La Tercera
“La noticia nos ha dejado en shock”, dice conmovida Marta García Sarabia, desde la localidad de Asturias, en España. A sus 27 años, la mujer es licenciada en Historia y Ciencias de la Música de la Universidad de Oviedo, carrera que la llevó a unirse en una cariñosa y sincera amistad con el cantante Camilo Sesto, quien le reveló más de un secreto. Al despertar esta mañana, él ya no estaba. Sin embargo, algo perdurará y así lo rescata.
Después de cuatro años viéndolo seguido, Marta García Sarabia asegura conocer a Camilo Sesto más allá de su talento. Lo reconoce como Camilo Blanes, el nombre original del músico. “Cuando supe que había muerto, sólo pude pensar que hay que seguir manteniéndolo en el recuerdo con sus canciones, que son el legado más maravilloso que nos ha dejado, y por mi parte, con todas las vivencias y los recuerdos más bonitos que guardo”, menciona ella.
Marta y Camilo se conocieron en el año 2014 cuando ella decidió hacer una investigación sobre el musical Jesucristo Superestrella , el musical que Sesto reprodujo en Madrid por primera vez en español.
“Yo me contacté con él porque quería centrar mi proyecto final de carrera en su musical, pero cuando comencé a indagar me encontré con que no había información, no habían estudios previos, no había nada hecho y dije, bueno, ¿por qué no contactarme con las personas que conformaron el musical personalmente?”, recuerda.
La puerta de entrada para Marta fue el mánager de Camilo Sesto, quien la llevó a conocer al cantante, para que luego él le presentara a otros importantes personajes como Ángela Carrasco, quien interpretó a María Magdalena en el espectáculo, y Teddy Bautista, en el rol de Judas. “Tuve gran suerte de contactar a todo el elenco, porque cuando ya conoces a uno vas conectando con los demás. Los reencontré después de 40 años del estreno de la obra. La gran mayoría, como técnicos de sonido, bailarines y cantantes, se volvieron a juntar como la gran familia que fueron en ese tiempo. Eso para mí y para ellos fue muy gratificante porque significó revivir su juventud y una obra tan importante para España como para el resto del continente”, dice Marta.
El primer encuentro
La primera vez que Marta vio a Camilo tenía 22 años: “Me puse súper nerviosa, llevaba mi trabajo bien clarito, muy bien trabajado, con mi lista de preguntas claras, pero la primera vez siempre vas nerviosa. De todos modos fue muy bonito, muy gratificante, vi a una persona normal -como yo-, que lo único que estaba deseando era que alguien pudiese escribir y pudiese estudiar una obra que en España estaba en el recuerdo, pero no estaba escrita, no estaba estudiada”.
Ese primer día él le preguntó por qué estaba tan interesada en una obra que se estrenó en noviembre del año 1975, ¿cómo era posible que alguien tan joven se interesara por este arte si no había vivido ni cerca de esa época? La respuesta era clara: “Su música trasciende”.
Entre palabras y palabras, Sesto le fue mostrando a la entonces estudiante cuadros, fotografías y un poco de todos sus recuerdos. El proyecto académico de Marta fue tan exitoso entre su universidad, el elenco del musical, el propio cantante y su fanaticada, que más tarde mutó en un libro llamado Jesucristo Superstar, Ópera Rock: La pasión de Camilo Sesto. Entre sus páginas revela algunos datos curiosos de la vida privada del artista y de cómo se llevó a cabo la puesta en escena de la obra, catalogada por García como revolucionaria para sus tiempos.
Según cuenta, “la gente quería saber más de Jesucristo Superestrella y fue ahí donde se decidió rehacer el estudio, sacarle lo técnico y adaptarlo para quienes no tengan conocimiento musical muy extenso. A la idea original se le añadieron cosas como anécdotas y fotografías que en el trabajo de investigación no se pudieron incorporar, más que nada por extensiones y exigencias de la propia facultad”.
