En entrevista con "El Mercurio", el cantautor se refirió ayer a la situación que enfrenta tras los altos pagos que ha recibido por composiciones para la televisión. "Detectar una manipulación en una liquidación es algo muy fácil", planteó.
CRISTOPHER AHUMADA L.
Álvaro Scaramelli, el presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), entra en la sala principal de las oficinas de la entidad en Providencia, se sienta y, antes de cualquier pregunta, pide un espacio para plantear su mirada de la situación que lo ha complicado durante los últimos días: un millonario ingreso por concepto de derechos de autoría, que atribuye a la denuncia de una ex funcionaria de la entidad. El tema, incluso, lo llevó a convocar el martes a una reunión extraordinaria con los socios de la organización.
"Lo primero que quiero aclarar es que no son $160 millones como se dice. Se trata de dos pagos: uno en 2016 correspondiente a derechos generados en 2015 por $40 millones. El otro de 2017, por derechos del año anterior, por un monto de $87 millones ($127 millones en total)", dice el cantautor nacional a "El Mercurio".
El músico, en un tono pausado y con el apoyo del mismo material que presentó a los miembros el día anterior, hace un breve repaso por su trayectoria antes de especificar sus ganancias. Recuerda sus éxitos radiales en los años 80 y 90, su rol como productor y compositor del grupo brasileño Axe Bahía, y su trabajo como creador de la clásica melodía del spot publicitario de la marca de bebidas Kem Piña. Eso, para explicar que siempre ha recibido dineros significativos por recaudación de autoría. "Para mí no es raro que uno busque generar derechos, porque siempre ayudan económicamente. La primera vez que cobré un cheque en los años 80, me compré un auto".
Scaramelli sostiene que luego de un período de "vacas flacas", a fines de 2014, estaba en un gimnasio cuando se le acercó a conversar el dueño de una agencia de publicidad y programas de TV. Le preguntó si podría musicalizar los proyectos de su empresa. Tuvieron algunas reuniones antes de concretar el acuerdo y empezar a trabajar en los productos que, según el autor, corresponden a más de 60 piezas, principalmente spots publicitarios, que comenzaron a rotar en pantalla desde 2015.
-¿Y cuáles son esas campañas?
"Si te digo eso, puedo poner en evidencia a alguna marca que no sé si le va a gustar estar metida en la sospecha. Eso es parte de la auditoría que se va a hacer".
Según explica, esos trabajos comenzaron antes de asumir la presidencia de la SCD. "Pero todo lo que uno musicaliza no repercute hasta el año siguiente, porque los derechos se pagan con un año de diferencia".
-¿Planteó este tema a la directiva antes de asumir el cargo?
"Le dije al director general (Juan Antonio Durán) que sentía que durante mi presidencia iban a aumentar mis derechos de autor, y le pregunté si había alguna incompatibilidad. Me señaló que en los estatutos no dice nada de que un autor no pueda recibir derechos. O sea, Armando Manzanero es el presidente de la SACM (sociedad mexicana) y debe ser uno de los autores que recibe más derechos en el mundo. Además, estos ingresos no tienen nada que ver con la administración del consejo. Es muy difícil que un consejero pudiera meterse en un área administrativa".
-¿Por qué decidió hablar con los socios de esta situación luego de que explotara y no les advirtió antes que recibiría estos ingresos?
"Tenemos la cultura, en estos 30 años que existe la SCD, que los derechos están en el ámbito privado. Nadie revela cuánto gana. Por eso le pregunté al director si tenía alguna obligación de informar. Lo que impacta a los músicos es que no están familiarizados con cifras que se reparten por musicalizaciones en televisión. Lo otro que genera ruido es que no ven al Álvaro Scaramelli en su oficio de músico. Entonces, asocian el aumento de derechos a mi labor de cantante y piensan que no he sonado tanto en las radios".
Altas recaudaciones
Scaramelli usa el modelo de reparto de derechos de la entidad musical para complementar su postura. Explica que hay un monto total de recaudación anual -que en 2016 llegó a los $4.396 millones-, del que se reparte el 73% a los socios -el 27% restante se destina a gastos sociales, culturales y de administración de la SCD-, según la ejecución de sus canciones en cada área. Entonces, la cifra total de ingresos por televisión se reparte solo entre los que tuvieron sus creaciones rotando en ese medio. En 2016, el total se dividió entre 90.262 ejecuciones. En la radio, en tanto, los dineros se tuvieron que distribuir en más de 16 millones de obras; por lo tanto, los ingresos para los músicos fueron menores.
También plantea que la información de la cifra que recibe cada socio sale de un software que recoge las planillas entregadas por los canales de televisión y los minutos que tuvo cada canción al aire. "Detectar una manipulación en una liquidación es algo muy fácil, porque los derechos se pagan por hechos concretos. Primero, la obra tiene que existir; segundo, deben estar las planillas de respaldo que confirman la cantidad de minutos de ejecución, y tercero, el sistema de distribución no puede ser modificado, porque se usa el mismo desde hace 20 años", asevera.
-¿Podría afirmar, entonces, que hay otros músicos que reciben una cantidad similar o superior a la suya?
"Sí, por supuesto. Pero eso está en el ámbito de las personas que hacen musicalización para televisión. Como los montos son privados, no estamos acostumbrados a conocer que un autor pueda recibir $40 millones en una liquidación. No es raro que la gente que musicaliza reciba esos montos, como tampoco es que los que suenan mucho en las radios obtengan montos superiores a estos. Hoy, un músico, que esté sonando y tenga éxito, puede decir tranquilamente que vive de los derechos de autor. Los derechos ya no están siendo un apéndice ni algo extra; hoy hay artistas que se pueden comprar un departamento con estos ingresos si están en alta rotación. Los que reciben dinero son aquellos cuyas obras se utilizan, y tenemos una gran cantidad de músicos cuyas obras no son ocupadas, y son ellos los que plantean las sospechas".
-Luego de aclarar la situación en la reunión con los socios, ¿por qué se hace necesario hacer dos auditorías?
"Para dar transparencia y para que haya absoluta tranquilidad, y porque se trata del presidente de la SCD. La manera de aclararlo es que la comisión revisora de cuentas, formada por músicos, pueda tener acceso a toda la información de mis derechos. En la próxima asamblea (en julio) se presentarán los resultados".
-¿Siente que esto empañará otros logros de su gestión?
"Por supuesto, porque no podemos desconocer que vivimos en un medio que tiene noticias de desfalcos económicos. Naturalmente, la ciudadanía lo asocia a eso y hace que se pierda la confianza en una institución. Si hemos trabajado durante años en mejorar, esto es un revés en nuestra gestión. Pero también es una oportunidad de demostrar cohesión. No sé si otras instituciones, que han tenido crisis de cuestionamientos por montos millonarios, encaran la situación ante una asamblea y hablan con transparencia. Todo eso demuestra algo".
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