La Tercera
Félix Lecaros, Sebastián Jordán y Nicolás Vera son parte de una troupe que graba discos, toca habitualmente y recibe aplausos en el exterior.
por Jorge Letelier
Se la ha catalogado como la "generación cero-cero" o el "nuevo jazz chileno", aunque las etiquetas siempre son injustas y poco claras. Pero hay certezas: este es el gran momento del jazz joven, por nombrar así a una camada de músicos menores de 40 que luego de años de trabajo silencioso han energizado una escena que hoy bulle de sonoridades, grabaciones y prestigio internacional. Lo más destacado en mucho tiempo del género sincopado local.
Este panorama, cuya partida se ubica más o menos en el año 2000 con la irrupción de un puñado de músicos de sólida formación que comenzaron a rotar en cuanta agrupación existía, encontró su fortaleza en dos pilares fundamentales: la necesidad de componer un repertorio propio y de grabar la mayor cantidad de discos. Nombres como Nicolás Vera (guitarra), Félix Lecaros (batería), Sebastián Jordán (trompeta), Federico Dannemann (guitarra), Pablo Menares (contrabajo) o Agustín Moya (saxo tenor), entre otros, comenzaron como una fuerza subterránea que recién a partir de 2009 logró cierto reconocimiento mediático. "Es el momento más llamativo, pero nuestra generación ya está consolidada hace rato", dice Nicolás Vera.
"Los músicos de jazz actuales son tremendamente arriesgados", explica el trompetista Sebastián Jordán. Y a su juicio eso es tanto a nivel musical como de gestión: "Acá somos todos productores de nuestros conciertos, discos y giras", dice de primera fuente, ya que junto a Vera crearon Discos Pendiente, sello que ha lanzado sus propias placas y que este año estrenará al saxofonista Claudio Rubio y a los pianistas Franz Mesko y Felipe Riveros, entre otros. El otro sello importante es Pez Records, del consagrado bajista Christián Gálvez, que acumula más de 30 álbumes desde el 2003.
La mayoría de estos músicos evita las fusiones y se concentra en formaciones clásicas (tríos, quintetos) de influencias bop y en sonoridades acústicas. Y si bien muchos de ellos integran las bandas de sus compañeros como solistas y viceversa, también destacan dos grupos fundamentales: Ensamble Quintessence y Contracuarteto. Gracias a estos liderazgos compartidos, casi todos ellos se han presentado con éxito en México, Argentina, Europa o Corea, donde la escena chilena es seguida con atención. "En el exterior les sorprende que en Chile haya una necesidad tan fuerte de crear una identidad propia", resume Vera.
El aclamado talento del hijo pródigo
Hijo de Roberto Lecaros (pianista, maestro de generaciones de músicos y cabeza de la familia más vinculada al jazz), Félix Lecaros es un baterista de 31 años considerado casi unánimemente el mejor en su rubro. Dueño de una técnica sobresaliente, Lecaros ha grabado con prácticamente todos los solistas de esta generación y su talento brilla en las fundamentales bandas Contracuarteto y Quintessence. "Todos quieren tocar con Félix porque es el mejor", sentencia el crítico José Hosiasson. Detrás de él hay una prolífica camada de percusionistas como Andrés Celis, Daniel Rodríguez y Carlos Cortés.
La fórmula: grabar, grabar y grabar
"Tener un repertorio propio es la única forma de trascender", afirma Sebastián Jordán (29), la trompeta más destacada post Cristián Cuturrufo. Con una trayectoria entre Big Bands y Joe Vasconcellos, cree que tocando standards "no se gana nada". "En Chile hay una capacidad real de mostrar una propia voz en el jazz", agrega. Jordán ha grabado dos discos, Afluencia (2009) y Cobre (2010), donde experimentó en quinteto y trío, respectivamente. Su pretensión es grabar un disco al año, ya que "más allá de los nombres de moda, lo que queda es cuántos discos se editaron, en qué año y con qué músicos".
El saxofonista de Sting en Viña del Mar
Andrés Pérez descolló en el pasado Festival de Viña del Mar acompañando a Sting para un par de solos, pero es mucho más que eso. Formado en la Conchalí Big Band y consagrado junto a Roberto Lecaros, integró numerosos grupos hasta encontrar forma definitiva en Contracuarteto, agrupación con dos saxos y sin piano que se ha transformado en un hito de la escena local. Tiene un disco solista recién editado junto a su quinteto (Santiago Vivo, 2010) y prepara The Real Book, la primera recopilación del jazz chileno, que abarca desde la década del 40 hasta ahora, con más de 200 partituras inéditas.
Autogestión, la clave actual para sobrevivir
Es uno de los músicos con más discos a su haber, con cuatro placas como solista, siendo Estática (2010) la más reciente junto a su quinteto. Nicolás Vera cree que la autogestión es clave y Discos Pendiente lo confirma: "Estamos en un momento de creación que está reventando, donde todos queremos tocar y hay más conocimiento masivo. Y nos aburrió que los intermediarios nos digan sobre a qué festival ir o cuándo grabar". Pendiente prepara al menos 6 discos para este año y alista la llegada de jazzistas finlandeses para mayo, en la Chile-Finlandia Connection, el primer intercambio de Discos Pendiente.
Mirar la tradición para reinventarla
Creador del Ensamble Quintessence, Federico Dannemann es un guitarrista que ha apostado por el formato orquestal y el rescate de una tradición variada y exigente, que ya acumula dos discos (Quintessence 2005-2007 y Anónimo, 2009), donde destacan sus arreglos para obras de Violeta Parra, Víctor Jara y Gepe. Resalta la calidad de los músicos : "Me llama la atención la fertilidad expresada en la grabación de discos", cuenta. En su visión, el talón de Aquiles es el mercado, con pocos lugares para tocar y ensayar. "Que sea un negocio irregular es culpa de los músicos y de los dueños de lugares", sentencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario