La entidad a cargo de gestionar los derechos del repertorio nacional e internacional recibe cerca de US$ 40 millones al año. Las elevadas cifras recibidas por el presidente del organismo, Álvaro Scaramelli, han sembrado dudas entre los socios sobre la medición de ejecuciones en televisión.
Cristopher Ahumada L.
La reciente polémica generada por los ingresos percibidos ($127 millones) por el presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), Álvaro Scaramelli, ha planteado dudas sobre el modelo de distribución de la recaudación de derechos de los artistas nacionales. Reuniones, cartas, divulgación de mensajes y entrevistas aclaratorias han marcado la pauta de una intensa semana para los músicos locales.
Pero, ¿cómo funciona el sistema de reparto de la SCD? La entidad, que gestiona y recauda los derechos del repertorio nacional e internacional desde 1987, reúne dineros por el uso de canciones en cuatro áreas de ejecución: radios, televisión (abierta y de pago), usuarios generales (como discotecas o centros comerciales) y recitales.
Del monto total recaudado por la organización, el 73% se destina directamente a los músicos y el 27% restante queda en manos de la SCD para gastos administrativos -de sus 250 empleados-, sociales y culturales. El dinero que reciben los artistas se entrega, separadamente, por derechos de autor (creador de la canción y editoriales) y derechos conexos (intérpretes y productores fonográficos). En general, la tarifa de derechos de autor es el doble que la de los conexos.
Según Scaramelli, en entrevista con "El Mercurio", el 27% gestionado por el consejo directivo se usa en diversas instancias de ayuda a los socios; entre ellas, cajas de mercadería, mantención de las salas SCD, jubilaciones para los músicos que no perciben ingresos y la realización de los Premios Pulsar.
Las cifras manejadas por la entidad revelan que en 2016 se recaudó un total de $26.466 millones (equivalentes a cerca de US$ 40 millones). El mayor porcentaje de ese fondo se destinó al pago de derechos de artistas extranjeros (71%). Finalmente, el monto recaudado para distribuir entre músicos nacionales llegó a $4.396 millones (US$ 6,5 millones).
Música para la televisión
Los $127 millones obtenidos por el presidente de la SCD por derechos de autor y conexos de 2015 y 2016 corresponden, según sus palabras, a 64 piezas (en su mayoría publicitarias) compuestas para la televisión.
¿Por qué los ingresos en este medio son tan millonarios? Desde la SCD explican que el sistema de distribución se trabaja por separado en cada área; es decir, la recaudación total recibida por los pagos de canales nacionales y de cable se distribuye solo entre las piezas ejecutadas en televisión, de acuerdo a los minutos que estuvo al aire. En 2016, la cifra final se repartió entre 90.262 obras.
En la radio, en cambio, la recaudación total del año se distribuyó entre 16.031.120 canciones. En este medio, la tarifa que pagan las radioemisoras es inferior a la de los canales de televisión y, además, la música chilena tiene una proporción menor de las reproducciones. El monto aproximado por derechos que recibe un autor por cada emisión de su canción es de $700 y es igual tanto para el tema de un artista nacional como internacional.
"Desde los años 80, cuando la Scottie Scott compuso la canción para 'La madrastra', todos los autores chilenos buscaron tener una canción en una teleserie, porque ya entonces la televisión pagaba muy bien los derechos de autor. En el mundo, no solo en Chile, los que hacen música para la TV generan infinitamente más que los otros", asegura Scaramelli.
El actual modelo de recaudación de la SCD impone a los canales un pago establecido que corresponde al 1% de sus ingresos publicitarios a cambio de una "licencia amplia" que les permite usar libremente la música registrada (nacional e internacional). Por lo tanto, no existe un cobro específico por cada canción ni por sus minutos en pantalla. Según datos recogidos por este diario, algunas estaciones pagarían cerca de $750 millones al año por este concepto.
La ley también impone a las estaciones la obligación de informar a la entidad la ejecución de piezas musicales en sus producciones mediante planillas que detallen el nombre y la duración. Finalmente, con la información recibida, se divide el monto recaudado por los canales con base en el tiempo que estuvieron las canciones al aire. Cada segundo de ejecución recibe una parte del pozo a repartir. "Es estrictamente proporcional al uso", dice Juan Antonio Durán, director general de la SCD.
Supuestos vacíos
Las voces críticas de la industria musical que han cuestionado las cifras de recaudación del presidente de la SCD coinciden en que existen situaciones en las que el sistema de reparto no es "claro" ni "riguroso".
La principal duda se genera en torno a las planillas entregadas por los canales. Algunos músicos establecen que las estaciones no tienen la capacidad de declarar todas las canciones que rotan en su pantalla -sobre todo las de tandas publicitarias o productos comprados- y que solo se informan las piezas utilizadas en producciones propias. Incluso sostienen que la información entregada a la SCD no superaría el 20% del total.
El director general responde a ese cuestionamiento. "Hay canales que mandan casi toda la información y otros que mandan muy poca. Nosotros tenemos grabados todos los programas y hay una unidad de control de repertorio que elabora las planillas faltantes. Ese es un trabajo a mano que requiere reconocer la canción y medir los segundos", revela Durán.
Una fuente de la música critica esa forma de medición. "La SCD tiene un personal con audífonos que escucha la televisión y hace las planillas. ¿Cómo esa persona va a saber reconocer cuando sonó una obra? Tendría que ser un genio para tener la información de todas las canciones en la cabeza", plantea.
