lunes, julio 02, 2012

Cristina Gallardo-Domâs: "Mi vida era una locura que me llegó a tener enajenada"

El Mercurio


Dice que se arrepiente de haber convertido su existencia en un ir y venir de escenarios y hoteles. La soprano chilena -de vuelta al país para encarnar a Matilde Urrutia en la ópera "Il Postino" junto a Plácido Domingo- hoy está volcada a recuperarse a sí misma. Juan Antonio Muñoz H.  

Cristina volvió a estar morena y crespa. Casi afro. "Sí, me cansé de lidiar. Tengo que asumir que soy crespa. Uno siempre sueña con ser lo que no es o tener lo que no tiene. Yo tiré la esponja. Además, esto de alisarse y alisarse es una tortura eterna. Me he recuperado a mí misma", dice con una sonrisa enorme y con los ojos brillantes casi saliéndose de las órbitas. Un rostro de felicidad que casi nunca se le vio mientras triunfaba en Milán, Londres, París y Nueva York. Su carrera sin duda no termina, pero sí está en una meseta de tranquilidad: "Escojo lo que me conviene y lo que puedo hacer. Mi voz continúa desarrollándose y con eso descubro nuevas posibilidades. Pero hoy lo que más me interesa es mi propia vida".

-¿El cambio de residencia de Palmas de Gran Canaria a Valencia ayudó en eso?
"Absolutamente, aunque extraño a mis amigos, con los que mantengo un estrecho contacto. Mis hijos -Romina (casi 16) y Esteban (8)- se han adaptado bien y yo misma me he podido dedicar a mis cosas. Para los niños en estas edades es importantísimo tener a su madre o a su padre cerca. Piensa que hubo años en los que llegué a estar seis meses seguidos fuera de casa. Mi marido (el abogado Justo Garzón) hoy viaja mucho fuera de España y en otra época eso lo hice yo. También es una manera de compensar; yo tuve mi momento y ahora él tiene el suyo. En serio, Justo cedió un buen rato...".

-Hablas de "cosas mías", ¿cuáles son esas cosas?
"La pintura. Me he dedicado a la pintura abstracta; tengo mi casa llena de cuadros. Partí como autodidacta y también he tomado clases. Romina me insiste en que debo hacer una exposición. Me gusta mucho la pintura contemporánea y mi fuerte es el uso del color, de los contrastes. También la pedagogía. He estado haciendo algunas master classes y cursos de perfeccionamiento; por ejemplo, el año pasado fue a España un grupo de cantantes chilenos para un concierto en la embajada y yo los preparé durante una semana completa".

-¿Y los problemas de tu cuello que te impidieron cantar?
"Mientras no le dé la paliza, mi cuello está bien. Tuve que decidir entre una intervención quirúrgica de altísimo riesgo o cambiar de vida. Opté por lo segundo, y eso partía por no excederse en el trabajo. Un problema serio eran los escenarios inclinados, que ahora se usan en todas partes, porque obligan a un esfuerzo enorme. El clima de Valencia ha sido estupendo para mi cuello".

-¿Extrañas algo de esa vida que llevabas?
"Nada. No era vida, eso. Era una locura que me llegó a tener enajenada".

-¿Te arrepientes de haberla llevado?
"Sí, me arrepiento. Habría querido llevar el ritmo de trabajo que tengo hoy desde el principio. Lo único que uno gana es estrés y angustia. No hay tiempo para pensar qué repertorio es el más conveniente y tampoco hay descanso para las cuerdas vocales. Quiéralo uno o no, el cansancio se va notando. Y el público y los teatros no lo entienden: 'Ya no está como antes'. Un ritmo como el de ahora me ha hecho bien hasta para la mente".

-¿Qué le recomendarías a un cantante joven que emprende esto de lidiar con teatros y agentes?
"Ufff... El camino no es fácil. Hay que tener mucho cuidado con los agentes, que pueden llegar a ser como visitantes médicos que muestran al mundo el 'nuevo milagrito'.... Hay otros que son agentes y profesores de canto... y que parece que aprendieron canto en algún cursillo... Hay agentes que te llenan la cabeza de pajaritos y que te ofrecen el estrellato. Uno a veces cree que puede contener eso, y la verdad es que es muy difícil por inteligente que se sea. Las peleas con los agentes son peores a veces que los divorcios, porque las partes funden al otro en imagen y credibilidad. Y esto es recíproco".

-¿Incentivas a tus hijos a seguir una carrera musical?
"No. Si de ellos surge, pues bien. Allá ellos. Realmente, la única satisfacción real que tiene hacer una carrera internacional fuerte como la mía es el aplauso del público, que sí es algo maravilloso. Pero es muy duro constatar que no es la reacción favorable del público hacia ti la condicionante para que se mueva bien una carrera. Hay dudosos criterios y situaciones que se mezclan".

-¿Echas de menos Chile?
"Sí. Por cierto, mi familia, que es muy pequeña. Y también ¡la comida! Los sabores de Chile. En otras partes están todos los ingredientes, pero no es lo mismo que comerlos aquí. Por ejemplo, ahora mismo estoy probando una crema de choclos exquisita (restaurante Mirasoles, en calle Tenderini) y hace años que no probaba una. Es como la de mi mamá. Ni los vinos se salvan, porque si bien llegan a Europa parece que llegan allá medio mareados porque el sabor no es el mismo que el de aquí, aunque sea la misma etiqueta".

-¿Qué no te gusta del Chile de hoy?
"Mmmm... Me fui hace 22 años... No me gusta nada la nueva ley de alcoholes. Yo ahora resolví no manejar aquí, pero qué fome tener que tomar algo sola... Lo mismo cuando en España se pusieron terribles con el tabaco. Creo que es un atentado a la libertad de expresión y se atenta contra la privacidad de la población. Uno debe actuar como un adulto responsable y ya; siempre habrá quienes se pasen de la raya. Además, no se tiene en cuenta la crisis; sé que en Chile muchos restaurantes tienen problemas económicos con esto de la disminución del expendio de alcohol. Este tipo de leyes hace las cosas más difíciles a la gente".

-Tu abuela se murió recientemente...
"Era mi mayor fan. Estuvo cerca de mí toda la vida. Pero ella llegó a un punto de vida al que me tengo prohibido llegar. Ella tuvo la suerte de tener a su hijo (mi papá), cuidándola hasta el último segundo, lo que es una maravilla. Los niños de hoy son distintos y con esto de la independencia se olvidan rápido de los mayores. No me gustaría que mis hijos se llevaran peleando... '¡Encárgate tú de la vieja ahora....!'. Mientras yo esté con mis cinco sentidos, ni un problema. Después, 'mejor muerta que sencilla', como dice la canción".

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