Registros sonoros del agua y de ballenas de norte y sur están en “Al agua” y “Ópera del mar”, nuevas publicaciones de la editorial Manivela para primeros lectores.
IÑIGO DÍAZ
Es una ópera submarina que se narra y escucha a lo largo de las 10 o 14 páginas de uno de estos libros. No solo están escritos e ilustrados, sino también “sonorizados”. Pero allí las sopranos, contraltos, tenores y barítonos son en realidad ballenas azules, ballenas jorobadas, orcas y cachalotes que protagonizan la historia de “Ópera del mar”, uno de los nuevos libros sonoros editados por Manivela.
Parte de la colección editorial para primeros lectores titulada “Álbum sonoro” e iniciada el año pasado con “Chin chin chin”, un cuento de Angélica Ovalle que ponía en relieve el sonido de esta máquina chilena de percusión, la propuesta de “Ópera del mar” ($25.000) va un poco más lejos en la búsqueda de un patrimonio sonoro chileno.
“Los sonidos de las ballenas fueron capturados por la oceanógrafa inglesa Susannah Buchan en lugares como el golfo del Corcovado, Chañaral de Aceituno o el mar de la Antártica, y ese relato a nivel sonoro conduce el libro. No al revés”, explica la propia Angélica Ovalle.
El proyecto de Manivela comenzó en 2015 como una colección de pequeñas cajitas musicales con una treintena de canciones populares chilenas, desde “La jardinera”, de Violeta Parra, y “El cigarrito”, de Víctor Jara, hasta “Tu falta de querer”, de Mon Laferte. Actualmente está recorriendo otras vías de acceso a ese patrimonio sonoro, más allá del formato de cilindros giratorios que “tocan” una melodía y que han sido sumamente populares aquí.
Si bien el formato de libros sonoros para niños es conocido, hasta aquí en Chile no se había producido material editorial propio, según confirma Ovalle. “Cada página está asociada a un mecanismo que genera un sonido, de entre 15 y 25 segundos”, explica la autora y editora.
Junto con el relato de la ópera de las ballenas aparece también el reciente “Al agua”. Con poemas de Sam García e ilustraciones de María José Carmona y Loreto Salinas, que busca vincular a los niños con distintas percepciones sonoras del agua, “un tema muy actual en Chile”, refiere Ovalle.
Todas las capturas de olas de mares, ríos y aguaceros fueron realizadas en nuestro país, lo que representa otro registro de un paisaje territorial, al igual que el libro que el año pasado Manivela puso en circulación: “Croares”. Este es un auténtico concierto, a cielo abierto, con el sonido de 11 especies de ranas, la mayoría endémicas del país, registrados por el especialista en herpetología y bioacústica Mario Penna. El libro obtuvo una medalla Colibrí, que entrega IBBY Chile. La saga “Álbum sonoro” de Manivela sumará en el futuro otros dos títulos de naturaleza y fauna con los sonidos de aves chilenas.
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