El Mercurio
Punto de encuentro entre la música típica y la fantasía orquestal, ha sido testigo de la historia en primera fila desde los años '30. Dice que aún le pena no haber obtenido el Premio Nacional de Música este año. "Quizás era mi última oportunidad".
IÑIGO DÍAZ
Aún existe una interrogante que no ha podido resolver: "¿Qué es música chilena? Tengo una especie de confusión. ¿Es la que tiene un sabor chileno o es la que escribió un compositor chileno sea la que sea?".
El compositor Vicente Bianchi ha buscado la respuesta con el piano que aprendió a tocar a los seis: "A través de estos años he tratado de resolverla haciendo arreglos sinfónicos y clásicos, y fantasías musicales del folclor chileno. Algo que llegue al público y que lo recuerde no sólo en el 18 de Septiembre".
Una de esas piezas quedó en la memoria colectiva a partir de los versos nerudianos "Señora dicen que donde / mi madre dicen, dijeron / el agua y el viento dicen / que vieron al guerrillero". Es "Tonadas de Manuel Rodríguez", que Bianchi musicalizó en 1955 con textos que Pablo Neruda había indicado como "cueca". "Pero yo las trabajé como tonada porque en la cueca la letra se extravía. Una tonada es más tranquila y señorial. A Neruda le pareció perfecto y entonces las rebautizó así".
Banderas chilenas
En tiempos dieciocheros y bicentenarios la cueca domina los festejos, pero sigue siendo la tonada la base del cancionero tradicional, como lo llaman los folcloristas, o típico, según la nomenclatura musicológica: "Mi banderita chilena"(1935), de Donato Román Heitman; "Chile lindo"(1948), de Clara Solovera; "Camino de luna"(1958), de Luis Aguirre Pinto, o "Qué bonita va" (1964), de Francisco Flores del Campo.
Vicente Bianchi aportó "Tonadas de Manuel Rodríguez", que abre el tríptico de los padres de la patria: "Romance de los Carrera" y "Canto a Bernardo O'Higgins", ambos con textos de Neruda. "Grabamos en el 55 con Silvia Infantas y fue un golpazo. La música chilena se hizo totalmente popular".
Y esa popularidad era real, por eso Bianchi se cuestiona hoy el proyecto de ley del 20 por ciento de música nacional en las radios. "En 1948, con el Presidente González Videla se trató de hacer lo mismo, pero también falló. Los radiodifusores expresaron que no tenían música chilena para programar y los grabadores dijeron que no editaban música chilena porque en las radios no los ponían. Era todo un círculo vicioso".
La decimoquinta vez
Bianchi estuvo sentado hace dos semanas en la primera fila del Teatro Universidad de Chile, en el concierto que la Orquesta Sinfónica de Chile, dirigida por Guillermo Rifo, ofreció sus obras "Trote y cachimbo" y el trípico sinfónico de Rodríguez, Carrera y O'Higgins. "Me subieron al escenario como pudieron y me dieron un recuerdo como apoyo a mi presentación al Premio Nacional de este año".
-¿Cómo se siente al no haberlo ganado?
"Muy desilusionado. Era la decimocuarta vez que me postulaban. Ni siquiera es el tema económico. Es una frustración no llegar a un premio que al final lo están pidiendo otros para mí. Pero le advierto que yo sigo trabajando. Estoy editando el disco 'Vicente Bianchi con su piano a los 90', donde toco catorce temas de piano. Sigo componiendo música mientras se prepara una biografía mía que escribe Silvia León con el título 'Músico por mandato divino'".
-¿Conoce a Carmen Luisa Letelier, Premio Nacional 2010?
"La conozco sólo de vista. Sé que no es compositora. El premio estipula que debe ser para personas que han contribuido a la historia con un trabajo interesante y que además sean autores".
-Pero ha habido excepciones.
"Sí, Claudio Arrau, Margot Loyola o Fernando Rosas. Los académicos tienden a premiarse entre ellos y como está vinculado a la Universidad de Chile uno parte con tres votos de cinco en contra. Estoy de acuerdo con el premio a compositores que hicieron importantes trabajos con música chilena como Pedro Humberto Allende, Enrique Soro, o Jorge Urrutia Blondel. Ahora no hay mayor trascendencia".
-¿No piensa que podría ser elegido la próxima vez?
"Tengo 91 años y medio ¿usted cree que en dos años más voy a estar vivo?".
Obras fantásticas
Cantares chilenos (1962).
Disponible como reedición desde 2007, este disco es clave para entender el sentido orquestal que el compositor, arreglador y director le dio a la música de raíz folclórica. "Hagamos tonadas con orquestas para que se escuchen bien fuerte", dijo Margot Loyola. Bianchi siguió sus instrucciones.
Misa a la chilena (1965).
Partitura clave de la música popular, escrita tras el Concilio Vaticano II. Bianchi la presentó al Cardenal Raúl Silva Henríquez como toda una novedad: tiene ritmos mapuches, cantos corales, danzas nortinas y una cueca como cierre.
Misa de la Cruz del Sur (1970).
Obra religiosa de raíz que amplió los límites hacia la integración continental. Bianchi elige diez países, sus ritmos y sus instrumentos. Una misa con charango andino, cuatro venezolano y guitarra folclórica, y se oye zamba, guarania y cueca.
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