domingo, diciembre 12, 2010

El Abrazo reúne a 70 mil personas en emotiva cumbre de músicos chilenos y argentinos

Hay varias notas publicadas el día de hoy por el concierto el Abrazo realizado el día de ayer en Santiago de Chile, les dejo con una nota publicada por la Tercera y por El Mercurio

La Tercera

Con una organización impecable, la cita se realizó sin grandes fallas en la elipse del Parque O´Higgins. Chancho en Piedra estuvieron entre los más aplaudidos.
por C.Vergara y A.Del Real

No solo fue un abrazo fraterno e inédito entre dos vecinos que comparten historia y frontera. También fue un saludo impecable y casi sin tropiezos. El festival El Abrazo, que se realizó ayer en la elipse del Parque O'Higgins, y que pretendía reunir hasta la madrugada a los 20 nombres capitales del rock de Chile y Argentina, estuvo cruzado por la alta convocatoria, la hermandad entre los países, cierto espíritu emotivo y fiestero para despedir el Bicentenario y, sobre todo, una organización casi sin fisuras.

Cifras: según estimaciones de sus organizadores, cerca de 70 mil personas se totalizarían al final de la jornada, lo que lo convierte en el concierto más multitudinario de 2010 en el país (aventajando a Metallica y Bon Jovi, ambos con 55 mil fans).

Imágenes: poleras de Andrés Calamaro mezclados con los ya tradicionales Juanitos, la mascota porcina de Chancho en Piedra, o camisetas de la selección chilena en competencia con algunas de los insignes del fútbol argentino, como Rosario Central o Independiente, denotando que también hubo público que llegó desde el otro lado de la cordillera.

Una masa de edad transversal y que, casi sin excepción, aplaudió con reverencia cada uno de los números Además, muchos llegaron con lienzos de homenaje a Gustavo Cerati, el gran ausente de la cita. Una suerte de fantasma que merodeó toda la tarde y que se hizo carne e imagen pasada las 21 horas, entre Fito Páez y el de Los Tres: un video que el ex Soda Stereo grabó un par de días después del terremoto del 27 de febrero, y que tuvo escasa difusión en los medios, se emitió por las pantallas.

"De aquí de Buenos Aires les digo: cuenten conmigo para lo que sea", cerraba el registro, en un auténtico desafío al corazón y en un pase directo al nudo en la garganta. Luego, un collage de imágenes de distinta gente mostrando el cartel Fuerza Cerati, con el tema Zoom de fondo, coronó uno de los capítulos más emotivos de la velada. Antes, Chancho en Piedra se aventuró con un trozo de Cuando pase el temblor, mientras que Luis Alberto Spinetta hizo lo propio con Té para tres e introdujo: "Esto es para alguien que estaría acá si no fuera por el momento que está pasando. Un saludo para Gustavito Cerati".

Pero si la jornada fue generosa en emociones, también lo fue en instantes para la historia: hace mucho que una cita realizada en Santiago no reunía un tonelaje tan sorprendente de historia musical. Y desde un principio: Los Bunkers subieron al escenario a Adrián Dargelos, voz de Babasónicos, para interpretar Llueve sobre la ciudad, en una verdadera alianza de nombres que han renovado y le han dado categoría internacional al pop del cono sur durante el nuevo siglo. Gustavo Cordera mostró su mezcla de pachanga incendiaria y cumbia con discurso social mientras el espectáculo apenas comenzaba; Lucybell se largó con un show solo regular; y el set femenino juntó a Fabiana Cantilo, Nicole, Denisse Malebrán y Javiera Parra, por separadas y también para despachar Buscando un símbolo de paz, de Charly García.

Babasónicos ofreció un recital impecable, demostrando que siguen siendo uno de los números más intensos del vecindario, mientras que con Chancho en Piedra vino el primer estallido de la tarde, sobre todo en el sector cancha, donde los saltos y el bullicio arrojaron una postal única. Punto para la cancha: fue un sector que quedó demasiado apartado del escenario, por lo que la visión era casi un desafío para los más hábiles.

Con hits como Edén y Almacén, el cuarteto arrasó y hasta se guardó una de las sorpresas del día: invitó a escena a la facción chilena de Quilapayún para interpretar el tramo final de la Cantata de Santa María de Iquique, con una adecuada presentación del cantante Lalo Ibeas, que remitió a errores históricos y presentes: "Hablamos de chilean way, pero si hiciéramos bien las cosas, no pasaría lo que nos pasa".

