lunes, diciembre 28, 2020

Pianista chileno Christoph Scheffelt graba las “Bagatelas” de Beethoven

 El Mercurio


“Todo está muy expuesto en estas obras, por lo que no hay manera de ‘esconderse' detrás del sonido con el fin de cubrir debilidades técnicas”, dice Scheffelt.

Juan Antonio Muñoz H.


Entre tres patrias vive el pianista chileno Christoph Scheffelt. De un lado, Chile, el país donde creció y con el que mantiene estrecho contacto musical, y de otro, Suiza; está radicado en Winterthur, donde trabaja como pianista y profesor de piano. Cancelados todos los conciertos que tenía previstos para 2020, ahora está a la espera de lo que surja para 2021. Su tercera patria es Beethoven, que lo ocupa desde que tiene recuerdo.


Pero este tiempo de confinamiento no ha sido en vano. De hecho, tiene un nuevo álbum bajo el brazo, nacido en tiempos de coronavirus. “Un álbum corona”, como diría Jonas Kaufmann. Se trata nada menos que de la integral de las “Bagatelas”, de Ludwig van Beethoven, un registro que además viene a homenajear al compositor en su 250° aniversario. La placa fue editada por el sello Prospero (como el protagonista de “La tempestad”, de Shakespeare), casa discográfica con la que Scheffelt ya tiene un nuevo proyecto para los meses que vienen.


—Se llaman Bagatelas, pero ¿son “bagatelas”? ¿Dónde radica la mayor dificultad de estas obras?


“El término ‘Bagatela', en mi opinión, solo se refiere a la duración de cada pieza, que rara vez supera los cuatro minutos. Musicalmente, son obras de máxima densidad y calidad, que requieren de un trabajo interpretativo muy preciso. Condensan lo que significa Beethoven en pocos minutos. Ahí radica la mayor dificultad: pulir detalles tanto ‘motívicos' como de sonido —fraseo, textura, color—, sin perder de vista el carácter fresco y lúdico, tan importante en estas piezas. Más allá de lo musical, ciertas ‘Bagatelas' contienen exigencias técnicas difíciles de solucionar. Todo está muy expuesto, por lo que no hay manera de ‘esconderse' detrás del sonido con el fin de cubrir debilidades técnicas”.


—¿Qué representa para usted este conjunto de obras en la producción de Beethoven?


“Desde hace años que me fascina la riqueza musical de estas piezas tan multifacéticas. El op. 126 lo vengo tocando desde hace años y desde que conozco esta música, tenía en mente tocar también los opus 33 y el 119. Beethoven, con sus sonatas y conciertos, sobre todo, me ha acompañado prácticamente durante toda mi vida musical. Beethoven es mi ‘patria musical', al menos una de las más importantes, y creo poder entender su idioma sin necesidad de un traductor”.


“Mi respeto por estas obras concisas y aforísticas viene probablemente de que yo estudié primero las grandes sonatas de Beethoven. Eso me permite reconocer la naturaleza musical carismática de Beethoven, sus rasgos geniales y sus ideas revolucionarias en las piezas breves, como brotes jóvenes que, de alguna manera, son una alusión o una premonición”.


—Las “Bagatelas” son algo así como “fotos instantáneas”. ¿Piensa que la idea de la bagatela está en la línea de ese movimiento hacia una temporalidad “triturada” en pequeños trozos, tan característica de la música moderna?


“Más que en imágenes, pienso esta música como estados temporales de ánimo, o escenas activas. Sin el peso de la consecuencia, como lo vemos en las grandes sonatas, donde todo está conectado. Beethoven aquí se ve libre de su tan característica arquitectura formal a gran escala, lo que le da a esta música una espontaneidad rara de encontrar en sus otras obras. Otras asociaciones las encuentro en la literatura, en cuentos cortos como los de Cortázar o Chejov”.


—Incluyó también en el disco la famosa “Für Elise” (“Para Elisa”, WoO 59).


“Sí, la agregué porque probablemente se consideró originalmente como una candidata potencial para una 12ª Bagatela del opus 119. La génesis de esta pieza es compleja e incompleta, y hay que mantener su aura de misterio…”.


—¿Son obras que dan libertad al intérprete?


“Mmmmm, difícil de decir. Como ya mencionaba antes, creo tener una idea del lenguaje de Beethoven. Dentro de eso no me doy libertades. Al momento de hacer la grabación, tuve una clara idea musical de cómo interpretar cada pieza, y así lo hice. Con toda seguridad esa comprensión cambiará, pero no de un día a otro. A la vez, otro intérprete tocará estas piezas de otra manera, siendo también una versión legítima. Legítima, si cumple con exigencias básicas, como la fidelidad de texto y ciertas características de estilo inherentes a Beethoven y su época. Pero no por ser obras cortas dan mayor libertad interpretativa que una sonata”.


—Las interpretaciones suelen ser muy variadas. Desde el exhibicionismo a la severidad extrema. ¿Cuál fue su opción?


“Trato siempre de ser fiel al texto y a lo que considero el carácter básico de cada pieza. Lo que intento evitar es buscar ‘efectos especiales' con tal de impresionar técnicamente. Pero, claro, si la pieza requiere un fuerte efecto técnico para que su carácter primordial sea evidente, así lo tocaré. Mi ideal es que la intención musical sea transportada de manera más directa entre el compositor y el auditor, sin filtros que alteren la naturaleza de la composició

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