Jesucristo Superestrella: lucha contra la censura y comienzo de un cambio
Jesucristo Superestrella se estrenó el 6 de noviembre del año 1975. En ese tiempo, cuenta Marta, la nación atravesaba una época “muy confusa porque estábamos ya al final del franquismo y la censura estaba muy arraigada aún. Todas las representaciones teatrales se miraban con lupa y más esta”.
El musical, de temática religiosa, pero sin resurrección posible, con un Jesús hippie y revolucionario que cantaba rock, entonando la clásica canción “Getsemani” en un agudo y desgarrador tono: no fue bien visto por los más conservadores.
“Camilo -como bien me contaba él y por todos los otros testimonios de mi investigación- tenía muchos detractores y la obra en sí también, por toda esa temática, por la música. Más allá de una representación teatral, la música también transmite un mensaje y Jesucristo Superestrella quería romper las barreras de aquella época, quería dar esa lucha por un aperturismo hacia nuevos lenguajes rockeros dentro del teatro musical y en España, pues, dentro de los primeros días costó mucho asimilarlo, había mucha expectación”, cuenta la investigadora.
Sesto le relató que esa tarde de noviembre había mucha gente que se iba a arrodillar afuera del teatro. Personas que pedían a dios por salvar sus almas y rezaban el rosario, como si no hubiese mañana después del apocalipsis que se estaba estrenando en un importante teatro de la Gran Vía madrileña.
“En este país no teníamos esa concepción de teatro musical, como ocurría en Broadway. Después de Jesucristo Superestrella, ello perdura hasta ahora con una gran cantidad de exponentes. Antes del revolucionario Sesto se hacían pequeños shows a horas casi de estraperlo (ilegal), pero esta se planta en un teatro de la Gran Vía madrileña, en un horario de 19:00 a 22:00 y de 22:00 a la media noche”, dice Marta.
Para ella, lo que pasó con este espectáculo fue que “pusieron un equipo de personas hablando en un lenguaje nuevo, al final de una dictadura franquista muy fuerte que se y lo hicieron sin saber que dieron paso a que la Gran Vía madrileña ahora sea la homónima de Broadway, en Estados Unidos”.
Ante la dura censura que tuvo el musical tres años guardado, Marta comenta que el carácter de Camilo Sesto fue crucial para continuar con su idea: “Él tiene una personalidad guerrera y así lo fue hasta el final; siempre luchó por sus ideales y la persona que tiene eso muy arraigado nunca lo pierde. Camilo fue una persona que luchó desde el principio por su música y finalmente nos dejó esa misma imagen. Muchas veces defendió su trabajo con el puño sobre la mesa cuando debía resguardar su trayectoria”.
Doloroso error: 38 latigazos reales para Sesto y una bomba
Entre las conversaciones, el cantante le comentó a marta uno de sus más dolorosos recuerdos: “Camilo me dijo que el día que lanzaron la obra las personas encargadas de producción se equivocaron y en lugar de pasar un látigo de mentira, pusieron uno real. Le dieron 38 latigazos verdaderos”.
El cantante apenas sintió el primer golpe decidió no parar la escena, por miedo a que quienes vigilaban cómo exponía la obra lo volvieran a censurar: “Esto marca mucho su energía, él dijo ‘yo hago Jesucristo Superestrella, yo lo produzco y yo hago este personaje’. Esa anécdota deja ver toda su personalidad”.
Ese no fue el único extraño episodio. “La iluminación del musical la trajeron desde Londres hasta España y era en extremo novedosa. Tanto, que había un foco láser que tuvo que pasar por el servicio de aduanas y no lo dejaron entrar porque las personas en el control pensaron que era una bomba”, recuerda Marta entre risas.
El cantante recordó para ella que “todo el mundo que entró a ver la obra estaba comiéndose las uñas porque no sabían dónde estaba ese foco láser, porque como todos pensaban que era una bomba, lo andaban buscando”.