Tras ellos, León Gieco continuó el tono social con la emblemática Solo le pido a Dios, para luego subir al multipremiado productor argentino Gustavo Santaolalla. Fue el mismo Gieco quien presentó a Joe Vasconcellos, que encendió la tarde con Mágico y cantó junto a Bahiano, ex voz de Los Pericos. Un carnaval que sirvió para prender al público cuando el clima se portaba como niña engreída y convertía una tarde de diciembre en casi una fría jornada otoñal. El reverso lo marcó Beto Cuevas, músico que, aunque correcto y con un profesionalismo a toda prueba, no logró encender a la gente y timbra una vez más esa suerte de fricción con la popularidad que marcó la relación entre Chile y La Ley.

Pero el momento estelar estaba reservado para los más legendarios. Mientras, Spinetta fue contemplado con solemnidad en un set que incluyó temas como Durazno sangrando, Fito Páez estiró su energía habitual con hits hechos para el agite de manos y poleras (Circo Beat, A rodar la vida).

Justo ahí la lluvia llegó como el más incómodo de los invitados. Una leve llovizna recibida con el ceño fruncido, pero que marcó casi un contraste con la aparición de Los Tres: hace años que no se apreciaba un show tan sólido de los penquistas, acostumbrados en el último tiempo a despachar canciones con piloto automático.

Charly García, uno de los nombres más esperados de la jornada, batalló contra el otro costado: su show tuvo los problemas más graves de sonido en el día y, a momentos, su voz casi no se escuchó. "Sonidista te voy a matar", dijo en Nos siguen pegando abajo, mientras alegaba para todos lados y la lluvia caía inclemente en la elipse. La tónica se mantuvo en El rap de las hormigas, Rezo por vos y Yendo de la cama al living. El trío chileno que lo secunda mantiene una fiereza eléctrica a toda prueba, pero no logra maquillar ni los tropiezos en el sonido ni la voz desgastada del hombre del bigote bicolor. Al bajar del escenario

Como si se tratara de un evento en pleno corazón de los 80, el padre del rock argentino dio pasó a uno de los mentores del rock local. Y así lo tomó Jorge González, que saltó a escena para mostrar la totalidad del debut de Los Prisioneros, La voz de los 80. "Cuando grabé este disco las posibilidades de mostrarlo eran otras. Pero ahora me telonea Charly, ¿qué tal?", dijo el cantante mientras interpretaba Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos o Paramar. Más duro fue cuando lanzó dardos contra Sebastián Piñera, mientras cantaba No necesitamos banderas. Básicamemte lo trató de "ladrón", al igual que a Edwards y Luksic.

Fue el punto polémico de un evento que tuvo una organización impecable, con horarios correctos y la ordenada aparición de los músicos -el gran temor de los mentores del evento-. Con dos escenarios que permitían la rotación sin interrupciones, los números iniciales adelantaron un par de minutos su salida para evitar que el festival rematara en la madrugada. "Todo ha salido según lo programado y algunos shows se adelantaron solo para que nada se atrasara", comentaba el mentor de la cita, Juan Andrés Ossandón, en una jornada donde la historia fue invitada y protagonista.


El Mercurio

70 mil personas repletaron una histórica jornada de rock chileno y argentino

El festival El Abrazo se realizó con éxito a pesar de la lluvia que empezó a caer poco antes de las 22:00 horas. Chancho en Piedra logró la primera gran explosión del público que luego coreó cada canción de Fito Páez, Los Tres y Charly García.

DANIELA LAGOS
Habían coordinado a 20 bandas y solistas, armado dos escenarios monumentales, contratado a 600 guardias para preocuparse de la seguridad y vendido 70 mil entradas, pero había un factor que los productores del festival El Abrazo no tenían cómo controlar: el clima y el sol que suele pegar fuerte a mediados de diciembre y que podía ocasionar insolaciones y deshidrataciones. Pero como si también quisiera hacerse parte de una jornada inédita de rock del fin del mundo, el cielo ayer colaboró, mostró nubes y mandó también un viento helado que recorrió durante toda la tarde la elipse del Parque O'Higgins. Más tarde eso sí, las decenas de miles de personas que llenaban el lugar tuvieron un desafío distinto: soportar una lluvia que empezó a caer poco antes de las 22:00 horas y duró más de una hora.

