La Tercera
Alfredo Lewin y Joe Blaney hablan con Culto sobre la gestación del MTV Unplugged de Los Tres y la llegada de Fome, el primero de varios discos junto al destacado productor en las perillas. Entre 1995 y 1997, Álvaro, Ángel, Titae y Pancho traían de todo menos desastre.
Por Nuno Veloso
Tras el éxito de La espada & la pared, el tercer disco de Los Tres y segundo trabajo bajo el alero de Sony, de la propia banda nacieron las intenciones de embarcarse en el proyecto de grabar un MTV Unplugged. Para 1995 se vivía la efervescencia plena del formato, con bandas como The Cranberries, Live, Kiss y Charly García apareciendo en pantalla en cosa de meses, todo resultado de una fiebre que había comenzado en 1991 —el mismo año del disco debut de Los Tres— con el desenchufado de Paul McCartney, conocido como Unplugged (the official bootleg) y registrado por el mismísimo Geoff Emerick, ingeniero de Sgt. Pepper y Abbey Road. Después de Macca, nombres como Eric Clapton, Stone Temple Pilots, Nirvana y 10.000 Maniacs se unieron a la creciente lista.
There’s a party going on down there
Alfredo Lewin, quien se encontraba por aquel entonces como parte del equipo de MTV Latin America, recuerda: “Después de La espada & la pared, Los Tres eran una prioridad para el sello Sony. En Chile el grupo ya estaba tocando techo en este mercado y MTV ya había demostrado para el 95 que la cuestión era panregional”. En aquella confluencia, a la banda se le manda a hacer ciertos “showcase” para ejecutivos regionales del sello. “Yo los recibía como anfitrión en mi casa. No es que se quedaran a alojar conmigo, pero, si tenían que ir a Boca Ratón o a lugares lejos, yo los llevaba con Christian Barzelatto y Cote Hurtado. Yo era el fan de la banda, yo le presenté a Cote y Christian la música de Los Tres y yo los vendía donde podía como la mejor banda de Chile y mi banda favorita porque, en efecto, lo eran”.
Para Lewin, la música hecha por Los Tres en su segunda placa, Se remata el siglo, hacía más concesiones estilísticas con Norteamérica, y era más fácil de marketear en Latinoamérica que lo que se encontraban realizando en aquel entonces con La espada & la pared. “Me di cuenta de que Latinoamérica no entendía del todo a Los Tres. No era como que se volvían locos por esta banda chilena, pero entendían un poco esta propuesta de raíces que tenía el grupo, como un rockabilly pero disfrazado de una cuestión medio alternativa. En La espada & la pared, ya había una sonoridad que era como bien particular y los videos tuvieron una rotación aceptable en el MTV de ese tiempo, especialmente ‘La espada & la pared’, la canción”.
Lewin recuerda que Pancho Molina le llamó para contarle que estaban muy orgullosos como banda de lo hecho en su más reciente placa, y que sentían que el próximo paso era un Unplugged, porque ya lo habían hecho en Chile. “Creo que fue Pancho el que primero me dijo —de manera muy casual— que cómo podíamos hacerlo. Porque, en verdad, se trataba del cómo. Porque el sello estaba más preocupado de producir videos que generar la idea de una plataforma como el Unplugged. La idea la tuvo la banda, esa ambición, cuando el Unplugged podría haber esperado un par de discos más como el caso de Café Tavba, que era una banda que estaba bien aceitada para cuando llegan al Unplugged. Carmen Romero, que estaba con la banda en un managerato súper dinámico, movida, entendía la esencia de lo que eran Los Tres y cómo se tenía que manejar una banda como esa”.
Alex Pels, productor ejecutivo de MTV Latin America, respetaba la visión musical de Lewin y el rock de raíces, el blues. “Yo sabía que podía entrar fácil diciéndole que este grupo no es como Fobia o estas bandas taquilleras mexicanas, este grupo es más como Café Tacvba, pero no es Café Tacvba, porque tienen una inflexión mucho más roquera y rockabilly que ellos”, apunta Lewin. “Lo que hicimos con Los Tres y con Carmen fue conseguir un pub donde el grupo pudiera tocar en una fecha —un club de esos donde podían estar 100 personas— y yo hacer que Alex pudiera llegar a ver a la banda. Algo que podría parecer simple, pero en ese tiempo en que no habían celulares, era muy difícil de hacer. Yo quería que fuera más orgánico, que se produjera algo donde, mi idea era que entrara Alex a un bar y me dijera, ‘esto es’”.
