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martes, marzo 01, 2011
Música: Las 'mamás' del rock
La Tercera
Doble esfuerzo. De día cocinan, lavan y juegan con sus hijos. De noche toman el micrófono para darle nuevos colores a la música chilena. Vilú, Mary Jane y Betania se conocieron hace cuatromeses en las Escuelas de Rock y estuvieron en el Rockódromo. Ahora van por las noches santiaguinas con sus recitales Uterock.
por: RODRIGO ALVARADO / FOTO: NICOLÁS ÁBALO
Una tarde calurosa de febrero, en una casa con patio de Santiago Centro, conversan Annie Bay (28), María Ángel Vera (Angie, 28) y Betania López (30). Las tres son madres. Annie es la dueña de casa y se levanta cada tanto con Renato -dentro de su panza de ocho meses- para consentir a Martín, su hijo de cuatro años que revolotea con Emilia, de la misma edad y la única hija de Angie. Betania está más relajada, Baltazar y León se quedaron con la abuela.
Arriba de la mesa hay una cajetilla de cigarrillos, una cerveza y una bebida. También un tríptico de Rockódromo, el recital de rock que el Consejo de la Cultura y las Artes realizó con éxito en Valparaíso y donde ellas se presentarían unos días después con sus respectivos proyectos musicales. Por eso en adelante Angie será Vilú; María Ángel, Mary Jane, y Betania, simplemente Betania. Suena Manuel García en Radio Uno.
"Ha pasado todo rápido. Llegamos a las Escuelas de Rock Región Metropolitana a principios de octubre, y a fines de noviembre cada una de nosotras quedó entre los cinco seleccionados para participar en el Rockódromo, entre decenas de postulantes. Eran como 70 bandas y 80 hombres...También vamos a grabar una canción cada una en el compilado de las Escuelas de Rock", cuenta orgullosa Vilú, la primera cantante embarazada que días más tarde subiría al escenario del muelle Barón.
Los niños siguen jugando. Martín llama y llama a Vilú, y ella con paciencia se acerca para darle la atención que exige. Es como el spot del niño que grita "mamá, mamá, mamá" hasta que le preguntan "¿qué?" y él le dice "te quiero". La diferencia es que estas mujeres son mamás de día y rockeras de noche. Aunque en rigor nunca dejan de ser madres, y como ellas entienden el rock, tampoco dejan de ser rockeras en la casa.
"Somos rockeras chilenas reales", dice Vilú, quien más tarde explicará lo que eso significa exactamente. "Tenemos que ensayar y tocar, pero no tenemos la facilidad de dejar a los hijos con las familias y no hay sala cuna a esa hora", dice Mary Jane. "Además la mujer tiene más cosas que hacer en la casa, entonces se pierde la constancia", sigue Betania.
TRES ESTILO, EL MISMO TESON
La única radio dedicada a la música chilena sigue sonando. Después de García han programado la música de otros intérpretes chilenos emergentes. Pocas mujeres. Pero así y todo esa podría ser una de las escasas vitrinas en el futuro cercano para Vilú, Mary Jane y Betania.
Partamos por la dueña de casa. Vilú es una mujer chilota de 28 años que estudió Pedagogía en Música y está emparejada con Jacinto Turbio, ex guitarrista de Cazuela de Cóndor y quien la acompaña en vivo. Después de mucho probar con la guitarra, decidió cultivar un estilo que bebe de la vertiente de Violeta Parra y que ella define como 'folk pop sicodélico'.
Mary Jane tiene la misma edad y también viene del sur, de Talcahuano. Es terapeuta con biomagnetismo y hace siete años que está casada. Hoy es la vocalista de la banda funk jazz Lo Touché, pero en 2011 espera convertirse en la reina de la pachanga.
