viernes, mayo 03, 2019

Acorde, melodía y manifiesto: los diálogos de Christian Gálvez

IÑIGO DÍAZ
Cultura
El Mercurio

Rodeado de históricos del contrabajo como Ron Carter, Eddie Gomez y John Patitucci, el chileno expande un lenguaje jazzístico que ha investigado por años, ahora con el disco "The art of chordmelody".



"Esta música podrían tocarla muchos buenos guitarristas de jazz que conozco. No podría tocarla cualquier bajista. Al menos no hasta ahora", dice sobre su nuevo disco Christian Gálvez, virtuoso del bajo, creador del sello Pez Records, prolífico compositor y uno de los protagonistas del jazz chileno en este siglo. "Sigo siendo el bajista de siempre y sigo tocando el contrabajo como siempre, pero para llegar a esto tuve que someterme a una exigencia técnica muy fuerte", agrega.

Los resultados que ve ahora responden a 15 años de investigación, ensayo y error, que ha recorrido como solista alrededor del chordmelody , lenguaje de técnicas de ejecución que involucra -como su nombre lo indica-, acordes y líneas melódicas simultáneamente. Ello proyecta al bajo y sus funciones de soporte y enlazamiento a un rol solístico. "Por eso al oído nos parece una guitarra", explica el músico. Junto al maestro de canto Hans Stein y al popular cantante Pedro Messone, hoy en La Moneda recibirá el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, de manos del mandatario.

Jinetas de capitán

Su nuevo disco está presentado como una celebración. Y contrariamente a lo que ha venido realizando con quintetos, sextetos y ensambles, una música siempre exuberante, en "The art of chordmelody" Gálvez saca el pie del pedal y toca cara a cara con sus invitados. "Es un conversatorio privado, muy íntimo y a bajo volumen, acústico total. Fue una experiencia donde hubo más tiempo, espacio y silencio que nunca", dice.

Grabado en los Mozart Studios de Nueva Jersey durante una semana, el álbum considera standards de larga data, y cada uno está tocado a dúo junto a un contrabajista de jazz que luce sus jinetas bien a la vista. Comenzando por Eddie Gomez, músico de Paul Bley, Gerry Mulligan y, cómo no, Bill Evans, en cuyos tríos consolidó su categoría. Alrededor del chileno desfilan también Ron Carter (contrabajista de Miles Davis), John Patitucci (de Chick Corea) y Dave Young (de Lenny Breau).

"La inspiración está en la escucha de discos que tuve cuando estaba en la media, repertorios de los años 30 y 40 con los que me formé. Es un homenaje a los guitarristas que me abrieron la cabeza con su música y un intento de tocar el bajo lo más próximo a tipos que fueron mis ídolos", dice Gálvez.

Con Eddie Gomez, el chileno grabó "Very early", que este solía tocar junto a Bill Evans; mientras que con Dave Young grabó "Music to watch girls by". "Él la tocaba también en los grupos de Lenny Breau, así que resultó perfecto. Y para 'Giant steps', que grabamos con John Patitucci me basé en la versión a guitarra 'pelá' de Joe Pass. Cuando la escuché no podía creer que se pudiera tocar algo así. Es como un momento cúlmine del chordmelody : si ya es difícil tocar nada más que las notas de este tema de John Coltrane, imagínate cómo es si se agrega la armonía", dimensiona.

En "The art of chordmelody", editado por el sello Pez Records y distribuido en Europa por Nicolosi, también grabaron el estadounidense Patrick O'Leary, el peruano Jorge Roeder y el chileno Pablo Menares. Y si de autogestión se trata, el proyecto fue financiado con los recursos que entregó el Premio Presidente de la República.

"Esto no termina aquí. Grabamos siete standards con estos contrabajistas, pero me traje las cintas con otras grabaciones junto a ellos. Son composiciones mías que estarán en el segundo volumen del arte de la armonía y la melodía", cierra Gálvez.

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