Con los duetos dominando los rankings , los artistas han modificado su estrategia y dividen sus ganancias según su grado de participación.
Amparo Troncoso R.
Carlos Vives con Shakira, la colombiana con Maluma, este último con Ricky Martin y una de las más recientes: Luis Fonsi y Daddy Yankee. Las colaboraciones musicales se han transformado en un fenómeno que suma millones de reproducciones y acapara los primeros lugares de los rankings .
"Despacito", el último sencillo de Fonsi, con Yankee como artista invitado, acumula más de 293 millones de visitas en YouTube y es la cuarta canción más escuchada de Spotify, con más de 100 millones de reproducciones desde su lanzamiento, el pasado 13 de enero. Hasta el momento, el tema ha recaudado US$ 601 mil en dicha plataforma, si se considera que la firma paga alrededor de US$ 0,006 por reproducción. De ese monto, el intérprete recibe solo el 20%.
Más arriba, en el segundo lugar de la lista de Spotify, están Taylor Swift y Zayn Malik, con "I Don't Wanna Live Forever". El título suma más de 206 millones de streams y US$ 1,2 millones en ganancias desde su estreno en diciembre del año pasado. "Este no es un fenómeno nuevo, sino uno progresivo que viene de la época del jazz y se hizo popular con el hip-hop. Luego se expandió al reggae y del reggae pasó al reggaeton. En Latinoamérica, el boom comenzó en Puerto Rico con las colaboraciones entre reggaetoneros", afirma Oscar Sayavedra, ex director artístico y de márketing de los sellos EMI y BMG.
Porcentajes flexibles
No es una sola norma la que rige el funcionamiento de las colaboraciones y cómo se distribuyen sus ingresos, ya que las posibilidades son "ilimitadas". Para cada canción es diferente y depende del acuerdo entre ambos músicos -que puede ser escrito u oral-, además de los contratos con sus disqueras.
El monto que se lleva cada cantante va en directa relación con su grado de participación en la grabación, pues existen distintos derechos, como los de autor y los conexos. Estos últimos son los que les corresponden a los intérpretes, ejecutantes y productores de cada grabación.
Así, por ejemplo, si la persona solo canta en el sencillo, recibirá un porcentaje por su rol de intérprete. Pero si además compone, toca un instrumento o produce el título, sus ganancias aumentan. "Tal es el caso de Gustavo Cerati, que suma derechos como intérprete, productor, autor y guitarrista. Así se va formando un gran entramado de participación y porcentajes que varía tema a tema", agrega Sayavedra, mánager de Soda Stereo en los 80.
Cuando un artista invita a otro a colaborar, generalmente no se le paga por participar, porque se entiende que es una estrategia de promoción que beneficiará a ambos. El dinero llega cuando los sellos reparten los ingresos que ha generado la canción, una vez estrenada. En la mayoría de los dúos, los músicos pertenecen a la misma compañía disquera.
Si de gastos se trata, estos deben ser asumidos por el cantante que hace la invitación. "Cuando Maluma le pide a Thalía colaborar, su sello se encarga de pagar el alojamiento, el estudio y los gastos de producción", concluye Sayavedra.
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