El club de los hechos fue el Rose’s, ubicado en Washington Avenue. Según relata Lewin, la banda partió tocando a las nueve de la noche, en formato eléctrico. “Y Alex no llegaba… yo le había dicho que esta era un oportunidad para que viera a la banda tocando, ni siquiera le había dicho que tocando en acústico, sino que era la gran banda de Chile”. Recuerda salir a marcar a Alex por el pager, y la llegada de Alex en el momento preciso. “Como de película, diez minutos antes de que hicieran este cambio de instrumentos y empezaran a tocar acústico. Alex estuvo conmigo y, en un momento, en su argentino, me dice ‘Che, qué buenos son estos tipos, son un lujo’. Y todavía me acuerdo de que termina de tocar la banda y le presento a Alex a los integrantes del grupo. Carmen se queda con Alex conversando y decíamos: este es el diseño del Unplugged”.
En aquella presentación, Los Tres tocaron algunos covers de la era del rock and roll de fines de los años cincuenta —Eddie Cochran, Elvis—, canciones por supuesto que fueron del agrado de Alex Pels, amante del blues. “En ese momento ni se avizoraba el tema de tocar cuecas, aunque el grupo ya lo tenía dando vuelta. Esto era más como tocar un blues de B.B. King. En agosto del 95 —como un mes antes—, Álvaro me contó que querían hacer cuecas porque era como lógico, ya que la fecha del Unplugged iba a coincidir con las Fiestas Patrias del año 95 y, efectivamente, la banda sentía que ese concierto era muy chileno, independiente de que estaban haciendo algo que los estaba mostrando a Latinoamérica”.
Hello
El 14 de septiembre de 1995 fue el día señalado. Joe Blaney, el productor norteamericano conocido por sus credenciales junto a The Clash y Ramones —entre otros— venía trabajando junto a Charly García desde Clics modernos. En mayo del mismo año, tan solo unos meses antes de ser convocado por Sony a trabajar junto a Los Tres, había registrado el Unplugged de Charly. Sería el último disco donde trabajarían juntos, cierre de una racha que llevaba años. Al teléfono, rememora: “El concepto de hacer el Unplugged en Miami era algo nuevo, habían empezado a hacerlo hace un año o dos, y yo había hecho el de Charly García. Era un momento en que Charly estaba un poco complicado pero resultó bien, lo mezclé y Sony estuvo contento con el resultado”, cuenta.
Lewin explica que, para Henríquez, el Unplugged de McCartney era un referente, debido a que había sido completamente desenchufado. “Álvaro quería que fuera Geoff Emerick y creo que, en ese mundo, hasta se testeaba eso. A partir de eso el sello propuso si podía ser Joe”.
Blaney prosigue: “Como el Unplugged de Charly salió bien y Los Tres estaban empezando a tener una fanaticada y les estaba yendo bien con unos videos, me quisieron llamar, pero lo hicieron cuando faltaban como cinco días para el show. Yo dije que ok, en Sony dijeron que me iban a mandar los discos compactos de la banda, para escucharlos bien y tomar decisiones. Pero, por alguna razón puede que se hayan demorado en mandarlos a tiempo y yo ya tenía que irme a Miami, así que cuando los conocí por primera vez no los había escuchado. De todas formas, yo igual soy bien a la vieja escuela, y trato de hacer lo correcto para la situación. Si hubiera escuchado su música antes, en el fondo daba lo mismo, porque era un disco en vivo y la idea es capturar los instrumentos y la energía en el escenario. Mi trabajo ahí es grabar y contribuí ayudando”.
El día anterior a la presentación, hubo un ensayo general. Lewin cuenta que vio a Blaney por primera vez en el lugar donde la banda se encontraba ensayando. “Hubo un ensayo en los estudios de MTV que fue full y fue perfecto, podría haber sido la toma definitivamente. Creo que Blaney vio lo suficiente y estuvo al tanto. Además, creo que las decisiones artísticas y la sonoridad, no tuvo nada que hacer. Hay que mencionar también a Antonio Restucci y a Cuti Aste, que estaban ahí, unos músicos impresionantes y se notaba en como fluían con un lenguaje donde se notaba que eran seis tipos geniales que estaban sobre el escenario”.
