Para conmemorar sus 80 años , que cumple hoy, la viuda del Beatle inauguró una retrospectiva de su obra en la Sala de Arte Schirn de Francfort. Aquí revisamos sus trabajos en la música pop y la experimentación sónica.
IÑIGO DÍAZ
Una jam session que reunió a aristócratas del rock británico -John Lennon, Eric Clapton, Keith Richards- titulada "Whole lotta Yoko" no solo fue, en efecto, "un montón de Yoko". También se la considera la primera vez que la nueva novia del Beatle hacía una intervención en el campo de la música pop. Reconocida hasta entonces como artista visual de vanguardia, Yoko Ono, de 35 años, estrenó allí sus demenciales chillidos en una canción.
Eso ocurrió en 1968, cuando los Rolling Stones rodaron su película "Rock and roll circus". Como siempre, Yoko Ono apareció vestida de negro y escondida en su melena, y si bien se ubicaba en una posición física secundaria, en cuanto a timbre y volumen esa posición pasó a ser protagónica. Para muchos, no se trataba más que de un suplicio japonés. Hasta el día de hoy: su último disco, gritos incluidos, es "YokoKimThurston" (2012), que publicó junto a los músicos de Sonic Youth, Kim Gordon y Thurston Moore.
De este modo, Yoko Ono se incorporó al rock. Y sus chillidos fueron número habitual en las presentaciones del John Lennon solista. Ese cuadro de ultrasonido humano audible aparece también en el disco "Sometime in New York City" (1972), a lo largo de muchos pasajes del concierto en el teatro Fillmore East, que tuvo la participación de Frank Zappa. Un episodio que reconecta a la Yoko Ono experimental con su maestro, el compositor John Cage.
En los años 50, se contactó con él en Nueva York a través de su primer marido, el estudiante de composición Toshi Ichiyanagi, y en 1962, en el Art Center Sougetsu de Tokio, Ono participó de la performance titulada "Music walk". Una pieza para piano, cintas magnéticas y radio de John Cage que entonces incluyó a Yoko Ono acostada sobre el instrumento. Recibió todo tipo de críticas negativas en el mismo año en que los Beatles lanzaban su inofensiva "Love me do".
La influencia de Cage como experimentador se instaló en ella para siempre. Junto a John Lennon comenzó así una escalada de creación libre en paralelo a los Beatles, a través de la serie "Unfinished music" (1968-69). Allí aparecen extravagancias como "John & Yoko", una sesión de 23 minutos en que se llaman uno al otro; "Baby's heartbeat", los latidos del embrión que fallece en el útero de Yoko, y "Two virgins", las cintas que ambos grabaron la noche en que Cynthia Powell, la primera esposa de Lennon, los descubrió en adulterio.
"Es cierto que sus performances visuales y musicales producen un shock . Algunos no conciben que los trabajos de Yoko Ono sean considerados obras de arte. Pero es claro que ella está explorando otras cosas: su obra es más compleja de lo que parece", dice el artista sonoro Félix Lazo. "Ella tiene una conciencia muy fuerte acerca de la música, el compositor, el método de creación y la obra. Y nunca dejó de estar vinculada a la escena japonesa, donde hay tipos súper rupturistas que trabajan con masas de ruido. Yoko Ono siempre tiene un as bajo la manga", agrega Lazo.
En la música, la japonesa avanzó entre sesiones experimentales como las de sus discos "Fly" (1971) y "Approximately infinite universe" (1973), y la autoría de canciones, como "Sisters, O sisters", la políticamente incorrectísima "Woman is the nigger of the world", en coautoría con Lennon, y la espeluznante "Don't worry Kyoko", inspirada en su juicio por la tuición de la hija de su segundo matrimonio.
"Tráeme la verdad", le dijo una vez John Lennon, "porque los artistas tenemos la dignidad de decir la verdad al mundo, contrariamente a los políticos". "Pero solo conocemos la mitad de la verdad. La otra parte es invisible. Ustedes deben completarla, imaginar, participar", diría ella días antes del concierto que esta noche dará junto a su hijo Sean Ono Lennon y la reactivada Plastic Ono Band en la sala Volksbühne de Berlín.
Retrospectiva octogenaria
Nació en Tokio el 18 de febrero de 1933 al interior de una familia de élite, y se formó artísticamente en Nueva York con otra élite de creadores. Pero ahora es Francfort el centro de operaciones de Yoko Ono, quien está presentando allí una retrospectiva que conmemora sus 80 años.
La Sala de Arte Schirn reunió unos 200 objetos, películas, fotos, dibujos, textos, instalaciones y piezas musicales que dimensionan el tamaño de la obra de quien fue, en palabras de Lennon, "la más célebre de las artistas desconocidas". La retrospectiva titulada "Half-a-wind show" estará abierta hasta el 12 de mayo.
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