Betania tiene 30 años, es separada, está terminando Diseño Gráfico y es cultora del ska y del folclor jamaiquino. En la universidad hizo una revista de hip hop. Entrevistó, diseñó y conoció músicos, hasta que el año pasado -"sin saber cómo empezar a hacer una canción", cuenta- terminó rimando encima de una base ska. Hoy ya tiene su primer EP, Las Calles de mi Tierra.
Las tres cantan desde niñas, pero recién ahora se aventuraron en serio en la música. En las Escuelas de Rock Región Metropolitana tuvieron clases de canto, producción y charlas con músicos como Florcita Motuda, Mauricio Redolés, la ex Mamma Soul Mysti-K y Claudio Gutiérrez, del Sello Alerce. Y en ese proceso decidieron hacer lo que querían hacer, dicen. Vilú asumió su sello folclórico minimalista, Mary Jane se decidió a hacer cumbia guachaca y Betania perfeccionó su sello latino.
En los espacios libres conversaban de su música, de sus hijos y de sus sueños. "Fue un pololeo entre las tres. Nos dijimos ¿cómo lo hacemos para seguir juntas? Así inventamos Uterock, un recital que ya hicimos en enero y donde nos juntamos para mostrar lo que hemos aprendido en las escuelas por separado", cuenta Betania, "pero la idea es formar un espacio donde más mujeres puedan tocar".
Para Mary Jane el tema es simple. "Es difícil para nosotras estar en bandas de puros hombres. O te acompañan o te hacen a un lado, o te ponen el pie para que caigas. Vas de tropezón en tropezón. Hay que tener harta garra para ser músico en Chile, y si les cuesta a los hombres, imagina a las mujeres".
UTERO Y ROCK
A primera vista estas chicas parecen amigas de toda la vida. Las tres son simpáticas. De seguro se cayeron bien cuando se conocieron hace apenas cuatro meses en las Escuelas de Rock. Y fue más seguro aun que terminaran siendo amigas cuando comprobaron que además de ser madres y cantantes, son luchadoras.
Los niños están ahora jugando en la cocina. Ellos son su mayor preocupación. Betania comenta que le duele pensar en los prejuicios de los niños. "Tu mamá es cantante, entonces casi que es una mujer de la vida", dice que ha escuchado. "O personas que creen que porque trabajas de noche, casi que andas carreteando", se suma Mary Jane.
Pero siguen adelante. Se presentarán este 3 de marzo en el Bar Grez (Antonia López de Bello 76). Se trata de una nueva sesión de Uterock, proyecto de tocatas que iniciaron el 14 de enero en el mismo bar. "Nuestras madres y abuelas han cumplido un rol fundamental para hacerlo", cuentan.
En medio, Vilú explica exactamente lo que es ser rockera en Chile. Su declaración de principios es que "la verdadera rockera chilena en realidad es dueña de casa y no la estrella que sale en la tele. Nuestro cuento es superreal, cotidiano, ultramujer chilena: cocinamos, barremos, limpiamos, hacemos de todo y ninguna ha sacado un disco. Por eso queremos que este proyecto cambie esta realidad, ir reuniendo a todas las mujeres más jóvenes que están en la música, hacer un movimiento".
La idea de Uterock es aglutinar a las mujeres que hacen sacrificios por el rock y que deben luchar contra prejuicios como que 'dejan botados a sus hijos'. Actualmente están tomando contacto con otras mujeres rockeras de Chile y de Argentina. "¿Por qué hay festivales de cantautores y son todos hombres? ¿No nos invitan porque somos malas? No, es el machismo de Chile, el club de Toby. Entonces, ¿por qué no podemos hacer un Uterock?", sostienen.
Y van más lejos. Quieren llegar a los municipios, contar su experiencia y hasta conseguir salas cuna nocturnas para mujeres que trabajan sobre los escenarios nacionales. ¿Por qué? "Rockeamos en nuestra vida, aperrando, luchando contra el sistema, lidiando con los músicos, soportando que te digan mala madre. Hay que tener cuero de chancho para esto".
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