Blaney los escuchó por primera vez en el ensayo, donde la banda estrenó “Traje desastre”, futuro single del lanzamiento. “Tenían un tema nuevo que, por lo que escuchaba desde la cabina, no estaba tan bien tocada como el otro material. Así que teníamos la opción en el Unplugged de dejar a la audiencia ahí y rehacer una o dos canciones, porque igual se edita todo después. Así que hicimos una segunda performance de esa canción, y eso fue mi idea. Le dije a Álvaro, y me dijo después que igual se le había pasado por la cabeza hacer eso, por un instante. Grabamos esa de nuevo y mezclamos todo en un estudio en Miami. Fue un ensayo, un show y cuatro días mezclando en Miami, algo así. Y se hizo, así fue como los conocí por primera vez y me cayeron bien y me impresionaron por su habilidad, se notaba que conocían sus instrumentos”.
Lewin añade: “El grupo previo a la performance igual estaba nervioso, pero habían ensayado mucho, no dejaron nada al azar. Me acuerdo que en el momento previo cuando estaban en maquillaje estaban nerviosos porque sabían que esto iba a ser un antes y un después en tanto a la visibilidad del grupo, y para Chile iba a ser algo histórico, se afanaban mucho de que todo era acústico, de que era como el Unplugged de Paul McCartney, por lo mismo y por la relación con Joe Blaney, ellos querían un productor internacional. Ver lo contento que Blaney dejó a la banda ahí y al hacer la mezcla, bueno, el grupo dijo que estaban alucinados”.
Respecto a las repercusiones, Lewin apunta que el Unplugged, sumado al primer single de Fome —“Bolsa de mareo”— hizo que se encendieran posteriormente ciertas alarmas en México, donde se le prestó atención a la banda. “Alex Pels lo comparaba con Santa Sabina, por ejemplo, porque eran bandas que no estaban supuestas a ser masivas, pero tenían contenido muy importante. Recuerdo aquello porque a Santa Sabina luego los llevó para hacer un Unplugged. Él decía que era un lujo para MTV tener este tipo de performances”, sentencia Lewin. “Y como dice Álvaro y Pancho —que ha sido el más generoso en reconocerlo— yo fui un factor bien importante para que eso fluyera de una manera mucho más natural. Y, luego, el sello entendió que iba a tener un multiventas en Chile. El Unplugged fue una cuestión grande y se desprendieron ciertos singles para rotación de este sonido en vivo y que, como la banda también lo ha dicho, Los Tres fueron una performance súper sólida”.
Y, cuando Blaney volvió a su hogar, tras grabar el Unplugged, se encontró en su buzón de correo con los discos compactos de Los Tres que Sony le había prometido para familiarizarse con la banda. Más vale tarde.
Fome
“Creo que parte de la razón por la cual Fome es un disco tan grandioso es porque es como la cúspide de una inspiración que venía del éxito del Unplugged, creo que es su mejor momento de inspiración juntos”, reflexiona Blaney. “Lo más importante con las bandas es la química del sonido, es la forma en que se mezclan los sabores. Ellos eran muy cohesionados”.
Cuando Blaney comenzó a trabajar con Los Tres en Fome, venía de ofrecer sus servicios a Los Rodríguez. ”Los Tres estaban bien preparados, no ensayamos antes sino que trabajamos en cada canción lentamente hasta que estaban perfectas con el sonido y todo lo que teníamos. Se hizo en uno de los mejores estudios del momento”. El lugar en cuestión era Bearsville, en Woodstock, en las afueras de la ciudad. “Un lugar muy top donde gente como The Pretenders había grabado, donde R.E.M. hizo uno de sus discos más vendidos y Dave Matthews Band también, Blues Traveller, etc.”.
Todo parecía destinado a cuajar. Incluso, habiendo arrendado un estudio más barato —el estudio C— tuvieron que pasar a uno más grande por el mismo precio —el estudio A— debido a que estaba ocupado. “Hubo mucha sincronía, todo fluyó de forma amigable y fue divertido para nosotros estar en un estudio en el campo. Titae preguntó si podíamos arrendar un bajo, y el compadre del estudio se consiguió el fono de un tipo y Titae y yo fuimos manejando como diez minutos por el bosque en la oscuridad buscando la casa de esta persona (risas). Llegamos y él tenía un montón de contrabajos. Tenía como cinco tipos y Titae escogió uno”.
Blaney explica que el estudio tenía de todo lo necesario para plasmar las ambiciones de la banda: “Pasamos las guitarras por un Leslie como lo hicieron los Beatles, había un mellotron —que no fuimos capaces de hacer funcionar bien (risas)— pero varias cosas que estaban planeadas y ya tenían claro el material. Todas las diferentes influencias se unían en la voz de Álvaro y sus composiciones. Él es un gran compositor y cantante, realmente de los mejores. Y creo que había una energía y una inspiración en esos días en Woodstock, ya que todo salió muy bien, la mejor forma de describirlo es que no hubo que esforzarse demasiado, ni obstáculos, pasábamos por las canciones e hice un par de sugerencias acerca de cómo tocarlas, pero, en la mayoría, en ese disco, llegaron muy preparados”.
Además de la preparación de la banda, Blaney elogia los matices dentro del material. “Me gusta lo colorido que es. Ángel toca una Lap Steel; Roberto el bajo eléctrico, el contrabajo y acordeón; la batería de Pancho era muy creativa y su impronta jazz se dejaba ver; y Álvaro tocó la batería en los instrumentales. Es un disco salvaje, no tradicional. Creo que es uno de los mejores álbumes que he producido. Hay muchas influencias que pueden escucharse en el disco, hay canciones bien hard rock, como “Libreta”, “Antes”, o “Bolsa de mareo” —con ese solo de guitarra—; cosas muy coloridas y pop, cosas más acústicas como “Me arrendé” —creo que el sonido de esa canción es único, es grandioso—, hay algo entretenido en “Silencio”, en “Torre de Babel”; “Restorán” es casi una canción punk, y están los instrumentales al comienzo y al final, encerrando el trabajo. Creo que es muy creativo, muy inspirado”.
Delinear el sonido correcto para cada pieza y a la vez conseguir que el álbum sea un todo cohesionado, parece una proeza difícil, pero Blaney señala que es algo que se dio sin mucho esfuerzo. “En ese disco resultó bien. Ahora las bandas modernas tienen discos donde todas las diez canciones suenan igual. Este disco tiene variedad, te lleva a distintos lugares”, afirma. “Lo pasamos bien. En ‘Restorán’, hicimos la percusión todos en los micrófonos golpeando cosas. “Me arrendé” la hicimos como en quince o veinte minutos, con Álvaro cantando con la guitarra solamente, pero que creo que alcanzó un nivel altísimo de expresión artística”.
-¿Qué piensas de legado del disco, del hecho de que sea considerado por muchos como el mejor álbum de la banda?
-Es un halago, creo que simplemente éramos un buen equipo, encajábamos bien. Si quieres hacer un análisis simple, acá en Norteamérica, si tienes un buen equipo de básquet tienes que tener un buen manager, un buen entrenador. A veces hay años en que todo se junta y por ese año se convierten en el mejor equipo, es algo que es una cosa de un momento. Los Tres son una banda muy creativa y en ese tiempo todo estaba andando bien. Había algo en ese instante, la química de la banda, las canciones de Álvaro, el éxito del Unplugged, trabajábamos bien juntos. Es algo divertido esto de contratar un productor o un músico sesionista para trabajar en tu disco. Tiene que ser la persona indicada, tener simpatía con lo que hace la banda.
-¿Qué piensas de los discos que grabaron juntos posteriormente?
-Fue bueno trabajar con ellos después, pero me siento mal que no hayamos podido hacer algo tan bueno o que la gente no apreciara tanto, pero creo que el resto de los discos tienen buen material. Son buenos, pero el momentum era distinto cada vez. Después de La sangre en el cuerpo la banda se sentía más cansada pero, claro, habían problemas con las personalidades ya, y después de eso se separaron un rato y así… ya no fue lo mismo, en cuanto a energía. Siempre tuvimos buenos momentos pero, por la razón que sea, cambios personales, cosas diferentes, todos los discos son distintos y eso está bien. Fome fue el punto más alto.
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