Por si a alguien le preocupa qué pasó con el foco bomba: la iluminación, después de varios trámites, logró llegar a destino y estuvo ahí el día del estreno.
Gira del adiós
“Yo no viví la década de los años ‘70, pero tuve la gran suerte de ir a una gira en Latinoamérica, durante el año 2015. Ahí pude sentir como si estuviese 30 ó 40 años atrás. Creo que es indescriptible una carrera como la de Camilo, son pocos músicos los que hay con ese talento tan innato que él tenía y, por suerte, su legado va a perdurar por muchos años”, dice Marta, quien se refiere al tour que Sesto le llamó “Gira del Adiós”.
La investigadora lo acompañó a Colombia en las ciudades de Cali y Medellín, estuvo con ellos 4 ó 5 días, según cuenta haciendo memoria: “Todo fue impresionante porque yo conocía a la persona, a Camilo Blanes, no al artista en su máximo esplendor. Cuando supe de la gira, le dije ‘me gustaría, si no te importa, poder verte en el escenario’ y me respondió sin problemas que podía ir con él. Esa es una generosidad que nunca olvidaré, entre otras muchas, y que a mí me dio a entender que Camilo Sesto, como artista, seguía arrasando vaya donde vaya”.
Marta considera que, Camilo es, ha sido y será un hito: “Tenía alma de rockero, ha sido rockero en esencia. Antes de ser solista tuvo un grupo llamado ‘Los Dayson’ y otro de nombre ‘Los botines”, que eran música ‘Ye-yé’. Luego de eso, su carrera se fue por la balada musical, la música romántica. Creo que es un artista que ha marcado un antes y un después en nuestra propia historia y en la trascendencia de nuestra música. Es muy difícil describir la carrera de un artista tan ageneracional porque, tengas la edad que tengas, creo que todo el mundo escucha las canciones de Camilo Sesto. Eso es algo, creo, que indescriptible”.
Misterio resuelto: Sesto, con “s”
Camilo le contó que se puso “Sesto” por sus hermanos. El cantante es oriundo de Valencia, sus orígenes se remontan a la localidad de Alcoy, lugar donde se crió junto a sus seis hermanos.
“Camilo Blanes era el sexto hijo. A raíz de eso empezó a hacerse llamar ‘Camilo Sexto’ para los efectos de su carrera musical, pero como resultaba un tanto… mmm, abrupta, la pronunciación, para suavizarla se puso Sesto, con la letra “s”, porque sonaba más suave. Él lo eligió”, explica Marta.
“Hazlo bien”
“De mis recuerdos, uno que me llevaré por siempre es que él me decía, cuando hablábamos de la posibilidad de hacer un documental tomándonos un café: ‘Martita, lo que hagas, hazlo bien’. Eso es una sentencia. El documental se llevó a cabo, se hizo con todas las de la ley y él alcanzó a ver finalizada la trilogía con su resultado, quedó muy contento”, cuenta respecto a la cinta bautizada como Jesucristo Superestrella: un hito en la historia del musical español.
El rodaje se realizó entre 2015 y 2018, terminó hace poco de ser exhibido en una serie de documentales y Marta espera que pronto pueda estar disponible en alguna plataforma.
“Siempre recuerdo que cada vez que yo iba a su casa a contrastar información, él me mostraba fotografías. Conmigo desempolvó una cantidad de recuerdos que nunca antes habían visto la luz y recordaba esos momentos explicándome ‘mira, esto era así, o de aquella manera’. Eso nunca lo olvidaré y se plasma en la historia”, concluyó.
Camilo Sesto escribió el prólogo del libro de Marta y estuvo con ella a cada paso en el desarrollo del filme. Una muestra, tal vez, del cariño que se gestó entre ambos y que este domingo, sin despedida, pero con un gran recuerdo, se cierra en un bucle infinito luego de que en cada radio de habla hispana se escuchara “Vivir así, es morir de amor”.
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