domingo, noviembre 13, 2011

Mahani Teave: "Nunca habría sido pianista si me hubiese quedado en la isla"



La Tercera

La artista da hoy un concierto en Rapa Nui y lidera la entrega de dos pianos a la comunidad donados por la Fundación Itaú.

por Denisse Espinoza A.

En los dos últimos años, Mahani Teave (28) ha tenido que adaptar su práctica frente al piano según los estrictos horarios de su vecina del departamento de abajo.

Radicada en Berlín, por sus estudios en el conservatorio Hanns Eisler, la pascuense se debatía diariamente entre hacer una cola de tres horas para conseguir un piano en su escuela o ir a su casa, esperar a que su vecina despertara de la siesta y ensayar. "Se quejaba del ruido, me decía que después de las tres no podía tocar, porque dormía la siesta, y en la noche menos. Al final, me acostumbré a sus horarios. Lo bueno es que ahora ya no vive en el edificio", cuenta.

No es primera vez que Mahani tiene problemas logísticos para hacer lo que le gusta. Cuando tenía 10 años, llegó a Isla de Pascua una anciana profesora de música, de origen alemán, que comenzó a darle clases de piano y que al año siguiente debía irse. "Se llevaba el piano y yo quedaba a la deriva, me sentía muy triste. Me había pasado antes con ballet y es lo que pasa en la isla, que la gente va sólo de paso a enseñar y luego deja a todos los niños ilusionados", dice la pianista.

Seis meses antes del plazo fatal, llegó a la isla Roberto Bravo y la vio tocar. "Me dijo que tenía talento y que siguiese como fuese. Convenció a mi mamá para que nos fuéramos a vivir a Valdivia, me contactó con músicos y seguí estudiando. Fue un gran empujón".

Europa y Rapa Nui

Mientras la isla quedaba sin piano, Mahani comenzaba una promisoria carrera: luego de estudiar en el Conservatorio de Valdivia, se fue a estudiar a Cleveland, EE.UU., por seis años y luego ganó una beca por dos años, en Berlín. "Es la cuna de los grandes compositores y hasta hoy todos los músicos van a Alemania, porque hay tremendos festivales. Yo voy a todos", cuenta.

No por falta de ganas, sino de piano, la pascuense nunca más tocó en la isla. Ahora, eso está a punto de cambiar. Hoy la intérprete vuelve, luego de tres años, a Rapa Nui para dar, a las 20.30 horas, un concierto al aire libre, en el escenario de Hanga Vare Vare. En el piano sonarán piezas de Chopin, Debussy, Beethoven y Brahms, que serán el anticipo de lo que puede convertirse en algo habitual. Porque mañana, Mahani encabezará la entrega de dos pianos de pared donados por la Fundación Itaú a toda la comunidad, y que quedarán en el Colegio Católico Hermano Eugenio Eyreau y en el Colegio Municipal Lorenzo Baeza Vega.

¿Qué significa para ti esta donación a la isla?

La música enseña muchos valores: la responsabilidad, la disciplina, el respeto a los otros. Te abre horizontes en todo sentido. Estoy muy contenta, porque yo quería que todos los niños de la isla tuvieran la misma oportunidad que tuve yo. Nunca habría sido pianista si me hubiese quedado en la isla.

En 2009, la Fundación Itaú organizó un concierto masivo que reunió a Mahani y a Roberto Bravo en la Plaza de Armas. Fue en esa ocasión que la intérprete inició las gestiones para conseguir los pianos. Fue un éxito. Esta semana se concretó el traslado de los instrumentos, incluido un piano de cola que viajará momentáneamente para el concierto de Mahani.

El desafío ahora es conseguir un profesor en la isla. "Es algo que me preocupa, no es la idea que los pianos queden botados. Hay que hacer una evaluación de los niños que quieren aprender y que alguien se encargue del cuidado de los pianos", dice la intérprete. Por mientras, el Consejo de la Cultura elabora un programa de educación para la isla. "Nos gustaría que ellos destinaran a un profesor estable a la isla", dice Jaime Uribe, gerente de Fundación Itaú.

Mahani, en tanto, volverá en dos días a Berlín para preparar su examen de egreso, en diciembre.

¿Volverías a vivir en la isla?

No quiero sacrificar mi carrera de concertista, pero claro que volveré más seguido. Me gustaría vivir un rato acá y el resto en Europa. En el futuro me encantaría tener una academia artística en la isla; quizás este es el primer paso.

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