El Mercurio
La tradicional disquería se declaró en quiebra el pasado martes. Marta González, su fundadora, habla de los inicios y de la época de apogeo de la compañía que tuvo el protagonismo de la industria musical criolla.
D. Rammsy y J. Vásquez
El comienzo fue humilde, y solo Marta González confiaba que, en 1956, el negocio de la venta de discos resultaría. La esposa de Humberto de la Fuente (fallecido en 2002), dueño de un local de electrodomésticos en el centro de Santiago, insistía en una idea que se transformó en acción, y en un rincón de su tienda de Monjitas 642 se ubicó con una caja de cartón repleta de álbumes.
Así, entre lámparas y planchas, vinilos de 45 y 78 RPM de artistas como Astor Piazzolla y Los Chalchaleros se comenzaron a vender rápidamente. A los oídos de la pareja llegó la noticia de que el sello RCA Victor estaba deshaciéndose de sus discos para reducir mercadería, y decidieron comprar. Algo similar ocurría en EMI, que liquidaba su material sobrante.
La instancia era ventajosa y los precios mínimos, lo que favoreció el despegue del emprendimiento que en su mejor momento totalizó una cadena de 52 sucursales, más de 300 empleados e ingresos que se cuantificaron en millones de dólares.
"Esperaba a mi quinto hijo, tenía 24 años y quería trabajar, por eso le planteé la idea a mi marido. Yo partí llamando a los sellos para hacer la primera compra", dice Marta González, que reconoce que su sueño desde niña era ser cantante.
El sistema de tener los discos apilados en cajas gustó al público, que cada vez que entraba a una tienda se quedaba buscando algo más que un objeto material, porque la idea fuerza de González era que el negocio de la música consistía en vender sentimientos. "A la gente le encanta revisar las bateas, ahí están las alegrías, penas, amores y esperanzas", cuenta.
"En el camino iba a aprendiendo de la música. Cambié toda la historia, porque puse los discos por grupos, estilos. En la fábrica en un principio me retaron, pero yo fui innovadora para que el cliente eligiera. Así, nació la idea de las estanterías", recuerda González.
Los cantantes que alcanzaron la fama durante la denominada Nueva Ola, estrellas como Julio Iglesias, Luis Miguel (un artista que en Chile ha vendido más de 2 millones de discos) o los recientes fenómenos juveniles de boybands que llegaron en formato físico con su música a las casas del país, lo hicieron, en su gran mayoría, a través de la Feria del Disco, que cambió de nombre a Feria Mix en 2006, cuando el negocio se amplió a la venta de libros y videojuegos. Desde entonces, la venta de discos solo representaba el 50% de sus ingresos.
La empresa vivió momentos de gran prosperidad y avanzaba de la mano de los fenómenos musicales, a los que González se encargaba de cobijar. No fueron pocos los artistas que visitaron, por ejemplo, la tienda de la Feria del Disco ubicada en el paseo Ahumada, firmaron discos y compartieron con sus seguidores.
El primero fue José Alfredo Fuentes, ídolo de las quinceañeras de los sesenta, el que se fotografió en un local. De ahí en adelante se transformó en una costumbre que cada vez que llegaba un artista extranjero cumpliera el ritual de visitar una tienda.
Ahí estuvieron desde Kiss, que aparecieron sin maquillaje, a Muse, que en su primera visita a Chile compartió con una larga fila de seguidores en pleno centro de Santiago.
Pero la prosperidad no iba a ser duradera. La industria discográfica mundial se vio afectada por la tecnología, y en esta pasada, como ha ocurrido en prácticamente todo el mundo, las grandes tiendas de discos no se supieron adaptar al cambio, y progresivamente han ido desapareciendo.
La irrupción del formato MP3, la masificación de internet, el acceso a la música a través de distintas plataformas virtuales -hoy, una de las más populares es Spotify- y, sobre todo, la piratería, fueron el golpe de gracia a una industria que en su momento supo responder al cambio de formato desde el casete al disco compacto.
El pasado martes 28 de enero se les avisó a los empleados que las cortinas de Feria Mix no se volverían a levantar. Los hijos del matrimonio De la Fuente González, actuales dueños de la empresa, declararon la quiebra, y se espera la intervención de un síndico que determine los pasos a seguir en una industria que está sentenciada a seguir el mismo destino de los dinosaurios frente a las glaciaciones.
¿Dónde comprar música?
Hoy son los supermercados los que pueden ofrecer un sistema de venta parecido a lo que ofrecía Feria Mix, con los catálogos más populares del mercado.
El sello y la ticketeraLlegó el año 2006, y la compañía, que hasta el momento sólo se dedicaba a distribuir y vender música, decidió dar un paso más, diversificando el negocio hacia los libros y videojuegos y rebautizándose como Feria Mix. Pero además creó dos negocios paralelos; uno de venta de entradas para conciertos (Feria Ticket), y un sello musical propio (Feria Music).
Feria Music fue el sello discográfico de la mayoría de los artistas nacionales, como Américo, Los Tres, La Noche, Francisca Valenzuela y Luis Jara. El uruguayo Alfonso Carbone arrastró a los artistas de su sello, La Oreja, para asumir la gerencia de Feria Music entre 2007 y 2013. Tras el cierre de Feria Mix, artistas como Américo y Los Tres se enfrentan ahora al no pago de regalías por contratos históricos que tenían con la empresa.
El negocio de las entradas es otro que siempre estuvo presente en Feria del Disco. Antes de que existieran las ticketeras, el local de Ahumada vendía boletos para conciertos. Luego comenzaron a vender entradas de Ticketmaster, y más tarde pusieron Feria Ticket, su propia marca. Sara Solari fue la última gerente de la ticketera.
Hasta llegó a existir un negocio llamado Feria Kiosco, una estantería de discos en estaciones de servicio y farmacias. También Feria llegó a tener su propio programa de TV llamado "La pasión por la música". El espacio conducido por Francisco Palma se emitió entre 1998 y 2000, pasando por Canal 2, UCV-TV y Gran Santiago. Pedro Fernández, Los Nocheros, Eva Ayllón y Paolo Meneguzzi estuvieron en el espacio.
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