sábado, junio 01, 2013

Los Cachivaches: La nueva banda de los eternos adolescentes

El Mercurio

Recibieron la invitación para tocar en un evento. Se juntaron a ensayar por primera vez y se dieron cuenta de que podían establecerse como grupo y crear sonidos con cachureos. Esta es la historia de un grupo, formado por Cuti Aste, José Martínez y Nicolás Bottinelli, que hace agradable el sonido de las bocinas y donde el serrucho no solo sirve para cortar madera.  

Ignacio Espinoza  -

Estábamos en el escenario y Andrés me decía 'mar, mar' o 'gaviota, gaviota', y yo tenía que ingeniármelas para hacer esos sonidos. Si aprendí a usar elementos que no eran instrumentos musicales para crear sonidos fue producto de esa urgencia, porque no trabajábamos con tantas cosas que se soplaran -recuerda el músico Cuti Aste del tiempo en que trabajaba en la compañía Gran Circo Teatro en icónicas obras como "La Negra Ester" y el director Andrés Pérez forzaba su creatividad.

-Siempre quedó en mí esta inventiva de hacer cosas con las manos. Me gusta el trabajo manual, se supone que soy músico, pero mis intereses van por otro lado -confiesa.

Cuando era niño, Cuti Aste vio a sus primos comprar motos para desarmarlas y armarlas, y también recuerda que su abuelo materno, que era ingeniero, le contaba cómo funcionaban las cosas mecánicas. Su fascinación, entonces, viene desde pequeño, por eso cuando lo invitaron a formar una banda que reflejara el ingenio para ser parte de la feria interactiva "Viva el ingenio" de 3M, se dio cuenta de que podía retomar esa veta que había dejado atrás, dedicado al trabajo musical de su segundo disco como solista y la banda Javiera y los Imposibles.

-Llevo casi 20 años trabajando digitalmente y este proyecto me devuelve a esa adolescencia inventiva donde el invento no era solo un gusto que me daba, sino también una necesidad -dice.

Ese "proyecto" se llama Los Cachivaches. Y él sabía bien quién podía acompañarlo.

LOS DOS INTEGRANTES. Nicolás Bottinelli tenía 12 años cuando comenzó a atesorar todo tipo de artefactos musicales. Gracias a su carrera como actor-payaso y a sus viajes con la compañía francesa de teatro de calle Royal de Luxe -a la que fue integrado tras la presentación de "La pequeña gigante" en 2007- ha ido coleccionando instrumentos de distintas partes del mundo: ukeleles, guitaleles, cas cas y gaitas colombianas.

-Siempre estoy tratando de buscar algo de cada cultura. Me ha tocado hacer mucha música para teatro y cualquier cosa que suene me llama la atención -cuenta el actor, que también es parte de la taquillera banda Pata e'Cumbia.

Mientras viajaba por Francia con el Royal de Luxe, Nicolás Bottinelli vio algo que no había visto antes: un palo de escoba pegado a un balde, que con una cuerda sujeta de arriba hacia abajo generaba un sonido parecido al contrabajo. Entonces, cuando volvió a Chile, en un show circense de la ONG "Los payasos sin fronteras", inventó el nuevo instrumento que incluyó a su colección musical: el "contrabalde".

Pero no era el único actor fanático de los instrumentos "extraños". José Martínez además de actor, skater, ex payaso y músico, es -hace 17 años- coleccionista. De sintetizadores análogos, órganos, guitarras antiguas y acordeones. También un serrucho, que junto a una crin de caballo atada a un palo, emite sonidos parecido a los de un violín. Este serrucho es parte de la rutina de los show de José Martínez y la idea de usarlo nació cuando vio la película francesa "Delicatessen", donde el actor Dominique Pinon tocaba esta misma herramienta.

-En ese entonces yo estaba trabajando para el programa "Si se la puede, gana" y había un tipo que traía a los artistas para "Martes 13", entonces llegó un artista de circo como invitado que hacía esta maniobra. Le dejó el serrucho a este señor y él me lo regaló -recuerda el actor.

Martínez había trabajado con Cuti Aste en el 2000 con el show "Hermanos Martínez Internacional" y en el "Circo Choriflai", y Bottinelli llegó a él por medio de Michelle Augiere, director musical del Royal de Luxe, quien en 2007 los presentó.

Era cosa de atar cabos. Una vez reunidos, a José Martínez se le ocurrió bautizarse como Los Cachivaches: una mezcla entre el ingenio y las colecciones de cachureos que utilizan para tocar.


NACEN LOS CACHIVACHES. Para terminar de formar el grupo, se sumaron Martín Benavides, tecladista de Pata e'Cumbia, y Marcelo Filippi, baterista de Javiera y los Imposibles.

-Cada uno toca el instrumento con el que tiene más afinidad. La idea es que en cada canción no se repitan -cuenta Nicolás Bottinelli, quien canta y utiliza su "contrabalde".

José Martínez toca el serrucho y Cuti Aste, un órgano de bocinas junto a un monocordeo: guitarra eléctrica que suena con una sola cuerda inspirada en el documental "It might get loud", de Davis Guggenheim. Martín Benavides está en el termin -instrumento que emite sonidos sin tocarlo- y Marcelo Filippi se encarga de la batería.

Canciones como "Bésame Mucho" y "Somewhere over the rainbow" se escuchan a través de los sonidos de globos, juguetes y campanas. O de platos que al ir tocándolos se van rompiendo y el sonido se agudiza. Son como una versión 2.0 de Les Luthiers, y suenan, sorprendentemente, afinados.

-Los instrumentos tienen que tocarse con humor, que sea algo divertido -dice José Martínez-. La música está en todo. Es eterna, solo hay que hacerla.

Por el momento solo realizan covers de canciones conocidas, pero ya están trabajando en crear sus propios temas y sacar un disco.

-Todos somos unos adolescentes perpetuos -dice Cuti Aste-. Para él y la banda, solo basta con actuar, jugar o simplemente construir para sacar a relucir esa adolescencia. No se trata tanto de la música sino de cómo se hace, aunque también importa que suene bien.

No hay comentarios.: