuecas compuestas por Efraín Navarro, Hernán Núñez y Mario Catalán) es el mejor disco de cuecas de mujeres que se ha grabado en Chile, por la interpretación, el canto, el teatro, el manejo de los versos. Hay mucho que aprender.

Y tampoco Las Primas se encomiendan sólo a mujeres.

-En Conchalí la otra vez Tito Fernández nos fue a saludar al camarín -recuerda Tania-. Él a nosotras.

-Admirador de Las Primas -sonríe Leslie-. Pero fue impactante ver que fuera a saludarnos, a decirnos que había escuchado los temas, que en ellos había mucho trabajo y que cantábamos con mucha fuerza. No nos dijo nada más, no nos aduló y ni siquiera se rió: fue serio. Para mí son referentes. Tal como Los Hermanos Campos, que también vienen de una tradición de cantoras.

Esa fiesta dieciochera en Conchalí es una de las muchas actuaciones que Las Primas acumulan en este primer año, junto a más locaciones como el Parque Inés de Suárez en la comuna santiaguina de Providencia, La Vega Central, una serie reciente de vendimias en Rengo, Pirque y Buin y de rodeos en San Bernardo, a la par que la fonda dieciochera en Ópera Catedral. "Estamos en una línea que dialoga con gente a la que le gusta el folclor bien huaso, a la gente que le gusta la onda más brava también, y a la gente de pub", pasa lista la profesora Becerra.

-¿En ese sentido es más fácil para Las Primas tocar con Los Trukeros, como este fin de semana, porque ya conocen la cueca desde sus grupos previos?
-Para nosotros representa el desafío de que ese público al que solamente le gusta la cueca escuche una tonada y sea capaz de disfrutarla. Cuando aparecimos a ese público no le gustaban mucho Las Primas, porque las tonadas no se bailan. Ahí está el desafío.

Ahí está también el menú del almuerzo a la chilena este sábado en el Club Social de Antiguos Deportistas Juan Ramsay de la capital: las opciones son asado a la cacerola o pollo asado con acompañamiento, según lo anunciado.

-Comida de casa -garantiza Leslie.

-Bien caserito -coincide Rodrigo Miranda-. Cocina ahí la gente del club social, que tienen buena mano. La botella de vino más cara va a estar a dos mil quinientos pesos.

-Y la convocatoria es también a celebrar el Día del Trabajador -invita Tania Gómez: al día siguiente es Primero de Mayo-. Por eso es "En vísperas del Primero / Con Las Primas y Los Trukeros".

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