El Mercurio
Basados en un exitoso viral que se ha realizado en las grandes capitales del mundo y en el contexto de este homenaje a la ciudad, salimos a la calle a preguntarles a los santiaguinos qué están escuchando. Guillermo Scott
Una de las formas más íntimas de interactuar con la ciudad es colgarse unos audífonos, darle al play y escuchar música. Este rito produce una sensación de bienestar, de que las cosas van a resultar bien y ayuda a que salir a la calle todas las mañanas sea una experiencia más llevadera. Uno ya no se siente solo, pues te acompañan tus canciones favoritas; de cierta manera, vamos formando el soundtrack de nuestras vidas. Otras personas disfrutan escuchar programas de radio. Los oyen, principalmente, para informarse sobre la contingencia del momento, mientras que otros disfrutan de las opiniones de los conductores o de los llamados de los auditores. La cercanía y la inmediatez son los factores claves del éxito que tiene la radio en Chile. Aunque le parezca increíble a la generación hiperconectada, todavía hay un gran número de chilenos que se informa por la radio y no por las cuentas de Twitter.
La idea de salir a la calle a preguntarle a la gente "¿Qué estás escuchando?" nace porque es un experimento social interesante de imitar. Originalmente, este viral se hizo en la ciudad de Nueva York, donde la gran mayoría de la gente que transita por la ciudad anda con audífonos puestos. El video -que hoy tiene casi dos millones de visitas- se comenzó a replicar en otras capitales del mundo y se convirtió en el primer viral global de la historia web. Aquí en Santiago, la respuesta de la gente fue muy positiva; la gran mayoría de quienes abordamos respondieron de manera amistosa y algunos que nos vieron con el cartel se acercaron de manera espontánea a colaborar. Las mujeres fueron las más reacias, mientras que los hombres jóvenes fueron los que mostraron el mayor entusiasmo.
En este minuto, el reproductor favorito de los chilenos es el teléfono celular, aparato que se ha convertido en una herramienta fundamental para las personas. Hoy, en el país existen alrededor de 22 millones de celulares en circulación, y la penetración de los smartphones ha sido muy fuerte en el último año. La historia de los reproductores musicales portátiles es joven y el inicio de todo fue el mítico Walkman de Sony. Éste se masificó a mediados de los ochentas y su éxito posicionó al casete a nivel mundial, desplazando al vinilo como soporte musical más popular. El reinado de los personal estéreo acaba cuando, a comienzos de los noventa, el CD se convierte en el estándar y salen a la venta los Discman, un reproductor con mejor calidad de sonido, pero que nunca pudo superar su gran falla: los saltos en el sonido. El "Big bang" de la revolución digital se produce el año 1998 cuando Shawn Fanning crea Napster, el famoso servicio de distribución de música en formato mp3 que sepultó a la industria discográfica.
Con la llegada de Napster, la masificación de internet a nivel mundial y la liberación del contenido (para algunos algo justo, para otros un acto ilegal) la gente dejó de comprar discos y los comenzó a descargar en sus computadores. El tiro de gracia a la industria se produce el 23 de octubre del 2001, cuando Apple lanza al mercado el iPod, un pequeño portable con la memoria suficiente para llevar horas y horas de música en tu bolsillo. Las grandes cadenas de tiendas de música se vieron en jaque y gigantes como Tower Records cerraron sus puertas debido a que no podían competir en contra de quienes llamaban "piratas".
Para lo sellos discográficos el panorama también cambió; la fórmula de oro ya no les funcionaba: antes, las discográficas invertían en bandas, les pagaban por grabar sus discos y luego salían a las radios a negociar las transmisiones de los singles en los programas más exitosos, lo que se traducía en ventas de discos y ganancias para las compañías. Con la penetración de los reproductores mp3, la forma de consumir música cambió, los usuarios ya no necesitan que les digan qué bandas son buenas porque las pueden encontrar por sí mismos, según sus gustos. Comienza el boom de la música independiente, nace la generación de bandas MySpace y desaparecen del mapa los programas de tendencias musicales o los rankings de los más vendidos y los más escuchados.
Internet acercó los contenidos culturales a la gente. Hoy, las personas están viendo más películas y escuchando más canciones que nunca, pero el limbo legal de la web se está acabando. Los portales de descarga en la web son cerrados por la justicia, y los analistas de tecnología dicen que estamos viviendo los últimos días del libertinaje digital, ya que el tema de la propiedad intelectual en la red se va a regular más temprano que tarde.
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