sábado, septiembre 18, 2010

“La cueca no es solamente alegría, también mucha tristeza”

Margot Loyola lanza su nuevo libro “La cueca: danza de la vida y de la muerte”


diego trujillo / vialibre@mercuriovalpo.cl



Margot Loyola, vigente a sus 92 años.
El compañero fiel
Margot Loyola y su esposo, Osvaldo Cádiz, son a estas alturas uno solo. Experto también en esta línea artística, tienen listos 25 programas radiales llamados “Conversando Chile con Margot Loyola”, que se trasmitirán en todo el país y acá, por Radio UCV. Disconforme con el poco espacio que tiene el folclore profundo en los medios de comunicación, dice que se debería respetar la real diversidad en los grandes espectáculos. “No sabemos qué va a hacer el Gobierno para celebrar. En lo del Estadio Nacional hemos visto un poco el guión por lo que salió en los diarios, pero el canto de la tierra ahí no está presente”, reclama.


A los 92 años, Margot Loyola es una verdadera leyenda nacional. Pero lejos de estar fuera de las pistas, la destacada folclorista está presentando un nuevo libro, bajo el alero de Ediciones Universitarias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
“La cueca: danza de la vida y de la muerte” es una publicación en conjunto con su marido, Osvaldo Cádiz, que será lanzada en octubre y donde la pareja realizó una exhaustiva investigación sobre el baile patrio.
Con 147 cuecas elegidas entre más de 400 registros de su archivo personal en terreno, la mayoría cantadas más algunas instrumentales, y abarcando desde la década del ‘40 hasta la actualidad, el libro presenta un modelo “persistente” de cueca, “que se conoce a través de todo el país en este momento, que considera a veces 48 compases musicales, en otras 52 y también 56 compases. Tiene siempre una copla, después una seguidilla de ocho versos y un dístico o remate”, explica la folclorista.
El trabajo se extendió durante cinco años y la materia prima fueron “nuestras experiencias recibidas a través de todo el país, bailando la cueca, enseñándola, mirando a sus sujetos y conociendo sus paisajes, que están muy a tono con la gente”.
Con el libro vendrán cuatro discos, más un DVD que no tiene como objetivo enseñar la danza, pero sí mostrar algunas de sus variantes y variaciones. En él participaron el grupo Palomar y el Conjunto Folklórico de la PUCV.


LA CUECA DESDE ADENTRO
Respecto al subtítulo de la obra, Margot Loyola explica que “la cueca está en la vida y en la muerte. Sobre todo últimamente la hemos visto bailar en tumbas, en cementerios. Hemos visto bailar a una mujer en torno a su marido muerto, al lado del ataúd, y también a un hombre al lado del ataúd de su mujer muerta”.
Enfática, señala que la cueca “no solamente es chinganeo, alegría, sino también mucha pena, mucha tristeza. (Es) todo lo que va dentro de cada persona que la baila y que es capaz de decirlo a través de un movimiento de pañuelo, a través de una mirada, de una sonrisa o una lágrima. Porque yo he llorado bailando, más de una vez”, confiesa.


200 VELAS EN LA TORTA
El Bicentenario ya es una realidad y a doña Margot hay cosas que le gustan y otras que no.
Partiendo por lo bueno, le agrada que los chilenos estén mostrando interés por imbuirse en sus raíces, su identidad.
“Creo que estamos conectados con ella y estoy muy contenta por eso”, afirma. “Así lo siento, así lo veo. Creo que (el chileno) está sintiendo que debe volver sus ojos a la tierra y no pensar tanto en las estrellas”.
Prueba de ello es el buen momento que pasa nuestra danza, que ahora brota incluso en variantes urbanas, como la llamada cueca brava.
“La cueca ha tenido una vida larga, casi 200 años. A través de estos tiempos ha sido vilipendiada, ha sido adorada también, ha sido respetada y menospreciada”, compara. “Ha tenido períodos. Siento que en este momento la gente o la tierra se abren para recibirla. Hay un interés enorme por conocerla, pero creo que hay que tener un poco más de tiempo para sentirla, porque no es solamente un movimiento: es algo mucho más profundo, que hay que conocer y vivir”.
Y dentro de lo que no le gusta mucho en esta celebración irrepetible, está el poco compromiso de algunos sectores con el folclore. “En lo oficial, lo noto”, critica. “Somos unas cuantas personas enamoradas de lo nuestro, que estamos luchando. Pero oficialmente, no está bien la cosa. Parece que no están los que deben estar y están los que no. Hay mucha gente que no se conoce en este país”.
¿Qué le gustaría a Margot Loyola después del Bicentenario? “Que las 300 campesinas cantoras que se han hallado en el Maule sigan cantando con sus guitarras; y que se respete definitivamente toda la nobleza de los pueblos originarios, las tierras de ellos, su lengua, sus costumbres, sus aguas”, sentencia.

El compañero fiel
Margot Loyola y su esposo, Osvaldo Cádiz, son a estas alturas uno solo. Experto también en esta línea artística, tienen listos 25 programas radiales llamados “Conversando Chile con Margot Loyola”, que se trasmitirán en todo el país y acá, por Radio UCV. Disconforme con el poco espacio que tiene el folclore profundo en los medios de comunicación, dice que se debería respetar la real diversidad en los grandes espectáculos. “No sabemos qué va a hacer el Gobierno para celebrar. En lo del Estadio Nacional hemos visto un poco el guión por lo que salió en los diarios, pero el canto de la tierra ahí no está presente”, reclama.

http://www.mercuriovalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20100917/pags/20100917224907.html

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