¿Qué pasa, entonces, con las melodías o cortinas musicales que no se pueden identificar porque no tienen letra? Juan Antonio Durán, responde a "El Mercurio": "Es verdad, hay casos en que no se pueden identificar. Pero hay un método que consiste en que el mismo interesado tiene un plazo de hasta dos años para decir la música que sonó y no le pagaron. Nosotros tenemos grabada la programación completa de todos los canales de TV abierta por cinco años, entonces podemos hacer una verificación y pagar los derechos".
Sin embargo, reconoce que con los productos del cable no existen registros: "El autor tendría que conseguir la grabación del programa, pero nosotros no la hacemos".
Derechos conexos
El elevado monto que se paga en televisión por los derechos conexos, por sobre los de autoría, tiene una razón clara. La SCD tiene que entregar el dinero recaudado por la ejecución de obras internacionales a los artistas extranjeros en los derechos de autor, pero la normativa indica que no debe hacerlo en el caso de los conexos.
Durán explica que existen "convenios sin intercambio de dinero entre los países". "Por ejemplo, todos los derechos conexos de artistas chilenos que se generen en Perú, se les pagan a los artistas peruanos. Al mismo tiempo, todos los derechos de artistas peruanos se les pagan a los chilenos", afirma. Sin embargo, ese monto se reparte solo entre los intérpretes y productores fonográficos ejecutados en televisión en un año. El fondo a repartir para ese grupo es mucho más alto porque incluye, por ejemplo, la recaudación de nombres como Shakira, Luis Fonsi o Justin Bieber.
La opinión de otros músicos de TV
Otros autores que realizan composiciones para la televisión no coinciden con las cifras obtenidas por Álvaro Scaramelli. Carlos Figueroa, creador recurrente de piezas para la pantalla y director de la orquesta del Festival de Viña, plantea que son montos elevados. "He tenido muchas obras sonando en televisión y en el mejor año recibí arriba de $15 millones. Incluso con toda la promoción del Festival de Viña, suponiendo que me tocaron 100 veces, nunca llegué a una cifra así".
Sergio Ruiz de Gamboa, gestor musical de TVN, comparte ese análisis. "En mi caso personal, teniendo 1.200 obras inscritas en la SCD y habiendo hecho programas como 'Mea culpa' o diez teleseries con venta internacional, jamás he recibido más de $15 millones al año", afirma.
Figueroa añade que es necesario aclarar la situación: "Si él obtenía $600 mil y al año siguiente recibe $40 millones, es muy entendible que varios queramos saber cuántas obras tiene y si realmente todos los canales firmaron las planillas correctamente, porque esto es una cuestión de buena fe. Estoy agradecido del trabajo que hace la SCD, pero sí quisiera saber cómo llegamos a esa cifra".
La denuncia
El cuestionamiento a Álvaro Scaramelli surgió a raíz de una carta enviada el pasado 5 de mayo al director general de la SCD, Juan Antonio Durán, por Claudia Hernández, entonces gerenta de administración y finanzas, además de coordinadora de gestión ética del organismo, y que la semana pasada comenzó a viralizarse entre los socios.
En la carta, Hernández parte informando que Scaramelli solía recibir, por concepto de derechos conexos, sumas que iban entre los $600 mil y $800 mil. Sin embargo, luego agrega: "Lo anterior cambió a partir de (...) julio 2016 y en la cual el presidente Scaramelli recibió la suma de $40,7 millones, lo que corresponde al 5,42% del total a repartir, cifra muy lejana a la que recibe la mayoría del total de 5.476 músicos de esta distribución". Luego expone un pago de $90,1 millones -que Scaramelli asegura se trata, en realidad, de $87 millones-, "equivalente al 12% del total distribuido".
Y termina señalando: "No obstante, en abril 2017 he vuelto a aprobar como apoderado un avance por una suma cercana a $32 millones a favor del presidente Scaramelli, pero entiendo que el reglamente de distribución ya fue cambiado, por lo que, y repito, apelando a mi calidad de coordinadora de gestión ética de SCD, solicito se me exima de aprobar en mi calidad de apoderado de SCD nuevos egresos a favor del presidente Scaramelli".
El presidente de la SCD ha señalado que la denuncia y filtración de la carta obedece a la "venganza" de Hernández, quien fue despedida por anomalías en su trabajo.
Un escándalo en España
Por estos días, el tema de derechos está también muy presente en España, donde se vive un verdadero escándalo que ya tiene al menos 18 detenidos y que involucra a la Sociedad General de Autores y Editores de ese país (SGAE). Una investigación periodística realizada en 2013 destapó una maniobra realizada por miembros de la organización que consistía en hacer cambios mínimos a temas de dominio público, como melodías de Verdi o Mozart, y emitirlas en programas de TV en horarios de poca sintonía, como espacios de madrugada, que les permitía obtener abultadas sumas de dinero producto de derechos. Estos "falsos arreglos sobre obras de dominio público" generaban derechos que habrían beneficiado a autores, editoriales musicales y canales.
Las cifras involucradas son millonarias. Un ejemplo, en 2015 se recaudaron 88 millones de euros en derechos provenientes de la televisión. De ellos, entre un 50% y 70% correspondían a programas emitidos muy tarde en la noche, que representan apenas un 0,5% de la audiencia. En 2014, un organismo llamado Coalición Autorial -que agrupa a unos 300 miembros de la SGAE- hizo una denuncia por estafa a las autoridades, que está siendo objeto de un proceso judicial.
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