Peinado, bigote, traje y guitarra a la usanza de Django Reinhardt. ALEJANDRO CARBALLAL |
El Mercurio
Es uno de los últimos músicos de la bohemia de los años 50, quien dejó un legado como impulsor del jazz gitano en Chile. Aún sin sepultar, la familia se encuentra investigando las reales causas de su deceso.
IÑIGO DÍAZ
Existen dos viajes de Francisco Cabrera Sánchez que marcaron su historia. En ambos él iba con su guitarra respondiendo al llamado de Panchito, el nombre que sería su marca hasta su muerte, el 8 de julio.
En 1947 llegó a Santiago desde Antofagasta para unirse a la movida de la bohemia capitalina y en la orquesta de Armando Bonansco. Tenía 17 años. Mucho tiempo después, a sus 76, tomó otra vez la guitarra Selmer grande bouche y partió a Europa para conocer los ambientes del jazz manouche o jazz gitano. Estuvo en Suiza, Francia y Portugal, sorprendiendo a los públicos más entendidos en esa música que fue también la suya.
El clarinetista Boris Ortiz y el guitarrista Mario Pavón, dos integrantes del Santiago Hot Club, lo visitaron en el asilo en que estuvo durante dos meses en Pirque. “No nos reconoció, pero cuando comenzamos a tocar se alegró mucho”, dice Ortiz. “Nos pidió ‘Minor swing' y ‘Sweet Georgia Brown'. Y después tocamos la antigua canción ‘Los pantalones', con un arreglo suyo”, agrega Pavón.
El impacto de Panchito Cabrera en la música chilena es desconocido, pero abarca a generaciones de músicos. En los años 80 formó un dúo de guitarra y violín con el también fallecido Roberto Lecaros, emulando a esos dos héroes del jazz manouche: Django Reinhardt y Stéphane Grappelli. Así lo conocieron en 1988 los jóvenes músicos del Santiago Hot Club y lo incorporaron como solista, director musical y estrella.
Cabrera estuvo tocando en el Santiago Hot Club por casi 20 años, como un ariete en el Club de Jazz, la banda que le posibilitó divulgar ese jazz gitano. “De niño no sabía qué era esa música, pero me atraía el señor de la guitarra. Y era muy cariñoso, me trataba como abuelito”, dice el guitarrista Gabriel Feller. Federico Dannemann tuvo clases con él siendo niño; Ángel Parra lo llevó como estrella al disco “Un año más” (2007), Cristóbal Gómez lo sustituyó en el propio Santiago Hot Club y Gus Valenzuela llegó a formar un elenco de jazz gitano llamado Panchito Hot Club. “Somos muchos los que siempre vamos a tener a Panchito Cabrera como nuestro gran maestro”, dice Feller.
“Panchito encarna el espíritu y el personaje del músico de cancheo, algo que va mucho más allá del jazz”, dice el musicólogo Álvaro Menanteau. “La música de Django Reinhardt lo acompañó siempre, pero él vivió del oficio, las sesiones, los arreglos, las grabaciones, las radios: era capaz de tocar cualquier ritmo”, agrega.
Los músicos preparan una celebración en su memoria en el Club de Jazz, pero ello deberá esperar. El cuerpo del músico aún se encuentra custodiado en una morgue, a la espera de la investigación y autopsia solicitada por la familia para desentrañar las verdaderas causas de su muerte. Panchito Cabrera había llegado desde Suiza en abril. Fue ingresado a la casa Amor Eterno, donde —dicen sus hijas Cristina y Heidi— “fue abandonado, quedó deshidratado y en desnutrición. Desde Europa pedimos que lo internaran, pero nunca nos respondieron, hasta que nos avisaron que había muerto”.
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