El Mercurio
Aún emocionado por las experiencias que vivió en su anterior visita, el famoso músico habla de las piezas que presentará este miércoles y jueves, y del rol que las matemáticas, la política y la filosofía tienen en su obra.
Romina de la Sotta Donoso
Philip Glass (1937, Baltimore) ha sido uno de los músicos más influyentes en los últimos 50 años, y sus creaciones han conquistado a un nuevo público, más amplio que el clásico. Su inobjetable arrastre en Chile fue confirmado hace tres años, cuando repletó cuatro funciones en el Teatro Municipal de Santiago.
Y si entonces presentó una completa retrospectiva de 40 años de trayectoria con su propio ensamble, ahora vuelve en formato de dúo.
Lo acompaña el premiado y talentoso violinista Tim Fain (1979), conocido masivamente por haber actuado en el filme "El cisne negro".
"Estuve en Santiago cuando los mineros fueron rescatados. ¿Recuerda esa noche? Vimos televisión hasta que salió el último minero. Nadie sabía si el rescate resultaría; decían 'bueno, partamos, porque parece funcionar. Quizás rescatemos a diez mineros. ¡Y salieron todos!", dice Glass. Y su emoción aumenta: "No hubiera sabido nunca nada de Latinoamérica si no me hubiera quedado mirando toda la noche. ¡Fui tan afortunado de estar allá, en Santiago, esa noche! Yo quería volver a Chile porque me atrae mucho este país donde un evento tan inusual y poderoso puede suceder. Nunca había visto ese tipo de valentía, ni ese nivel de apego con los atrapados. Uno esperaría que todos los países fueran como Chile. Pero realmente no sabemos qué hubiera ocurrido si hubiera sido Nueva York, París o Berlín. Solo podemos estar seguros de que en Santiago sí sucedió".
Aunque existe gente que sigue calificando a Philip Glass como un minimalista, ese concepto solo corresponde a una fase temprana de su obra. Él mismo define su trabajo como "música con estructuras repetitivas". Para un auditor desprevenido, la misma frase parece repetirse una y otra vez. Pero siempre es una variación de su antecesora, que Glass logra mediante un talentoso manejo tímbrico y tonal. Una de sus principales características es que en sus composiciones están libres del concepto occidental de tiempo.
Sus fuentes son casi ilimitadas. Antes de ingresar a la Juilliard, estudió matemáticas y filosofía. Y después continuó formándose con dos grandes maestros de Occidente y Oriente: la francesa Nadia Boulanger y el indio Ravi Shankar.
-¿Cuáles fueron las mayores fuentes para desarrollar su propio concepto de tiempo?
"Bueno, está mi interés en la música india, por ejemplo. Haber ido muchas veces a ese país ha influenciado en forma determinante mi percepción de cómo el tiempo se desenvuelve en una pieza musical . Trabajé mucho con Ravi Shankar, y después con personas de China y Japón. Una vez que ingresas a una cultura que es radicalmente diferente de aquella en la cual creciste, puede surgir todo tipo de preguntas. Por ejemplo, la manera en que se utiliza el ritmo en África es muy distinta que en Norteamérica. Igual la melodía. Mientras yo estoy interactuando con esa gente, mi propio lenguaje se flexibiliza, y mi trabajo cambia. Es algo muy positivo y útil".
-Parecen importarle bastante las matemáticas...
"Han sido un tópico en sí mismas. Hice una ópera sobre Galileo, otra sobre Einstein y otra sobre Kepler. Me interesa mucho la ciencia, pero no solo en términos de descubrimientos, sino en cuanto experimentada por los científicos, quienes suelen trabajar con elementos que nunca podrías imaginar. Con flujos o geometría, por ejemplo. A pesar de que su trabajo se relacionaba con las matemáticas, la inspiración de Einstein frecuentemente viene de las visiones que él tenía. La ciencia y el arte son un tema muy, muy rico: ¿Cómo interactúan?, ¿se afectan uno al otro?, ¿qué podemos aprender de ellos?".
-Gran parte de sus obras tienen un contenido social o ético. ¿Cree viable un arte no político?
"Por lo menos la mitad de mi trabajo aborda problemáticas sociales y políticas, que siempre me han interesado, pero también he escrito piezas sobre el amor, la vida y la muerte. Mi ópera más famosa es sobre Mahatma Gandhi, pero también es bastante popular 'Orfeo', sobre una película de Cocteau. Lo crucial, creo, es la calidad del trabajo y el interés de la audiencia".
Repertorio en Chile
"La vez anterior hice conciertos históricos, y la mayoría de las piezas que ahora estoy tocando con Tim, quien es un muy buen intérprete, es de los últimos diez años", comenta al teléfono Glass. Dos obras de tinta fresca, que le escribió a Fain, serán parte del programa este miércoles y jueves, en La Cúpula del Parque O'Higgins, a las 20:00 horas. Juntos abordarán "Pendulum" (2011) para violín y piano. Y Fain presentará la "Chacona de la Partita para violín solo" (2011).
También habrá música escénica: "Mad Rush" (1979) y una suite de la partitura para "The Screens", de Jean Genet, que compuso en 1988 con el gambio Foday Musa Suso.
"Cerca del 75% de mi música es teatral, ya sea para danza, películas, teatro, o bien ópera. Pero la otra parte, la pequeña, no es tan chica: tengo diez sinfonías, 13 o 14 conciertos y mucha música para piano que no tiene tema, que es música abstracta", aclara.
Sobre "Metamorphosis" N {+o} {+s} 4 y 5 (1988), asegura que "Kafka es mi escritor favorito, he compuesto a partir de su obra desde los años 80, y lo sigo haciendo. Creo que es el modernista por antonomasia: existencial y personal al mismo tiempo".
En cuanto a "Wichita Vortex Sutra" (1988), solo de piano con una grabación donde Allen Ginsberg recita su poema de 1966, destaca que la interpretó con él, en vivo, numerosas veces. "Su poema presenta una mirada fuerte contra la guerra. Esta pieza fue el inicio de diez años de intensa colaboración, hasta su muerte".
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