lunes, junio 19, 2017

Exposición de Pink Floyd podría aterrizar en Latinoamérica

El Mercurio

"El Mercurio" estuvo en la muestra sobre la banda en Londres y habló con Aubrey Powell, curador de la exhibición y director artístico de la agrupación.  

Martín Cifuentes Fuentes 

LONDRES Pink Floyd, una de las agrupaciones de rock británico más importante, celebra este año las cinco décadas del lanzamiento de su primer álbum, y el Victoria & Albert Museum lo recuerda con "Pink Floyd: Their mortal remains", una exposición que se inauguró el 3 de mayo y permanecerá abierta al público hasta el próximo 1 de octubre. Hasta ahora, cada día el montaje, con más de 350 piezas en exhibición, recibe más de tres mil visitantes, en un recorrido que puede superar las dos horas y que agota sus entradas durante la mañana.

Una réplica gigante del furgón Bedford que Pink Floyd utilizaba en sus inicios, a mediados de los 60, da la bienvenida a los visitantes. Al pasar por una de sus puertas y cruzar a través de un túnel con espirales blancas y negras, se llega a la primera sala de la exposición. Ahí todo es psicodélico, con colores brillantes, proyecciones, pósteres y publicaciones sobre la agrupación en las paredes y el techo. Esta es en memoria del fallecido Syd Barrett.

El proyecto "Their mortal remains" comenzó en 2014, cuando Aubrey Powell se lo propuso al museo, que buscaba un nuevo montaje tras el éxito de su "David Bowie Es". Concibió la idea con el diseñador gráfico Storm Thorgerson, fallecido en 2013, con quien formaba desde los 60 el colectivo artístico Hipgnosis, encargado de realizar las portadas de discos de Pink Floyd y otras bandas como Led Zeppelin, Renaissance y Genesis.

La muestra es, según Powell, una cronología perfecta de la banda contada en tres etapas. La primera, de Barrett, juega con los colores y la psicodelia. "Porque se quemaba con las drogas", explica el curador. La segunda es de cuando David Gilmour se une a la banda "y cambian completamente su dirección, comienza a jugar con su voz y un hábil guitarreo". Entre cada sala hay fotos, recortes, publicaciones, cartas de integrantes de la banda y manuscritos originales. La tercera fase es de cuando llega Roger Waters y el grupo gira hacia álbumes más conceptuales. Destacan "Atom heart mother" (1970), "The dark side of the Moon" (1973) y "The wall" (1979).

La exhibición fue diseñada para itinerar durante 10 años y la idea es llevarla a otras partes del mundo. Powell dice que ya están viendo posibilidades en Italia, Alemania, Francia y otros lugares de Europa.
¿Qué pasa con Chile o Latinoamérica? "No sé cuándo, pero sí tengo claro que iremos. Estoy muy seguro de eso", afirma. Explica que uno de los grandes obstáculos ha sido el que, debido a la cantidad de objetos e instalaciones, los espacios deben ser los apropiados.

El montaje está pensado para ser como el viaje de "Alicia en el País de las Maravillas", y antes de ingresar cada visitante debe usar unos audífonos con los que realiza el recorrido. Según su ubicación, van surgiendo melodías, entrevistas, conciertos y distintos sonidos ambientales.

Para entender el crecimiento de la banda, el recorrido es progresivo y cronológico, con apoyo de videos, colores e instalaciones que permiten profundizar en Pink Floyd: desde un cuarto oscuro, en el que se puede ver el prisma de la portada de "The dark side of the Moon" cobrar vida; mesas de mezcla de audio, donde se puede jugar con la versión single de "Money"; partes de la escenografía original de "The wall"; réplicas del cerdo inflable que hicieron volar sobre la Battersea Power Station en 1977; y hasta las esculturas de "The division bell". "La idea es que la gente se sienta en las carátulas, que puedan entrar a Pink Floyd y viajar", sostiene Powell.

El recorrido finaliza con un salón rodeado por pantallas, donde se proyecta la presentación de "Comfortably numb", en el Live 8 de 2005 y que fue la última vez que Pink Floyd se reunió. La dinámica es impactante. El visitante entra a un cuarto oscuro con sus audífonos, se sienta en el suelo y, poco a poco, se van escuchando los instrumentos. Cada pantalla se va revelando como un gran muro de ladrillos que va derrumbándose, dejando ver los rostros de cada uno de sus cuatro integrantes.

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