jueves, julio 21, 2022

Lira popular a la vista: Cuatro mil versos ya están en la red

 El Mercurio






Siguiendo el trabajo preliminar de Carolina Tapia en la Biblioteca Nacional, Humberto Olea inició la fase de datación de las liras. Ha identificado la fecha de unas 600. LIRAPOPULAR.CL


Con inteligencia artificial, el investigador Humberto Olea completó el registro de 1.200 obras en este formato de poesía desde el siglo XIX y hasta los años 50. El material se encuentra en LiraPopular.cl, pero también por encargo en ocho tomos físicos.

IÑIGO DÍAZ

“El poeta Juan Bautista Peralta (1875-1933) era bastante malo como poeta”, dice, sin anestesia, Humberto Olea, uno de los investigadores que más se ha dedicado al estudio de la lira popular en todas sus épocas. El pueta Peralta es reconocido como un ícono en la historia de la poesía de vía pública impresa en pliegos, y es quien bautizó la lira a secas, que venía de 30 años antes, como “lira popular”, parodiando a la revista La Lira Chilena, que difundía la poesía de altas esferas.


“Peralta tiene muchos errores de rima e incluso en sus versos muchas veces no llega al octosílabo de la décima. Pero sobre todo, muestra poca profundidad. No hay grandes pensamientos en su poesía”, señala Olea, calígrafo, doctor en literatura y profesor de la U. Bernardo O'Higgins, quien acaba de finalizar una investigación de cinco años: la transcripción de la totalidad de las liras que se conocen y están reunidas en archivos como los de la Biblioteca Nacional y la Universidad de Chile.


El resultado de tamaña empresa está disponible hoy en la plataforma LiraPopular.cl, que acopia unas 1.200 liras, pertenecientes a un período de gran actividad, iniciado en la década de 1860, cuando los pliegos comenzaron a distribuirse en los centros urbanos, tendidos en cordeles o voceadas por canillitas y los propios poetas con sus impresos bajo el brazo.


Eso ocurrió hasta la década de 1930, marcando la era de la lira callejera. Luego, en los años 50, fue repuesta como formato en periódicos como Las Noticias Gráficas, La Nueva Democracia y El Siglo, el más importante de todos en este caso, que publicaba textos enviados por los lectores bajo el acápite de página “Lira popular”.


“La lira era poesía, pero se basaba en noticias de la actualidad. Los poetas también eran periodistas de su época. Tomaban los acontecimientos noticiosos, los relataban y comentaban en verso octosílabo y los vendían por unas monedas. Con el tiempo fueron primando los hechos más truculentos; asesinatos, violaciones, fusilamientos. La noticia de impacto ganó su espacio. En ese sentido, la prensa no ha cambiado tanto”, reflexiona Olea.


El factor robot


Olea tuvo acceso a los principales archivos donde se custodian las liras. Comenzó las transcripciones del material publicado en periódicos en los años 50 con la ayuda de voluntarios, pero cuando debió pasar a la manipulación de las liras predecesoras, que salían diariamente desde imprentas baratas, el trabajo se hizo cuesta arriba.


“Ser calígrafo me ayudó a identificar errores y corregirlos, y entender la tipografía de estas imprentas, que además hacían un trabajo rápido y sin revisión, puesto que los poetas necesitaban contar con el material pronto para venderlo en la calle. Muchas veces, los tipos estaban mal puestos: una N minúscula puesta al revés es una U minúscula. Una P es una D”, explica.


Entonces fue que tomó contacto con la Universidad de Innsbruck, en Austria, que le entregó acceso a un servidor de inteligencia artificial. Con este logró sistematizar el registro de unos 4 mil versos dispuestos en aquellas 1.200 liras. “El funcionamiento es similar al de aplicaciones actuales, que pueden saber qué persona está en una fotografía reconociendo una cara. Aquí, la herramienta era capaz de transcribir un texto en 10 segundos”, dimensiona Olea.


LiraPopular.cl presenta un menú con los poetas y su correspondiente volumen de publicaciones. En la página de cada autor se encuentra la totalidad de sus textos. El más prolífico es Daniel Meneses, con 1.185, a los que deben sumarse los 428 de Rosa Araneda, que era su mujer a la vez que su pseudónimo.


“Daniel Meneses es uno de los más conocidos, junto con José Hipólito Cordero y Juan Bautista Peralta. Ninguno de ellos alcanzaba la profundidad y la belleza poética de Nicasio García o de Bernardino Guajardo, que murió en 1896. Vendía con su guitarra en la Vega. Lamentablemente han sido muy poco difundidos”, cierra Olea.


La serie se puede encargar por Amazon en ocho volúmenes autoeditados con la totalidad de los textos (49 dólares cada uno).

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