jueves, mayo 04, 2023

“Tres tristes tigres”: la restitución de una banda sonora para la historia



El Mercurio 

La película de Raúl Ruiz, de 1968, contó con una impensada tríada de autores: el compositor Tomás Lefever, el poeta Waldo Rojas y la voz de Ramón Aguilera, quien llegó a ser el “rey de la canción cebolla”.

IÑIGO DÍAZ


Raúl Ruiz quedó deslumbrado el día en que vio cantar al sanantonino Ramón Aguilera, de 28 años, en un boliche de Valparaíso. El joven cineasta, que hasta ahí solo había rodado cortometrajes, supo que la interpretación del cantor de boleros, tan sentida y pura, completaría el rompecabezas de “Tres tristes tigres”, su primer largo.


“Ramón Aguilera no era famoso cuando lo vio Raúl Ruiz, quien se fascinó con su estilo. Fue a convencerlo para que grabara las canciones de la película. Su visión no deja de admirarme porque Ruiz no recurrió a los nombres obvios de la música, sino que eligió a un cantor del mundo popular que define muy bien el espíritu de la película”, dice Marisol García, autora del libro “Llora corazón”, en el que perfila a Ramón Aguilera como ese rey de la canción cebolla.


También escribe uno de los artículos que acompañan la reciente reedición en vinilo del LP del sello RCA Victor que se lanzó el mismo 19 de noviembre de 1968, el día del estreno de la película en Santiago. “Nunca más se reeditó el disco y hoy casi no existen copias circulando. Publicar bandas sonoras de cine era impensado entonces. Nosotros tuvimos que hacer un trabajo de restauración profundo de los masters de la música y la parte gráfica para poner otra vez esas canciones en vinilo”, dice Juan Pablo Bastidas, del sello Monophone Records. Cincuenta y cinco años después se publican 300 copias de “Ramón Aguilera canta la música de Tres tristes tigres” ($19.000. SURDISCOS).


La música se sostiene en una serie de boleros de cantina de distintos autores, junto con “El adiós”, del propio Aguilera. Lo interesante es la conjunción imprevista de los tres nombres que contribuyeron al repertorio. El compositor docto Tomás Lefever escribió la música para los textos del poeta Waldo Rojas, quien estaba interesado en la canción popular. Y con su estilo interpretativo único, Ramón Aguilera completa la figura de esos tres tercios.


“Tres tristes tigres” es la adaptación de la obra de teatro de Alejandro Sieveking. Muestra una ciudad oculta, con seres deambulantes y errabundos, “oficinistas de vida rutinaria que se dedican a dar vueltas por el Santiago nocturno y se mezclan con la bohemia”, dice Bastidas. “Es el retrato de ese Chile doliente y desajustado económicamente al que Ramón Aguilera le canta de igual a igual: no como un ídolo, sino como parte de ese mundo”, agrega García.


Con “Ramón Aguilera canta…”, Monophone Records suma su cuarta reedición de música chilena de estatus patrimonial. Ya aparecieron vinilos de “Cosecha tropical” (1972), de Giolito y su Combo; “Tolín tolín tolán” (1972), de Charo Cofré, y el LP colectivo “El jazz en Chile” (1962). En carpeta figuran proyectos para antiguas grabaciones de Santiago del Nuevo Extremo y del fantástico grupo femenino Frecuencia Mod.


Ramón Aguilera y el conjunto Los Playeros. Su interpretación se impuso en las canciones del disco “Ramón Aguilera canta la música de Tres tristes tigres”. ZIG ZAG / EL MERCURIO


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