Todavía faltaban unos minutos para las 15:30 -la hora anunciada para el inicio del espectáculo- y Los Bunkers tocaron los primeros acordes en una jornada que se extendió hasta la madrugada de hoy y que por sus más de 10 horas de duración y cartel se puede calificar como histórica: reunió en dos escenarios que se iban alternando a los nombres más importantes del rock chileno y argentino. Los Bunkers también hicieron la primera cumbre musical al invitar a Adrián "Dárgelos" Rodríguez, vocalista de Babasónicos, a acompañarlos en la canción "Llueve sobre la ciudad".

Tal como harían las bandas que vendrían después, los oriundos de Concepción optaron por un show de éxitos que empezó a prender al público que a esa hora empezaba a repletar el sector de cancha general, mientras el gran espacio reservado para cancha VIP sólo se llenó a medias. Luego de Los Bunkers llegó el turno del ex Bersuit Vergarabat, Gustavo Cordera.

La coordinación entre los dos escenarios funcionó sin problemas, por lo que las bandas se fueron sucediendo casi sin pausas, con sólo unos segundos para presentar el siguiente show. Esas presentaciones fueron en videos pregrabados y también en vivo, y las hicieron artistas y también fanáticos, como un rancagüino que le dio la bienvenida a Lucybell, banda que fue vista desde el palco VIP por Héctor Noguera que llegó con una polera de Amnistía Internacional. "Es una excelente idea, qué mejor que un espectáculo así", comentó escuetamente el actor. Ariel Levy, Daniel Muñoz y Juan Pablo Sáez también llegaron a disfrutar del show.

Después de Lucybell vino el momento de las chicas, las únicas mujeres de la jornada, que compartieron el escenario. Primero apareció Fabiana Cantilo y luego Javiera Parra, Nicole y Denisse Malebrán, que cantaron juntas una canción de cada una. Luego las cuatro juntas despacharon "Buscando un símbolo de paz", de Charly García.

La primera gran explosión del público llegó con Chancho en Piedra, que haciendo versiones más cortas, repasó casi todos sus grandes éxitos e invitaron a Quilapayún para cerrar el show. Antes de eso, hicieron también la primera mención a Gustavo Cerati, tocando la famosa introducción de "Cuando pase el temblor" y luego dedicándole "Da la claridad". "Para Gustavo Cerati, que se levante", dijeron. De vuelta vino una emocionada ovación.

Más tarde vinieron los shows más esperados por la audiencia: Luis Alberto Spinetta fue el primero, seguido por Beto Cuevas -tratado con indiferencia por la multitud- y luego uno de los más aplaudidos de la jornada: Fito Páez, quien despachó éxitos como "Circo beat", "A rodar" y "Mariposa technicolor". Él mismo presentó a la que calificó como su banda "favorita de Sudamérica": Los Tres, que como ya es costumbre, hicieron un set list en el que combinaron hits y cuecas. Mientras tocaban "He barrido el sol" empezó a caer la lluvia.

Luego vino el turno de Charly García. "Buenas noches, distinguidos", saludó el rockero que invitó al escenario a Fabiana Cantilo para "Rap de las hormigas". No perdió el sentido del humor cuando, al parecer por culpa de la lluvia, perdió el retorno del sonido. Así, tocó de todas formas "Canción para mi muerte", de su ex grupo Sui Generis.

Ya casi no llovía cuando Jorge González llevó al público de vuelta a 1984, interpretando sólo canciones del disco que lanzó ese año con Los Prisioneros: "La voz de los 80", que recordó casi completo. Más tarde lanzó un discurso contra los grandes empresarios y el Presidente Piñera.

Pasada la medianoche, entró Andrés Calamaro, que invitó al escenario a Vicentico y lanzó temas de su carrera solista y algunos que escribió para otras de sus bandas. Tocó "Todavía una canción de amor", de Los Rodríguez, y "Mil horas", que compuso cuando era parte de Los Abuelos de la Nada. También se dio espacio para versiones: cantó parte de "Gracias a la vida", de Violeta Parra, e hizo una dolida versión del tango "Volver". Durante su show, el público de la cancha general protestó porque el volumen estaba demasiado bajo.

Los Jaivas tuvieron un invitado de la casa: el tecladista Eduardo Parra, que hace más de un año no tocaba con el grupo debido a una poliomielitis. Vicentico fue el último en salir a escena, después de la 1:30 de la madrugada, cuando ya quedaba menos público.

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