jueves, septiembre 30, 2010

Violeta Parra: revive conflicto judicial por los derechos de su disco más emblemático




La Tercera


por Claudio Vergara

A Pedro Valdebenito nunca le gustó Violeta Parra. No la seguía en los 60 y ahora son escasísimas las veces en que presta atención a algunas de sus canciones. "Nunca fue de mi gusto. Siento total lejanía por la música con sesgo político", sentencia, mientras se balancea en la silla de su oficina, enclavada en una antigua casa de la comuna de San Joaquín.

Pero, como un contrapunto absoluto, ni la vida, ni las palabras, ni la oficina de Valdebenito están demasiado lejos de Violeta Parra. En sus manos sostiene el master de Las últimas composiciones, el álbum esencial de la cantautora y una de las obras más universales del cancionero local. "Mi disco", como llama al trabajo que la artista alzó como su epílogo artístico antes de su muerte y que tiene himnos como Gracias a la vida, Volver a los 17 y Run run se fue pa'l norte. "Mi disco", como vuelve a etiquetar con íntima cercanía a la pieza que hoy aprieta entre sus manos y que ocupa un sitio privilegiado de su colección.

Un sentido de pertenencia que no sólo timbra su discurso: desde 1996, Valdebenito es el propietario absoluto del título editado en 1966 y es el dueño de todos sus derechos de explotación y comercialización. Los herederos de Parra no tienen ninguna clase de control sobre él y sólo reciben los pagos de derechos autorales y artísticos. Una maniobra que ha impulsado una de las batallas más intestinas y silenciosas de la música nacional y que hoy reflota ante el show que este domingo 3 juntará al clan en el Teatro Nescafé de las Artes, para conmemorar los 93 años del nacimiento de su madre superiora, a cumplirse un día después. Un conflicto que revela el descuido y el desorden en que cayeron las creaciones de la autora tras su fallecimiento y que desde 2006 se resuelve en un extenso litigio judicial, por apropiación de obra, en el Segundo Juzgado Civil de San Miguel.

"Todo esto ha sido una pesadilla. Un drama. Y revela que la artista más importante en la historia de Chile ha sido a su vez la más ninguneada. Como hijos, sentimos el legítimo derecho a luchar por lo que creemos nuestro", asevera Isabel Parra, hija mayor de Violeta, situando a Valdebenito como uno de los mayores obstáculos del patrimonio de su progenitora.

Tres mil master

Una figura a la que nunca conocieron en los días de gloria de la voz de Casamiento de negros y que recién enfrentaron cuando retornaron del exilio, en los 90. Un ingeniero eléctrico que se inició en 1964 como diseñador de televisores en la firma RCA Victor, la que, bajo el gobierno de Allende, pasó a llamarse IRT. En 1988 compró la planta de duplicación de casetes de la empresa y recién en 1991 los dueños le licenciaron parte de su catálogo musical, el que repartió en multinacionales como BMG y EMI.

En 1996 vino el gran golpe: por la suma de $ 345.106 millones adquirió todo el repertorio discográfico de la antigua RCA -uno de los sellos más importantes del siglo pasado en el país- y se adueñó de cerca de tres mil master, los que cubren desde los años 30 hasta fines de los 80, y que incluyen una herencia que va desde marchas militares y sonidos doctos hasta Tito Fernández, Pedro Messone, Los Jaivas y Los Vidrios Quebrados. Un trozo fundamental de la historia musical chilena recaía en manos de un antiguo ingeniero, que agrupó su compra bajo el sello Arci. El único disco de Parra que integraba ese patrimonio fue Las últimas composiciones. Fue el único que grabó para RCA, luego de toda una vida en EMI Odeon, y la obra que en los 70 y 80 fue cayendo en distintas manos al interior de la nueva IRT.

Valdebenito explica: "Compré todo ese catálogo para hacer negocio. Creía que adquiriendo esa riqueza podía obtener más o menos rápido dinero. Pero me equivoqué: pacté la compra en muchas cuotas y sólo alcancé a pagar cerca de dos años. Me quedé sin casa por culpa de esta deuda. Hoy ya es menor y debo $60 millones".

Para cuadrar lo debido, en 1996 licenció los álbumes a Warner Music, sello que se encargaría de distribuirlos y comercializarlos. Las platas obtenidas de esas regalías se destinarían a cancelar la deuda que había adquirido con la RCA. En el caso de Las últimas..., el trabajo volvió a las tiendas y el negocio se armó bajo la siguiente modalidad: todos los royalties por la venta del título irían a manos de Valdebenito, mientras que a los herederos de Parra les llegaría cerca de un 14% por derechos autorales y artísticos. Desde esa fecha hasta hoy, la obra ha vendido 21.850 unidades.

Isabel Parra intentó desde 1991 llegar a distintos acuerdos para que el ex hombre de RCA cediera el master. "Porque lo considero un robo. Es el disco más maravilloso de Violeta y ha sido manejado de la peor forma. Si recibiéramos los royalties de este álbum, viviríamos en Capri y no andaríamos ratoneando. Pero no nos interesa vivir en Capri. Sólo algo de justicia. Ningún aparato de defensa del derecho de autor ha funcionado con él, porque es como 'El padrino' ", dice en torno al hombre que vivió las mismas situaciones con discos de Illapu (les ganó el juicio) y Fernando Ubiergo (aún en curso). Valdebenito responde: "Ellos quieren que se los regale y no lo haré, porque quieren dinero. Yo regularicé su continuidad en un sello grande". Además, el ejecutivo agrega que el contrato con Warner dura hasta 2011 y que después ha estudiado sacar el álbum del mercado (el que hoy está en sitios como Fera Mix). "Estoy aburrido de la mala sangre y la prepotencia. No quiero saber más de esto. Por último, se lo voy a dar a Los Quincheros. O a algún ricachón que lo administre". Hoy, el litigio está centrado en un peritaje que investiga las ganancias de la obra. Los Parra lanzan hoy una reedición discográfica que incluye una decena de álbumes y que, lógicamente, intentó sin éxito sumar la entrega final de Violeta.

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