El evento que reúne sólo a músicos locales se hará en enero en Ñuñoa.
por Claudio Vergara
No fue sólo agrupar músicos en una velada maratónica para subrayar que el rock nacional sí tiene eco popular. Para Juan Andrés Ossandón, director de la productora Osyos y mentor de la primera Cumbre del rock chileno que se hizo en 2007 en el Estadio Nacional, el evento tiene carne de hito: “La gente valora que hayamos sido el primer festival masivo de verdad, en 2007, cuando nada de lo que ahora tenemos como menú existía. De algún modo, abrió la ruta para el Vive Latino, El Abrazo, Maquinaria, Lollapalooza y tantos otros que vinieron a partir de ahí. Es gratificante que el público vea que hubo una innovación y un atrevimiento fuerte”.
Por lo mismo, sus promotores decidieron regresar al lugar de los hechos para organizar otra edición de la cita, a casi una década de su primera vez: la nueva Cumbre del rock chileno se hará el sábado 7 de enero de 2017 en el mismo coliseo central de Ñuñoa. De hecho, llevará el apellido de “10 años” en su nombre, ya que se concretará diez años y una noche después de la original, montada el ya lejano 6 de enero de 2007, ante 40 mil personas, con 39 artistas y con postales que incluyeron el despegue de Ana Tijoux, el renacer artístico de Sexual Democracia y el retorno al desnudo, crudo y armado sólo de guitarra, de Jorge González.
En rigor, será además la cuarta entrega del festín musical, ya que luego de su debut se levantó en el Club Hípico (2009) y en el ex Aeropuerto Cerrillos (2012), sumando el encuentro chileno - argentino El Abrazo que se hizo en 2010 en el Parque O’Higgins.
“Nos pusimos la misión de volver al Nacional, porque nunca sentimos la misma emoción que ahí, ni en el Club Hípico, ni en la elipse, ni en Cerrillos. Había que hacerla en el estadio y lo conseguimos. Además, hay muchas coincidencias. Son los 50 años del rock chileno y el centenario del natalicio de Violeta Parra. Demasiado peso específico como para no reaccionar”, cuenta Ossandón.
Aunque el escenario ya está listo, aún faltan los protagonistas. Según puntualizan desde Osyos, el cartel definitivo se revelará la primera quincena de octubre y los shows contarán con el formato ya habitual de dos escenarios donde van rotando los artistas, cada uno con presentaciones que promedian entre 30 a 60 minutos.
Pero aunque todo parezca un déjà vu, el mundo ya no es el mismo. En el último decenio, la escena nacional tuvo algunos de los cambios más radicales de su historia: giró a la independencia discográfica y a la oferta digital; olvidó el apoyo de las multinacionales y la presencia de la Feria del Disco; vio nacer a una generación brillante multiplicada en la cumbia, el pop y la trova; sufrió el repliegue de algunos héroes indiscutidos, ya sea por la disolución (Los Bunkers) o los problemas de salud (Jorge González); y ya observa como clásicos a conjuntos que superan largamente los 20 años de carrera (Los Tres, Lucybell, Gondwana).
Entonces, ¿se hará cargo esta cumbre de la nueva era? Ossandón responde: “Tendremos una mirada puesta en los grandes éxitos, en las canciones de todos los tiempos, y en los héroes y heroínas de nuestra historia. Ciertamente tendremos a los más destacados de hoy y de los últimos 10 años, aquellos que no alcanzaron a estar en la primera versión, pero también estarán los íconos de los 90, 80, 70 y 60. Es un ‘todos juntos’”.
Y para que realmente todos puedan estar juntos, la productora dispuso desde hoy las entradas en preventa, disponibles a través del sistema Ticketek y con precios de $15.000 (galería), $17.000 (cancha y tribuna Andes), $25.000 (cancha VIP y tribuna Pacífico) y $70.000 (tribuna Pacífico VIP). Además, se posiciona como el primer megaevento del próximo año en el principal reducto deportivo del país, cumpliendo el anhelo mayor de sus realizadores: que el rock chileno siempre esté a la altura.
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