El Mercurio
Golpeado por el paso del tiempo y los recuerdos de su brillo de antaño, el monumento histórico de calle San Diego prepara estrategias para volver a la primera línea.
IÑIGO DÍAZ
Su construcción tardó seis años y tuvo un costo de 45 millones de pesos según apunta la crónica de "El Mercurio", fechada el 19 de marzo de 1954. Era el día de la inauguración del entonces llamado Teatro Satch, sigla para la Sociedad de Autores Teatrales de Chile. El público copó las mil 170 localidades en dos plateas y palcos para ver la comedia "Qué vergüenza para la familia", de Carlos Cariola, con la compañía de Alejandro Flores, que, según cuentan, era un galán al punto de que las mujeres se peleaban los boletos para verlo actuar.
La Satch había sido creada en 1915 por un grupo de autores y actores que buscaban defender sus derechos de propiedad intelectual. Treinta años después, Cariola -uno de los fundadores- convenció a la directiva de la necesidad de contar con un espacio propio. "Aburridos de arrendar los teatros Rex, Central o Huérfanos para que se presentaran las compañías nacionales, la Satch compró un terreno. ¿Por qué en calle San Diego al 246? En el centro, uno más pequeño costaba diez veces más", cuenta el actor, autor y actual presidente de la Satch, José Luis Gómez.
Vigente como Monumento Histórico desde enero, el recinto -que pasó a llamarse Teatro Cariola tras la muerte de su ideólogo en 1960- se encuentra en un deteriorado presente. Del orgullo de sus primeros años, del esplendor en los 60 y de la categoría en los 70 solo quedan algunas fotografías y una biblioteca donde se conservan los libretos de operetas, zarzuelas y obras presentadas allí por compañías como las de Carmen Amaya, Jorge Mistral, Silvia Pinal, Silvia Piñeiro y Arturo Moya Grau.
"El teatro aguantó cuatro terremotos. No está abandonado y seguimos con espectáculos todo el año, porque la sala se arrienda a diversas compañías. Se pueden ver los montajes del conjunto Palomar de Margot Loyola, versiones de 'Jesucristo Superestrella' o espectáculos del comediante Daniel Vilches", confirma Gómez, aunque también admite que no tienen capacidad económica para solventar un repunte.
"Su infraestructura data de muchos años y hay que normalizarla", advierte Félix Allende, jefe de preinversión del Gobierno Regional, entidad a la que el teatro acudió en busca de apoyo. "No se puede generar inversión pública con instalaciones eléctricas obsoletas o infraestructura de seguridad, sanitaria o de climatización que no está al día. Hay que ajustarlas a la normativa de ingreso para discapacitados", señala.
La Satch es una sociedad sin fines de lucro, de modo que todos sus ingresos debe invertirlos en nuevas producciones escénicas, servicios básicos, gastos operacionales y sueldos de un equipo que hoy está reducido de diecisiete personas a tres. La declaratoria de Monumento Histórico, al menos, le permitió dejar de pagar contribuciones, que llegaban a los $13 millones al año. Pero los problemas económicos están a la vista.
Hay butacas maltratadas, se advierte robo de las placas recordatorias de sus donantes originales, molduras derruidas, letreros luminosos quebrados, camarines deteriorados. Incluso la sociedad arrendó espacios en los cinco pisos del teatro a un instituto profesional cuyos alumnos realizaron notorios destrozos. "Todavía no resolvemos ese tema", dice José Luis Gómez.
"La restauración del teatro está estimada en $600 millones, distribuidos en el rescate de las butacas, que es lo fundamental, el recambio de cableado y cañerías, restauración estructural de fachada, camarines e implementación técnica", dice Felipe Mesina, productor y gestor vinculado al teatro, quien desde el ángulo artístico ve con buenos ojos el futuro del Cariola.
"Hay que aprovechar el gran potencial. No solo es la sala principal. También está el Teatro Alejandro Flores, con 140 butacas, siete camarines, un piano y un gran escenario. Allí se puede abrir el abanico hacia la música. Ya estamos diseñando una programación nueva y potente, que comenzará a operar en julio y que nos permitirá volver a llenar el viejo Teatro Cariola", dice.
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